¡ HAZAÑA DE CRISTAL !

26 de Marzo de 1996

Y de pronto, toda la alegría contenida, toda la emoción escondida por setenta y un minutos explotó. Fue Julinho el gran culpable, aquél que había errado casi toda la noche, que se comió un gol increíble a los 28 minutos por apuntar a un fotógrafo y no alarco rival. El brasileño se acordó de su viveza, de su innata picardía, de esa clase copera que el año pasado puso a Sporting Cristal a un paso de la semifinal y con un toque nunca más oportuno, puso el tercero, definitivo, esperado, final.

Y aunque los calculadores digan, con los fríos números a su lado, que este 3 a 3 no le sirve de mucho (el ganador se lleva tres, de tal forma que anoche como local perdió dos) con esa garra enorme que mostró el bicampeón en la segunda etapa, basta para aguardar el futuro con la frente en alto y esperar lo que pueda pasar en los siguientes partidos.

La escuadra celeste tuvo el suficiente coraje para levantarse de un 2 a 0 adverso, que después fue 3 a 1, para conseguir un empate, que pudo transformarse en un 4 a 3 de no creer si el propio Julinho o Zegarra no hubieran errado tantas ocasiones frente a Claudio Flores. El arquero se vió envuelto en el desconcierto final, porque comenzó a perder todas las pelotas que llegaban a su valla, desdibujando aquella imagen de imbatibilidad que había dejado frente a la "U".

Peñarol, al igual que lo hizo frente a la "U", se mostró como un cuadro solvente y con mucho oficio, y aprovechó las oportunidades que se le presentaron para anotar los tantos que parecía que definían el cotejo. Pero los uruguayos encontraron esta vez un rival mucho más cuajado, y con hombres muy veloces y habilidosos, y poco a poco su dura defensa se fue desmoronando, impotente para controlar los peligrosos y continuos avances que proyectaba la persistente ofensiva bajopontina.

GRAN CAMBIO

Repasando como jugó la noche de ayer Sporting Cristal, nos resistimos a pensar que haya sido el mismo equipo soso, calmo y medio tristón que fuera presa fácil de Universitario en el debut de esta edcición copera.

El fútbol a ras, de toquecitos fulgurantes, de velocidad al tope, conmovió a los duros zagueros uruguayos, que pronto empezaron a sufrir las consecuencias de no tener una cintura bien aceitada para contener las zigzagueantes arremetidas de los ágiles delanterso celestes.

EL PARTIDO

En la primera etapa, Cristal fue un equipo pálido. Su juego, más efectista que efectivo, había sucumbido al influjo del toque simple, pleno de belleza, de Pablo Bengoechea, amo y señor de la mediacancha gracias al invalorable apoyo de una defensa que se movía con inteligencia.

Salvo un zurdazo de Zegarra que pasó cerca del travesaño y un error de Julinho frente a la valla de Flores, el bicampeón había hecho poco ofensivamente. Peñarol, en cambio, llegó tres veces, y en dos de ellas Marrou tuvo que ir por la pelota al fondo del arco.

Peñarol, tocando bien y jugando al pelotazo largo, abrió la cuenta a los 15 minutos. Bengoechea combinó con Magallanes, Prado y Soto se quedaron parados y el atacante aurinegro los pasó a velocidad. Cuando salió el arquero definió sin excesos clavándola lejos.

Cristal se fue desesperadamente en busca del empate. Y justo en esos momentos llegó el segundo tanto uruguayo. Otra vez Bengoechea, ahora por izquierda. Tocó con Aguilera, éste se la devolvió y Pablo, solito ante el sacrificado Marrou, únicamente tuvo que levantar el balón ligeramente. Una belleza.

No es novedad, pero hay que decirlo porque en Cristal parece que nadie lo entiende. La defensa volvió a fracasar. A la desesperante lentitud de Soto y Asteggiano, se sumó la desubicación de Prado y la falta de reflejos de Garay.

El encuentro parecía definido, pero el técnico Carbone realizó dos cambios decisivos en la etapa final. Hizo ingresar a Alex Magallanes para iniciar el segundo tiempo en lugar del zaguero Prado. Con Alex en la cancha, el "Chorrillano" encontró la luz que le había sido esquiva durante toda la primera etapa.

Cristal se fue con todo sobre el área uruguaya, y a los 6 minutos Ricardo Zegarra, quien fue el zaguero más peligroso del Cristal, descontó ventajas luego de un centro de Solano que manoteó Flores. Cinco minutos y se hizo la luz. Es lo bueno de la esperanza, sólo basta un gesto y todo se transforma. Zegarra hizo el trueque: tristeza por alegría, caras largas por puños apretados, para arrojar vibraciones positivas a la cancha. "Y gol, y gol, y gol, Zegarra aprovecha una falla del portero Flores y lanzándose al piso, la añade en el arco de Peñarol. Dos a uno y puede venir el empate", la radio saltaba en las manos. El corazón en el pecho. La gente en las gradas.

Pero cuatro minutos después José Soto tuvo una falla garrafal. Va mal a la cobertura y se escapó libre el marcador de punta Tais. El uruguayo emprende la arremetida en solitario y ante la tardía salida de Marrou, la sombrea para el tres a uno.

Carbone se jugó todas sus cartas a los 14 minutos del complemento cuando envió a Julio Rivera en lugar de Pinillos que había quedado lesionado. Cambió entonces, por completo, la faz del encuentro. El ingreso del "Coyote" le otorgó velocidad por la derecha y otro hombre de penetración. Junto a Magallanes empezaron una tarea de demolición, abriendo brechas entre la dura defensa uruguaya. Comenzó a crecer Roberto Palacios, apareció Julinho, levantó su juego Solano, y entonces Cristal fue el gran dominador del encuentro.

A los 24 minutos del complemneto una mala salida de Flores permitió el segundo gol de Cristal anotado por Zegarra. El tiempo había fulminado la calma cuando el delantero pescó el balón en el aire. Mírenlo que gira para el cabezazo y miren esas redes cómo se mecen con la alegría celeste. El árbitro se pone la pelota bajo el brazo y riega una mirada de malo a los de Peñarol. Entonces corre hacia el centro del campo, llevándola como un trofeo, casi como una estatuilla sagrada. Todo Cristal iba tras él, ofreciéndole breves festejos al paso. Se había anotado el segundo tanto y otra vez el empate estaba cerca. Mientras allá arriba, el cemento ruge de pasiones y la gente tiene el alma en la boca como una goma de mascar.

El corazón también corre, se apura, empuja y canta. Porque un instante antes habíase anotado el segundo de Cristal en medio del barullo de camisetas aurinegras. Porque no todo estaba perdido. No señores. "Juega, juega Cristal, que tenemos que ganar", el grito era un contagio saludable.

"Gooooool, 23 minutos del complemento, Zegarra, Zegarra, Zegarra. Tres para Peñarol, dos para Cristal.", las radios chillaban de emociones. Vamos vamos que hay tiempo para más. Zegarra, el que llegó invitado de último minuto a este equipo, pelea, manotea con los uruguayos (desesperados, inquietos, enajenados), para quitarles la pelota. "Suéltala, carajo". Y nada, sólo ganas de bronca, su bronca. Hasta que se acerca el árbitro. Mirada de malo. "Aquí nadie me demora el juego". Y se la lleva bajo el brazo para que la historia continúe. "Juega, juega Cristal...", revienta el cántico. La historia siguió su curso teñida de celeste.

Finalmente los esfuerzos titánicos del cuadro celeste tuvieron su premio a los 27 minutos, cuando luego de varios remates sucesivos, Julinho concretó el empate y enloqueció las tribunas. Fue el bendito gol. Corrían 25 minutos en el reloj del alma y Julinho recoge una pelota que no pudo rechazar de la raya el grandote Aguirregaray, y le pega con todo para vencer al guardapiolas Flores.

Entonces, se libera el murmullo gigante de la felicidad y las imágenes estallan por todos lados. Abrazos, manos que se aprietan, labios que no callan palabras que no suenan malas. ¡ El gol, simplemente el gol del empate, carajo ! No todo estaba perdido. Y era cierto.

El equipo ya era otro. Sacudidos de la impresión ingrata del tercero de Peñarol, se echó a jugar. Quizá con menos orden, quizá con más intuición y ganas. Ahora el equipo copaba más, corría, empujaba, se olvidó de la orfandad en la que a veces queda su defensa. Asteggiano implacable arriba, sacó del área a De Los Santos (tarea cumplida), pero regalaba su cintura por bajo. No importa, le puso muchas ganas. "Juega, juega Cristal...". Y llegaron los goles en tropel.

Así Sporting Cristal consiguió un heroico empate a tres goles por lado con Peñarol de Montevideo, y le devolvió al futbol peruano las esperanzas de recuperación que ya parecían perdidas en esta nueva edición de la Copa Libertadores.

Con este resultado, Peñarol sigue comandando la tabla del Grupo II de la Copa Libertadores, y aunque sacó cuatro puntos como visitante, lo cierto es que tiene serias deficiencias en su sistema defensivo, y su arquero se desmoronó en la parte final. No es, pues aquel equipo que parecía imbatible, porque Cristal, con su fútbol de toque, velocidad y habilidad, lo dejó muy mal parado. Pero Cristal no puede soltar campanas al viento por este empate. Aún está abajo en la tabla del grupo. Vale el resultado por la fuerza, el espíritu, la reacción que demuestra para que está en ascenso. Y, también, porque ha dejado una promesa en el corazón de todos. No todo está perdido. Por supuesto que no.

RESUMEN : 4TA. FECHA COPA LIBERTADORES DE AMERICA 1996 - GRUPO 2

SPORTING CRISTAL (3) :
Jugadores : Marrou (5), José Soto (3), Asteggiano (5), Prado (4), Solano (5), Pinillos (4), Garay (5), Hidalgo (5), Palacios (6), Julinho (5) y Zegarra (6).
D. T. : J. Carbone.
Cambios : Magallanes (6) x Prado, Rivera (6) x Pinillos y Jorge Soto (5) x Hidalgo.
Goles : Zegarra (51` y 69`) y Julinho (71`).
T. Amarillas : Hidalgo y Solano.

PEÑAROL (3) :
Jugadores : Flores (5), Tais (6), Aguirregaray (5), J. De Los Santos (5), Olveira (4), Lima (4), Pereyra (6), Bengoechea (6), G. De Los Santos (5), Romero (5) y Magallanes (5).
D.T. : J. Fossati
Cambios : Aguilera (4) x Romero, Sosa (5) x Magallanes y Gutiérrez (5) x Bengoechea.
Goles : Magallanes (13`), Bengoechea (33`) y Tais (55`).
T. Amarillas : Aguilera, Pereyra, Aguirregaray y Tais.

Arbitro : Joao Paulo De Araujo (Brasil) (Bien).
Escenario : "Nacional" (Lima-Perú).
Asistencia : 16,856 Espectadores.
Recaudación : 320,400 Nuevos Soles.

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