LA BÚSQUEDA DEL SABIO
El
abad Abraham supo que cerca del monasterio de Sceta había un sabio. Fue a
buscarlo y le preguntó: - Si hoy encontrara usted una bella mujer en su cama,
¿conseguiría pensar que no es una mujer?
-
No-, le respondió el eremita-, pero sabría controlarme.
El
abad continuó: -¿Y si descubriera monedas de oro en el desierto, podría
contemplar este oro como si fueran piedras?
-
No. Pero sabría controlarme para dejarlo en su lugar. Insistió Abraham: - Y si
a usted lo buscaran dos hermanos, uno que lo odia y otro que lo ama, ¿lograría
pensar que los dos son iguales?
Dijo
el ermitaño: - Aunque sufriera, trataría al que me ama de la misma manera que
al que me odia.
Aquella
noche, al regresar a su monasterio de Sceta, Abraham le comentó a sus novicios:
- Les voy a explicar lo que es un sabio. Es aquel que en lugar de matar sus
pasiones, consigue controlarlas.
Paulo Coehlo