Antes compraba discos sin escucharlos. Ahora los
pruebo antes de comprarlos (si es que me dejan en la tienda).
Antes podía escuchar toda mi colección
en unos cuantos días. Ahora me toma semanas y sin repetir canciones.
Antes sí me redituaba comprar discos porque
tenía tiempo para escucharlos muchas veces. Ahora mi tiempo se reparte
entre un número creciente de discos. Puede ser que haya algún
disco que sólo lo escuche dos o tres veces al año.
Pero a pesar de escuchar poco cada disco, los guardo
como un tesoro bajo llave. No me gusta prestarlos porque no me los devuelven,
además de que nadie los cuida como yo. Me consta que el disco más
viejo que tengo no ha sido tocado jamás mas que por su estuche de
plástico. Y cuando se me pierde alguno nunca se me olvida. Tarde
o temprano lo vuelvo a comprar para llenar el hueco.
Antes podía cargar con toda la colección
a donde quiera que iba, aunque escuchara sólo 5 discos. Ahora por
la inseguridad que hay en las calles del Distrito Federal sólo arriesgo
los que quepan en una mochilita de CDs.
Antes me sentía orgulloso de escuchar y de
mostrar mis discos de rock en español. Escucharlos era como pertenecer
a un grupo elitista. No había estaciones de radio dedicadas al rock
en español. Ahora es tan común que a veces escucho canciones
que nunca he oído. Y ya no me asombra, pues el mercado ha crecido
bastante y espero que siga creciendo.
Creo que mientras se siga haciendo buen rock en español,
habrá mercado y producciones nuevas de viejos y nuevos grupos.