Propuestas para la discusión política ideológica a los diversos colectivos y
organizaciones populares del país
Atimaray Olbap Trebor
I. INTRODUCCIÓN
Este material, antes que nada, está conformado por ideas para que los diversos
colectivos e individualidades que lo reciban, les sirva como punto de partida o
borrador para elaborar a corto plazo un temario de discusión común a todos, en
torno a los problemas centrales del proceso político que vive el País.
El objetivo es evidente: sin claridad teórica, política e ideológica sobre el
desarrollo de la lucha de clases que se libra en Venezuela y el mundo; no es
posible construir ningún movimiento político serio, sólido y menos aún
revolucionario.
Todos a los que se le dirigen estas ideas, creemos que nos une algunas
conclusiones y preocupaciones comunes, tales como:
1. La lucha de clases en el país no puede ser definida y menos encerrada entre
Chavismo o Antichavismo, sino entre lo que realmente es: Capital y Trabajo,
Explotadores y Explotados, Opresores y Oprimidos.
2. Ninguna constitución como ley fundamental de un país, de un Estado, o de una
sociedad basada en el capitalismo con lo que dicho orden implica, puede ser el
programa de transformación y de lucha de los oprimidos y de los explotados
precisamente por dicho sistema.
3. Una revolución y un proceso revolucionario vienen definido antes que nada por
el contenido de clases y las transformaciones correspondientes a dicho carácter
que se llevan adelante. No se puede confundir jamás un proceso de lucha
democrática, fruto de la crisis económica y política que afecta la
gobernabilidad (más no el poder) de las clases dominantes del país, con una
revolución que entre otras cosas significa participación masiva, activa y
decisiva de las masas populares y la creación de formas reales y alternativas de
verdadero poder.
4. En ningún momento se puede olvidar que es el contenido de clases y la
política económica de un gobierno, lo que define su papel histórico y su
ubicación en la lucha de clases; independientemente de que el presidente de
dicho gobierno y sólo él, tenga un discurso antiimperialista (pero no
anticapitalista); antioligárquico (pero no antipatronal), y anticlerical (pero
no antioscurantismo religioso).
5. Es evidente que las luchas populares que se han desarrollado en el país desde
1989, le han venido asestando golpes y derrotas transitorias a la burguesía,
pero han terminado siendo secuestradas o aprovechadas por los sectores
socialdemócratas de izquierda y de derecha, pero de igual contenido y posición
de clases.
Este sector se ha convertido desde el segundo triunfo de Caldera, cuando se
incrementa la crisis de gobernabilidad de la burguesía, no sólo en los
beneficiarios del llamado proceso sino en algo más peligroso, son las verdaderas
quintas columnas, los caballos de troya del capital, dentro del movimiento
popular.
6. De que el país y América Latina, en especial los países sudamericanos, están
inmersos en un conflicto que inevitablemente va a desembocar en una situación de
guerra continental, nos indica que el problema político y militar no puede ser
dejado a la espontaneidad y menos a la decisión y voluntad de un líder o
caudillo por muy carismático y popular que sea.
7. Es evidente que el enemigo principal del pueblo, ha quedado totalmente al
descubierto. El propio General Baduel, que no puede ser calificado de radical y
menos aún de comunista, ha expresado lo que en buena parte del ejército y del
movimiento popular es ya una verdad absoluta; al respecto él mismo se pregunta:
¿De qué tenemos que defender a los grandes y sagrados intereses y cometidos
nacionales? y citando a Noam Chomsky, se responde: "Tenemos ahora en el mundo
una economía internacional que se mueve hacia la expresión de un estado
internacional, una nueva edad imperial con un nuevo gobierno de facto. En pocas
palabras, el enemigo al que nos enfrentamos es al Gran Capital Internacional;
sin derrotarlo en todos los terrenos, especialmente en el militar, no es posible
pensar ni hablar seriamente de hacer una revolución en beneficio realmente de la
mayoría trabajadora.
Esperamos que este primer borrador, con algunos anexos que se acompaña, sirva
para que en un plazo no mayor de un mes, podamos convocar a una reunión
representativa de los diversos colectivos para acordar un temario común de
discusión, que por los menos sea el punto de arranque de la unidad y lucha de
todo un pueblo, que descanse en la única base sólida de cualquier unidad
política y militar: LA IDENTIDAD IDEOLÓGICA, PROGRAMÁTICA Y DE CLASE.
La confrontación abierta, tanto política como militar entre el movimiento
popular que se desarrolla en el país, contra el capital, la oligarquía y su
orden establecido, incluyendo su Estado e instituciones dominantes, es
inevitable. Sólo es cuestión de tiempo y de una chispa que incendie la pradera.
La lucha de clases que se desarrolla a nivel mundial (Irak, Afganistán,
Palestina, Bolivia, etc.), ha llegado a un
punto de no retorno con la política de “guerra preventiva contra el terrorismo”
que ha decretado el capitalismo mundial, y en torno al cual se han unido desde
Bush y Putin hasta el propio Papa, pasando por los jerarcas chinos y la Unión
Europea.
La situación histórica mundial vuelve a poner en el orden del día el viejo
dilema de la humanidad, que una vez significó Civilización o Barbarie y que hoy
significa: O, que el capitalismo mundial impone sus planes definitivos de
dominio imperial sobre el planeta, abriendo una nueva era de oscurantismo en la
historia de la humanidad, o esta misma humanidad dice ¡basta! y construye otro
mundo posible.
Las negociaciones electorales y fraudulentas que se adelantan entre el Chavismo
Sin Chávez y la Coordinadora Democrática, la OEA y el Centro Carter, sólo buscan
ganar tiempo, mientras la burguesía con el apoyo internacional y de sus medios
de comunicación, logran minar aún más las bases de la moral del pueblo, de los
trabajadores y los sectores del ejército que enfrentaron el paro de PDVSA, con
miras a preparar un nuevo zarpazo fascista de no lograr la salida “electoral,
constitucional y política de Chávez”.
Todos los escenarios planteados por el enemigo en su famoso “Plan B”, y en su
práctica diaria, apuntan en una sola dirección: El pueblo, los trabajadores y
los sectores del ejército defensores de la soberanía, deben prepararse en
función de una estrategia de guerra prolongada, de resistencia a largo plazo
contra el capital internacional. En esta larga lucha las posibilidades de
derrotas, de nueva traiciones y entrega de reivindicaciones populares, estará en
el orden del día, como ha sucedido desde 1999, pero con especial fuerza desde
abril de 2002.
En medio de este panorama, la tarea de primer orden para todo venezolano y
venezolana que aspira a una real transformación del orden existente en el país,
es la necesidad de profundizar el estudio, la investigación de los problemas
políticos, ideológicos y militares que las luchas políticas nos impone hoy. De
la solución ideológica y de la claridad teórica que hoy le demos a los problemas
cruciales de la lucha de clases en el país, dependerá del rumbo futuro de la
revolución venezolana. Hasta hoy todas las victorias populares que desde 1936
viene obteniendo el trabajador y el pueblo venezolano, han terminado
secuestradas por la clase dominante y sus aliados pequeños burgueses y
“demócratas”. Hoy es un problema de vida o muerte para millones de venezolanos y
de las futuras generaciones, no sólo evitar la derrota, sino algo más
importante, iniciar una verdadera transformación del país, encabezada y dirigida
por las mayorías y en beneficio exclusivo de esas mayorías.
En base a esta urgente necesidad, sentida por sectores cada vez más numerosos
del movimiento popular, es que proponemos el inicio si se quiere conjunto y
masivo de los puntos fundamentales de la revolución venezolana, que sirvan de
plataforma común de unidad y lucha de todos los explotados del país.
II. EL ESCENARIO MUNDIAL DE LA LUCHA DE CLASES ENTRE EL CAPITAL Y EL TRABAJO
- ¿Es inevitable el dominio del capital soobre la humanidad y el planeta?
- ¿Es el capitalismo del siglo XXI, el de las grandes corporaciones
internacionales, de las mafias de la droga, del petróleo y de la guerra sin fin,
el último escalón en el desarrollo de la humanidad?.
- ¿Es invencible el poderío militar del caapitalismo mundial?.
- ¿Hemos llegado realmente al fin de la hiistoria?.
- ¿Se puede bajo el capitalismo encontrarlle solución a los grandes problemas de
hambre, miseria y pobreza que afecta a la mayoría de la humanidad?.
- ¿Puede el capitalismo evitar la destruccción de la vida humana en la tierra y
solucionar losgraves desastres ecológicos que él mismo ha creado en los últimos
150 años?.
- ¿Es o no es posible luchar con posibiliddades de victoria contra el capital?.
- ¿Es o no es posible una revolución anticcapitalista en el mundo de hoy?.
- ¿Debemos los seres humanos cruzarnos de brazos y resignarnos a ser esclavos y
colonia del nuevo imperio del capital?.
- ¿Ha desaparecido definitivamente la sobeeranía, la libre autodeterminación, la
biodiversidad y las diversas culturas de la tierra?
III. LA IMPORTANCIA DEL PAPEL DE VENEZUELA EN LAS LUCHAS CONTRA EL CAPITAL EN
AMÉRICA LATINA
- El petróleo y los hidrocarburos son la pprimera fuente de energía que mueve la
economía mundial y esta importancia seguirá siendo cierta como mínimo para los
próximos 30 años.
- Nuestro país es la primera reserva en ell hemisferio occidental en petróleo
convencional y extrapesado, capaz de suministrarle energía segura, barata y
confiable a toda América Latina en los próximos años.
- La lucha por la propiedad y soberanía dee nuestro petróleo, se debe convertir
en uno de los puntos de unión de todos los pueblos de América Latina y el
Caribe, contra el imperio.
- El Plan Colombia, el Plan Puebla Panamá,, el ALCA, la Iniciativa Energética
Hemisférica y las diversas formas de intervención del capitalismo internacional,
indican con claridad que el capital no reconoce fronteras y aspira al
sometimiento colonial de toda América Latina, igualmente, nosotros y en general
los explotados del mundo, tampoco debemos reconocer fronteras cuando se trate de
luchar contra el enemigo común de toda la humanidad: El Capital.
EN RESUMIDA, ¿CÓMO ARTICULAMOS UNA ESTRATEGIA POLÍTICA Y MILITAR CONJUNTA
LATINOAMERICANA CONTRA EL ENEMIGO COMÚN?.
IV. LOS ESCENARIOS DE LA LUCHA DE CLASES PLANTEADOS POR EL ENEMIGO PARA NUESTRO
PAÍS
LOS ESCENARIOS POSIBLES, SEGÚN LA COORDINADORA DEMOCRÁTICA:
1. Incremento del Plan B, tendiente a crear un clima de caos e ingobernabilidad
en el país, mediante todo tipo de acciones políticas, militares, económicas, que
conduzcan a:
a. Renuncia de Chávez.
b. Suicidio o magnicidio del presidente.
c. Llamados a la rebelión y desobediencia civil, que concluyan en nuevas marchas
contra Miraflores.
d. Levantamientos militares con apoyo de paramilitares, policías municipales y
estadales, y empresas de vigilancia.
e. Separación territorial de zonas geográficas del país, especialmente aquellas
con costas.
f. Intervención militar extranjera
2. Mediante la presión, el chantaje y las movilizaciones contempladas en el Plan
B, y con el apoyo internacional, forzar una negociación política, tipo Pacto de
Punto Fijo, que lleve a una transición negociada entre el Chavismo Sin Chávez y
el gran capital.
El mecanismo de transición implica la salida de Chávez por cualquier medio y el
reconocimiento del chavismo como factor de negociación.
El Referendo Revocatorio, juicio contra Chávez, llamado a elecciones generales o
reformas constitucionales, con los fraudes implícitos en ellos, forman parte del
abanico de los mecanismos "democráticos, constitucionales y pacíficos" para la
transición negociada.
3. Una negociación directa, entre Chávez y el capital petrolero internacional,
vía Washington, sobre la base de la teoría de la geopolítica petrolera de
Betancourt, como sucedió en 1959. En esta dirección trabajan afanosamente los
dirigentes de la política petrolera venezolana en PDVSA, MEM, y la embajada
venezolana en EE.UU. Toda la política petrolera del gobierno apunta en asegurar
el apoyo de Washington sobre la base de la entrega una vez más de nuestro
petróleo al capital petrolero internacional.
Cualquiera de los escenarios planteados, nos conduce a una perspectiva clara: El
pueblo, el nuevo movimiento popular desarrollado con fuerza a partir de abril de
2002 y los sectores nacionalistas del ejército, tienen que estar preparados y
aprestarse aceleradamente en la propia lucha para un período de resistencia y
lucha a largo plazo, aún cuando en un enfrentamiento inmediato se vuelva a
triunfar.
El capitalismo mundial con Bush y Blair a la cabeza ha puesto la lucha de clases
en una verdadera encrucijada: O ellos o nosotros, y no hay vuelta atrás. El
Nacional lo expresó muy claramente en abril de 2002: “Habrá que aplicar la
violencia para acallar a los pobres” y hacer realidad los planes privatizadores
del capital. Hoy los pobres, los excluidos y los trabajadores de Venezuela, le
devuelven el llamado y declaran: “Habrá que someter por la violencia a los ricos
y sus lacayos si queremos alcanzar una vida digna de ser humano”.
Es para este escenario de la toma del poder político que los trabajadores, el
ejército y el movimiento popular se debe preparar, a través del estudio, la
investigación y, sobre todo, en las luchas concretas y diarias, si en verdad
queremos disputarle el poder a la burguesía y a sus aliados. Ahora, si lo que se
quiere es recibir limosnas del poder burgués, migajas del festín y participar en
el reparto del botín petrolero, entonces muy bien, vamos a contarnos, a
organizar una nueva farsa electoral para ver quien queda de concejal, alcalde,
gobernador o diputado del orden burgués existente en el país; erigido
precisamente sobre la base de la miseria y pobreza de todo un pueblo. Ya lo dijo
Zapata: "Si es para que todo quede igual, entonces la revolución puede ser
pacífica".
En conclusión, lo que está en discusión por parte del pueblo, de los
trabajadores, del ejército y de los revolucionarios no es por quién votar, a
quien elegir o a quien revocar, sino qué hará el pueblo, los trabajadores y
trabajadoras venezolanas, el ejército y los revolucionarios con el Estado y el
orden establecido en caso de un nuevo triunfo como los de abril y diciembre de
2002, cuando se derrotó el levantamiento de la burguesía. En otras palabras,
cómo evitar un nuevo secuestro de la victoria popular. Lo que tenemos que
discutir es lo que haremos en caso de una nueva victoria, porque sencillamente
no tenemos alternativa, es necesario simplemente vencer, no sólo por el futuro
de este país, sino por la esperanza de toda América Latina, concentrada en este
momento en las luchas de clases que se desarrolla en Venezuela.
V. ANÁLISIS DE CLASE DEL GOBIERNO DE CHÁVEZ Y CARACTERIZACIÓN DEL ACTUAL PERÍODO
POLÍTICO DE LA LUCHA DE CLASES EN EL PAÍS.
Sin conocer a qué clases y sectores sociales representa y beneficia el gobierno
de Chávez, no es posible entender la esencia del proceso político del país y se
corre el riesgo de ir a la cola de los sectores del capital o de la pequeña
burguesía que, dentro y fuera del gobierno tienen perfecta claridad de los
objetivos y fines que buscan.
Hay que aclarar lo que significa un gobierno y el presidente que lo dirige, y su
relación con el Estado, los factores de poder y dominación (las clases
dominantes y sus aliados) y todo el orden establecido por dichos factores para
mantener y preservar su dominación, independientemente del inquilino de
Miraflores.
Un gobierno y un presidente de un estado burgués, sea democrático o dictatorial,
es el resultado de los diversos factores de poder que luchan entre sí por
imponer sus intereses y condiciones. Cabe reflexionar en lo siguiente:
- ¿A qué intereses de clases obedece Cháveez?.
- ¿Los intereses que dice defender Chávez,, son idénticos a los intereses que
defiende PDVSA, el Banco Central, el Ministerio de Finanzas o cualquier
personero del actual gobierno?.
Es evidente la contradicción abierta entre el discurso antiimperialista,
antioligárquico y anticlerical de Chávez, y las declaraciones y sobre todo
acciones y políticas que ejecuta el resto de su gabinete.
Si la economía dictamina la política de un sistema social determinado,
expresando los intereses de la clase dominante en cualquier sociedad clasista,
tenemos que analizar con objetividad y fríamente la política económica de este
gobierno, en especial:
- Su política petrolera y el Plan de Negoccios (privatizador) de PDVSA 2004 -
2009.
- Su política financiera basada en la devaaluación de la moneda, el endeudamiento
público, la liberación de la tasa de interés y el control cambiario en beneficio
exclusivo de la banca privada.
- Su política de desarrollo endógeno nacioonal, basado en estimular un capital
nacional que hoy objetivamente es no sólo insignificante ante el dominio
avasallante del capital privado extranjero, sino que es un capitalismo
parasitario que vive de la corrupción pública.
- Su política de importaciones que en defiinitiva han incrementado la dependencia
del país, y sobre todo, beneficiando prácticamente a los grandes capitales
criollos y extranjeros.
Sólo analizando crudamente la esencia económica del actual gobierno, podríamos
comenzar a entender la abierta contradicción entre los discursos de Chávez,
algunos postulados de la Constitución y los hechos políticos y económicos no
sólo de su gobierno, sino del propio Estado dominante en el país.
Un análisis serio de la política económica de este gobierno, nos podría
responder con objetividad algunas interrogantes y confusiones que están
presentes en el seno del movimiento popular, entre los cuales destacan:
- Pago puntual de la deuda externa y nuevoos endeudamientos internos y externos,
en condiciones cada vez más desfavorables al país. El aval de todo endeudamiento
es nuestra factura petrolera de 50.000 millones de dólares anuales y unas
reservas de hidrocarburos y gas que sobrepasan los 400.000 millones de barriles
de petróleo, que a un costo de producción de unos 3.5 $ por barril, significa
unas 30 veces y más del total de nuestra deuda actual.
- Fuga abierta y encubierta de capital, víía CADIVI, repatriación de ganancia,
negocios internacionales de PDVSA, deuda pública interna en dólares, Banco
Central, etc.
- Devaluación continua del bolívar, pese aa las devaluaciones del dólar, para
beneficiar al capital extranjero y a la propia PDVSA. El dólar se devalúa en más
de un 20%, los precios del petróleo suben para compensar esta devaluación, y
aquí los señores Giordani y Nóbrega deciden devaluar en un 20% nuestra moneda;
y, además, continuar endeudando en dólares al país.
- Acelerar la privatización del sector pettrolero venezolano, vía Plan de
Negocios de PDVSA 2004 - 2009, amparado en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, en especial en sus artículos 299, 301 y 303, así como
las leyes de Hidrocarburos y Gas vigentes. Al estar de hecho privatizada, como
lo está una buena parte de nuestra industria petrolera, vía convenios
operativos, outsourcing, negocios internacionales de PDVSA; licencia para la
exploración y explotación de nuevos campos petroleros y gas, facilidades para
privatizar todo el sector de refinación y comercialización de los hidrocarburos,
etc., no es necesario ni conveniente para el capital, privatizar las acciones de
PDVSA; que es en realidad lo único no privatizable de nuestra industria
petrolera, según el artículo 303 de la Constitución Bolivariana. En estas
condiciones, con los contratos firmados y por firmarse de nuestra industria
petrolera, el país y su petróleo han quedado a merced del derecho imperial
internacional, apoyado por la propia legislación venezolana que expresamente
protege e iguala al capital extranjero con el nacional.
- Incluir a Venezuela en el ALCA, en la inniciativa hemisférica energética. De
hecho, lo único que le interesa al imperio es usar nuestro potencial energético
(petróleo, gas, hidroelectricidad y carbón) para penetrar el MERCOSUR y el
Caribe. Venezuela, desde la firma del Tratado de Reciprocidad Comercial con
EE.UU. y con el dominio que ejerce el capital extranjero sobre nuestras
industrias básicas, manufactureras, comunicaciones, banca, comercio y servicio,
no es necesario incluirla dentro de dicho mercado, porque ya de hecho pertenece
a él desde hace mucho tiempo.
- Continuar el control del Banco Central yy del bolívar, de nuestras reservas
monetarias, del mercado financiero por parte de la banca privada internacional,
incluyendo
-claro está- las tasas de interés y los deepósitos del
Estado.
- Flexibilizar el control de cambio, no taanto en beneficio del gran capital, que
ha aumentado la especulación y por ende sus ganancias con dicho control, sino
para darle ciertas facilidades a las clases medias, especialmente la mayamera,
para que continúe haciendo sus viajes y sacando capital del país.
- La devaluación permanente de la moneda ccomo fuente artificial de ingresos
públicos, tiene su contraparte privada en el aumento de la inflación, las tasas
de interés, de tal manera que toda la renta petrolera, los miles de millones de
dólares que genera el trabajo de miles de obreros petroleros venezolanos, por el
arte de la ingeniería financiera creada entre el sector público y la banca
privada, se traslada prácticamente íntegra al exterior, en un verdadero arte de
magia, donde una banca y unos importadores sin traer un dólar al país, y sin
producir un grano de maíz, se llevan al exterior no menos de 10.000 millones de
dólares cada año. Endeudamiento, devaluación, inflación, tasa de interés
creciente, son el sombrero mágico con que los estafadores públicos y privados se
apropian de nuestra renta petrolera. A toda esta estafa continua y agravada es
lo que se conoce entre los delincuentes de cuello blanco como el famoso "Riesgo
País".
- Continuar con la dependencia tecnológicaa, alimenticia y de todo tipo del
exterior. Hoy el hambre del pueblo y el cuento de que PDVSA es nuestra, sirven
de pretexto perfecto para aumentar esa dependencia del exterior. No se atacan
las verdaderas causas de la dependencia alimenticia (el latifundismo, la
propiedad de la tierra y la agroindustria) y de la dependencia tecnológica
-dominio del gran capital internacional soobre nuestra economía-, sino que se les
evade y acudimos a los mercados internacionales a través de nuestros conocidos
importadores para darle un nuevo disfraz a la dependencia del exterior.
- Permitir la total impunidad política, ecconómica y criminal de la burguesía y
sus títeres políticos, mientras que los Chavistas sin Chávez en el gobierno, que
todo lo que hacen, según ellos, es en defensa de
Chávez y de la "revolución", contienen las movilizaciones populares y cualquier
gesto de actuación independiente por parte de las masas o crítica del pueblo a
sus funestas actuaciones, son inmediatamente atacadas con todos los recursos del
gobierno. De esta manera estamos en presencia de una auténtica mafia o secta
religiosa, donde los delincuentes representantes de la religión oficial encubren
sus delitos, arropados bajo el manto del dios o el caudillo a cuyo nombre actúan
y en cuya defensa están "dispuestos a morir", aunque esto último no pase de un
gesto hipócrita más, del cual estamos acostumbrados.
En qué medida realmente ha afectado el actual gobierno a los grandes intereses
del capital petrolero, financiero, industrial, agroindustrial, etc., presentes
en el país y que conforman el núcleo principal de las clases dominantes. Chávez
denuncia a Bush y al gobierno de Washington como el verdadero dirigente de toda
la conspiración contra Venezuela, y amenaza con no enviar una gota más de
petróleo a los EE.UU., pero al mismo tiempo y si se quiere el mismo día, el
Presidente de PDVSA repite el cassette de la política petrolera venezolana desde
la época de Gómez, de que Venezuela "es un suplidor de petróleo seguro y
confiable de los EE.UU". Por otra parte, el Ministerio de Energía y Minas
entrega sin licitación la plataforma deltana a la CHEVRON TEXACO, representada
en el gobierno de Bush, por Condolezza
Rice. Se habla hasta por los codos de impulsar el desarrollo endógeno, de
estimular la agricultura y la industria nacional; mientras que CADIVI en una
verdadera orgía de dólares continúa repartiendo las divisas del país a
comerciantes e industriales importadores, que precisamente son los que impiden
cualquier desarrollo económico nacional.
Se le exige al pueblo, al ejército y a los trabajadores el más estricto
cumplimiento de la constitución y, sobre todo, a mantenerse en calma, mientras
que la burguesía, sus organizaciones, sus medios de comunicación, sus alcaldes y
gobernadores, así como la cúpula eclesiástica, desatan planes claramente
insurreccionales, generan violencia, hacen llamados abiertos a la rebelión, sin
que por parte de este gobierno haya tan sólo un llamado a la movilización
popular.
Se llama al pueblo y los trabajadores a organizarse en cooperativas y
microempresas, pero los grandes contratos de PDVSA, CVG y en general del Estado
venezolano, siguen siendo otorgados a dedo a las mismas empresas y contratistas
(algunas simplemente maquilladas) que han encabezado la conspiración contra el
país. Se llama al pueblo a organizarse y participar en las tomas de decisiones
sobre su futuro; y para el nombramiento de un simple cargo de una junta
parroquial, la decisión corresponde al Comando Ayacucho, vale decir, el PPT,
Podemos o el CTN del MVR.
En definitiva, debemos analizar objetivamente el papel del gobierno de Chávez y
su relación con el desarrollo real del capitalismo criollo. El capitalismo en
Venezuela, luego de más de 80 años acumulando riquezas a la sombra del Estado,
se descubre hoy como un gran fraude, incapaz tan siquiera de generar por si
mismo, a través del mercado y la libre competencia las divisas necesarias para
sus importaciones. En el momento que a los ojos de todos los venezolanos se
descubre que el famoso capitalismo, basado en la sacrosanta propiedad privada,
no es más que una inmensa estafa continua y agravada contra el país y sus
recursos; y que este capitalismo no es más que un inmenso tinglado y mampara
para estafar la renta petrolera pública, cuando todo esto queda al descubierto;
cuando ha llegado el momento de sepultar el capitalismo ocioso y parasitario de
Venezuela, entonces surge del seno del propio gobierno, los nuevos salvadores
del capital, con sus planes para el rescate de los patronos, proponiendo cínica
y descaradamente que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es
compatible con la existencia de una burguesía nacional, del cual ellos y el Plan
de Negocios de PDVSA son la tabla de salvación. Mayor cinismo y desvergüenza no
puede caber en señores que no pasarían de ser payasos de un circo (con el perdón
para los payasos) y que dada la crisis de todo tipo que sacude la sociedad
venezolana, hoy se encuentran dirigiendo la política y economía del país.
Hay que ser un verdadero caradura, para que en pleno siglo XXI unos señores nos
reediten como algo novedoso y cónsono con el ideal bolivariano, el viejo
programa democrático burgués de AD y el PCV de mediados del siglo pasado.
Lo anterior no debe extrañar a nadie, si conocemos la extracción de clase y la
trayectoria política de todo este lumpen que se ha adueñado de sectores
importantes del gobierno, influyendo en la dirección y destino de la renta
petrolera. Son sencillamente los representantes de las clases medias, aliadas
incondicionales del capital, verdaderos adoradores del Dios dinero, que ubicados
en la burocracia estatal han hecho realidad el sueño de todo politiquero de
oficio: "no me den, sino póngame donde haiga". Esta burocracia en un estado
capitalista sólo puede robar aliándose necesaria e irremediablemente con los
amos del circo. En pocas palabras, el viejo círculo vicioso de la acumulación de
capital en el país entre políticos enchufados en el gobierno y burgueses dueños
de empresas y negocios, se repite una vez más en
Venezuela. Los doce apóstoles surgidos a la sombra de CAP, hoy encuentra una
versión corregida, mejorada y aumentada en todos estos capitanes notariados,
guerrilleros trasnochados o simplemente lumpen político dispuestos a venderse al
mejor postor.
La base económica de toda la negociación política puesta en marcha entre el
chavismo sin Chávez y la Coordinadora Democrática, es precisamente esta unión
entre los corruptos de la IV y V república, para salvar el Estado burgués y
salvar ellos mismos sus negocios y robos.
Es este sector pequeño burgués, independientemente del "origen proletario" de
algunos de ellos, que han asumido la defensa y preservación del Estado y orden
burgués existente, los que hoy secuestran las victorias del pueblo y lo llevan
irremediablemente a una nueva masacre que será más brutal que la de febrero y
marzo de 1989. Son estos señores con su juego a la conciliación, a la
negociación, al electoralismo, bajo el pretexto de la defensa del gobierno y la
constitución, verdaderos Caballos de Troya y Judas en el seno del movimiento
popular. No es posible la construcción de un verdadero movimiento de clases de
los trabajadores del país, de los excluidos, sin desenmascarar y ajustar cuentas
con este lumpen de izquierda y de derecha que hoy conduce a una buena parte del
movimiento popular a un verdadero matadero.
VI. ¿QUÉ ES UNA CONSTITUCIÓN?, ¿CÓMO SE ESTABLECE?, ¿QUIÉN LA REDACTA?, ¿CUÁL ES
SU CONTENIDO?
¿Puede una constitución democrática burguesa de un Estado y sociedad capitalista
como la venezolana, por muy avanzada y formalmente igualitaria que ella sea, ser
el programa de transformación de los oprimidos de un país, lleno de
desigualdades de todo tipo, desigualdades basadas precisamente en el trabajo, la
miseria, el hambre y la pobreza de la mayoría, que constituye el fundamento
económico sobre el cual se levanta el orden establecido que la constitución
consagra y legaliza?.
La constitución es el resultado de los enfrentamientos entre los factores reales
de poder, de las diversas clases y sectores sociales que luchan a diario en una
sociedad dada y en una situación histórico-concreta.
La constitución la elabora y redacta la clase y sus representantes que vence en
la lucha de clases. Donde se establece el estado de derecho que garantiza la
dominación de la clase dominante vencedora.
Para que la clase oprimida pueda influir y modificar aunque sólo sea
formalmente, aspectos de una constitución, requiere luchar y tener poder para
introducir cambios a su favor. La constitución establece y garantiza el dominio
jurídico de la clase dominante y mal puede permitir que en ella se contengan
artículos o condiciones que "pacífica y democráticamente" pongan en peligro o
amenacen el orden en que se sustenta dicha clase.
La expresión más concentrada de la constitución de cualquier estado capitalista
es el ejército, la policía y las cárceles. Por ello la burguesía puede
establecer su dominio derogando cualquier constitución como lo hizo el Sr.
Carmona en abril de 2002, pero no ejercerá su dominio tan sólo por un día si no
tiene bajo su control el aparato de violencia y coerción que significan las FFAA
como los experimento el mismo "Pedro el Breve"
Los problemas constitucionales no son cómo quieren hacernos ver los abogados y
politiqueros de oficio, que son problemas de la razón; del derecho; de la
justicia; y hasta de origen divino y sagrado. Los problemas constitucionales son
antes que nada, problemas de fuerza y poder entre las clases que luchan en
cualquier sociedad.
La esencia de la constitución, el derecho, y la llamada justicia, en cualquier
sociedad clasista, reside no en el papel en que están escritas; en los discursos
de abogaduchos o en los sermones de los curas, sino exclusivamente en las
fuentes y factores de poder de dicha sociedad. Precisamente es el ejército la
fuente de poder mejor organizada y concentrada con que cuenta cualquiera clase
dominante. Si el pueblo quiere establecer una constitución a la medida de sus
intereses, donde se recoja fielmente sus aspiraciones, tendrá primero que
construir la fuerza militar que sea capaz de imponer esa constitución, y esa
fuerza no es otra que El Pueblo en Armas.
VII. LA SITUACIÓN HISTÓRICA ACTUAL DE LA LUCHA DE CLASES EN EL PAÍS.
A menudo entre los diversos sectores y representantes del llamado "proceso", se
oye que vivimos un período de transición, donde lo viejo no termina de morir y
lo nuevo no termina de nacer. Para cualquier desprevenido, la "revolución
bolivariana avanza a paso de vencedores", sólo que no se clarifica de quién
vence a quien. Si analizamos con objetividad la marcha de la lucha de clases en
el país, especialmente desde abril de 2002, veremos con claridad, el avance de
la contrarrevolución, que pese a las derrotas sufridas, sigue imponiendo el
ritmo de la ofensiva política en el país. La radicalización verbal que ha
sufrido el gobierno en boca de algunos de sus personeros, no pasa de ser más
declaraciones defensivas ante el empuje de la reacción; que llamados ciertos al
pueblo para pasar a una verdadera ofensiva política.
Qué caracteriza el momento histórico venezolano:
1) La burguesía, el gran capital actúa cada vez más cohesionado en función de su
objetivo central: privatizar PDVSA, EDELCA y en general toda la economía,
recursos públicos y la vida misma del país.
El Plan B, puesto en marcha como continuación a la conspiración desatada desde
la llegada de Chávez al gobierno, no deja lugar a duda en la decisión del gran
capital de ejecutar su plan privatizador por las buenas o por las malas, con
Chávez a la cabeza o con la cabeza de Chávez.
El gran capital tiene urgente necesidad de un cambio profundo en el Estado
venezolano, que adecue las condiciones de producción a la nueva realidad del
capital internacional y de la globalización. En ese sentido, el gran capital, a
través de sus aliados criollos y sus testaferros, van a proseguir en el objetivo
de establecer la dictadura de la "Democracia Productiva" con Chávez o sin él. La
expansión del capital, sus necesidades de acumulación le exigen como imperiosa
necesidad la privatización del sector petrolero venezolano y la profundización
de la política privatizadora en el resto de la economía venezolana.
2) Los trabajadores, los excluidos y en general, la masa empobrecida del país,
junto con sectores del ejército y de la industria petrolera, continúa a la
espera de los cambios prometidos. Apoyando al gobierno, pero adquiriendo
conciencia, de que la consecución de sus intereses y aspiraciones no pueden
seguir dependiendo de las promesas de cambio y las buenas intenciones de un
líder carismático. En su seno crece la conciencia de la necesidad de una
actuación independiente y de imponer -en los próximos combates- su programa de
transformación, opuesto radicalmente al gran capital y a las capas medias
pequeño burguesas que una vez más han secuestrado las victorias de abril y
diciembre de 2002.
3) Las capas medias de la población, representantes y aliadas del capital y su
orden tanto en el Estado (la burocracia gubernamental) como en el sector
privado, se han convertido objetivamente en el sector en torno al cual gira la
política del capital para frenar el desarrollo del movimiento de los
trabajadores.
Como aliados incondicionales del gran capital, un sector de estas clases medias
forman la principal fuerza de masas y de choque del fascismo criollo que aspira
a una nueva desobediencia civil tipo 11 de abril, que derroque la dictadura
constitucional, como ahora denominan al gobierno de Chávez.
Como representantes del oficialismo en las diversas esferas del Estado y del
gobierno, estas capas medias se han convertido en los impulsores de la
transición negociada y del Chavismo sin Chávez. Son los artífices de las
negociaciones y acuerdos con el gran capital (Coordinadora Democrática, Centro
Carter, OEA, etc.) tendiente a una salida "democrática, constitucional y
pacífica" a la crisis, que preserve el orden establecido; restablezca el poder
del Estado sobre los oprimidos, y le asegure al capital la paz y seguridad
necesaria para sus fines de acumulación y elevación de ganancia. Estas capas
pequeño burguesas, se han convertido en las grandes beneficiarias de las luchas
populares, aumentando su poder e influencia en el seno del gobierno. A cambio de
mejorar sus niveles de vida e ingresos como negociantes de las reivindicaciones
populares y participantes directos en los negocios públicos, esperan y de hecho
lo están haciendo, corromper a los trabajadores y al pueblo con medidas de
beneficiencia y limosnas, a través de las llamadas misiones, MERCAL,
megamercados, etc. Con estos actos de caridad pública, logran estas capas un
doble objetivo en beneficio directo del capital y del orden establecido; por un
lado, a través de las comisiones, actos de corrupción, sobreprecios, licencias
de importación, manejo de salario y fondos públicos para las misiones, etc.,
obtienen ingresos directos para sus partidarios, comandos u organizaciones, y
por el otro, corrompen vulgarmente a sectores populares, que en medio de la
crisis, se convierten en cómplices y socios de estos estafadores públicos.
Para la burguesía, para el gran capital, así como para las capas medias
beneficiarias directas del llamado proceso, poner fin a la "revolución bonita",
llevarla a los cauces constitucionales, sobre todo electorales, lo más pronto
posible, se convierte en su fin más inmediato. Para el pueblo y los sectores
revolucionarios, la tarea más urgente es profundizar la lucha de clases, la
separación entre nosotros y el enemigo, y prepararnos política, ideológica y
militarmente para la confrontaciones futuras inmediatas, donde debemos luchar
por todo el poder para los trabajadores.
Vivimos un período de transición, de cierto equilibrio "democrático" entre las
clases, que no va a durar mucho tiempo. De que este proceso siga un curso
realmente revolucionario en beneficio de las mayorías o se imponga la
contrarrevolución -que a cada momento se alza más amenazadora-, dependerá en
última instancia de la fuerza y la claridad de objetivos de los bandos en pugna.
Hasta hoy sólo la burguesía conserva buena parte de su fuerza y tiene absoluta
claridad de los fines que busca, lo mismo no podemos decir del movimiento
popular y de los trabajadores; son indudablemente una fuerza, pero desarmada
militar, política e ideológicamente, puede ser fácil presa de cualquier
movimiento burgués o aventurero pequeño burgués, que como ha sucedido tantas
veces en nuestra historia, utilice la fuerza y participación popular para el
logro de sus fines.
La situación política del país, donde es la burguesía quien paradójicamente se
coloca al margen de la ley, llama a la desobediencia civil, clama por la
intervención militar extranjera, exige la rebelión popular contra el gobierno
que representa su Estado, y amenaza con la guerra civil; significa una sola
lección:
El mecanismo de dominación de la burguesía ha entrado en crisis, son incapaces
de gobernar con sus viejos engranajes de manipulación, engaño y violencia, y la
masa popular, quiérase o no, la ha derrotado en todos los terrenos: en siete
elecciones, en un golpe de Estado y en un paro petrolero insurreccional. Su
principal aparato de violencia, el ejército, no lo tiene totalmente a su favor;
su elite tecnocrática dentro de PDVSA sufrió una ruda merma; carecen totalmente
de organizaciones y cuadros políticos que estén a la altura de la crisis; todo
su mecanismo de dominación pende, prácticamente, de los medios de comunicación y
del apoyo norteamericano.
En síntesis, la primera condición de una situación revolucionaria; la crisis en
las alturas y la incapacidad de la clase dominante para seguir gobernando; se
cumple con toda exactitud en el país. La gravedad de la crisis de dirección y de
gobernabilidad es tal, que todas las esperanzas democráticas de dominación la
han puesto en viejos tránsfugas y en lo peor (y más deshonesto) que dirigió y
traicionó el movimiento revolucionario democrático burgués de los años 60; como
son Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff,
Américo Martín y Gabriel Puerta Aponte. Así como en las negociaciones con el
Chavismo Sin Chávez, que no es más que el sector socialdemócrata que en el seno
del gobierno conforma un verdadero lumpen. La Tragedia de gobernabilidad de la
burguesía no puede ser mayor.
La situación de la masa popular no puede ser más trágica; cinco años tiene los
trabajadores soportando una de las mayores crisis en la historia del país, con
la esperanza de que se cumplan los cambios prometidos, enfrentando y derrotando
al enemigo en todos los terrenos, sin poder formar nuevas organizaciones
revolucionarias de clases que le disputen el poder a la burguesía, sin cuadros,
ni dirigentes a la altura de la situación histórica; lo que ha conducido que el
lumpen político pequeño burgués en el seno del gobierno, secuestre una y otra
vez la victoria popular y negocie con el enemigo el mantenimiento del orden
existente.
En la masa popular, principalmente entre los trabajadores, incluyendo
partidarios del chavismo, así como los que no apoyan a la Coordinadora
Democrática, crece la conciencia de que es necesario cambiar el orden existente;
sencillamente no quieren, ni pueden seguir viviendo en las actuales condiciones.
En ese sentido, el país marcha hacia una situación revolucionaria, donde los de
arriba no pueden seguir gobernando como hasta ahora lo han hecho, y los de abajo
no quieren seguir viviendo como hasta hoy lo han soportado. El conflicto y el
choque en esas condiciones son inevitables, y en él vencerá no tanto el que
tenga la razón o defienda la causa popular, sino el que tenga la fuerza y se
prepare para el combate, cumpliendo con las reglas y leyes del arte militar. No
basta querer la revolución, no basta tener el apoyo del pueblo, no basta contar
con una buena parte del ejército, es necesario que el pueblo y sus dirigentes
políticos y militares, conozcan al enemigo y se conozca a sí mismo, para
garantizar realmente la victoria.
La crisis de los de arriba, manifestada en su incapacidad de gobernar, y el odio
creciente de los de abajo contra el orden establecido, han repercutido de lleno
entre las clases medias del país. Del apoyo manifiesto y masivo a la
Coordinadora Democrática en abril de 2002, y aún en diciembre del referido año,
han pasado a una situación de indiferencia, vacilaciones, dudas, abandono a las
aventuras de la oposición, hasta simpatía y apoyo hacia los sectores populares.
El hecho de que la Coordinadora Democrática, con todo el aparataje logístico e
internacional con que contó para el reafirmazo, no pudiera luego de cuatro días
de recolección, completar ni siquiera las dos millones de firmas, indican con
claridad el estado de ánimo de las clases medias.
No podemos hablar de que estamos en una situación revolucionaria clásica, pero
es innegable que marchamos aceleradamente hacia ella, lo que nos obliga a una
marcha forzada y a una preparación política y militar con carácter de urgencia.
Aquí radica el principal problema para el movimiento popular, para los
trabajadores a cuya solución debemos abocarnos con toda nuestra fuerza y
energías. Enfrentar estos problemas significa que se empiece a tener claridad y
conciencia en torno a:
1) Es necesario que el movimiento popular, los trabajadores y en general, los
asalariados del país, adquieran una verdadera conciencia de clases y se doten de
un programa auténticamente revolucionario que refleje con exactitud sus
intereses y aspiraciones como clase contrapuesta totalmente al orden y sistema
establecido.
2) Sin un programa donde se tracen los verdaderos objetivos de lucha de los
asalariados y trabajadores del país, no es posible hablar de independencia, ni
autonomía de clases, y toda la acción del pueblo sólo servirá para que la
burguesía y sus eternos aliados, los "demócratas"; pequeño burgueses, tanto de
izquierda como de derecha, fascistas o disfrazados de "bolivarianos", secuestren
las victorias del pueblo y reduzcan a los trabajadores a meros espectadores del
reparto del botín, a carne de cañón en los conflictos de calle o simple
mercancía electoral.
3) Si el movimiento popular, que desde 1989 hasta hoy se viene levantando
peligrosamente y amenaza con derrocar a la burguesía, no se organiza y adquiere
una verdadera conciencia de clase y actúa de manera independiente ante el resto
de las clases y sectores sociales del país, no saldrá de su condición de
explotado y seguirá a la cola de los partidos y dirigentes de la burguesía,
independientemente del disfraz que éstos adopten, la constitución que aprueben o
las promesas de cambio y revolución que hagan.
4) La elección de Chávez, enterró definitivamente el papel de los partidos como
instrumentos de transformación de la sociedad venezolana. Todos los intentos por
revivirlo desde la derecha con sus experimentos fascistas (Primero Justicia,
Proyecto Venezuela, Bandera Roja), como desde la izquierda (Polo Patriótico, PPT,
Podemos, MVR, etc.), han terminado en estrepitosos fracasos.
Los partidos políticos, junto a los sindicatos y otras organizaciones de clase,
fueron instrumentos de la burguesía en la lucha por la toma y conservación del
poder, hoy han devenido en vulgares mafias cuyo único objetivo es la
preservación y enriquecimiento de la minoría que se agrupa a la sombra del
Estado, bien como gobierno o bien como oposición.Han transcurrido cinco años
desde la elección de Chávez, para la mayoría del país, en especial los
trabajadores, ha quedado en evidencia que el proceso democrático burgués que se
vive, ha sido conducido a un círculo vicioso conspirativo electoral, encerrando
a los trabajadores y pobres del país, en un falso dilema entre unos fanáticos
abiertamente fascistas y supuestos defensores de la "democracia y los derechos
humanos", y unos no menos farsantes disfrazados de chavistas y bolivarianos, que
bajo el falaz argumento de la defensa del gobierno y la constitución, no han
hecho otra cosa que secuestrar la victoria popular en función de sus propios
intereses identificados claramente con el mantenimiento del orden establecido.
El gran capital petrolero y financiero internacional, las grandes corporaciones
mundiales, y los amos del valle de Venezuela -que desde 1975 han venido
privatizando toda la economía y sociedad venezolana-, no pueden lograr la total
consecución de sus fines (privatizar PDVSA, EDELCA, la Seguridad Social,
Educación, Salud, Servicios, etc.), sin aliarse con todo este conjunto de
partidos políticos y organizaciones de la llamada sociedad civil, tanto de la
oposición como del gobierno. La burguesía tiene urgente necesidad de concluir la
reforma del Estado, que inician con el artículo 5 de la Ley de Hidrocarburo de
1975, y que permite la apropiación privada de todos los recursos y bienes
públicos de Venezuela. Para ello, hoy es de extrema urgencia acallar a los
pobres, liquidar el ejército, sustituyéndolo por policía y grupos paramilitares.
Y, sobre todo, privatizar PDVSA, colocando el yacimiento petrolero venezolano en
manos de las compañías petroleras anglosajonas.
La dominación de la burguesía sobre los explotados y pobres del país, que por
más de 80 años se la garantizó un ejército y policía incondicional, y un
ordenamiento jurídico que significó una verdadera dictadura del capital sobre el
trabajador, hoy se encuentra en un grave peligro. Por más de 40 años, el reparto
del poder entre oposición y gobierno, entre AD y COPEI, significó paz y
tranquilidad al capital que sencillamente acumuló fortunas a la sombra de la
corrupción oficial y del presupuesto público. Por más de 60 años, el estado de
bienestar que vivió el país, sostenido por una creciente renta petrolera,
cumplió un papel histórico de permitir la acumulación originaria de capital
desde el Estado al sector privado y desde el país al capital internacional.
Hoy ese capitalismo de estado, ese estado benefactor del cual los burgueses
sacaron todo su capital, no le sirve a los fines de la acumulación. La burguesía
no aspira a que sea un gobierno y su presupuesto quien asigne el excedente que
crea la renta petrolera, sino ser ellos mismos como propietarios del petróleo y
del resto de recursos, quienes decidan cuánto le toca al gobierno y por ende, a
los pobres en la "democracia productiva" que nos propone la Coordinadora
Democrática.
El problema central que enfrenta la burguesía es cómo establecer una dictadura
con careta democrática y si se quiere "revolucionaria y bolivariana", que someta
a los pobres y permita la privatización total de la sociedad venezolana.
Toda la esencia de la conspiración contra el Presidente de la República y las
negociaciones que le han seguido, expresan con meridiana claridad cómo los
factores reales de poder: el gran capital con su Estado, instituciones y estado
de derecho vigente, actúan no sólo con impunidad, imponiendo condiciones y
negociando con los sectores del gobierno acuerdos y componendas en contra de los
intereses del pueblo, sino fortaleciendo de hecho y derecho las posiciones del
gran capital, tanto en el gobierno como en el resto de la sociedad. Estos
sectores ubicados en PDVSA, MEM, BCV, etc., son precisamente la base económica
cuya expresión política es lo que todos conocemos como Chavismo sin Chávez. No
se trata de que el chavismo sea un movimiento ideológico, o algo por el estilo
(hasta el propio Chávez sabe que el chavismo no es ni siquiera un movimiento
político), sino que Chávez con sus discursos y promesas, sigue representando,
quiérase o no, las aspiraciones de transformación de un importante sector del
país, que precisamente es necesario acallar y someter como condición básica para
el desarrollo de los planes privatizadores del capital.
La burguesía no descarta en absoluto una nueva conspiración militar, un nuevo
levantamiento de las clases medias contra Miraflores, incluso una intervención
militar extranjera, total el Plan B que desde enero de 2003 está en marcha,
contempla todas esas posibilidades y alternativas. Sin embargo, si la burguesía
puede lograr sus fines por otros medios más económicos y pacíficos y, sobre
todo, electorales, no vacilará en recurrir a ellos, más cuando ya tiene en el
seno del gobierno a los Caballos de Troya y Judas que trabajan afanosamente en
función de la transición negociada. El papel de traición que en 2002 jugaron
Miquilena, Rosendo, De Armas, etc., lo desempeñarán en los próximos conflictos
todo este conjunto de pequeños burgueses democráticos, que en el seno del
gobierno representa este Chavismo Sin Chávez. De este conjunto de capitanes
notariados hasta los famosos comandos y jefes de todo tipo de misiones, que se
han convertido en la nueva capa de burócratas que se enriquecen y negocian a la
sombra del Estado y a nombre de la revolución; de este nido del propio lumpen
burgués y pequeño burgués, es precisamente de donde saldrán los futuros
Miquilena y Rosendo.
No hay que olvidar que el problema para la burguesía, como toda clase miope, es
creer que el problema político de hoy es descabezar el movimiento popular, en
otras palabras, resolver el asunto Chávez. Todas las negociaciones puestas en
marcha desde abril del 2002, una vez derrotado el golpe hasta hoy, han girado no
en torno a la política económica del gobierno, sino en cómo salir de Chávez. La
razón es elemental, en estos momentos Chávez es la figura en torno a la cual se
movilizan miles de venezolanos y un sector importante del ejército, que en un
determinado momento, como sucedió en abril y diciembre de 2002, son en verdad el
único obstáculo y la única fuerza que se puede enfrentar al capital y desbaratar
sus planes.En resumida, la burguesía y los sectores pequeño burgueses que, en el
seno del gobierno (desde el PPT y Podemos, hasta la Liga Socialista y el PCV)
creen que es posible una negociación a espaldas del pueblo y que es factible
sacrificar o convencer a Chávez para que acepte una transición negociada o un
nuevo Pacto de Punto Fijo, que nacería de un nuevo juego electoral; olvidan la
nueva situación histórica mundial, donde Irak, Palestina, Bolivia, por citar
sólo tres casos, nos enseñan sobre la elevación en la conciencia de los pueblos;
y subestiman el poder y la conciencia de los venezolanos y venezolanas del Siglo
XXI que comienza a comprender que su futuro y el de sus hijos, no depende de la
buena o mala voluntad de un hombre, o de lo que diga o no diga un caudillo, sino
de lo que los trabajadores y trabajadoras puedan hacer en el terreno de las
luchas políticas, económicas y militares.
De que este proceso o período de transición democrático que vive el país avanza
inevitablemente a una confrontación violenta, no queda la más mínima duda. Los
de arriba, los señores del capital y sus lugarteniente no pueden seguir
ejerciendo la dominación "pacífica y democrática" que por más de 40 años
impusieron a costa de la miseria y pobreza de la mayoría. Tiene necesidad de
incrementar su acumulación, sus ganancias, aumentando la exclusión social y la
miseria y no pueden hacerlo sin establecer la dictadura abierta, tal como
sucedió el 12 de abril. Los de abajo, los asalariados del capital, los
excluidos, los informales y en general, los trabajadores, han sido empujados al
borde del precipicio, la vida que llevan, es sencillamente una lenta y penosa
agonía. Cuando más de la mitad de un pueblo vive de la caridad pública, de la
limosna, de los Mercal, de la lotería, la droga, la prostitución, sin un ingreso
fijo, y ante este cuadro dantesco se le promete que sólo con la privatización
del país, será posible remediar sus males; estamos en una situación en que a
todo un pueblo, no le queda otra alternativa que luchar no ya por sus derechos o
democracia, sino simplemente por su vida y su futuro.
VIII. EL PLAN MILITAR DEL PUEBLO
Todos los escenarios planteados por la lucha de clases a nivel mundial, no dejan
lugar a duda, el Siglo XXI se abre como un siglo de enfrentamientos y
revoluciones. A nadie le agrada la violencia y menos están inmerso en una
guerra, pero el enemigo: El Capital, tanto nacional como internacional no le han
dejado a los pueblos del mundo otra opción que enfrentarlos en el terreno
militar. Sólo nuestros conocidos demócratas "candidatos a cargo de elección
popular", como versión política de la banda de músicos del Titanic, piensa y
actúa sólo en función de sus negocios, políticos y mercantiles.
El enemigo se prepara, y lleva la guerra en todos los frentes y ellos se empeñan
por todos los medios de pintar un panorama "pacífico, electoral y democrático".
Las razones económicas y en bolívares (no bolivarianas) de esta forma de actuar
es conocida. Esta capa de burócratas y lumpen son los reales beneficiaros del
llamado "proceso", y una situación que implique violencia, intranquilidad,
sobresaltos; no entra en sus cálculos mercantiles.
Alternativas planteadas en la estrategia política y militar de nuestro enemigo
principal; el capital transnacional y especialmente el petrolero.
1. Para EEUU es perfectamente claro que Venezuela, su petróleo, gas y recursos
energéticos, es una zona de primera importancia estratégica militar.
- Como su principal y cercana fuente de abbastecimiento de hidrocarburos para los
próximos años, pero más concretamente a partir del 2010, cuando el cenit de la
producción del petróleo convencional barato entre en una caída acelerada,
especialmente en Canadá, México y Nigeria, abastecedores importantes de EEUU.
- La ubicación estratégica de Venezuela frrente al Mar Caribe y como puerta de
entrada a Sudamérica (MERCOSUR), aumenta la importancia militar de Venezuela
dentro de los planes del imperio. El control del petróleo venezolano por parte
de las compañías anglosajonas, significará para el MERCOSUR y los países
andinos, lo que significa el control del yacimiento petrolero del Medio Oriente
para el dominio norteamericano de las economías (de Europa, Japón, China y el
sudeste asiático).
2. La estrategia militar de EEUU basada en la doctrina de la guerra preventiva y
en el no reconocimiento de la soberanía y autodeterminación de pueblos y
naciones, tal como lo demuestran hoy en Irak, Afganistán, Haití, países
africanos, etc., no nos deja otra opción que la de enfrentar a largo plazo y en
todos los terrenos esta estrategia militar hegemónica e imperial.
3. El plan conspirativo que desde mayo de 2001 adelanta el capital internacional
contra Venezuela (hoy denominado Plan B, por el Sr. Quiróz Corradi), está basado
fundamentalmente en la búsqueda de una salida violenta, donde el referéndum
revocatorio, las denuncias sobre violación de los DDHH y "Defensa a la
Democracia", son como las "armas de destrucción masiva en Irak", el pretexto
para desencadenar la guerra civil con la ayuda de las fuerzas militares y
policiales con que cuentan en el país, y el apoyo internacional vía Plan
Colombia, OEA, gobierno de USA y hasta la ONU.
4. El escenario electoral que no cuenta para los sectores de la derecha
venezolana que dirigen la Coordinadora Democrática, aún en el caso de que logren
negociar con el Chavismo sin Chávez, una convocatoria a referéndum revocatorio,
sólo tendrá como fin, ganar tiempo para preparar mejor su plan militar. Para
todos está perfectamente claro, que la burguesía y el imperio admiten una sola y
única salida a la crisis: SALIR DE CHÁVEZ (no de su gobierno) POR LAS BUENAS O
POR LAS MALAS.
Para el capital, la opción de violencia es la que hoy mejor se adecua a sus
objetivos, esta salida prepararía el terreno inmediato a la dictadura que
tendrán que instaurar para someter al pueblo, a los trabajadores y, sobre todo,
liquidar el ejército. Una salida "democrática y electoral", matemáticamente es
una derrota segura (no es fácil recoger 3,8 millones de votos en un día de
referéndum para sacar a Chávez, si en cuatro días y a duras penas recogieron
menos de 2 millones), tendrían que apelar a un fraude, que la elección de Bush o
las planillas planas quedarían como un juego de niño.
5. La opción de la presión contra Chávez, que pueda provocar en éste una
renuncia o una salida negociada (Pacto con AD, sectores de COPEI, etc.), no
cambiaría en lo esencial el panorama para la estrategia militar del pueblo.
6. El triunfo del revocatorio de Chávez, como escenario que maneja el Chavismo
sin Chávez, tratando de convencer a éste y al Chavismo de la "necesidad política
de contarse", además de que es la emboscada a Chávez de los miquilenistas en el
gobierno, no le resuelve la crisis de acumulación a la burguesía(privatización
acelerada del sector petrolero venezolano, del resto de la economía estatal y de
los recursos públicos); y, significaría la desaparición política por muchos años
de la "oposición democrática", como lo han reconocido sus principales
dirigentes. Derrotados militarmente en abril de 2002, derrotados política,
económica y militarmente en su paro insurreccional en diciembre de 2002, una
derrota electoral en agosto sepultaría no sólo a la Coordinadora Democrática,
sino a su mecanismo electoral de dominación y tendrían a Chávez hasta más allá
del 2021. Todos sabemos que la careta democrática en un estado capitalista en
crisis, es el mejor caldo de cultivo para una revolución popular como lo ha
demostrado con toda exactitud la experiencia histórico mundial, desde 1917.
7. En definitiva, hablando en términos estrictamente de clases, el problema
militar principal para el capital, no es Chávez ni sus discursos, es contener y
derrotar al movimiento popular y reestructurar su Estado, especialmente el
ejército, PDVSA, y la Asamblea Nacional; estableciendo una democracia
productiva, en la cual, como pregonan en sus documentos y declaraciones:
"Democracia no es igual a elecciones libres"; tal como el Sr. Carmona y todos
ellos nos enseñaron magistralmente en vivo y directo el 12 de abril de 2002.
Definir y ubicar al enemigo: condición esencial en toda guerra
El primer error que debemos evitar dentro del plan militar del pueblo, es creer
que el enemigo es tan sólo o principalmente la Coordinadora Democrática, Primero
Justicia, Bandera Roja, o el gobierno de Bush. Este tipo de apreciación nos
tapan los ojos ante tantos "enemigos", tal como los títeres y marionetas no nos
dejan ver el circo, ni tampoco saber quiénes manejan las cuerdas tanto a nivel
nacional como internacional. Muchas veces, mientras más combatimos a esos
enemigos, estamos literalmente durmiendo y si se quiere apoyando
inconscientemente al enemigo más peligroso y poderoso.
El enemigo hay que definirlo y ubicarlo antes que nada en términos de la clase
social que ejerce la dominación y la organización social a través de la cual
ejecuta su hegemonía y si se quiere, su dictadura. Desde "el encuentro de dos
mundos" hasta hoy, pasando por breves períodos de "independencia", nuestro país,
su economía y política, han sido dirigidas desde el exterior. Por más de 500
años, no hemos sido otra cosa que colonia, semicolonia o factoría de algún
imperio (español, inglés, norteamericano), formando parte de una economía
mundial donde se ubican los principales dueños del país y primeros factores de
poder, dentro del Estado y la sociedad venezolana.
Es el capital internacional, las grandes corporaciones multinacionales, los
grandes bancos y, especialmente, en el caso de nuestro país, las grandes
compañías petroleras anglosajonas (Exxon Mobil, Shell, Chevrón Texaco, Conoco
Phillip, British Petroleum), el principal enemigo que inunda con su presencia
todos los órdenes de nuestra sociedad y, pese a ello, para el común de los
habitantes, éste no es el enemigo, sino los políticos adecos, copeyanos, etc. No
hay rama de la economía, desde el petróleo y las minas, desde la banca y la
agroindustria, desde las empresas manufactureras a las de seguros, o del
comercio hasta los servicios de comunicación; donde no ejerzan su dominio las
grandes compañías transnacionales.
La economía venezolana está sencillamente organizada para que nuestra principal
industria y fuente de riqueza: El Petróleo, fluya totalmente al exterior,
primero como exportaciones petroleras -cuyo producto se queda totalmente en el
exterior-, y luego como importadores de todo tipo de producción de los grandes
países o, como puntuales y exactos pagadores de la deuda externa. En resumida,
el país es un abastecedor seguro y confiable de capital a las grandes
corporaciones mundiales, a cambio de miseria, hambre y pobreza para la mayoría
de la población venezolana. Esto es precisamente lo que se llama desarrollo y
progreso, según el enemigo.
A este capital internacional y estrechamente unido a él por las más diversas
vías, está el llamado capital nacional; de esto último, dicho capital sólo tiene
la cédula, porque en realidad es socio, testaferro, dependiente o simple
comisionista del gran capital internacional. En todo caso, el capital no tiene
fronteras, patria o amigos, sólo intereses y la pasión por el afán de lucro y la
máxima ganancia, sin importarle los medios para alcanzarlo. Como parte de este
capital y a la sombra del Estado y su presupuesto, se han conformado sectores
parasitarios del capital y burocracias estatales, que crecen alrededor de las
migajas que deja el reparto de la renta petrolera, entre los grandes capitales.
Es el gran capital internacional, en cualquiera de sus manifestaciones, el
enemigo principal de la revolución en Venezuela.
Este capital no puede ejercer su dominación sin la ayuda y el apoyo de toda una
burocracia pública y privada que el capital va creando a lo largo de su
desarrollo histórico en el terreno del Estado, de la economía, la política, la
cultura, la moral, la religión. Es de esta parte de la organización del Estado,
la economía y la sociedad capitalista, donde van a surgir las clases medias,
asalariadas del capital, que se convierten (especialmente las capas más
estrechamente ligadas a la alta dirección del Estado y la economía) en la
principal base económica del aparato de consumo de producción capitalista y la
base social y política más importante del capital, de donde a menudo se nutre
éste para ejercer su dominio en lo político, militar, económico, cultural,
ideológico, etc.
Estas capas medias, indudablemente no son homogéneas, ni económica, ni
políticamente, y al ser las primeras y principales afectadas por las periódicas
crisis del capital, su proceso de proletarización política, a menudo va unida a
un proceso de identificación ideológica con el pensamiento más reaccionario y
oscurantista del capital, tales como el fascismo, las diversas religiones,
sectores fanáticos, etc.
Es el capital en sus diversas manifestaciones, el enemigo a combatir y el que le
confiere a nuestra revolución un carácter principalmente anticapitalista. Esta
definición del capital como un todo único, tiene una importancia fundamental en
la definición del carácter de clase e independencia del movimiento popular, y
nos previene contra la ideología del "antiimperialismo"; como herencia
ideológica del pensamiento burgués y pequeño burgués, que impregnó con su
política de conciliación de clases, de frentes populares, liberación nacional,
etc., la lucha democrático burguesa, luego de la II Guerra Mundial.
La ideología del antiimperialismo nos conduce a ubicar al enemigo en el
exterior, más allá de la frontera, dejando toda la lucha de clases en el
interior del país, bajo el reino de nuestros campeones del antiimperialismo, que
terminan siendo vulgares furgones de cola de una supuesta burguesía nacional,
aliados de otros sectores "imperialistas", o como hoy se definen muchos de estos
señores salvadores del capital nacional y defensores del llamado desarrollo
endógeno, versión "bolivariana"; del viejo programa de la CEPAL de la
industrialización hacia adentro. En conclusión, nuestro enemigo principal es el
capital y nuestra revolución es anticapitalista, o simplemente no será
revolución.
La principal lección que nos han dejado las experiencias de abril y diciembre de
2002 y toda la conspiración en el país, es que hoy a la vista de todo un pueblo
y de un ejército, el enemigo se ha quitado la máscara democrática, religiosa,
culta, educada y electoral con que ejerció su dominio a lo largo de casi un
siglo, y atacó directamente como capital a su enemigo histórico; los
trabajadores y todo un pueblo:
- Llevó adelante un golpe de Estado.
- Instauró una dictadura que abolió de un plumazo la constitución nacional y las
instituciones democráticas creadas por el mismo capital.
- Cerró fábricas y comercios.
- Paralizó una buena parte de la economía..
- Secuestró el dinero del Estado y del púbblico, y fugó capital en medio del
paro.
- Cerró violentamente vías de comunicaciónn.
- Controla absolutamente los medios de communicación, mediatiza e impone su
dictadura y llamados a la guerra civil.
- Cerró escuelas, liceos, universidades, cclínicas, hospitales, puertos y
aeropuertos.
- Saboteó de la manera más criminal la inddustria petrolera del país.
- La cúpula eclesiástica, en representacióón de la religión oficial, participó
activamente en el golpe y hoy predica abiertamente la violencia y la guerra
civil.
- Cometió y comete asesinatos (casos Plazaa Francia de
Altamira, Puente Llaguno, campesinos del Zulia, etc.), actos de terror, y sus
delincuentes son tratados como héroes o son asilados en EEUU.
- Secuestran las divisas en el Banco Centrral, no le transfieren al gobierno los
beneficios totales de las utilidades cambiarias, mientras le trasladan a la
banca privada cantidades crecientes del dinero público.
En pocas palabras, ha sido el capital, su Estado, sus representantes principales
(políticos, militares, religiosos, patronales, etc.), sus instituciones más
emblemáticas (iglesia, medios de comunicación, tribunales), los que han atacado
al pueblo y se prestan a desencadenar una guerra civil, sino se cumplen sus
exigencias dictatoriales de dominación.
Hoy, para el pueblo, para un importante sector del ejército, y para los
trabajadores del país, ha quedado grabado en sus mentes e interiorizado en su
conciencia, que es el capital, su estado y su sistema de dominación, EL ENEMIGO
A VENCER.
Esta definición es de suma importancia dentro del plan militar del pueblo, por
cuanto de ella se deducen elementos básicos que permiten orientar la política
militar del pueblo:
1. Estamos en presencia de una guerra civil de nuevo tipo, sin frente definido
de lucha. El combate se da en todos los terrenos donde actúa el enemigo, sin
reconocer fronteras. Existe una curiosa cita de Marx sobre el tema: "Una nación
que combate por su libertad no debe respetar de una manera absoluta las leyes de
la guerra generalmente reconocidas. Levantamientos en masa, métodos
revolucionarios, bandas de partisanos en todas partes, son los medios gracias a
los cuales una pequeña nación puede hacer frente a un adversario superior en
número y en material. Mediante el empleo de estos procedimientos puede la parte
más débil tener la esperanza de vencer a un enemigo más fuerte y mejor
organizado".
2. El bando en que se ubica cada quien está directamente definido por la defensa
o no que se le hace al capital transnacional.
3. Los medios de comunicación, en especial, la televisión y prensa, se
convierten en una de las armas y organización militar más importante del
enemigo, contra los cuales hay que contraponer igualmente armas y organización
militar.
Trotsky en un momento señaló que un policía, independientemente de su origen o
procedencia, era un representante e instrumento de dominación y opresión de la
burguesía, exactamente este razonamiento es enteramente aplicable a los llamados
periodistas y locutores de radio y TV.
4. Las compañías transnacionales, independientemente del lugar y función que
ocupan en la economía y sociedad del país, en especial las petroleras, hay que
enfrentarlas tal como son: Enemigos Públicos Nº 1. Nadie que trabaje en ella se
exime o se escuda en el argumento de que es un trabajo como cualquiera, porque
objetivamente, consciente o inconscientemente, se forma parte de verdaderas
organizaciones criminales, que no solamente saquean al país, sino destruyen
nuestro medio ambiente. No olvidemos el decreto de guerra a muerte de Bolívar en
Trujillo y su importancia en la radicalización y apoyo popular para la guerra
contra el imperio español.
5. Hay que partir de un hecho claro, en este gobierno, el capital y sus aliados
criollos han declarado la guerra desde diciembre de 2001, con el paro patronal.
Desde entonces hasta hoy, no han dejado un día de combatir al pueblo en todas
las formas posible. Aquí el capital está en guerra contra el trabajo, quien no
está en guerra contra el capital es el pueblo y sin embargo, sigue poniendo los
muertos del conflicto y con su hambre, miseria y pobreza, permite que aumente la
riqueza en manos de la minoría que lo ataca.
Al capital hay que atacarlo a diario, en todos los terrenos y con todas las
armas, como él mismo lo hace hoy no sólo contra nuestro pueblo, sino en todo el
tercer mundo. Si no nos hacemos eco y parte de la lucha de los iraquíes,
palestinos, nigerianos, afganos, bolivianos, colombianos, etc., contra el mismo
enemigo que nos agrede, estaremos faltando a nuestros deberes internacionales
como parte de los pueblos del mundo; y mal podríamos definirnos como
revolucionarios y encerraríamos nuestra conciencia de clase mundial, parte de la
humanidad sufriente y en lucha, en nuestra mezquina conciencia nacional.
6. La ciudad, es el escenario principal en este momento de la lucha de clases y
de la política militar del pueblo. Sin embargo, estratégicamente, en el plano
internacional, para enfrentar la intervención del enemigo, sus planes (tales
como el Plan Puebla Panamá, el Plan Colombia, etc.); los llanos, las selvas y
montañas ocupan un lugar de primera importancia militar como zona de repliegue
en caso de derrotas, de ocultamiento luego de ofensivas urbanas, para dispersar
y batir al enemigo, para el entrenamiento y reagrupación de las fuerzas
militares del pueblo, como escenario principal para forjar la integración
militar de América Latina, tal como sucedió en 1810. En definitiva, el hecho de
que las ciudades y sus alrededores es el frente principal de la guerra del
pueblo, desde hoy y hasta el triunfo final, hay que prestarle la debida
importancia al trabajo en el campo y desarrollar los planes correspondientes a
ese objetivo.
7. La violencia revolucionaria le ha sido impuesta al pueblo como tarea de
primera línea, por cuanto ha sido el propio capital, los patronos y sus
instituciones, quienes han pisoteado el llamado Estado de Derecho; donde dicha
clase establecía el marco jurídico pacífico y democrático a la lucha de clases.
Ha sido la propia burguesía con su guerra declarada, con sus llamados a la
desobediencia civil, sus paros y huelgas insurreccionales, sus planes guarimbas,
sus levantamientos militares y policiales, la impunidad total con que actúan, la
que se ha encargado de enseñarle al pueblo y a los revolucionarios cómo usar la
constitución y el orden jurídico para la defensa de sus intereses y la
consecución de sus fines; dejando claramente establecido la esencia de clases de
los patronos y sus representantes, cuando cometen toda suerte de tropelías,
violencia, fraudes, sabotaje, catalogados por sus mismas leyes y constitución,
no sólo como delitos, sino como crimen y traición a la patria, sin que para
ellos exista ley o poder alguno que los juzgue y sentencie. Queda en evidencia
hasta para el más simple mortal, y el más humilde trabajador, que este sistema,
estas leyes y estas instituciones "democráticas", no son más que una vulgar
máquina de opresión y dominio de los patronos contra el trabajador, pero no para
actuar sobre ellos.
Ninguna clase propietaria establece su dominio, sus leyes y orden establecido
para aplicárselas a sí misma, es evidente, como lo sabe cualquier ciudadano
humilde, que las leyes e instituciones de este país son para aplicárselas al
pendejo. Desde abril de 2002, día a día la desesperación patronal le enseña a
todo un pueblo esta característica de la democracia existente en
Venezuela.
Dictadura y democracia no son en absoluto términos contradictorios, sino
exactamente las dos caras de la misma moneda del sistema capitalista y de la
constitución que regula el orden jurídico de dicha sociedad. De un lado, es
total y absoluta libertad y democracia para los propietarios privados, para los
dueños del circo, para la minoría dominante que actúa con total impunidad a la
hora de reprimir, aplicar violencia contra el marginal y para vender y saquear
al país; y por el otro, es la más férrea dictadura, la violencia diaria y
organizada contra los pobres, contra el trabajador, no sólo a través de los
instrumentos represivos con que cuentan los patronos (policía, Guardia Nacional,
ejército, tribunales, cárceles, etc.), sino también por medio de la violencia
anónima y oculta que genera a diario el sistema y que se llama desempleo,
hambre, miseria, frustración, injusticias, engaños, manipulación, que es si se
quiere peor que la violencia ejercida abiertamente por el sistema, y causa a
largo plazo el mayor daño al pueblo y asegura mejor la dominación de los
patronos.
Enfrentar esta violencia e impunidad de la burguesía, se convierte hoy en un
problema militar y de clases. Es estúpido y necio esperar que las instituciones
y el orden establecido por ellos, vaya a juzgarlos o sentenciarlos. Los delitos
y crímenes de los patronos y el Capital contra Venezuela, deben y tienen que ser
combatidos y juzgados por los únicos afectados y verdaderos interesados en
acabar con la impunidad existente: El pueblo y los trabajadores venezolanos.
No es posible crear un verdadero poder popular y alternativo, si los
trabajadores y los pobres del país, no creen y ponen en funcionamiento
verdaderos órganos de represión y justicia de clase, para someter y sentenciar a
los patronos y sus lacayos incondicionales.
La guerra del pueblo o el pueblo en armas como expresión real del poder para los
trabajadores y trabajadoras
Hay tres principios fundamentales que están íntimamente relacionados y que
definen con exactitud la esencia y el carácter de la guerra como fenómeno
militar.
1- La guerra es la continuación de la política por otros medios, principalmente
violentos.
2- El objetivo en toda guerra es la victoria, ésta sólo se consigue si se
aniquila al enemigo y se conservan las fuerzas propias.
3- Conocer al enemigo y conocerse a sí mismo, y en cien batallas la victoria
estará de tu lado.
Guerra y Política
La situación política de enfrentamiento de clases a la que ha llegado el país,
es indudablemente el resultado de una política que por años y siglos ha aplicado
la minoría dominante. Esta situación de violencia generalizada ni la inventó
Chávez, ni llegó con él, mucho menos él la provoca. Todo lo contrario, y siendo
objetivo en el análisis de este gobierno, ha sido Chávez el gran dique de
contención de las luchas populares, y el unico que hasta ahora puede movilizar a
sectores importantes de la población.
La radicalización verbal que ha experimentado el propio Chávez, especialmente en
su discurso antiimperialista y antioligárquico, es fruto de la política de
violencia y crímenes que ha desatado el Capital contra el pueblo y no producto
de la radicalización política y económica del llamado "proceso". Mientras la
burguesía llama abiertamente a la guerra civil, al "derrocamiento del dictador",
a desconocer el orden jurídico vigente, entre tanto, al pueblo se le llama
precisamente a defender la constitución y el orden vigente, manteniéndose en
calma y, sobre todo, a "no caer en las provocaciones del enemigo", como es el
lema preferido de todos los conciliadores y agentes del capital en el seno del
movimiento popular.
Hoy la guerra a nivel mundial y en el país, es la continuación de la política de
las clases dominantes.
Han recurrido a la violencia como elemento principal dentro de su política,
porque sencillamente a partir de abril y diciembre de 2002, se ha alzado como un
enemigo peligroso, un pretendiente real a la toma del poder: El pueblo, los
trabajadores que en gran medida pueden conseguir un apoyo importante del
ejército nacional.
Para los patronos y el Capital internacional, es evidente que su dominación y
acumulación de riquezas, exigen de hecho, una solución de fuerza que reordene el
Estado y establezca un nuevo estado de derecho y orden, acordes con la nueva
etapa privatizadora y globalizadora que lleva adelante el capital a nivel
mundial. Privatizar toda la vida social del país; reducir el Estado a sus
funciones de caridad pública; aumentar el desempleo y la exclusión social;
establecer el dominio de la economía de los monopolios bajo el disfraz del
mercado, la libre competencia y la "libertad"; reducir el ejército a funciones
de policía interior; eliminar la soberanía del país bajo el manto de la
globalización; privatizar todo el sector petrolero nacional, la seguridad
social, la salud y la educación; son objetivos que hoy el capital tiene
necesidad de efectuar como cuestiones de vida o muerte para su sistema, y para
ello, la violencia y la guerra es una política perfectamente válida.
En consecuencia, si la guerra es la continuación de la política del enemigo,
entonces, también tiene que ser la guerra la respuesta política del pueblo. Las
amenazas de guerra civil y las acciones de violencia que a diario desatan, no
pueden ser subestimadas, ni servir de pretexto para nuevos acuerdos y
negociaciones que tienen el claro fin de fortalecer al enemigo y darle tiempo a
que se facilite la acción internacional.
La guerra no es más que un medio de fuerza para la consecución de objetivos
económicos y políticos trazados con anterioridad al conflicto, por quienes
desencadenan o llevan adelante una guerra. Los patronos, que todo lo calculan,
hasta el más mínimo detalle, y hasta el último centavo que van a invertir, están
convencidos que salir de Chávez, aún a través de la violencia, es el medio más
económico para la consecución de sus objetivos políticos y económicos. Toda la
campaña y fraseología en torno a la democracia, derechos humanos o libertad, no
son más que el disfraz que hoy asumen para encubrir sus verdaderos fines.
Citemos una frase: "Si les gusta una provincia ajena y poseen suficientes
fuerzas, ocúpela de inmediato. Tan pronto lo haga, encontrará un suficiente
número de abogados, quienes demostrarán que usted tenía todos los derechos sobre
el territorio ocupado"(Federico II, Rey de Prusia, Siglo XIX). En esa misma
dirección opinaba Hitler el 22 de agosto de 1939, días previos a la invasión de
Polonia, que desencadenó la II Guerra Mundial: "Ante todo, será derrotada
Polonia. El objetivo es liquidar la fuerza viva... Yo daré un pretexto
propagandístico para comenzar la guerra. No importa que sea verdad o no. A los
vencedores no se les va a preguntar después si decían la verdad. Al comenzar y
conducir la guerra, se debe tener en cuenta que lo importante es la victoria, y
no el derecho".
Las anteriores palabras de destacados dirigentes políticos y militares de la
burguesía, deben ser entendidas y aplicadas por los trabajadores y el pueblo en
estas horas, donde la fuerza y el poder militar es quien decide la victoria y la
consecución de los objetivos políticos para cada uno de los bandos en conflicto,
son excluyentes y antagónicos.
La acción conspirativa y guerrerista del capitalismo mundial, como de la propia
burguesía y sus representantes políticos en Venezuela, demuestran que el camino
democrático y electoral que por años pregonaron como la única vía para
perfeccionar su democracia, ha llegado a su fin. La doctrina de la guerra
preventiva de Bush y Blair, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo,
significa de hecho el fin de la soberanía nacional, el derecho a la intervención
unilateral por parte del imperio del mal en cualquier país, y lo más importante,
la definición del carácter democrático o no de una nación, depende de los
intereses de EE.UU., que en última instancia es quien decide cuándo un país es
terrorista y cuándo es democrático. No olvidemos que en la nueva doctrina
internacional, "democracia no es igual a elecciones libres".
En Venezuela esta doctrina, desde abril de 2002 hasta hoy, ha sido aplicada por
la conspiración permanente del imperio y sus aliados criollos, demostrándole al
pueblo en la época de la globalización y la privatización, que el camino
electoral ni siquiera sirve para las más tímidas reformas democráticas. La
mayoría de los votantes eligieron a Chávez como Presidente, en sus elecciones
posteriores esa masa electoral lo ratificó como el candidato ganador, y en el
tercer año, luego de que Bush ganara fraudulentamente unas elecciones, la
minoría opositora de Venezuela, en especial la cúpula política, económica y
eclesiástica, decide que hay que convocar a elecciones para salir de Chávez por
las buenas o por las malas. De esta manera y ante los ojos de toda la nación,
han sepultado sus vías electorales y se han descubierto que la única democracia
y los únicos candidatos que ellos aceptan son los que defienden sus intereses.
En definitiva, una explicación práctica de qué es y cómo funciona la burguesía,
aún como oposición, no puede ser más elocuente.
Esta crisis de gobernabilidad que para el enemigo significa salir de Chávez,
tiene para el pueblo y para nosotros otra lectura de una inmensa importancia
dentro de la política militar.
La guerra del pueblo se distingue básicamente de las guerras convencionales,
donde el objetivo militar, la conquista de territorio, es lo esencial; en que en
la guerra popular el objetivo principal es el político y se expresa en elevar la
conciencia del pueblo, para que sea éste quien haga realidad el principio rector
de toda revolución popular verdadera: como es la liberación del oprimido, que es
y será obra del oprimido mismo ó simplemente no habrá revolución.
Si entre los pobres, los trabajadores, no arraiga la conciencia de derrocar el
orden existente que los oprime y construir un nuevo mundo acorde a sus intereses
y aspiraciones, como tarea histórica que le corresponde a ellos; no habrá
"vanguardia histórica", mesías, caudillos, o salvador supremo que llevará
adelante esa misión. Los trabajadores no deben esperar ni esperan que su
liberación sea gracias a la intervención de sectores sociales, partidos o
iglesias exteriores a él. Su emancipación será obra de ellos mismos porque nadie
va a acudir en su ayuda.
Hablar de una guerra del pueblo, hablar del pueblo en armas o de la unidad
cívico - militar, como hoy se habla con insistencia, excluye por principio toda
participación en complots, golpes militares o aventuras palaciegas de viejos
caudillos trasnochados. Pueblo en Armas significa precisamente participación
masiva y consciente de los oprimidos como condición básica para el desarrollo de
dicha guerra. El apoyo y la incorporación popular no sólo es necesaria para el
triunfo, sino para resolver el verdadero problema de toda revolución: Defender,
sostener y ampliar el poder conquistado.
IX. ESCENARIOS EN QUE SE DEBATIRÁN LAS LUCHAS DEL PUEBLO
1) La preparación del pueblo tiene que ser para alcanzar la victoria. Para ser
derrotado no hace falta preparación. Lo que se quiere no es seguir viviendo bajo
las actuales condiciones "pacíficas y democráticas", sino cambiar todo el orden
existente. Todos sabemos perfectamente el futuro que se nos viene encima en caso
de una derrota. Si alguien ha olvidado el 12 de abril, que abra los ojos ante lo
que ocurre en Irak o Afganistán y nos preparemos hoy para evitar llegar a esas
situaciones.
2) Es evidente que una derrota electoral de Chávez o una transición negociada
del Chavismo sin Chávez con el enemigo, sólo es posible a base de un gigantesco
fraude o una nueva traición; en ambos casos, esas derrotas sólo significarían
que el enemigo pasaría a la ofensiva final contra todo el movimiento popular. En
este caso, el levantamiento popular y la resistencia son las respuestas lógicas
y justas por parte del pueblo.
3) En caso de un nuevo triunfo popular contra un nuevo intento insurreccional o
de fraude por parte de la burguesía; dejaría el escenario servido para que el
capital internacional con EEUU a la cabeza, declare al país como "nación
forajida y terrorista", por lo que la intervención militar directa de EEUU, o a
través del
Plan Colombia con apoyo interno, no se haría esperar.
En resumida, el pueblo, los trabajadores, los sectores del ejército que están
dispuestos a defender nuestra soberanía, y todo aquel que realmente está
interesado en una revolución verdadera en función de las mayorías del país,
deben tomar en cuenta y estudiar seriamente los problemas militares que la
revolución venezolana plantea en los actuales momentos.
Los escenarios en el tiempo del problema militar
A) En el corto y mediano plazo hay que dedicarse a tiempo completo, con o sin
recursos, a la preparación militar, para enfrentar en lo inmediato el Plan B, el
Plan Guarimba, la Desobediencia Civil y en general todo el plan abiertamente
conspirativo de la reacción.
La calle no puede ser dejada "pacífica y civilizadamente" a quienes vienen a
imponernos una dictadura. En estos momentos, cuando todos los demócratas pequeño
burgueses nos llaman a mantener la calma y el orden, y por el contrario convocan
a marchas aclamacionistas de fines de semana, mientras dirigen al pueblo a un
verdadero matadero, a una nueva masacre; es tarea de primer orden para todos,
mantenerse en la calle y no dejar que el enemigo siga ensayando
"constitucionalmente" su plan macabro.
El ejército es en buena parte "institucionalista, respetuoso de la
constitución", etc. Por ello, es un ejército que en los momentos cruciales puede
vacilar e irse al lado del más fuerte, por lo que es razón más que suficiente
para estar en la calle, con todos los hierros y de hecho, apoyar a los sectores
castrenses que enfrenten en la calle al enemigo. Es una buena táctica para ir
forjando en la lucha de la calle la unidad cívico-militar. No hay que olvidar
que una de las experiencias básicas en toda insurrección popular y de combates
urbanos es GANARSE AL EJÉRCITO.
En este período que estamos viviendo y que tiene como fecha de cierre, agosto
(aunque puede ser antes), es necesario la preparación en todos los terrenos de
la insurrección popular; la desobediencia cívico-militar del pueblo, ante
cualquier intento o manifestación del enemigo, por más insignificante que sea.
No debemos dejar que el enemigo se prepare, que tome la calle de nuevo, hay que
emplear desde hoy una verdadera táctica de guerrilla popular contra el enemigo,
su base social, sus propiedades, sus nidos de conspiración, y llevar contra
ellos una verdadera guerra que mine la base social, moral y psicológica en la
cual se apoya. La mejor guerra es la que se evita y la mejor victoria es la que
se logra sin ensangrentar la espada. No hay que dejar que el enemigo continúe
con sus preparativos como "Pedro por su casa".
El gobierno, comenzando por el Presidente, es bastante difícil que llame a la
revuelta popular, total, él es el representante oficial de toda la sociedad
formal y legal; su problema ante el "Estado de Derecho" y orden que representa,
es actuar en nombre de toda la sociedad; su función es mantener el orden de
dominación de "los de arriba". Para el pueblo y para todo revolucionario, el
problema es otro, cómo evitar que el enemigo se prepare para la guerra y nos
sorprenda con un nuevo 11 de abril.
B) A largo plazo debemos estar preparados para una resistencia prolongada que
pueda surgir de varias opciones perfectamente posibles, dada la extrema
debilidad política, ideológica y militar del pueblo. En la lucha hay que
considerar los siguientes aspectos:
b.1) Pese a las derrotas sufridas por el enemigo, su poder de todo tipo
permanece más o menos intacto, más cuando el recurso internacional aún no ha
sido utilizado por éste de manera abierta. En estas condiciones hay que recordar
la enseñanza vietnamita: prepararse para lo peor, o sea, una derrota, que todos
sabemos lo que significaría: el descabezamiento del movimiento popular, a sus
líderes naturales, a los que propugnan y encabezan una lucha de clases. Es de
sobra conocido que el enemigo, aún en su condición de fascismo, siempre
jerarquiza a quién aniquilar primero, y también en quién apoyarse para la
conciliación, la entrega, el engaño y, sobre todo, la traición.
b.2) La intervención extranjera con apoyo interno, es una opción cada vez más
viable para el enemigo y militarmente tal vez la más factible, operativamente
hablando.
El Plan Colombia con el títere Uribe, y los paramilitares en nuestra frontera,
apoyados por las compañías transnacionales, así como por los desplazados, que
pueden ser fácilmente utilizados como fuerza de infiltración; es una alternativa
que está presente en los planes del imperio, más cuando EEUU y Colombia han
extendido hasta el 2009 la vigencia del Plan Colombia y se ha incrementado la
presencia y apoyo militar norteamericano en el país neogranadino, con especial
énfasis en la zona fronteriza.
Dentro de este plan, juega un papel importante el Estado Zulia, el gobernador
Rosales, la Gente del Petróleo, los contratistas golpistas que aún operan dentro
de PDVSA, los ganaderos y terratenientes asesinos de Machiques y del Sur del
Lago, dentro de la campaña "Por un Zulia libre y por un país zuliano" que se
lleva adelante en dicha región. Este plan separatista es abiertamente pregonado
no sólo en el Zulia; también los gobernadores Lapi en Yaracuy, Rojas Suárez en
Bolívar, y otros mandatarios regionales y alcaldes ligados a la reacción, han
expresado pública y abiertamente sus pretensiones separatistas como la necesidad
de "invocar la intervención extranjera" para salir de Chávez.
El reforzamiento militar de las policías regionales y municipales en manos de la
oposición.
El crecimiento acelerado de compañías armadas de vigilancia y seguridad para la
protección de la propiedad privada.
El incremento del tráfico de armas y el aumento del porte y tenencia de armas
entre las clases medias y sectores de la oposición.
El aumento de la presencia de paramilitares en todo el país, especialmente a lo
largo de toda la costa,
incluyendo el Estado Sucre y lo largo del Eje Apure - Orinoco, nos habla por sí
solo de que el enemigo se prepara para repetir en Venezuela la estrategia de LOS
CONTRAS en Nicaragua, en caso de fracasar la transición negociada o el
megafraude del revocatorio.
La noción del Pueblo en Armas, o como la llama Chávez: La Unidad Cívico-Militar,
hay que concretarla no sólo como tarea inmediata -el propio Chávez ha insistido
en la necesidad de que el pueblo aprenda a manejar el fusil-, sino que el
armamento general de toda la población trabajadora, es condición elemental en
toda revolución verdadera Mao Tse Tung lo expresó en repetidas oportunidades:
"El poder nace del fusil" y si no pregúntele a Pedro el Breve (Carmona).
La necesidad del pueblo organizado en armas, es hoy una medida no sólo para
enfrentar los planes de la reacción, sino la inseguridad personal que
semanalmente causa decena de muertes en el país. Hoy por hoy, la burguesía y los
sectores de la clase media que la apoyan, están "armados hasta los dientes". A
este armamento masivo del enemigo se le une el crecimiento acelerado de
verdaderos ejércitos privados y grupos de sicarios, policiales y paramilitares
que de hecho están al servicio directo del capital. Ante esta verdad a los ojos
de todo el pueblo, quien es precisamente el que paga las consecuencias directas
de esta violencia -poniendo los muertos que todos los fines de semana llenan las
páginas rojas de los diarios y noticieros-, es tarea urgente y de primera
necesidad, llamar y ayudar al pueblo a organizarse militarmente, como camino
cierto en la construcción del verdadero poder popular. Sólo un pueblo armado,
puede no solamente defender y hacer valer sus derechos, sino ser garantía real
de la defensa y soberanía de un país, como a menudo lo recuerda el General
Baduel, y como hoy nos enseñan los pueblos de Irak y Palestina.
X. EL PROBLEMA CENTRAL PARA EL PUEBLO
El problema central para el pueblo, es el mismo problema que viene padeciendo
desde hace varias décadas y por el cual ha votado siete veces a favor de Chávez,
como en ningún momento en la historia política del país. Para los excluidos,
para los pobres, para el "lumpen chavista" (como llamó El Nacional al pueblo que
apoya al Presidente), el problema no es contarse, votar por éste o por aquel, ni
elegir sus "representantes populares". Para el trabajador venezolano y para los
pobres, el problema es llevar una vida digna y conforme a una familia humana, de
acuerdo al nivel de progreso y bienestar que históricamente ha alcanzado la
humanidad, como fruto precisamente del trabajo concreto y creador de toda la
riqueza material de la sociedad, que ha realizado y realizan millones de
esclavos, campesinos, obreros, hombres y mujeres que todo lo producen y nada
tienen.
Los problemas que le interesan al pueblo, por el cual trabajan y están
dispuestos a luchar, no son precisamente los abstractos, vagos y genéricos
"derechos y libertades democráticas", sino:
1. Trabajo creador y placentero como condición natural común a todo ser humano.
2. Alimentación diaria como condición elemental para el sostenimiento de la
vida.
3. Vivienda necesaria a toda familia humana.
4. Vestido y calzado como le corresponde a todo hombre y mujer.
5. Salud y educación como necesidades humanas básicas.
6. Servicios colectivos esenciales para el verdadero desarrollo de la vida
social.
7. Seguridad y tranquilidad como condiciones esenciales para el disfrute pleno
de la vida.
8. Tiempo libre para el ocio creador y recreativo. Sólo con un mayor tiempo
libre, liberado del trabajo embrutecedor, podrán los seres humanos llevar una
vida digna de la especie a la que pertenecemos. La vida es para el amor, la
amistad, la creatividad, el conocimiento. De otra manera no tiene sentido
vivirla.
9. Total y absoluto acceso a la información y los medios para adquirirla y
difundirla, como condición básica para la participación consciente y la toma de
decisiones de los problemas centrales de toda sociedad.
10. Soberanía y autodeterminación como condición elemental de existencia común a
todo pueblo.
11. Respeto, cuido y conservación del medio ambiente, sin el cual no se concibe
la vida en el planeta.
12. Uso y desarrollo de una tecnología al servicio de la felicidad humana y en
armonía con el medio ambiente.
Estos son entre otros, los verdaderos problemas del pueblo, por cuya solución
viene votando y luchando desde hace décadas y hoy la lucha de clases en el país
y en el mundo lo ha colocado en una verdadera encrucijada, donde precisamente la
toma del poder político con el problema militar que ello conlleva se convierte
en el verdadero problema para el pueblo, para los trabajadores y de cuya
solución depende su futuro, su vida o su muerte, su esclavitud o liberación
definitiva.
XI. LOS PROBLEMAS VERDADEROS DE UNA REVOLUCIÓN VERDADERA:
Una revolución es antes que nada, la sustitución de una sociedad por otra. De
una clase opresora por la clase oprimida revolucionaria, portadora de un nuevo
modo de producción y de organización social.La revolución presupone enfrentar y
resolver los problemas de la política y del camino a seguir para la toma y
conservación del poder político. Esto incluye el programa de transformación
revolucionaria de la sociedad que se quiere construir. Una revolución significa
que la masa revolucionaria y los revolucionarios, entre ellos deben claridad de:
1. Del contenido de clase de la revolución de la cual se habla.
2. Del enemigo principal cuya derrota es primordial para el inicio de la
revolución.
3. La clase social dirigente del proceso y la masa popular revolucionaria,
interesada en dicha revolución y principal beneficiaria de los cambios a
introducirse.
4. La política de alianzas nacionales e internacionales a desarrollar en función
de la toma del poder. Esto presupone la posición ante las diversas clases y
sectores sociales que giran alrededor del proceso revolucionario.
5. Cuáles son las formas de organización y de lucha a desarrollar a lo largo del
proceso revolucionario.
6. El papel de la violencia en dicha revolución.
Una revolución se inicia verdaderamente cuando las clases oprimidas y la masa
popular revolucionaria toman el poder político, y es como decía un líder de la
revolución argelina: "Cuando verdaderamente comienzan los problemas de la
revolución".
Cuáles son estos problemas (entre otros):
a. La toma y conservación del poder político. La sustitución del aparato
estatal, de la máquina opresora, por un nuevo Estado cuya misión es precisamente
extinguirse.
b. La relación entre la democracia plena, verdadera y efectiva para la mayoría
oprimida que ha tomado y ejerce el poder; y la necesidad de la violencia popular
revolucionaria, implacable contra la minoría derrocada y sus intentos por
restablecer el orden perdido.
c. La propiedad sobre los medios de producción fundamentales de la sociedad.
Vale decir, tierras, minas, fábricas, medios de transporte y comunicación,
servicios esenciales, etc.
d. El objetivo de la producción de los bienes y servicios y, por ende, el fin de
la economía. Definir entre producir para la máxima ganancia y el afán de lucro
de la minoría o para la satisfacción plena de las necesidades de los
trabajadores que son a su vez productores y deben ser los consumidores de lo
producido por ellos.
e. El problema de la ciencia y de la tecnología en una sociedad basada en la
satisfacción de las necesidades humanas que conlleva el necesario y obligatorio
respeto por el medio ambiente.
La ciencia y la tecnología jamás han sido neutras socialmente, en todo tiempo y
lugar han tenido un contenido de clase. No se puede desarrollar una ciencia y
tecnología por muy productiva y eficaz que sea, si ella implica la destrucción
del medio ambiente y la explotación del ser humano.
f. La conservación y el cuido del medio ambiente. Hay que entender que la vida
es una relación armoniosa con el medio ambiente y que la tierra no es más que un
superorganismo sin fronteras.
g. El carácter internacional y permanente del proceso revolucionario. Toda
revolución puede tener un comienzo en las fronteras de cualquier país, pero su
triunfo definitivo sólo puede ser posible a nivel mundial. La posibilidad
objetiva de vencer una intervención extranjera, aún con todo el poderío militar
y tecnológico del imperio, se fundamenta en algunos hechos que ha menudo se
olvidan o subestiman.
La crisis que afecta a la mayoría de la población del mundo, seguirá
incrementándose en virtud de la propia ley de concentración del capital. Esta
crisis afecta hoy no sólo al llamado tercer mundo, sino a los mismos países
industrializados. El desempleo y la miseria creciente en EE.UU, Europa, etc.,
van a incrementar objetivamente la lucha de clases en dichos países, de tal
manera que los policías del mundo tendrían su propio Vietnam interior. El
incremento de la población extranjera, proveniente del tercer mundo hacia estos
países, formando una masa proletaria atrozmente explotada, a la larga se
convertirán en auténticas bombas de tiempo. Y no es lo mismo intervenir en Irak
o programar una guerra como la de Kosovo, donde se controla totalmente los
bandos en pugna, que intervenir en cualquier país, teniendo un frente interno.
Si observamos con detenimiento todo ese período de la llamada Guerra Fría,
virtualmente todas las guerras fueron controladas, programadas, decididas o
negociadas por los países imperialistas, incluyendo en ellos a la URSS - China.
Piénsese solamente en auténticas guerras de clases, donde los policías del mundo
se enfrenten a pueblos armados en lucha por su total y auténtica liberación, tal
como sucede hoy en Irak y Palestina, no enfrentándose a Ejércitos Permanentes de
la minoría interna dominante, no importando el disfraz religioso, nacionalista o
étnico que éste adopte.
Hoy, la estrategia del CHE, "de crear uno, dos o tres vietnam", adquiere plena
vigencia y junto a la estrategia militar desarrollada por la Revolución Cultural
China (el pueblo armado dispuesto ideológicamente a combatir en cualquier lugar
del mundo sin reconocer fronteras), se convierten de hecho en no sólo la única
estrategia militar posible para enfrentar al policía del mundo; sino que esta
estrategia es la única que puede objetivamente garantizar el triunfo y la
permanencia de la revolución.
h. El problema de la conciencia y de la formación de un nuevo ser humano en
armonía y unión con su semejante y medio ambiente, como el verdadero fin de una
revolución.
i. Recuperar el carácter creador, placentero y directamente social del trabajo
humano. Superar la contradicción entre trabajo intelectual y trabajo manual.
j. La superación de la contradicción entre el campo y la ciudad.
k. El aumento del tiempo libre para el disfrute del ocio creador y recreativo;
que en definitiva es el verdadero sentido de la vida humana.
l. El establecimiento de una familia verdaderamente humana, fundada en la plena
igualdad, la ayuda mutua, la cooperación, el amor y la amistad entre los géneros
y entre padres e hijos.
XII. ELEMENTOS PARA UN PROGRAMA DE ACCION INMEDIATA
La situación de transición que se vive en Venezuela, fruto de la crisis que en
todos los órdenes la sacude, y que le impide a la clase dominante ejercer su
dominación en forma "democrática y pacífica", les abre a los trabajadores y al
pueblo, condiciones de lucha y de organización que deben ser aprovechadas para
ampliar las luchas populares contra el enemigo principal: el Gran Capital.
En ese sentido, aún bajo las condiciones de dominio del capitalismo que existe
en el país, los trabajadores pueden y deben buscar la alianza con otros sectores
sociales del campo y la ciudad, a través de un conjunto de medidas políticas y
económicas que ataquen al enemigo, lo debiliten, permitiendo conquistas que lo
acerquen al objetivo principal: la Toma del Poder Político.
Es por ello que creemos que el conjunto de medidas que a continuación se
exponen, pueden servir para iniciar en el seno del movimiento popular, un plan
de acción y de lucha, que nos trace un norte común:
1) Control social y obrero de PDVSA, empresas del Estado y tierras públicas.
Definir el carácter de la producción y la orientación social participativa de la
inversión pública y de las empresas del Estado.
2) Regulación de toda la actividad energética, recursos naturales y medio
ambiente, a partir de las propias comunidades y basado en conocimientos
científicos y conservacionistas, sobre su explotación y uso.
3) PDVSA y las empresas básicas, bajo control social. Deben ser empresas
productivas, que generen la mayor cantidad de beneficio colectivo. Lo que
implica de hecho:
- Establecer una política petrolera, realmmente soberana e internacionalista, que
sirva deintegración para América Latina y los pueblos del sur, y caracterizada
por:
- Respeto y conservación del ambiente.
>
- Regular la producción.
- Revisar; suspender o modificar:
- Convenios operativos.
- Negocios internacionales.
- Outsourcing.
- Estructura corporativa y organizacional de la industria.
- Abolir el secreto en los negocios de PDVVSA.
- Industrializar el gas y el petróleo.
>
- Desarrollo tecnológico petrolero nacionaal.
- Modificación y adecuación de la constituución y leyes sobre la materia
energética quelesionan los intereses del país.
- Auditoría y control social, de toda admiinistración pública.
4) Revisión y reestructuración de la deuda interna y externa, de acuerdo a los
intereses del país y el establecimiento de responsabilidades en la contratación
de dicha deuda.
5) Lucha frontal y juicio contra la corrupción de la Cuarta y Quinta República,
comenzando por los indiciados en la Quinta: PDVSA, CVG, BCV, EDELCA, Plan
Bolívar 2000, etc.
6) Reducción de la jornada de trabajo a 6 horas en las áreas productivas lesivas
a la salud, en las empresas básicas y otras industrias.
7) Reducción de los sueldos y salarios de la alta burocracia de la
administración pública. Estableciendo un salario máximo en todos organismos del
Estado.
8) Venta de los activos de PDVSA en el exterior, que sólo sirven de mecanismo de
transferencia oculta de capital nacional a los mercados financieros
internacionales.
9) Reducción inmediata de la tasa de interés bancaria a un máximo de un 10%.
Concentración del dinero público en un solo banco.
10) Mantener el control de cambio. Los industriales capitalistas partidarios de
la libertad, la libre empresa, la libre competencia y la concepción del mercado
como el mecanismo de asignación de los recursos dentro de la sociedad; que
demuestren la eficacia de su sistema, sin ayuda del Estado y sin los dólares de
CADIVI.
11) Investigación de los depósitos en el exterior, de dinero de procedencia
nacional.
12) Suspensión gradual y creciente de las importaciones de bienes de consumo
productivo y personal, que pueden producirse (y han sido producidos) en el país,
entre ellos:
- Alimentos.
- Vestidos.
- Calzados.
- Medicamentos, etc.
13) Regulación y control social de la producción privada, estableciendo
claramente:
- Auditoría y examen de los costos de prodducción.
- Control de precios.
- Límite de ganancia.
Total, esta regulación no tiene nada de socialismo, sino que es una práctica
común en cualquier país capitalista.
14) Reactivar la agricultura:
- Uso racional y planificado de la tierra..
- Control real de la agroindustria.
- Simplificar la cadena productor - consummidor.
- Modificar los patrones de consumo, especcialmente alimenticios, que nos han
impuesto y que nos han convertido en un país dependiente, sin seguridad
alimenticia, donde la población se debate entre el hambre y las enfermedades,
fruto de la mala y pésima alimentación, impuesta por el capital.
+ Repoblamiento del campo.
+ Declarar la producción nacional de alimentos como un problema de soberanía y
seguridad nacional.
15) Las comunicaciones y los medios de información no pueden estar en manos
privadas y menos de empresas extranjeras.
16) Congelamiento y reducción progresiva de las tarifas de los servicios
públicos esenciales, vale mencionar:
_ Electricidad.
_ Agua.
_ Gas.
_ Comunicaciones.
_ Salud.
_ Educación.
17) Eliminación inmediata del IVA y del Impuesto al Débito Bancario.
18) Control social y autogestionario de los servicios sociales públicos en cada
comunidad:
+ Educación.
+ Salud.
+ Aseo urbano.
+ Seguridad.
+ Recreación / cultura / deporte.
19) Reducción de la burocracia pública a todos los niveles.
20) Desarrollo del Pueblo en Armas, como estrategia militar para la defensa de
la soberanía nacional ante los enemigos externos e internos. La seguridad y paz
social de nuestro país, le compete a todos los habitantes; y el combate contra
los enemigos de esa seguridad y paz, es responsabilidad de cada uno de nosotros.