Walt Disney

 

 

Pionero de la animación cinematográfica en los Estados Unidos, creador de personajes que han fascinado a varias generaciones y fundador de un imperio del espectáculo y del ocio, Walt Disney es una de las figuras más exitosas y más discutidas en la historia de la industria cinematográfica. Pero incluso quienes han intentado superar su temática conservadora o su estética edulcorada, se han visto obligados a imitar ese estilo que él implantó en el gran público como consustancial al género de dibujos animados.

Durante la infancia de Walt su padre ejerció diversos oficios, desde carpintero a granjero, trasladándose de un sitio a otro hasta recalar en Kansas City. Allí organizó una red de distribución de periódicos, con la activa participación de sus hijos. A los catorce años Walt siguió sus primeros estudios formales de dibujo y pintura, que interrumpió a los dieciseis para ofrecerse como voluntario a la Cruz Roja y conducir ambulancias en Francia y Alemania durante la Primera Guerra Mundial. De regreso a Kansas en 1919, el joven Disney realizó algunos trabajos eventuales para agencias de publicidad, donde conoció al dibujante Ub Iwerks. Ambos fundaron un pequeño estudio de diseño, en el que realizaron sus primeras experiencias en cortometrajes animados. Tras ser defraudado por un distribuidor, Disney se marcha desanimado a Hollywood, con su hermano Roy. Éste actuará desde entonces como su representante y administrador, y es sin duda el artífice de la buena fortuna comercial del primer personaje arquetípico de Disney: el ratón Mickey. El notable éxito de los cortos protagonizados por Mickey llevó a la rápida aparición del Pato Donald, el perro Pluto, Goofy, los Tres Cerditos y otros animales parlantes y humanizados, a la manera de las fábulas tradicionales, pero en aventuras contemporáneas de comicidad dinámica y directa.

En 1935 Disney y sus colaboradores inician la laboriosa realización de su primer largometraje animado, Blancanieves y los siete enanitos (1937). La calurosa acogida de este film inicia una serie de grandes éxitos que encabeza Fantasía (1940), con su aureola de creatividad y cultura dirigidas al gran público. Los estudios de Disney estrenan otros tres largometrajes en dos años: Pinocho (1940), Dumbo (1941) y The Reluctant Dragon (1941), ciclo que se cierra con Bambi (1942), verdadero prodigio de animación naturalista. La productora siguió creciendo y creando sin parar, bajo la vigilancia económica de Roy y la dirección artística de Walt, que en realidad ya apenas dibujaba algún esbozo. Su tarea se centraba en discutir y aprobar guiones y bocetos, dar algunas ideas y coordinar y controlar todos los aspectos de la producción, a cargo de decenas de dibujantes y animadores. En las dos décadas siguientes los estudios Walt Disney producen 55 títulos, incluyendo films con actores reales y varios documentales, siempre desde una ética y una estética dirigida al llamado público familiar. En esa abundantísima producción destacan excelentes cintas de animación con el sello de la casa, como La Cenicienta (1950), Peter Pan (1953), La dama y el vagabundo (1955) y la muy aclamada La bella durmiente (1959). Disney moriría unos años más tarde, llegando aún a producir otros éxitos, como 101 dálmatas (1961), en la animación, y Mary Poppins (1964), protagonizada por Julie Andrews. Mientras su cuerpo se conserva congelado a la espera de una eventual resurrección, la empresa de Walt Disney ha seguido creciendo y diversificando sus actividades, sin abandonar el liderazgo mundial en la producción de largometrajes animados. A lo largo de toda su carrera Disney y sus colaboradores, entre documentales, cortometrajes y premios especiales ha ganado más de 30 Oscars.

 

 

 

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