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LOS BUNKER PERTENECEN A UN GRUPO QUE VOLÓ ASEGURA UN INSTRUCTOR

El Ciudadano & la región / 10
Miércoles 18 de agosto de 1999
EL JUICIO FINAL

Para un cura experto en sectas, la propuesta de Amigos de la Naturaleza “es de cuarta”
CASILDAEl sacerdote Enzo Giustozzi fue convocado por tres parroquias y reunió a 500 personas


CASILDA
El sacerdote Enzo Giustozzi, especialista en sectas, afirmó que Amigos de la Naturaleza –la en-tidad enrolada en Energía Uni-versal y Humana que hizo cons-truir en Casilda un recinto a prueba de terremotos destinado a guardar elementos de sobrevi-vencia ante “una catástrofe na-tural o de cualquier otra índole”, como explicaron sus dirigentes– “es un grupo orientalista, y las propuestas de este tipo que exis-ten por acá, en la Argentina, son en realidad todas de cuarta, por no decir de décima”. En una charla que brindó en el salón de la vecinal del barrio Nueva Roma, a la que asistieron casi quinientas personas, algu-nas de las cuales debieron sen-tarse en el piso cuando se ocu-paron todas las sillas, el sacer-dote destacó que “los adheren-tes a estas disciplinas son gene-ralmente estudiantes y profesio-nales con alto nivel de instruc-ción, de quienes uno esperaría que sean un poco más serios”. El religioso, consultado per-manentemente sobre este tema por comunidades cristianas de todo el país, disertó en Casilda invitado por las tres parroquias locales, y en un aparte con El Ciudadano consideró que “éste es, seguramente, el enésimo gru-po originado en el Lejano Orien-te que existe por aquí y me hace acordar a alguna de las propues-tas japonesas o vietnamitas”. Energía Universal y Humana tiene entre sus “maestros” al viet-namita Curtis Cao Duy, quien dictó un curso en Rosario el mes pasado por el que recaudó 40.000 pesos en inscripciones y en el que aseguró, entre otras co-sas, que sus seguidores pueden vivir “sin comer ni beber”.

En diálogo con este diario el padre Giustozzi dijo que “el tema del búnker antisísmico a prueba de catástrofes cósmicas, que en este caso parece estar asociado a esa propuesta religiosa, en al-gunos otros países se asocia a otras cosas mucho más terrena-les. En Suiza, por ejemplo, la ma-yor parte de los edificios tiene un refugio antiatómico, e incluso ca-da persona tiene asignado el lu-gar que ocuparía en caso de una guerra atómica. Pero todo esto, en ese lugar, no tiene nada que ver con el plano religioso”. Vinculándolo con el ámbito local, el sacerdote indicó que “lo que llama la atención es que es-ta organización haya elegido es-te lugar para levantar esta edifi-cación. Hacerlo en Casilda me parece un desubique mayúscu-lo”, concluyó. Giustozzi recordó luego la obra El Péndulo de Fucoult, de Umberto Ecco, “donde se des-cribe esta situación de tipo pos-moderno, de desintegración y de supermercado religioso, donde uno puede encontrar las pro-puestas más insólitas, y también las respuestas y adhesiones más impensadas”. “Yo creo –dijo– que el habi-tante medio de Casilda, como del resto de la pampa húmeda, cuyas preocupaciones tiene que ver con la cosecha, con el nivel de empleo y el trabajo, y en ge-neral es medianamente de cuño católico, no sé si realmente se puede sentir representado por organizaciones de este tipo”. El disertante descalificó a agrupaciones del tipo de Amigos de la Naturaleza. Tras encuadrarlas en una co-rriente orientalista y afirmar que sus propuestas “son todas de cuarta, por no decir de décima”, señaló que “Oriente queda muy lejos geográfica y culturalmente, pero fíjense qué contrasentido: los que más se enganchan con estas tan burdas propuestas, ge-neralmente son estudiantes o

profesionales, que tienen un ele-vado nivel de instrucción. Uno podría esperar, de gente que tie-ne formación universitaria, que fueran un poco más serios”, re-marcó. El cura consideró, en base a las características de este grupo, que “esto es una logia de tipo gnóstico esotérica. Es un círculo cerrado, donde más que abrir la participación a todos, se pone una serie de obstáculos y de gra-dos de iniciación, como para que la cosa sea sólo para un grupo de selectos. Y ya sabemos que per-tenecer a un club exclusivo siem-pre toca el orgullo y actúa como un buen gancho”. Con respecto a la aparición del búnker de Casilda, Giustozzi afirmó que “ellos (los que cons-truyeron esa edificación), no ha-blan en términos de fin del mun-do o apocalipsis, pero existe, en el discurso utilizado una pers-pectiva, una forma de entender la historia de manera cíclica y por lo tanto hablan de un cata-clismo de características gene-rales”. Respondiendo a las inquietu-des de algunos de los asistentes a la charla, Giustozzi afirmó que “nadie debe querer saber cuán-do llegará el fin del mundo. Esto lo dice el Evangelio de San Mar-cos. En cuanto al día y la hora, nadie sabe nada, ni siquiera el Hijo, sólo el Padre Celestial”. Agregó el sacerdote que “no es cuestión de asustarse por la lle-gada del fin del mundo, ni de pe-dir confesión a último momen-to, como lo hacía Don Juan Te-norio luego de la estocada final y después de haber violado a la enésima mujer ajena, sino de vi-vir como Dios manda, y nada más”. “Por el nivel de instrucción de sus adherentes, deberían ser más serios”



Rabanne y el concilio de Letrán

Durante la charla que na-die se quizo perder, el padre Giustozzi se acordó de las profecías apocalípticas que signaban al 11 de agosto pa-sado como el día del fin del mundo. “Pobre Paco Rabanne, ¿qué va a hacer ahora?”, se preguntó el religioso en re-ferencia a la mudanza em-prendida por el modisto in-ternacional, quien aban-donó París porque aseguró que la estación espacial ru-sa Mir caería ese día sobre la capital gala. “Seguramente va a seguir haciendo nego-cio como antes”, respondió el disertante con sarcasmo especulando sobre las posi-bles motivaciones de ese anuncio. “Se ha predicho tantas ve-ces el fin del mundo, y guar-da que incluso entre noso-tros los católicos”, advirtió luego. Recordó al respecto que “durante el cuarto concilio general de Letrán, en el año 1215, se prohibió a los pre-dicadores anunciar desde el púlpito el fin del mundo”. “Por qué será que cuatro-cientos obispos y ochocien-tos abades convocados por el Papa, prohibieron que se hablara sobre el fin de los tiempos”, se interrogó el sa-cerdote, para concluir: “Sim-plemente porque se hacía”. Y era necesario poner fin a tanta habladuría.



Cuestionamiento a la bioenergía en una demanda por ejercicio ilegal de la medicina

En una demanda presentada en los Tribunales de Rosario por ejercicio ilegal de la medicina, lesiones y defraudación contra el chino Xlong Xi Ping, el abo-gado Héctor Navarro adjudica a Antonio Federico Messmer, que en siglo XVII presentó en Viena una tesis doctoral sobre la influencia de los planetas en el cuerpo humano, “la peregri-na idea de inventar la existen-cia de una presunta «bioe-nergía»”. Navarro, quien acusa a Xlong de haber quemado la pierna de su cliente con aplicaciones de magnetoterapia, relaciona esta técnica inventada por Messmer con la bioenergía y otras pseu-dociencias. El abogado, que también so-licita que se investigue si la Ca-ja Forense está efectuando re-embolsos por tratamientos de magnetoterapia, relata en su es- crito una experiencia personal acerca de la bioenergía. “En mala hora, hace ya mu-chos años –cuenta– caí por ca-sualidad en un curso de bioe-nergía sin saber de qué se trata-ba. Lo dirigía una profesora que decía ser egresada de la Univer-sidad de Nueva York (!) y se dic-taba en el Teatro General San Martín de Buenos Aires, lo que me hizo suponer falsamente que se trataba de algo serio”.

El profesional añade que, an-te una pregunta sobre qué era la bioenergía, la profesora, lue-go de varios balbuceos e inco-herencias, “para zafar de la si-tuación dijo que (este fenóme-no) no se explicaba sino que se sentía”. Navarro trae también a cola-ción una charla sobre bioe-nergía brindada en la facultad de Ciencias Exactas de la UNR por el ingeniero Livio Vinardi – posteriormente condenado por explotación de la credulidad pú-blica–, en la que se afirmó que había que alejar a los enfermos de la gente sana y a los niños de los ancianos “porque les chu-pan la energía”. El querellante vincula estos hechos con la entidad que mandó a construir el búnker de Casilda señalando que “ahora veo que estos creyentes de la bioenergía están aterrorizando a los habitantes de nuestra pro-vincia”, y reclama, en la deman-da entablada, una investigación “para poner coto a los que ex-plotan la credulidad y la igno-rancia”. La asociación Energía Uni-versal y Humana y su apéndice casildenses Amigos de la Natu-raleza aseguran que se pueden curar los males canalizando la bioenergía con imposición de manos.