VICTOR
MAIRE HUGO
Su
Biografía
Hugo,
Víctor Marie (1802-1885), poeta, novelista y dramaturgo francés cuyas
voluminosas obras constituyeron un gran impulso, quizá el mayor dado por una
obra singular, al romanticismo en aquel país.
Hugo
nació el 26 de febrero de 1802, en Besançon, y fue educado tanto con tutores
particulares como en escuelas privadas de París. Era un niño precoz, que a muy
corta edad decidió convertirse en escritor. En 1817 la Academia Francesa le
premió un poema y, cinco años más tarde, publicó su primer volumen de
poemas, Odas y poesías diversas, que fue seguido por las novelas Han ’Islande
(1823) y Bug-Jargal (1824), y por los poemas de Odas y baladas (1826). En el
prefacio de su extenso drama histórico Cromwell (1827), Hugo plantea un
llamamiento a la liberación de las restricciones que imponían las tradiciones
del clasicismo. Este encendido llamamiento se convirtió muy pronto en el
manifiesto del romanticismo. La censura recayó sobre la segunda obra teatral de
Hugo, Marion de Lorme (1829), basada en la vida de una cortesana francesa del
siglo XVII, por considerarla demasiado liberal.
Hugo
se resarció de la censura el 25 de febrero de 1830, cuando su obra teatral en
verso, Hernani, tuvo un tumultuoso estreno que aseguró el éxito del
romanticismo. Hernani fue adaptada por el compositor italiano Giuseppe Verdi y
dio como resultado su ópera Ernani (1844).
El
periodo 1829-1843 fue el más productivo de la carrera de Víctor Hugo. Su gran
novela histórica Nuestra Señora de París (1831), un cuento que se desarrolla
en el París del siglo XV, le hizo famoso y le condujo al nombramiento de
miembro de la Academia Francesa en 1841. En otra novela de esta etapa, Claude
Gueux (1834), condenó elocuentemente los sistemas penal y social de la Francia
de su tiempo. Escribió varios volúmenes de poesía lírica que fueron muy bien
recibidos.
Entre
ellos se cuentan Orientales (1829), Hojas de otoño (1831), Los cantos del crepúsculo
(1835) y Voces interiores (1837). Obras teatrales de gran éxito suyas son: El
rey se divierte (1832), adaptado por Verdi en su ópera Rigoletto (1851), el
drama en prosa Lucrecia Borgia (1833) y el melodrama Ruy Blas (1838). En cambio
Les Burgraves (1843) fue un estrepitoso fracaso.
Al
disgusto de Hugo por el fracaso de esta obra se le unió ese mismo año la
muerte de su hermana mayor y del marido de ésta, ambos ahogados. Se alejó de
la poesía y se dedicó de un modo más activo a la política. Su familia
siempre había sido bonapartista, y él mismo, en su juventud, había sido monárquico.
En 1845 fue nombrado par de Francia por el rey Luis Felipe, pero cuando se
produjo la revolución de 1848, Hugo era ya republicano.
En
1851, después del fracaso de la revuelta contra el presidente Luis Napoleón, más
tarde emperador con el nombre de Napoleón III, Hugo hubo de emigrar hacia Bélgica.
En 1855 dio comienzo su largo exilio de quince años en la isla de Guernesey.
Durante
estos años, Hugo escribió la feroz sátira, Napoleón el pequeño (1852), los
poemas satíricos Los castigos (1853), el libro de poemas líricos Las
contemplaciones (1856) y el primer volumen de su poema épico La leyenda de los
siglos (1859-1883). En Guernesey completó su más extensa y famosa obra, Los
miserables (1862), una novela que describe vívidamente, al tiempo que condena,
la injusticia social de la Francia del siglo XIX.
Hugo
regresó a Francia después de la caída del Segundo Imperio en 1870, y reanudó
su carrera política. Fue elegido primero para la Asamblea Nacional y más tarde
para el Senado. Entre las obras más destacables de sus últimos quince años se
cuentan El noventa y tres (1874), una novela sobre la Revolución Francesa; y El
arte de ser abuelo (1877), conjunto de poemas líricos acerca de su vida
familiar.
Las obras de Víctor Hugo marcaron un decisivo hito en el gusto poético y retórico de las jóvenes generaciones de escritores franceses, y todavía es considerado como uno de los poetas más importantes de este país. Después de su muerte, acaecida el 22 de mayo de 1885, en París, su cuerpo permaneció expuesto bajo el Arco del Triunfo y fue trasladado, según su deseo, en un mísero coche fúnebre, hasta el Panteón, donde fue enterrado junto a algunos de los más célebres ciudadanos franceses.