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Los paseos | |||||||||||
Sí fue, aunque nunca incrustó sus tobillos en el barro; avanzó, suave, sobre la corriente del arroyo, hasta alcanzar la pradera mundana /de los conejos. Se alimentó con las ancas de un grillo que arrebató a un salto sobre la hierba, y bebió gotas de sereno en la copa de un árbol caído. Se inclinó sobre dos hormigueros e incrustó sus tobillos, fue un llamado a la reconstrucción y reorganización de dos mundos, uno que adoptó como suyo, y otro, el que me ha otorgado. Sí fuimos, aunque nunca incrustamos nuestros tobillos en el barro; avanzamos, tranquilos, por el interior de galerías que entrelazan dos hormigueros. |
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Alas y olas | |||||||||||
Inmensas olas con pétalos en las crestas agitando mi mar cuando bañas tus pies... Alas diurnas, alas nocturnas, surcando brisas, cortando vientos. Pero ahora, el silencio es total, no más olas, no más crestas, no más pétalos. Ahora el mar está calmado, su agua no siente la calidez de tu piel... Alas lejanas, alas muertas, no más brisa, no más viento. Pero mi mar es sedentario, pacientemente a la espera... extraña las juguetonas olas, las blancas crestas, los pétalos, tus pies... |
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La disculpa del pegaso | |||||||||||
Un pegaso que cruzaba nubarrones, no supo lanzar, con sus cuerdas, una caricia; sus palabras se transformaron en dagas involuntarias. Su error le costó causar una herida; el arrepentimiento y la desdicha le obligaron a descender, caídas sus alas, hasta un párpado, hasta un labio; y lanzó al aire una sincera disculpa... Ahora espera con ansia el perdón de una hechicera, que lo transmutará de nuevo en el pegaso que cruzaba nubarrones. |
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Si tengo que hacerlo | |||||||||||
A Gabriela Esperaré, sin pretensiones absurdas, la nostalgia de verme a tu lado, del roce de tus labios perdidos entre la maleza de los días en fuga. Esperaré, en cuclillas, escondido en los túneles que serpentean bajo la ciudad llamada ¿Por qué? Esperaré, rodeado por fantasmas que juegan al pasado sin lograr descifrar su inexistencia en el presente. Esperaré, el retorno de mis noches desvanecidas por la ausencia, para encontrar la mañana en la cual, sin duda, he de hallarte. |
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¡Yo no le escribo a una mujer! | |||||||||||
A Natalia Yo le escribo a un poema, de ojos inevitables y sonrisa cautivadora. Yo le escribo a un poeta, y a su abismo, ese pequeño abismo encuadernado, el que lo separa de un dúo inevitable. Yo le escribo a un hombre y a su lápiz, que van levantando un puente, construyendo palabras en el aire. Y le escribo también a la pluma que va regando su savia sobre superficies fibrosas, para ir engendrando sílabas delatoras. Yo le escribo a un ladrón que hurtó las alas al amor, las atornilló a su espalda y se convirtió en poeta. Yo le escribo a un vuelo, sobre un abismo, que alcanzó tus ojos inevitables y tomó por asalto tu sonrisa cautivadora. |
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Hexálogo | |||||||||||
1. Fluídos: Deja que tus fluídos de vida jueguen con los míos en el parque recreativo de la pasión, el placer y el encanto descomunal... 2. Instintos: De seda no tienen que ser las sábanas... deben ser los instintos. 3. Sentidos: Permite leer con mis sentidos la poesía de tus movimientos. 4. Represión: No lo reprimas, disfrutémoslo. 5. Instante: Regálame la vida de un instante. 6. Acción: ¿Quieres hacerlo? Hazlo... |
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Carlos Cid Guillén | |||||||||||
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