¿Qué pensarías de un regalo que cada año aparece junto al pino de navidad en tu casa pero que nunca se abre? Es algo muy bueno quizás, pero nadie lo ha abierto, solo han admirado la hermosa apariencia de su envoltura.
Pues Dios vino como un regalo, uno envuelto en carne humana, por eso se dice que se encarnó. Él vino al mundo en un cuerpo de carne para que pudiéramos verlo, tocarlo y comprenderlo.
Lo trágico es que muchas personas nunca abren el regalo. Lo mantienen como una figura de Jesús bebé en la escena del pesebre, o lo consideran un gran maestro o predicador. Pero esto no les servirá de nada. Si no abren el regalo jamás sabrán lo que hay dentro y como el regalo nunca abierto bajo el pino, no le servirá de nada a esa persona.
Para abrir el regalo basta con abrir la Biblia. Cuanto más conocemos de la Biblia más conocemos del carácter de Dios, de cómo es Jesús, para así saber lo perfecto que es ese regalo para nosotros.
Cuando recibimos a Jesús obtenemos el regalo más práctico y más necesario que jamás podamos recibir.
El pecado nos había arruinado tanto que todos estábamos bajo la ira de Dios y en la desesperante necesidad de un Salvador. Necesitábamos perdón y liberación de la sensación de culpabilidad. Teníamos necesidades emocionales, necesidades materiales y toda clase de carencias. Pero el Padre envió a Su Hijo Unigénito a nuestras vidas para que supliera todas nuestras necesidades.
Al celebrar la Navidad, no perdamos el enfoque. Al poner nuestras alabanzas al pie del pesebre, no olvidemos que Él vino para que pudiéramos poner nuestros pecados al pie de la cruz. Ese es el regalo de Jesús para ti y para todo el que tiene carencias y necesidades. |
