¿Quién fue Déborah?

Déborah

Déborah la Profetisa

Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Déborah, profetisa, mujer de Lapidot
(Jueces 4:4)

Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído, Hasta que yo Débora me levanté, Me levanté como madre en Israel.
(Jueces 5:7)

Esta historia se encuentra en el libro de los Jueces 4 y 5.

Déborah es la Juana de Arco de la asombrosa historia de Israel, esta nación cayó repetidas veces en la idolatría, ya que en estos períodos había perdido todo sentimiento de conciencia nacional renunciando a su prestigio y honor. Pero también tenía una resistencia y elasticidad que le permitía recobrarse como ninguna otra nación, por lo que se levantaba totalmente de lo que parecía una desintegración espiritual y política. Esta capacidad de renacer de sus cenizas era un don de Dios, porque ÉL tenía destinado que Israel tenía que restaurarse, esto se hace evidente de modo perfecto cuando consideramos la historia de Déborah y los días en que vivió.

Casi todos los llanos de Palestina habían ya sucumbido a la fuerza de los cananeos, Jabín su rey, residía en Hazor y dominaba a Israel por medio de sus fuerzas armadas, ya que tenía un potente ejercito, especialmente temido por sus novecientos carros herrados. En contra de ellos los esfuerzos de la infantería eran inútiles, en consecuencia la gente de Israel que poblaba la tierra baja tenía que pagar tributo a Jabín y vivían en condiciones de servidumbre, sólo la gente de las regiones montañosas habían conservado su libertad, simplemente porque los carros de guerra de Jabín no se adaptaban al terreno montañoso, por lo que los que vivían en las regiones de montañas como Efraín poseían todavía una cierta organización, y habían resistido heroicamente.

La esposa de Lapidot que vivía debajo de una palmera entre Rama y Betel, en tierra de Efraín, los había inspirado a esta resistencia, su nombre era Déborah y la llamaban "la madre de Israel". Era astuta, denodada y tenía el don de la profecía y del canto, les recordaba a sus compatriotas en las montañas la historia de la liberación de Egipto, el paso por el Sinaí y les profetizaba días mejores en el futuro. Como juez, administraba justicia y les daba consejos, su reputación era sólida y les inspiraba confianza, organizó un ejercito pequeño permanente entre el pueblo, entrenó e inspiró a Barac, jefe del ejercito y le dio instrucciones en la forma en que debía presentar batalla a Sisara, el general del ejercito de Jabín; la capacidad militar de Déborah era evidente y la prueba está en que Barac requiriera de su ayuda para que le acompañara a la batalla.

Se alistaron diez mil hombres de Neftalí y Zabulón y los estacionó en el monte Tabor, Débora dirigió destacamentos que se apoderaran de los pasos en las montañas. Ella conocía a Jabín y su altivez, sabiendo que entraría en el valle del Kisón, terreno sumamente peligroso entonces para los carros herrados, por ser la estación de las lluvias.

Todo sucedió como ella había previsto, Barac estaba esperando en la ladera de Tabor, mientras que los otros bloqueaban los pasos hacia la región del norte, por lo que Barac descendió de la montaña con sus hombres. Sisara se hallaba en el valle de Kisón, cuando Dios envió una tormenta de truenos y relámpagos que desbarató completamente las filas de Jabín, en ese momento as huestes de Barac se lanzaron contra el ejercito en desorden de Jabín y los carros acabaron arrastrados o atascados en el turbulento Kisón. La derrota de Sisara fue completa, pereciendo en su huída en manos de una mujer, mientras descansaba agotado en una tienda. Dios llevó a cabo una gran victoria a través de una mujer, Barac contribuyó, pero las alabanzas no recayeron sobre el, Débora era poderosa porque la movía el Espíritu del Señor, ya que de El recibía su inspiración y el fuego de su corazón. Su heroísmo se contagió a todos aquel día, todavía hoy Dios elige a alguna mujer e implanta en ella del temor de su nombre y la nombra “madre de Israel”, porque de ella irradia inspiración y despierta a los que duermen, para que la luz de Cristo los ilumine.

Texto extraído del capítulo "Déborah la Profetisa"
del libro "Mujeres del Antiguo Testamento"
de la versión española de Editorial Clie
por Abraham Kuyper.