Historia Argentina, etapas económicas y políticas, 1850-1983. Vazeilles, J.G. (1998), Introducción.

La Estructura Agroexportadora

1. La Estructura Agroexportadora
2. El Ferrocarril
3. La Propiedad de la Tierra y la Inmigración
4. El "Ciclo de la Lana"
5. El Debate Sobre el Proteccionismo Aduanero
6. La Industria Frigorífica en la Segunda Fase Agroexportadora
7. El desarrollo de la agricultura
8. La Riqueza Agroexportadora y la Renta Agraria

Comenzaremos la descripción de este esquema sobre lo productivo-económico a partir de mediados del siglo pasado pues antes, por ausencia de un mercado interno unificado, la sociedad argentina no tenía siquiera un carácter seminacional o nacional problemático, como comenzó a tenerlo a partir de entonces.

El punto de partida era el de una sociedad débil, sobre todo por su escasa población. Fue importante la pervivencia de la cultura colonial en los grupos dominantes que hacían culto esclavista y encomendero de las castas sociales y que siempre buscaron el ascenso social mediante la obtención de favores del poder administrativo por amistad, es decir, patentes realengas para comerciar, vaquear u obtener "suertes de estancia".

Caída la autoridad de la Corona española, eran inevitables las luchas facciosas entre grupos que buscaban apoderarse del gobierno para autoconcederse esas patentes.

En la sociedad argentina se fue consolidando una estructura agroexportadora no como consecuencia de alguna acción verdaderamente organizadora por parte del Estado sino a pesar de las tendencias despilfarradoras e irracionales que provocaban en la estructura estatal las facciones militarizadas que buscaban el predominio en su seno.

El curso histórico de la sociedad argentina fue a la zaga de las transformaciones inducidas por los cambios en los centros capitalistas y el comercio atlántico.


1. La Estructura Agroexportadora

1850Expo de lanas1890Carnes refrig. + Cereales1930

Con el ciclo de la lana se inició la etapa de la estructura agroexportadora en la historia económica argentina, que se desplegó aproximadamente entre 1850 y 1930. El concepto global de estructura agroexportadora indica un sesgo de la evolución económica montado principalmente en el comercio exterior y sólo secundariamente en el mercado interno, algo que en la mayoría de los países centrales industrializados no sucede, pues en ellos se encuentra un paralelo vigor en el desarrollo del mercado interno y del externo. Dentro de ese predominio del comercio exterior, el carácter agroexportador es correlativo de las importaciones industriales.

El predominio de Gran Bretaña como proveedora de manufacturas de consumo o inversora industrial para actividades propias de la estructura agroexportadora fue neto durante el siglo XIX; pero desde principios del siglo XX, cuando los capitales estadounidenses comenzaron una dura competencia con los británicos en la industria frigorífica, esta situación fue alterada. Al ir corriendo el siglo EEUU reemplazó a los británicos como principal proveedor de manufacturas para el mercado argentino:

La exportación de materias primas alimentarias y la importación de productos industriales constituyen la esencia de un modelo agroexportador, pero éste tuvo otras características que volvieron rígida su perdurabilidad, tanto anulando la posibilidad de que los márgenes de acumulación capitalista que el mismo modelo generó sean derivados hacia la industria como fuente más poderosa de acumulación, como provocando que la caducidad del modelo finalmente fuera producto de la crisis mundial y no de su superación nacional hacia otro más integrado y progresivo:
  1. El trazado, la propiedad y el control de la red ferroviaria
  2. La distribución de la propiedad de la tierra y las modalidades de su adquisición
  3. La inmigración masiva y sus resultados

2. El Ferrocarril

El inicio del ciclo de la lana impulsó la instalación ferroviaria, con la fundación en 1857 del Ferrocarril del Oeste, con capitales ganaderos nacionales. La explotación de esta línea resultó exitosa y rentable; no obstante, nunca se constituyó en la base para un proyecto más ambicioso de desarrollo de una red ferroviaria en manos nacionales.

La existencia positiva de una empresa ferroviaria puso en relieve los defectos ideológicos de los grupos dominantes como precondiciones negativas. La resolución final del proyecto iniciado con el Ferrocarril del Oeste, es decir, su enajenación a precio vil a una compañía ferroviaria británica, a cambio de comisiones bajo la corrupción desenfrenada que caracterizó el "unicato" del presidente Miguel Juárez Celman también evidencia tal relieve.

2.1 El trazado de la red

Tuvo la forma de un abanico cuyo vértice se ubicaba en el puerto de Buenos Aires; esto significa una orientación de las vías troncales o principales destinada a llevar al puerto las materias primas agropecuarias para su posterior exportación por el transporte marítimo y a introducir hacia el mercado interno las manufacturas importadas.

2.2 Propiedad, control y tarifas diferenciadas

La red ferroviaria siempre fue en parte nacional (y estatal) y en parte de capital privado británico, no sólo en el caso del inicial Ferrocarril del Oeste. Además de la escandalosa entrega en 1889 del Ferrocarril del Oeste hubo escandalosas compras por parte del Estado de compañías privadas y cesiones de grandes franjas de territorio linderas a la vías que promovían la especulación de tierras por parte de los altos funcionarios y sus amigos; pero cabe recordar que aún en 1935 las vías férreas estatales tenían un 23%.

Esta circunstancia muestra la absoluta miseria ideológica de los gobiernos oligárquicos que nunca usaron tales instrumentos ni para impedir ese dominio ni para lograr objetivos propios del desarrollo nacional, siendo el ferrocarril un poderoso instrumento para ello.

El peso que este conjunto de prácticas tuvo para consolidar esa especie de "rosca" que nació del acuerdo entre Bartolomé Mitre y Julio A. Roca, como improvisación para contener los efectos de la Revolución de 1890, se puede advertir en la siguiente secuencia que conecta la historia económica con la política:

Las compañías ferroviarias terminaron orientando el comercio y la existencia o no de algunas producciones. El ferrocarril jugó un papel de verdadera aduana.

El instrumento más poderoso de la hegemonía inglesa entre nosotros es el ferrocarril. El arma del ferrocarril es la tarifa. Las tarifas juegan un papel preponderante en la vida de un pueblo. Con ellas se pueden impedir industrias, crear zonas de privilegio, fomentar regiones, estimular cultivos especiales y hasta destruir ciudades florecientes. (Raúl Scalabrini Ortiz)
La discriminación que podía obtenerse por medio de una tarifa diferencial o especial, favoreciendo un tipo cualquiera de mercadería importada, era un motivo suficiente para anular la producción de esa misma mercancía en el interior del país. (Ricardo Ortiz)

3. La Propiedad de la Tierra y la Inmigración

La expansión de la estructura agroexportadora en la Argentina no se hizo sobre explotaciones de mucho tiempo atrás, pobladas y con una larga tradición de relaciones de producción efectivas precapitalistas, sino sobre una basta extensión vacía de tierras públicas y cuyas necesidades de ampliar la producción requirieron una igualmente vasta inmigración.

Cuando hablamos del ferrocarril vimos cómo este poderoso instrumento tecnológico fue desaprovechado en sus potencialidades para el desarrollo nacional, entre otras cosas debido a la aguda especulación inmobiliaria rural. En el país se configuró una estructura latifundista sobre la propiedad de la tierra, con la formación de rápidas fortunas familiares. Esta situación trabó decididamente el acceso a la propiedad de la tierra por parte de los campesinos europeos que venían a nuestro país con esa esperanza; esto produjo, por un lado, que inmigrantes retornen a sus países de origen (entre 1859 y 1889 de 437.450 inmigrantes volvieron 264.866), y por otro, una derivación de inmigrantes hacia las ciudades en búsqueda de otros oficios.

Según ha señalado Jacinto Oddone en su clásico estudio, hasta 1875 se habían repartido ¡4.750.471 hectáreas entre sólo 541 propietarios particulares! Pero tal situación se agravó con posteridad a la llamada "campaña del desierto" conducida por el general Julio Roca, pues entre 1876 y 1903 -27 años- se repartieron 8,8 veces más tierras entre sólo 3,4 más propietarios, o sea ¡42 millones de hectáreas entre 1.843 personas!


4. El "Ciclo de la Lana"

Además de haber impulsado la instalación de las vías férreas, el "ciclo de la lana" presentó los siguientes rasgos:

RangoDestinoValor (pesos)%
Global
1
2
3
4
4 primeros países
Bélgica
Francia
EEUU
Gran Bretaña
61.192.745
32.835.608
16.413.925
7.917.926
4.025.286
100
53.66
26.82
12.94
6.58

Hacia 1880 Gran Bretaña continuaba aún imponiendo en el mercado argentino los productos de su manufactura, sin haberse constituido en un comprador importante de los productos del país. Los excedentes del comercio con Francia y Bélgica contribuían pues a pagar los saldos negativos que ocasionaba el comercio con Gran Bretaña. (Ricardo Ortiz).

El papel británico como factor dominante en el orden neocolonial no provenía de su posición como comprador de las agroexportaciones. El peso que tuvo la ideología atrasada de los grupos dominantes facilitó ese dominio y desaprovechó la posibilidad de líneas de desarrollo económico.


5. El Debate Sobre el Proteccionismo Aduanero

Ha sido mérito de José Luis Chiaramonte haber llamado la atención sobre la lucha política e ideológica que, en la década de los 70´ del siglo pasado, tuvo lugar una orientación económica proteccionista o librecambista en medio del ciclo de la lana, cuyo aspecto más decisivo fue el debate parlamentario llevado adelante por un grupo de diputados encabezado por Vicente Fidel López, acerca de la propuesta de adoptar aranceles de importación protectores de la actividad industrial interna.

Las medidas proteccionistas no sobrevivieron a la orientación impuesta por el gobierno de Miguel Juárez Celman, y el país entró en el ciclo del frigorífico y de los cereales con una orientación librecambista en comercio exterior recuperada ampliamente.


6. La Industria Frigorífica en la Segunda Fase Agroexportadora

Esta industria estuvo precedida por los saladeros productores de tasajo, que implicaron el primer aprovechamiento manufacturero de la carne vacuna. Se atribuye al joven químico francés Antonio Cambeceres la primera organización verdaderamente industrial de ese tipo de establecimiento.

La apertura del ciclo fue posible gracias al mestizaje del rodeo por las razas británicas y por la repoblación de las tierras más ricas con ganado vacuno, que en este turno desplazó las majadas ovinas hacia tierras marginales.

Se ha considerado la década de 1880-1890 el período de arranque de esta actividad. En el último año de este período de instalación se exportaron más de cien mil cuartos de vacunos congelados.

La exportación de carne resultó incentivada por los costos mucho más bajos de producción de la ganadería a pastura sobre la europea a establo, lo que paralelamente estimuló la exportación de ganado en pie argentino hacia el mercado británico. Pero cuando las plantas en tierra y la flota frigorífica estuvieron en condiciones de hacerse cargo de todo el flujo, el parlamento británico prohibió la importación de ganado en pie argentino, con el pretexto de la aftosa. El grupo frigorífico adquirió entonces un enorme poder frente a los ganaderos argentinos y a los comerciantes de la carne ingleses y logró pagar dividendos descomunales a sus accionistas.

Si bien los carniceros ingleses no lograron contrapesar las medidas que ocasionaron este efecto y en Argentina no hubo ninguna resistencia, el hecho llamó poderosamente la atención al principal grupo estadounidense, los big four de Chicago (Swift, Armour, etc), que enviaron técnicos a nuestro país; luego de lo cual y a partir de 1902 decidieron trasladar desde EEUU a la Argentina sus faenas (trabajo) y embarques hacia el mercado británico. Esa transferencia la llevaron a cabo en una década, pues si en 1901 exportaban desde Chicago a Londres, en 1912 ya no exportaban nada desde EEUU y, en cambio, lo hacían todo desde Argentina.

Este gigantesco traslado fue acompañado por una serie de maniobras dentro de EEUU tendientes a consolidar el dominio del grupo en ese mercado, lo que motivó a investigaciones antitrust en el Congreso de la Unión, que más adelante fueron informadas al gobierno argentino.

Aunque el ingreso del grupo estadounidense no transformó las condiciones oligopsónicas del mercado ganadero de exportación argentino, su rivalidad con el sector británico alivió la situación de la ganadería local y su presencia abrió paso a la etapa que se conoce como "guerras de fletes", pues la disputa por el predominio en las exportaciones al mercado inglés se daba a través de la disponibilidad de las bodegas frigoríficas. El grupo estadounidense introdujo asimismo una nueva técnica de refrigeración, el enfriado (mantener el producto ligeramente por encima de 0° llegando al consumidor casi inalterado), que se agregó al modo tradicional del congelado. Fue el punto de partida de fracturas económico-sociales entre los propietarios ganaderos.

Las altísimas ganancias de los grandes propietarios rurales "invernadores" (que adquirían novillos para engordar asegurando provisión continua) permitieron a los grandes frigoríficos bonificarlos con un precio superior obligando virtualmente a los ganaderos "criadores" a convertirse en proveedores mal pagados de los invernaderos, como escalón obligatorio antes de la faena para exportación.

Los pequeños estancieros y criadores de ganado iniciaron una dura presión política para que el Estado controlara la contabilidad del pool frigorífico y contrapesara su poder monopólico, reestableciendo equilibrios parecidos a los que se producirían en un mercado de libre competencia. Pero estas presiones fueron rechazadas en nombre de la "libertad de los mercados".

Declinación del dominio británico ("Historia Económica de la Ganadería Arg.", H. Giberti)
Desde su nacimiento la industria frigorífica argentina estuvo dominada por capitales británicos. Hubo empresas nacionales pero fueron absorbidas total o parcialmente, o gravitaron poco en el mercado. El predominio británico se ejerció en forma directa, por medio de sus frigoríficos, o indirecta, mediante su flota frigorífica, elemento esencial para unir producción y consumo.
Hasta 1907 los intereses británicos manejaban 6 frigoríficos sobre 9. Aunque entonces se hablaba de un trust constituían en realidad un oligopolio de compra con respecto a los consumidores.
Apareció entonces un serio rival, el capital norteamericano, con que alarde de potencialidad arrendó a los propios ingleses -y compró después- la planta frigorífica de mayor capacidad instalada. El nuevo rumbo obedecía al hecho de que para continuar en el comercio internacional de carnes los frigoríficos yanquis debían buscar otros horizontes, pues el consumo interno de EEUU ya no dejaba saldos exportables; además, su comportamiento monopólico dentro de aquel país motivó crecientes luchas contra ellos, exteriorizadas por la ley Sherman (antitrust, de 1890).
Además del poderío financiero, los frigoríficos noteamericanos contaban con una innovación tecnológica: la carne enfriada, cuya calidad superaba al congelado.
Como la perecibilidad de la carne enfriada obligaba a venderla para consumo no más allá de cuarenta días después de la faena, la Argentina resultó beneficiaria de un monopolio natural, pues EEUU no disponía ya de saldos exportables, mientras que Australia y Nueva Zelanda, que pudieran tenerlos, quedaban excluidos pues su distancia de Gran Bretaña impedía que las carnes llegasen a destino dentro del plazo requerido.

7. El desarrollo de la agricultura

La segunda fase de la estructura agroexportadora coincide con el inicio del desarrollo de la agricultura como actividad importante en la historia económica argentina, puesto que durante la época del saladero y bajo el "ciclo de la lana" la actividad primaria preponderante fue exclusivamente ganadera.

La población -y sus necesidades alimentarias- continuó creciendo y por eso una buena parte de la producción cerealera tuvo por destino el mercado interno. Ya nos hemos referido anteriormente a la distribución latifundista de la propiedad de la tierra: ésta implicó que buena parte de su explotación fuera realizada por arrendatarios, dadas las posibilidades de los grandes terratenientes de gozar de una renta de la tierra cuantiosa, favorecida por la perspectiva de no tener que cargar ni con los riesgos climáticos ni con los provenientes de las oscilaciones de precios en los mercados.

En estas condiciones, no es de extrañar que desde los primeros años del siglo se plantearan las luchas agrarias entre arrendatarios y chacareros contra los terratenientes, cuyo punto culminante ha pasado a nuestra historia con el nombre del Grito de Alcorta (localidad del sur santafesino), que derivó en la fundación de la Federación Agraria Argentina.


8.La Riqueza Agroexportadora y la Renta Agraria

Las luchas de los arrendatarios recuerdan el concepto de Adam Smith acerca de que son diferentes, bajo el sistema capitalista, la ganancia propiamente capitalista y la renta del suelo. Mientras la primera (arrendatario) depende de poner en juego el movimiento del capital y el trabajo para realizarse, la segunda ("propietarios ausentistas") deriva del monopolio que da el título de propiedad territorial; éste es el modo contractual por medio del cual se corporiza la renta agraria, un modo decididamente pasivo de participar en la riqueza social. Estas configuraciones tienen una gran influencia sobre las conductas sociales y sus justificaciones ideológicas.

Los gobiernos que manejaron el país entre 1900 y 1916, por ejemplo, carecieron de la vitalidad necesaria para sacarlo de esa rutina de las industrias agropecuarias y, desde luego, de las orientaciones y disposiciones dictadas por los capitales extranjeros ligados a esa actividad. El país absorbía ferrocarriles, quemaba carbón, consumía electricidad, si el capital extranjero que podía realizar esos prodigios tenía interés en invertir. Eran círculos gobernantes de naturaleza pasiva y lo lógico es que sus gastos, crecientes en razón de las mayores necesidades, excedieran rápidamente a los recursos que sólo se extraían de los consumos de las clases populares. Si esos gastos hubiesen sido aplicados en prudente proporción a producir objetos reproductivos, es evidente que, aun aumentando la relación de las cargas fiscales a la producción, hubiesen disminuido.