Mercenario
A Paola
Vago por los terrenos de la pasión, sin más víveres
que mi esperanza.
Soy la perdición de los elefantes.
Vengo a instaurar la monarquía de los murciélagos.
Mis armas son un saco de alebrijes y los dientes de
un cisne,
abatido por las balas del desprecio.
Me guían una brújula vacía y un astrolabio, bajo
estrellas invisibles.
Extraño las gélidas barracas de la certidumbre,
extraño tener un rumbo fijo y no poder buscar los
rastros de su aroma.
Me han dado la dolorosa oportunidad de cumplir esta
misión,
para después perderme en un campo de placeres.
La dicha me corroe.