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Reserva Nacional de Paracas

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      La Reserva Nacional de Paracas está ubicada en uno de los puntos más desérticos de la Costa Peruana, en el departamento de Ica, y tiene una extensión de  335000 Ha - unas 200000 en el Océano Pacífico -. La península de Paracas está situada en un zona marítima   excepcionalmente rica, cuyos afloramientos de aguas extremadamente frias producen una gran abundancia de placton que nutre a los peces, crustaceos y moluscos.

En los cul de sac de la Bahía de Paracas (Pequeñas entradas del mar que avanzan en la línea litoral del continente, pero que no llegan a ser bahías), de aguas poco profundas y ricos barrizales poblados por innumerables organismos vivos, se nutren millares de aves, tanto locales como migratorias. Pero es como refugio de estas últimas que Paracas adquiere mayor fama e importancia. En miles de kilómetros de desértica costa, Paracas es un punto vital de descanso e "invernación" de aves provenientes de los hemisferios sur, norte y de las Islas Galápagos.

        En el sur de la Reserva se encuentra la Bahía de la Independencia, que, a juicio de los mayores expertos en recursos marinos —Enrique del Solar y Manuel VegasVélez, entre otros—, es el lugar más importante de toda la costa peruana en lo que atañe a la reproducción de peces y mariscos. Se considera que esta bahía —actualmente explotada— debería constituirse en reserva para repoblar otras zonas del litoral, así como para la investigación y la acuicultura. Estas actividades adquirirían una importancia trascendental, debido a que actualmente en el Perú no se llevan a cabo acciones de este tipo.

        Fuera de esto, Paracas es uno de los lugares de mayor importancia para la reproducción de los lobos marinos —el lobo chusco y el fino—, así como uno de los últimos refugios para el pingüino de Humboldt, el potoyunco —ave marina— y el gato marino o   chungungo.

El potencial turístico y educativo de Paracas es inestimable. En la Reserva se puede visitar lugares muy bellos: la bahía de Lagunilla,   los salares de  Otuma, la Bahía de la Independencia y El Candelabro, que es un inmenso monumento excavado en la arena, visible desde el mar. Una visita a las islas Ballestas constituye una experiencia equivalente a recorrer un zoológico natural y viviente.

Conjuntamente con el Parque Nacional del Huascarán,  la Reserva Nacional de Paracas es una de las unidades de conservación más visitadas por el público limeño y de otras ciudades nacionales.

 

Algunas aves que habitan en Paracas

        Mucho se ha hablado de la importancia de la Reserva Nacional de Paracas en relación al número y variedad de aves que encontramos en ella. Sin embargo, esto que parece un desértico territorio de arena y agua, cobija una increíble riqueza en aire, mar y tierra.

Con sus 215 especies de aves registradas, la Bahía de Paracas ha sido, desde siempre, punto magnético para ornitólogos de todo el planeta. En ella se nos brinda la oportunidad, según la época del año, de apreciar y estudiar 63 especies que vienen del norte, desde puntos tan distantes como el Círculo Ártico; 6 especies de las Islas Galápagos, y 34 de Tierra del Fuego, la Patagonia y otros puntos del sur. De nuestras altiplanicies llegan el cóndor y la parihuana, patos, gallaretas, ibises (yanavicos) y chorlos.

Posiblemente esto es lo primero que llamó la atención sobre la importancia de la zona como refugio para la vida. Sin embargo, la multitud de especies migratorias y locales era sólo una fracción de los millones de aves guaneras que en alguna época habitaron las islas aledañas.

Hasta el día de hoy se ve volar a los guanayes, en interminables bandadas negras, o a los piqueros de blanco pecho que construyen sus nidos, perfectamente circulares, con sus excrementos, es decir con el guano de isla, tan valioso y actualmente tan disminuido.

 

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Un grupo de alcatraces o pelícanos peruanos descansa sobre un islóte. Estos poderosos voladores recorren hasta 80 Kilómetros diarios en busca de cardúmenes de peces. Paracas es una importante estación de descanso para decenas de especies de aves migratorias.

 

El flamengo común o parihuana (Phoenicopterus chilensis) se desplaza frecuentemente entre los salares altoandinos y la costa.

 

Típicas especies de aves que abundan en Paracas.

El Piquero común El gallinazo de cabeza roja La chuita

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El Piquero común, que se alimenta de peces.

 

El gallinazo de cabeza roja, que se nutre de la carroña de la playa.

 

Sorprendentemente bella, la chuita (Phalacrocorax gaimardi)  anida en roquedales inaccesibles.
El ostrero común Los piqueros La brujita

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El ostrero común (Haematopus ostralegus) se aliementa de moluscos y crustáceos. Habita en los roquedales cercanos al mar.                                         

 

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Formando nutridas colonias, los piqueros (Sula variegata) anida en los acantilados rocosos de las islas guaneras.

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La brujita habita en roquedales roquedales e islotes, donde encuentra abundantes moluscos, su principal alimento.

 

La gaviota peruana

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La gaviota peruana (Larus belcheri)   anida en las islas y en los acantilados de paracas. Se alimenta de casi todo lo que encuentra, incluso de carroña.

        Paracas es conocida también como un área de vital importancia en la red hemisférica de lugares de visita y descanso de las aves migratorias

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Algunas aves migratorias

La gaviota capucho gris El chorlito Los playeros
Chorlito-Paracas.jpg (6130 bytes) Gaviota capucho.jpg (3763 bytes) Los playeros.jpg (7578 bytes)
     La gaviota capucho gris (Larus cirrocephalus) es visitante habitual de Paracas . Cada verano cientos de individuos de esta especie arriban procedente de Norteamérica.

 

      Las aves migratorias como el chorlito, se caracterizan por su ligereza y pequeñez, vitales para la subsistencia de estas grandes viajeras.

 

 

 

Los playeros, cuyo peso alcanza apenas 50 gramos, son protagonistas de recorridos migratorios increíblemente extensos. Viajando desde lugares tan distantes como el Círculo Ártico, estas aves arriban a nuestras costas cada año, huyendo del crudo invierno septentrional.

 

Lobos de Mar        

        Es muy poco lo que se sabe de ellos, los lobos marinos. Estamos ante otro caso de aquellas especies muy explotadas y acerca de las cuales no existen políticas de conservación.

         Existen dos especies de lobo marino, el chusco o de un pelo (Otaria byronia) y el lobo fino (Arctocephalus australis) . Pertenecen al suborden de los pinnípedos, el cual está dividido en tres familias, Oraridae, Phocidae y Odobaenidae.  A esta última pertenecen las morsas, mientras que las focas son parte de la familia Phocidae. Esto es bueno recordarlo, ya que frecuentemente nuestros lobos son confundidos con las focas.

Los géneros Otaría y Arctocephalus,   de la familia Otar´dae, se caracterizan por tener orejas visibles y pies en forma de aletas, aunque menos evolucionados como miembros natatorios que los de las otras familias. Su locomoción en tierra es más fácil que la de focas y morsas, ya que, a diferencia de éstas, utilizan los cuatro miembros para apoyarse y desplazarse.

Una de las principales diferencias entre las dos especies que habitan nuestras costas es que el lobo chusco tiene un solo pelo por poro capilar. El color de su pelaje varía del marrón claro al amarillo ocre y su nariz es corta y cuadrada. Los machos adultos desarrollan una espesa melena que les llega hasta donde comienzan las aletas anteriores, debido a lo cual se les ha dado el nombre erróneo de leones marinos.

El lobo fino tiene dos pelos por poro, siendo uno de ellos más largo y oscuro, y el otro corto, fino y amarillo. El color que presenta el animal es marrón oscuro. Sus proporciones son armoniosas y la cabeza termina en una nariz fina y puntiaguda.

Quizá la diferencia más evidente entre las dos especies es el tamaño y el peso. El chusco macho adulto mide unos 2,35 m y su peso es de 230 a 30.0 Kg. El tamaño promedio del lobo macho es de 1.80 m, siendo su peso de 150 Kg. Las hembras son marcadamente más pequeñas en ambas especies.

En sintesis los lobos finos se diferencian de los chuscos principalmente por su color, tamaño y peso.

Los lobos finos Los lobos chuscos

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De color más oscuro y de menor envergadura, los lobos finos suelen asolearse en las playas, tal como lo hacen estas hembras.

 

El lobo chusco, más grande y pesado, posee una abundante "melena" en torno al cuello. El grueso cuello del lobo chusco acumula gran cantidad de grasa, de la que se servirá el individuo durante la época de apareamiento.

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