Artículo sobre MVLL publicado en La República.

Enviado por ex-cadete Javier Farje XXVIII


Desde Chile revelan datos de paso de Vargas Llosa por el Leoncio Prado

Desde Santiago de Chile, y con el título Libro relata la dura experiencia de Mario Vargas Llosa en un colegio militar, la edición virtual del diario La Tercera publicó ayer un extenso artículo que revela datos sobre el comentado paso del laureado escritor nacional por el colegio Leoncio Prado, así como acerca a los lectores a un nuevo libro que se está escribiendo sobre el mejor prosista vivo peruano. El artículo aquí consignado es del periodista Cristóbal Peña.

Cuando en 1964 Mario Vargas Llosa publicó su primera novela en Perú, varios de sus ex compañeros de la séptima promoción del colegio militar Leoncio Prado se sintieron traicionados. Varios otros, que también pasaron por ahí, derechamente entraron en ira y reclamaron venganza.

Varguitas, ese antiguo cadete que pasó sin pena ni gloria por el internado militar limeño, contaba con lujo de detalles las crueldades que se cometían ahí. Un sistema de perversión y salvajismo en que los alumnos aceptaban las formas más oprobiosas de violencia.

Eso, ficción aparte, revelaba La Ciudad y Los Perros, una "enciclopedia de mentiras" escritas por un "extremista", según dijeron entonces antiguos alumnos reunidos en asamblea extraordinaria para tratar el caso.

Y no sólo eso. Lo trataron de traidor, comunista y maricón, y pidieron que el libro fuese prohibido. Uno, más impetuoso, tuvo una ocurrencia: apedrear las vitrinas de librerías que osaran exhibirlo.

Cuarenta años después de su publicación original (en España salió en 1962, un año antes que en Perú), un periodista peruano indagó el trasfondo de la novela. Qué había de verdad y ficción en el relato. Quiénes eran realmente sus principales personajes. Cómo, en definitiva, era el cadete Vargas Llosa y la manera en que influyó esa experiencia en su vida y en su obra.

"Más allá de la anécdota, su paso por ahí tuvo una influencia capital en él. En lo ideológico, influyó mucho en la posición de rebeldía que tomó respecto al militarismo, las dictaduras, la fuerza desmedida. En lo literario, ese encierro le dio tiempo para leer y escribir muchísimo", dice Sergio Vilela, autor de El Cadete Vargas Llosa, libro de investigación que en mayo será publicado en Chile.

Vilela se propuso rastrear a los 352 alumnos de la séptima promoción del Leoncio Prado. Entre esos 352 estaba el cadete Vargas Llosa, un muchacho de 13 años, algo tímido y flacuchento, que en 1950 se matriculó en el internado militar.

Ese año, el futuro escritor fue perro, nombre que en jerga castrense se les daba a los alumnos de Tercer Año, y como tal, tuvo su bautizo de iniciación por parte de los cadetes de Cuarto.

Dos de ellos se pararon frente a él y le dieron, a su turno, fuertes golpes de puño en el brazo. "¿Quién pegó más fuerte?", lo interrogaron. "¡Usted, mi cadete!", respondió el novato, escogiendo a uno de los dos verdugos al azar. Y el otro, haciéndose el ofendido, volvió a golpearlo, intentando superar la marca anterior. "¿Y ahora?", consultaron. Y ahí el cadete Vargas Llosa cayó en la cuenta que daba lo mismo a quién eligiera. Siempre habría un ofendido. Ese era el truco, y de esos el escritor conoció varios, durante sus dos de instrucción militar.

HEROE DEL PACIFICO

El rito de iniciación al que fue sometido no aparece en La Ciudad y Los Perros. Se lo contó Vargas Llosa a Vilela, sorprendido de que un periodista investigara en los hilos de realidad que hay en la novela.

Agradecido por las noticias que Vilela le traía de ex compañeros a los que no veía hace 50 años, le contó más. Que fue sometido a torturas y vejaciones, que aprendió a sobrevivir en la lógica militar, que peleó como perro con otro perro.

En el fondo -concluye Vilela en un artículo sobre su libro, publicado en la revista peruana Etiqueta Negra- el autor de Conversación en la Catedral terminó mimetizado con el sistema de "vida darwiniana en la que vencía el más fuerte". Pero la mayor recompensa que obtuvo el periodista fue otra. Vargas Llosa le reveló quiénes en realidad habían sido Jaguar, Esclavo y Poeta, tres de los principales personajes de la novela.

Estuardo Bolognesi, Jaguar, era nieto de un héroe de la Guerra del Pacífico que defendió el morro de Arica hasta morir. Y como en la novela lo establece, se caracterizó por su crueldad y mediocre rendimiento escolar.

Bolognesi no pudo testificar ante Vilela: murió hace años, al enterarse de que su hijo había pedido abandonar el Leoncio Prado. Esclavo, su mayor víctima, está vivo, se llama Alberto Lynch y reside en Houston. Y claro, Poeta es Vargas Llosa, que tuvo la habilidad de encontrar un lugar intermedio entre ambos personajes.

"El cadete Vargas Llosa es una persona bastante cauta, muy observadora y hábil para estar en el medio, sin destacar demasiado, ni dejarse pisar los talones", define el periodista, destacando la perspectiva con que el novelista recuerda hoy esa experiencia del pasado del narrador.

Si al escribirla tenía rencor, hoy lo toma con soltura y humor, llegando incluso a valorar su paso por el Leoncio Prado.

"Después de tantos años -intuye Vilela-, le causa un poco más de ternura esa época. Dice: "sí, finalmente no fue tan malo el colegio, leí mucho". Han transcurrido 40 años desde que se publicó La Ciudad y Los Perros y su autor -ni sus ideas políticas- son los mismos.

En ese entonces, al enterarse de que los altos mandos del Leoncio Prado quemaron en el patio del colegio 1.500 ejemplares del libro no le sorprendió demasiado. Los conocía. "Bueno -se limitó a comentar-, pues al menos ahora me doy cuenta de que ya leen".

Personajes claves de la novela La Ciudad y los Perros transcurre dentro de un colegio militar, dominado por una agrupación clandestina de estudiantes, llamada "el círculo", que controla todo lo que pasa dentro de la institución.

El primer día, dentro del colegio, los alumnos nuevos son abusados brutalmente por los más antiguos; a los recién llegados les llaman perros y los hacen actuar como tales.

Todos son humillados menos el Jaguar. El se enfrenta a sus adversarios y se establece como el más temido de los estudiantes militares. Llega a ser el líder principal y todos dentro del colegio lo respetan.

Una de sus víctimas es Ricardo Arana, apodado el Esclavo. Su alias lo convierte en un eterno subordinado. En tanto, Alberto, el Poeta, que está basado en experiencias del propio Vargas Llosa, corresponde al opuesto del Esclavo, ya que no permite que lo intimiden.