CONSTRUIR
LA FELICIDAD
Diariamente me
dirijo al trabajo dos veces,
muy distintas
entre sí por muchas razones
pero sobre
todo por una:
por la tarde
debo caminar unos cien metros
más de lo
habitual para ingresar
ya que la
puerta principal
se encuentra
cerrada por seguridad.
Ya hace un año
de esta novedad
no tan grata
para mí y para algunos más,
antes no había distinciones entre mañana y tarde.
Esos cien
metros se convierten en millones
los
días de calor por lo tanto había que
encontrar rápidamente un “atajo”...
Hasta que un día
rompí las reglas de ese nuevo trayecto,
al
cual me resistía, y mi “atajo” se convirtió
en saltar una
pequeña pared de no más de medio metro
con un poco de
esfuerzo.
Y así lo hice
por muchas tardes...
Una de esas
tardes de primavera, llena de sol y aromas,
pensé que sería
hermoso estar sentada en una plaza
absorbiendo
todo esa luz... toda esa vida...
toda esa fuerza que necesitaba de la naturaleza...
Caí a la
realidad tan bruscamente
que
me encontraba nuevamente frente a esa decisión
de tomar mi
"atajo" o seguir el camino trazado,
opté por lo
segundo.
¿Saben por qué?
Porque
como no iba a poder escapar
de mi jornada
de trabajo
para sentarme
en una plaza
y absorber
toda la vida en un gran respiro..
tenía la
posibilidad de disfrutar
de esos
minutos llenos de vida
que hacían
los tan largos cien metros
llenos de sol
y aromas...
A partir de
ese día,
prefiero hacer
cien largos metros llenos de vida
antes que perderlos en un atajo...
La esencia de
las cosas
no
se descubre con pequeños caminos
alternativos
de poco alcance...
a veces es necesario recorrer un poco más...
Juliana
Mondenutti