Red Nacional de Investigadores en Comunicación

III Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación
"Comunicación: campos de investigación y prácticas"


DE LA TELENOVELA A LA TELENOVELA

Una indagación sobre los sistemas de géneros que construye el metadiscurso periodístico

Autores: Gastón De Lazzari, Rolando Martínez Mendoza y José Luis Petris.

(Colaboraron en la investigación: Rosa Gómez y Claudia López Barros.)

Vivimos un estilo de época que innumerables veces ha intentado ser descripto. Se coincide en la idea de que nos gobierna un estallido e intersección de géneros discursivos. Un paso antes de esta aseveración, describiendo sólo escenas parciales de este momento estilítico, se ha mostrado recién cómo el género telenovela ha procesado y asumido la época. Ahora queremos detenernos no tanto en la persistencia de rasgos en sus títulos sino en la persistencia de la propia clasificación telenovela.

El género al igual que el estilo son clasificaciones sociales de textos. Los diferencia el hecho de que la primera es estable y consensuada por una cultura en el mismo momento en que se realiza, mientras la estilística sólo suele conseguir consenso y estabilidad en perspectivas históricas. Así pensado queda en evidencia el peso del metadiscurso en la conformación, aceptación y circulación social de estas clasificaciones. Todos nuestros trabajos sobre telenovela han partido del metadiscurso social: nuestro objeto de estudio fue lo que la sociedad dice que es telenovela. Pero los metadiscursos sobre los mismos textos varían. Luego varía, o puede variar, la clasificación del mismo conjunto de textos. Lo que nos importa retener aquí es el concepto de "vida social del género" como resultado de sus fenómenos metadiscursivos, metadiscursos que lo sostienen como clasificación estable, lo modifican y eventualmente lo abandonan "decretando" su muerte.

 

Esta importancia de los metadiscursos no sólo en la clasificación de un texto en un género particular sino también en la génesis y constantes redefiniciones que sufre/goza todo género en su vida social es la que guía el siguiente análisis.

Entre los metadiscursos sociales ocupa un lugar importante el periodístico si lo pensamos como validación-expansión y/o generación de lo que la sociedad dice/se dice fuera de los circuitos mass-mediáticos. En él nos detendremos para revisar cómo actualmente clasifica la sociedad argentina los textos televisivos narrativos seriados de periodicidad diaria (hemos acotado a los textos de producción argentina, originales y reposiciones, y en el último caso hemos incluido aún aquellos que originalmente hayan tenido una periodicidad no diaria).

La televisión argentina ha acompañado cada vez más a la tradicional telenovela con textos narrativos de igual formato pero distintas características. La irrupción y asentamiento de estos textos lógicamente ha alterado el ordenamiento de los textos narrativos televisivos, también ha ensayado y desechado algunas clasificaciones genéricas. Un lugar privilegiado para observar estos movimientos son las programaciones televisivas que publican los diarios. Un movimiento inmediatamente posterior del trabajo será cruzar el actual ordenamiento genérico con los principales rasgos textuales de los títulos así clasificados.

Hemos analizado los últimos cinco años (1993-1997), y tomado dos momentos previos a modo de casos comparativos (1984-1986 y 1989-1990); todos estos años pertenecen a la televisión argentina posdictadura. El corpus fue armado con las programaciones televisivas de una semana de cada año en cuatro de los principales diarios de la Argentina (por ventas y por ser referentes periodísticos): Clarín, La Nación, Ambito Financiero y Crónica. Las semanas fueron seleccionadas al azar de meses preseleccionados, también al azar, pertenecientes al momento anual de programación televisiva estable: mayo, junio y julio. De cada semana seleccionada se revisaron los programaciones de cada día a fin de registrar movimientos en la clasificación de los títulos aun en un mismo diario. El resultado de este relevamiento lo hemos sintetizado en dos gráficos que sólo tratan mostrar movimientos y tendencias generales y en ningún caso el mapa exacto de algún año o mes en particular. De ellos queremos destacar:

 

a) cantidad de títulos narrativos de emisión diaria

Desde el año 1994 se registra un sostenido crecimiento de títulos simultáneamente emitidos. En 1997 encontramos la mayor cantidad dentro del período.

b) consenso en la clasificación telenovela

La telenovela no discutida de ser telenovela tiene en términos absolutos un crecimiento importante en 1997 luego de un fuerte descenso y meseta en los valores más bajos durante 1995 y 1996.

 

c) cantidad de títulos con clasificación telenovela

Salvo 1994, de muy pocos títulos narrativos diarios, y 1989, momento de ahorro energético, en cada año como mínimo 6 títulos merecieron, no siempre con consenso, la clasificación telenovela. Este 1997, al igual que en el año 1990, el número asciende a 8.

 

d) clasificación telenovela en términos relativos

Comparada con las otras clasificaciones utilizadas (telecomedia, juvenil, de formato, etc.) el rótulo telenovela muestra una lenta pero aparentemente firme recuperación luego de una abrupta caída en el año 1995.

Primer comentario

 

La primera impresión que tenemos sobre 1997, ratificada por los títulos narrativos sobre los que más se habla que son telecomedias, es que no estamos frente a un año de telenovelas. Sin embargo no podemos ratificar esta "sensación" en las clasificaciones de las programaciones de los diarios, allí encontramos casi lo contrario. Sí podemos hipotetizar el porqué de la "sensación" en el crecimiento de la cantidad de títulos narrativos diarios y en la ausencia de un éxito de ráting para alguno de los títulos clasificados como telenovela. Podemos también agregar que algunos de los títulos aceptados dentro del género muestran rasgos no tradicionales en él, como puede ser la estructura narrativa articulada alrededor de un grupo o comunidad (más propio de la soap-opera) y no sólo alrededor de un triángulo amoroso.

 

 

e) consenso en la clasificación telecomedia

Otra "sensación" es la idea de telecomedia disputándole espacios y éxito a la telenovela. En 1997 el caso testigo es "Naranja y media", ciclo pensado para el verano que por su éxito de audiencia se extendió a todo el año en la competitiva franja de las 21.00 hs. (ya se habla de su continuidad también durante 1998). Las programaciones televisivas de los diarios confirman esta segunda "sensación", aunque muestran que recién en 1997 podemos encontrar consenso en la clasificación telecomedia para títulos diarios. El único antecedente en nuestro corpus lo tenemos en 1985 pero para un sólo título ("Gente como la gente").

f) cantidad de títulos con clasificación telecomedia

También aquí ratificamos la segunda "sensación". En los últimos años podemos ver que la clasificación se depositó en 1993-0 títulos, 1994-1 título, 1995-4 títulos, 1996-5 títulos, 1997-7 títulos.

 

g) clasificación telecomedia en términos relativos

Telecomedia recién desde el año 1995 le disputa en términos relativos espacios importantes a la telenovela. Sin embargo, a contrapelo de la segunda "sensación", desde ese año parece ir perdiendo terreno frente a ella; la tendencia es leve pero en principio sostenida.

Segundo comentario

Debemos incluir un dato: 1993 y 1994, años casi sin telecomedias de emisión diaria, son años con un número muy importante de telecomedias de emisión semanal. Luego la irrupción de la telecomedia en la escena diaria de la telenovela a partir de 1995 podemos asociarla a la pérdida del horario nocturno que fue experimentando desde esa misma fecha y a la obtención del formato diario antes casi totalmente dominado por la telenovela. "Naranja y media" parece así el retorno a los horarios nocturnos de la telecomedia pero con el formato diario que comenzó a disputarle a la telenovela en el horario de la tarde.

 

Por otro lado, si tomamos a 1995 como el año del "desembarco" de la telecomedia en los terrenos de la tarde de la telenovela, desde ese año la telenovela parece ir luchando e intentando reconquistar, no sin esfuerzo, su espacio. Es en este sentido como debe leerse el crecimiento de la cantidad de títulos con la clasificación telenovela y su recuperación en términos relativos frente a la telecomedia desde 1995.

Antes de comparar estos datos y tendencias con algunos rasgos textuales de los títulos, resulta interesante leer de los gráficos los siguientes movimientos:

 

h) falta de consenso clasificatorio

Podemos observar en nuestro corpus: poca "confusión" en los primeros años de televisión posdictadura, dominados casi exclusivamente por la telenovela; "confusión" acotada entre 1989 y 1994; alta "confusión" en los últimos tres años aunque perdiendo terreno en 1997 ante el consenso obtenido para algunos títulos, hecho casi sin antecedentes, por el rótulo telecomedia.

 

i) clasificaciones infantil y juvenil

La utilización de las categorías infantil y juvenil, en forma aislada o acompañando a los rótulos telenovela o telecomedia, lo encontramos presente durante casi todo el período analizado alcanzando un pico en el año 1989 y luego retrocediendo hasta su mínima expresión en 1997.

 

j) relación clasificaciones teleteatro/telenovela

En términos relativos, es pronunciada y estable la caída del rótulo teleteatro frente al de telenovela. La mayor presencia del mismo puede observarse hoy en la prensa popular, la prensa de carácter más conservador, la menos permeable a los cambios.

 

k) clasificaciones no televisivas

Va teniendo espacio en los últimos años la clasificación novela para la que hemos denominado aquí genéricamente telenovela. La utilización de esta clasificación no televisiva para la telenovela se corresponde con la utilización para citar a la telecomedia también de una categoría no televisiva: comedia. También tiene correspondencia con la utilización de categorías sólo etarias, "infantil" o "juvenil", aunque en este caso de aparición algo anterior y en retroceso.

 

Descripción de escena (bosquejo)

 

Por todo lo dicho 1995 parece ser un año clave. "Año desembarco", nos animamos a llamarlo, de la telecomedia en los territorios de la tarde hasta ahí dominados casi a voluntad por la telenovela. Pero esta irrupción de la telecomedia se materializa primero en "confusión" para clasificar a los títulos; recién en 1997 hay consenso en este rótulo para algunos programas. Mientras tanto la telenovela se resiste: la clasificación recupera cantidad de títulos y recupera lentamente posición en términos relativos frente a la telecomedia.

 

 

Hemos anticipado el cruce de estos datos con rasgos textuales de los títulos. Y es aquí donde los años del "desembarco" muestran dos movimientos:

- el primero ya lo describimos, de la "confusión" general inicial a la delimitación clara de límites entre la telecomedia y la telenovela (siempre hablamos desde las clasificaciones de las programaciones televisivas de los diarios)

- el segundo surge del análisis de rasgos. Hay rasgos clásicos de la telenovela que se encuentran, y se reconocen, cada vez más en títulos no clasificados como telenovela. Revisamos esto. El caso testigo "Naranja y media" es el mejor ejemplo.

 

"Naranja y media", sustentado en el éxito de audiencia, obtuvo una atención importante por parte del periodismo. Mucho se ha escrito sobre ella (telecomedia para todas las programaciones de los diarios), en especial sobre su eje articulador: la bigamia. En esta preocupación y/o atención metadiscursiva se pone en evidencia un triángulo amoroso que es clásico en el género telenovela. Es cierto, a este triángulo amoroso le falta un villano. O si se quiere, los actantes han sido perversamente reubicados: de la tríada galán - heroína - villano/a antropomórfico pasamos a la tríada galán - heroínas - villano: el amor. Este nuevo triángulo amoroso parece irresoluble en los términos del final feliz clásico de las telenovelas; pero también en los términos amables de los cierres de las telecomedias. Además este triángulo, irresoluble y perverso, le adosa a los tonos de comedia de enredos que en sí provoca el dramatismo de un juego de relaciones sostenidas en sentimientos genuinos que no pueden imaginar un cierre feliz, por lo menos dentro de nuestra cultura. "Naranja y media", telecomedia jamás dudada de serlo según las programaciones, presenta así un triángulo amoroso y rasgos dramáticos (trabajados en clave melodramática) propios del género telenovela. Es así que si revisamos otro metadiscurso periodístico podemos hallar que por momentos, en forma inestable, se cite a "Naranja y media" como telenovela.

 

No es el único caso. Si revisamos la evolución del programa "Chiquititas" vemos que en 1996 era catalogado según su formato (tira) o como telecomedia. En 1997 recibe indistintamente las categorías telecomedia y telenovela. El cambio puede ser puesto en relación con la afirmación en su trama de, aunque sólo como una de sus historias paralelas, de una dificultosa relación de pareja. Relación, que aunque en muchos momentos sea postergada con respecto a las historias infantiles y juveniles que construyen al texto, parece imponerse por su continuidad.

 

 

Descripción de la escena (¿terminada?)

 

- Primeros años de la televisión posdictadura, dentro de los textos narrativos seriados de periodicidad diaria la telenovela reina los territorios de la tarde. Monarca fuerte consigue expulsar invasiones aisladas de la telecomedia (ejemplos: años 1985 y 1990).

- 1995 "año desembarco" de la telecomedia en los territorios de la tarde hasta ahí dominados casi a voluntad por la reina telenovela quien se repliega.

- A partir de 1995, primero "confusión" en la clasificación de títulos (recién en 1997 hay consenso en el rótulo telecomedia para algunos programas). La telenovela se resiste.

- Después identificación de límites en el metadiscurso clasificatorio entre telenovela y telecomedia pero "confusión" de rasgos: características de la telenovela irrumpen en las "asentadas" telecomedias. La telenovela lucha en los campos de la telecomedia.

 

 

Actualidad de los combates de la reina telenovela contra la invasora telecomedia

 

Detenernos en esta descripción de los espacios que van ocupando la telenovela y la telecomedia en la televisión argentina en los últimos años resulta para nosotros una buena ejemplificación de los movimientos de los sistemas de géneros que se hacen cargo de determinados lenguajes. En este caso del sistema de géneros narrativos seriados de periodicidad diaria en el lenguaje televisivo.

De aquí queremos destacar: el constante movimiento de estas organizaciones de géneros, sus acomodomamientos y alteraciones en el transcurso del tiempo; también su carácter sistémico en cortes sincrónicos, con, según el momento, áreas de mayor o menor "confusión" clasificatoria. Nos resulta además interesante ver que cuando existe "confusión" predomina la falta de consenso acerca del casillero de género "correcto" y no la ausencia de clasificación, ni tampoco la apelación a categorías de formato.

 

También queremos destacar, ya más centrado en el género telenovela, cómo éste fue predominante durante los primeros años posdictadura (siempre entre los textos narrativos seriados diarios) y cómo ahora, con predominio discutido, se convierte en suerte de género fondo cuando analizamos a la telecomedia como figura.

 

Otro aspecto sobre el que queremos volver es el peso del metadiscurso en la vida social de los géneros. ¿Qué es la telenovela? lo ha respondido la sociedad. Pero esta formulación en suerte de tiempo presente histórico esconde varias respuestas distintas a la misma pregunta según cuándo esta es formulada. Sintetizando, ¿Qué fue la telenovela y qué es hoy la telenovela? son dos preguntas que, la primera la ha contestado, y la segunda la está contestando la sociedad. Las respuestas son distintas. Hemos pasado entonces de la telenovela a la telenovela.

 

El análisis textual trata de caracterizar aquello que la sociedad clasifica. De esta manera la primera ponencia ha sintetizado alcances de nuestra indagatoria sobre cómo son los textos que la sociedad llama telenovela y ha intentado ordenarlos según variables estilísticas que por su naturaleza son de difícil consenso contemporáneo a sus operatorias. La primera ponencia ha avanzado así de la telenovela a las telenovelas.

 

Este segundo trabajo ha tratado de mostrar, con el análisis centrado en el metadiscurso periodístico: cómo el rótulo telenovela se deposita hoy en textos que antes no eran así llamados; cómo la telenovela hoy parece querer "apropiarse" de textos con rasgos no tradicionales en el género; cómo se ha replegado frente a textos catalogados como telecomedias pero que cada vez más incorporan rasgos clásicos de la telenovela y que por ello, tal vez en lugares todavía marginales, son nombrados telenovelas.

 

También podemos agregar aquí una referencia a la utilización de la metáfora telenovela (o novela) para describir dilatados procesos sociales. En el campo deportivo los pases de jugadores que se hacen y luego no y luego tal vez son para los diarios, casi sin excepciones, telenovelas. Pero también procesos más dramáticos pueden recibir el mote, en estos casos degradando no tanto el hecho como su tratamiento. La telenovela ocupa así espacio en otros ámbitos informativos, como "fondo". Queda en pie el análisis de cómo esta apropiación del rótulo no le "devuelve" a la telenovela elementos originalmente ausentes en ella y sí presentes en el hecho social metaforizado.

 

En definitiva, hemos querido empezar a confirmar una sospecha: la sociedad no llama telenovela a los mismos textos que antes; o mejor, no solamente llama telenovela a textos con las características de las telenovelas de antes.

 

Nuestra descripción de los movimientos en las clasificaciones genéricas de las programaciones televisivas de los diarios ha tenido entonces un ojo siempre puesto en un horizonte que no es la graciosa "batalla" entre la telenovela y la telecomedia sino el mucho más interesante pasaje de la telenovela a la telenovela.


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