EL
ESTRALISCO
"En
cuanto a los paisajes que imaginaba, ni siquiera él mismo sabía dónde los había
visto.
Quizá
no existían en ningún lugar del mundo, ni en ningún sueño humano, pero parecían
reales, era tierra palpable y perfumada. "Y cuanto más se contemplaban, más
parecía que el cuerpo escapaba por los ojos y se transfería, entero y vivo, a
aquellos espacios coloreados y llenos de paz."
En
la antigua Turquía, Sakumat, un pintor de maravillosos paisajes, es mandado
llamar por Ganuan, señor de las tierras montañosas del Norte. El hijo de
Ganuan, Madurer, no puede vivir al aire libre; víctima de una enfermedad
misteriosa, el sol y el polvo lo perjudican gravemente. Privado Madurer de la
vista de la naturaleza y de la luz del sol, su padre ha decidido regalarle las
imágenes que Sakumat pinte en las paredes de su habitación.
Las
imágenes tardan en surgir porque primero deben ser creadas a través del juego,
en el deseo, en el pensamiento del niño y del pintor. Lugares jamás vistos,
surgidos de las historias narradas, o de los libros, o simplemente del deseo:
mares con infinitos peces cultos, montañas con pastores y bandidos invisibles,
prados que crecen hacia su esplendor.
Las
imágenes nacen, cambian, cobran vida como la profunda amistad entre el niño y
el artista. El tiempo transcurre en los cabellos, en la barba, en el rostro de
Sakumat, y parece detenerse mientras el mundo toma forma en las paredes de las
habitaciones.
De
las imágenes nacen historias, personajes. Guerras que se inician y acaban en
amores. Un barco pirata es apenas un punto que va creciendo donde el mar y el
cielo se reúnen. Las imágenes cobran vida, y el tiempo se apodera de ellas. Así
el barco pirata ya cercano comienza a alejarse en busca de su horizonte, y el
prado se adormece hacia el invierno.
"-¿El
estralisco se adormece, Madurer? -preguntó su padre, con la voz muy baja.
"-Sí,
claro. Se adormece todo el prado, mira. Se despierta al dormir, porque cuando se
está despierto, ¿no es parecido al sueño de uno que está dormido?
"-¿Y
en las noches de invierno ya no se verán las luces del estralisco? -Se dio
vuelta para contemplar el prado sin luces.
"-Pero
se verán las estrellas, padre -dijo Madurer. ...
"-Las
estrellas están lejos. El estralisco está ahí cerca.
"-¿Tú
crees, padre? ... "¿No te has dado cuenta de que son la misma cosa?"
Para
Sakumat y Madurer, el arte es el juego que traerá luego un cansancio feliz. El
acto de crear es un acto de amor, y Sakumat quemará silencioso sus pinceles,
quizá cuando descubra que el arte no puede vencer la muerte, ni siquiera
postergarla. O quizá cuando sepa que en ese intento fue dado todo, o lo mejor
de su arte.
Roberto
Piumini, ha escrito un libro que nos conmueve por su historia, por su lenguaje.
Un libro para leer y releer, que nos entregará a cada uno nuestro propio
horizonte, siempre distinto, siempre cambiante en cada lectura.
Roberto Piumini – Barcelona