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Cómo venecer la Tentación
Muchos se sienten mal al ser tentados por no estar por encima de la tentación. Pero ser tentado no es pecado, pecado es ceder a la tentación. La tentación es una señal de que el diablo te odia, no de tu debilidad.
"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar." 1a. Corintios 10.13 RVR1960

RECONOCE LO QUE TE TIENTA Y PREPÁRATE.
Hay ciertas situaciones que te hacen más vulnerable a la tentación que otras.
Algunas te harán tropezar inmediatamente. Preguntate: ¿cuándo te sientes más tentado, dónde, cuando estás con quién, en qué lugar, en qué estado de ánimo?.
Una vez que identificas tu modelo particular de tentación, prepárate para evitar esas situaciones tanto como sea posible. "ni den cabida al diablo". Efesios 4.27.
La planeación sabia reduce la tentación. "Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos.
No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal." Proverbios 4.26-27
"El camino del hombre recto evita el mal; el que quiere salvar su vida, se fija por dónde va".
Proverbios 16.17 NVI

Claves para derrotar la tentación:
1. Volver a concentrar tu atención en algo diferente.
La Biblia no dice que debemos resistir la tentación, sino al diablo.
Reenfocar nuestra atención, resistir un pensamiento no resulta porque cada vez que intentas bloquear un pensamiento en tu mente, lo grabas más. Cuando lo resistes en realidad lo refuerzas. No luches contra ese pensamiento, simplemente cambia el cauce de tu mente e interesate en otra idea.
La batalla contra el pecado se gana o se pierde en la mente. Cualquier cosa que atrape tu atención te atrapara a ti. "Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos." Salmo 119.3

¿Te ha dado hambre al ver un comercial? ¿O viste bostezar a alguien y te contagió? Ese es el poder de la sugestión. En forma natural nos acercamos a cualquier cosa en la que nos concentremos.
La tentación empieza por captar tu atención. Lo que capta tu atención estimula tu deseo. Después tus deseos activan tu conducta. Actúas con base en lo que sentiste.
Cuanto más te concentres en NO HACER algo, más fuerte te atraerá. Cuando tu mente está en otra cosa, la tentación pierde su poder. Si eres alergico al piquete de abejas, no vayas a donde haya colmenas.
Mantén tu mente ocupada por la Palabra de Dios y con pensamientos buenos.
Filipenses. 4.8; Proverbios. 4.23; 2a. Corintios. 10.5

2. Revela tu lucha a un amigo consagrado o a un grupo pequeño.
Es necesario que le comentemos a un amigo de confianza nuestra tentación para ser ayudados en oración, aliento, palabras y sustento. Santiago 5.16; Eclesiastés 4.9-10.
Si escondes tu dolor, lo intensificas.

3. Resiste al diablo.
Después de humillarnos y de ponernos en manos de Dios, desafia al diablo (Santiago 4.7. Efesios 6.17)
Para resistir al diablo hay que ser hijo de Dios, y usar la Palabra como arma.

4. Percátate de tu vulnerabilidad.
Dios nos advierte: "Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede compren-derlo?". Jeremias 17.9.
Somos buenos para engañarnos a nosotros mismos. Nunca debemos bajar la guardia, ni pensar que la tentación no nos alcanzará. No te coloques descuidadamente en situaciones tentadoras. Evítalas. Es más fácil huir de la tentación que salir de ella. "Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer." 1a. Corintios 10.12