EL MOVIMIENTO DE LA FE

"El Espíritu Santo está visitando a su pueblo", "embriaguémonos del Espíritu", "siembra tu semilla de fe y recibirás una bendición", "recibe la unción", "recibe la sanidad en esta hora"; éstas son sólo algunas de las tantas frases que se están poniendo de moda en muchos grupos de la cristiandad occidental. Las cuales se dan a la par de grandes campañas de sanidad, repartición de dones, carcajadas incontrolables, soplos de poder, tirarse al suelo y otras "manifestaciones del espíritu". Se enfatiza el “poder” que la "fe" posee para alterar la realidad que rodea al creyente. Lo interesante es que el "movimiento de la fe"[1] está penetrando cada vez más en el seno de iglesias de tradición conservadora como la MCA, Iglesias Bautistas, Presbiterianas y otras.

Bastantes consiervos que una vez enseñaron a otros a guardar el depósito de la fe una vez dado a los santos están hoy bajo la sombra del "movimiento de la fe", dedicados diligentemente a expulsar demonios, a impartir el reposo, repartir dones espirituales, soplar con poder y comunicar el "espíritu de carcajadas y retorcijones"[2]. Algunos imitan en parte esas prácticas para mantener "un equilibrio" y hacer que sus iglesias se llenen de gente que "satisface sus necesidades espirituales". Otros que todavía se mantienen al margen de esto no dicen nada por temor a la controversia con los devotos a los "súper predicadores" que arengan en los canales evangélicos de televisión. Hay hermanos que están siendo atraídos por este movimiento y se están yendo a otros rediles y a "otros evangelios" (Gálatas 1:6-9) en busca de nuevas destrezas espirituales.

Son abundantes las recientes algarabías que se le atribuyen al Espíritu Santo. El problema no es si son experiencias reales; sino, si provienen del Espíritu de Dios, y si tienen firme argumentación bíblica o no. Casi nadie se atreve a evaluar tales "experiencias del espíritu", pues se "ministran" y se reciben en el nombre de Jesús, con fuertes aleluyas y emotivos ¡Gloria a Dios!. No importa si tienen explicación bíblica o no.

Es el momento de preguntar a Dios si son suyas las cosas que se dejan ver en "el movimiento de la fe". No esperemos que nos conteste por medio del corazón o la pericia irreflexiva, pues "engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso" (Jeremías 17:9); sino, mediante el texto bíblico. Obviamente afirmamos que la Biblia es la Palabra de Dios. Toda doctrina, espiritualidad y práctica cristiana debe armonizar con la Revelación escrita entera. Si la Biblia es nuestra máxima autoridad en asuntos de fe y conducta, sometamos a prueba al "movimiento de la fe", para abrirle o cerrarle nuestras puertas.[3] Seguramente tendremos precaución y reserva con lo que en este movimiento no esté en y de acuerdo con el Sagrado Libro. Origen del movimiento de la fe El movimiento de la fe" no nació de la noche a la mañana, sino poco a poco, por la influencia de grupos como el Nuevo Pensamiento, la Ciencia Cristiana, la Escuela Unitaria del Cristianismo y otras corrientes orientales.

Conforme al Nuevo Pensamiento, fundado por Fineas Parkhurts Quimby (1802-1866), la enfermedad y el sufrimiento no existen; se deben a la forma incorrecta de pensar. El hombre puede transformar su propia realidad a través del poder de la afirmación positiva. En estos conceptos metafísicos, la salud y las riquezas, que aún son intangibles en uno, pueden ser convertidas en realidades tangibles si se piensa positivamente.

Según la Ciencia Cristiana, fundada por Mary Baker Eddy (1821-1910) la materia, la enfermedad y aun el pecado son (inexistentes) errores de la mente, pues en realidad todo es bueno y perfecto.

Fineas Quimby, fundador del Nuevo Pensamiento, ayudó a Mary B. Eddy, quien desde su infancia padecía de ataques de nerviosismo; en su madurez sufrió dos divorcios; y, entregó un hijo al cuidado de otros. Quimby la convenció de que no tenía nada, sino pensamientos erróneos. Mary se empezó a poner bien y de pronto se proclamó sana por completo. Después de morir Quimby, Mary fundó la Ciencia Cristiana. Ella no solamente negaba la existencia de la enfermedad, sino también la de la materia misma.

El movimiento unitario le da alta prioridad a la razón y a la experiencia, pues allí se revela el Padre. La Biblia y las grandes doctrinas confesionales históricas no tienen importancia. Se busca un mejoramiento personal y la perfección de la naturaleza humana. La liturgia no tiene límites eclesiológicos ni de credo.

Muchas de las prácticas de las religiones orientales concuerdan con las del "movimiento de la fe", como el éxtasis inconsciente, el reposo, la búsqueda de bienes físicos por ejercicios trascendentales y la risa extática. Pero esto no es casual coincidencia, pues muchos cristianos han adoptado mañas asiáticas por abrirse al diálogo religioso con habitantes de ese lado del mundo. En 1918 un cristiano llamado Raimundo Panikkar adoptó conceptos hindúes, para presentar un Cristo compatible con los hindúes, rayando en un sincretismo. En Asia y África se dan casos de hechiceros que se convierten al evangelio divino, pero todavía mantienen ciertas usanzas ocultistas y mágicas; sólo se les da un matiz de cristiandad y siguen adelante. Lo grave es que a veces se les invita a predicar a este lado del Atlántico y dejan "una nueva manifestación del espíritu". Por ejemplo, un predicador llamado Howard Browne llegó de Sudáfrica a Toronto a dar unas conferencias; oró por los exponentes anteriores y Pastores presentes impartiéndoles el "don de la risa", para llevarlo a sus iglesias; trasladaron ese "don" y hoy todos sus seguidores ríen irracionalmente por el "espíritu".

Los pioneros del "movimiento de la fe" han adoptado el concepto metafísico del “poder de la mente” con el lema “la fuerza de la fe”; a prácticas extáticas orientales les han llamado "nuevos dones del espíritu". En realidad ese cambio sólo ha sido semántico, pues en esencia sigue siendo lo mismo.

El "movimiento de la fe" ha encontrado terreno fértil en grupos pentecostales y neopentecostales, para sembrar sus ideas. Los canales evangélicos de televisión han contribuido a que los `slogans´ y prácticas del "movimiento de la fe" penetren, incluso, entre iglesias de tradición fundamentalista y conservadora. Diversos pastores que ayer se mantenían conservadores, hoy se afanan en hacer milagros y grandes proezas espectaculares, "ungidos por un soplo nuevo de Dios".

Hoy los ritos del "movimiento de la Fe" se difunden a lo largo y ancho del continente americano y más allá del mar. Tales "prácticas de fe" llaman nuestra atención, para reflexionar, si tienen sólido respaldo bíblico o son sólo novedades sincretistas de la cristiandad posmodernista. Prácticas más comunes en el movimiento de la fe La manifestación del "reposo".

El predicador se mueve inquietamente como un león enjaulado. Repentinamente llama a los voluntarios o se acerca a la congregación para ministrarles el "reposo espiritual". Con sólo soplarles, tocarles la frente o la quijada muchos asistentes caen tumbados por el "espíritu". Pum, pum, pum, ¡Gloria a Dios! ¡Aleluuuuya! El temor o la emoción de ser el próximo escogido a caer en ese "dulce sueño espiritual" se apodera de cada individuo. Los que se levantan no se ponen de acuerdo; unos dicen que es una "bella experiencia"; otros prefieren que no les vuelva a ocurrir tan dolorosa derribada. Al caer muchas mujeres dejan ver un poco de su desnudez y no les da pena. ¿Vemos esto en la vida de Jesús o de los apóstoles? No. ¿Vemos esto en la Biblia? No, pero algo similar sí. Cuando Jesús andaba predicando por las tierras de Palestina muchas personas eran derribadas, no por Él, sino por demonios. En una ocasión "[...] mientras se acercaba el muchacho, el demonio lo derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre" (énfasis mío) (Lc. 9:42; Cf. Mr. 9:18; Lc. 4:35). El Señor Jesús nunca derriba ni tumba a nadie, por el contrario, levanta y hace estar en pie a sus seguidores fieles. Obviamente, se debe tener extremo cuidado con esos derribadores de hoy. Al creyente genuino Dios le dice: "Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará" (Salmo 91:7), ¡Amén!

La manifestación de la risa

Entre cinco y quince personas se revuelcan a carcajadas cerca del púlpito mientras que otras decenas oran para recibir ese "gozo celestial". El "siervo" sopla o impone manos y muchos otros se unen al concierto de incontrolables risotadas. Todo sucede de acuerdo a la voluntad del "ministro", quien ordena al Espíritu Santo hacer reír y hacer parar de reír. Da la impresión que la Tercera Persona de la Trinidad obedientemente se somete a la voz de su amo.

Esta aberrante "manifestación carismática", además de usar el nombre del Espíritu Santo irrespetuosamente, desvirtúa el concepto bíblico de gozo que no es sinónimo de risa desbordante. Pablo afirma que el fruto del Espíritu Santo es gozo, pero a la vez expresa que es templanza (Gál. 5:22-23), que significa auto control y no un trance espiritual donde se pierde la cordura; por eso "a la risa dije: enloqueces [...]" (Ecl. 2:2) pues, "Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará al corazón" (Ecl. 7:3). El Señor nos dice: "Afligíos, lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en llanto, y vuestro gozo en tristeza". (Jn. 4:9). Si bien es cierto que se nos llama a estar siempre gozosos (1 Tes. 5:16), nunca se nos llama a hacer cultos de risa, ni siquiera a andar riendo por doquier como locos.[4]

La unción transmitida

El "súper predicador" hace un llamado a hermanos débiles y a pastores conservadores, para recibir de él la "unción del espíritu". Varios hermanos frustrados pasan adelante rindiéndose ante "el ungido" y de él reciben un soplo, una palmada o una oración poderosa. En ese instante, como por un encanto, el "espíritu" desciende y trae la "unción poderosa". Aquellos creyentes débiles dicen llegar a tener la "unción que les faltaba".[5]

Dentro del "movimiento de la fe" fue B. Hinn quien introdujo el concepto del poder secreto en la "doble o triple unción". Recibió por primera vez el "poder pleno del espíritu" durante una campaña de sanidad de la señora Kathryn Kuhlman en 1973 cuando el manto de ella cayó sobre él. Hinn confiesa visitar a menudo la tumba de la dama Khulman y Aimee Mc Pherson (esposo de ella) para avivar la llama de su unción, y cuenta de una de sus visitas: "Sentí una unción extraordinaria [...] estaba temblando de pies a cabeza [...] estremecido por el poder de Dios...`Amado Señor-dije- `Siento la unción [...] Creo que la unción partió del cuerpo de Aimee".[6] Hinn usa la unción para "golpear con el espíritu" como lo hacía en vida doña Khulman; ella lo hacía con un manto, él con su mano. Ha llegado al colmo de decir: "pueblo de Dios [...] ¡Yo soy Él, soy Jesús! ¡El Verbo se ha hecho carne en miií [...]"[7]

Bíblicamente, el término "unción" tiene sus raíces en el hebreo masiah y se usaba para la legitimación del oficio de sacerdotes y reyes. A partir de David, especialmente en los Salmos e Isaías se usa el vocablo masiah a manera de título del Mesías venidero (Sal. 20:6; Isa 45:1, 61:1). En los evangelios a Jesús se le da el título Cristo, en griego, o Mesías, en hebreo, reconociéndolo como el Rey escatológico, que hace realidad las promesas veterotestamentarias.[8] Absolutamente nadie, aparte de Jesús recibe la denominación de Ungido en el NT.[9] Jesús, después de su resurrección, transmitió la unción a sus discípulos en Pentecostés de Hechos 2. Esa unción es la presencia del Espíritu Santo en el creyente.[10] Actualmente, la unción la recibe alguien cuando acepta a Cristo Jesús como su Salvador personal. Juan escribe a la Iglesia universal "vosotros tenéis la unción del Santo [...]" (1 Jn. 2:20) No dice "algunos de vosotros tienen la unción [...]". Incluyendo a los hermanos carnales de Corinto, Pablo les dice: "Y el que nos confirma con vosotros es Cristo, y el que nos ungió, es Dios" (1 Corintios 1:21). Reiteremos que, EL UNGIDO ES SÓLO JESÚS DE NAZARET; que todos somos ungidos inclusivamente por el Espíritu cuando aceptamos a Cristo; y, que la unción en nosotros es puntual, continua e irrepetible. ¿Y los que se dicen ser "El Ungido" en las grandes campañas y en la tele, como Benny? No olvidemos la advertencia de Jesús: "[...] si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo (o "el Ungido"), o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos (o "Ungidos"), y falsos profetas, y harán señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes" (los paréntesis son míos) (Mt. 24:23-24).

La prosperidad por la fe

Un elegante predicador aparece en la pantalla del televisor presumiendo de su vida “hollywoodense”. Inicia su mensaje "evangélico" exhortando a los televidentes: "traigan su dinero y esperen un milagro", "siembren su dinero y serán canceladas sus deudas", "siembren con fe y Dios les dará riquezas"[11]. Y "allá va Vicente a donde va. [...]" a dejar gran tajada de su sueldo, esperanzado que así Dios le sacará de la crisis económica.

Da la sensación que el creyente pobre no anda bien en los caminos de Dios; como si la relación con Dios fuera una lotería financiera. Se enseña que la pobreza es del Diablo y la riqueza de Dios. Si así fuera, bienaventurados los dueños de las empresas financieras, los grandes mercaderes, los narcos, los traficantes de armas, los secuestradores, los artistas de Hollywood, los cantantes mundanos y los políticos corruptos. ¡De ninguna manera! Al contrario, esas son unas de las pestes que últimamente le ha tocado sufrir a la gran mayoría de gente que habita el precioso planeta tierra.

Según las Sagradas Escrituras, no es cierto que Dios promueva la pobreza, pero tampoco ha prometido que todos sus hijos vivirán a todo dar como los cineastas de Hollywood. Basta con ver el ejemplo de Su Hijo Unigénito quien siendo rico se hizo pobre, optó por vivir entre los pobres y murió pobremente[12]. Pablo sufrió pobreza la mayor parte del tiempo de su ministerio. Ninguno de los discípulos de Jesús de Nazaret vivió en la opulencia. De los doce sólo Judas se estaba enriqueciendo, y vendió a su Señor por treinta piezas de plata (Mateo 26:14-16). Recordemos que "Jehová hace empobrecer y hace enriquecer" (1 Samuel 2:7). Jesús, enseñándonos a orar, nos exhorta a pedir "el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy" (énfasis mío) (Mateo 6:11). Debemos ser generosos con el Señor llevando el diezmo y las ofrendas primeramente a la Iglesia, pero sin ningún interés financiero (2 Corintios 9:7). Es cierto que Dios es Poderoso para darnos más de lo que pedimos o entendemos (Ef. 3:20), pero de acuerdo también a su voluntad específica para nosotros; por eso podemos decir con Pablo: "Se vivir humildemente, y se tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad" (Fil. 4:12). Y oramos con Salomón: "No me des pobreza ni riquezas; Mantéenme con el pan necesario; No sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios". (Prov. 30:8)

La sanidad para todos por la fe

El "siervo de Dios" se encuentra con un mar de gente enferma. Les promete sanidad a todos los que tengan fe. Pero advierte que los incrédulos seguirán condenados al "espíritu" de enfermedad. Se levanta una señora saltando desde su silla de ruedas; un encorvado se endereza; y un mudo empieza a hablar. Algunos investigadores han descubierto fraudes en campañas de sanación[13]. Por su parte, muchos enfermos de verdad se van a su casa como llegaron, desconsolados y amargados con Dios. Y al pueblo evangélico ya no le abrirán nunca más las puertas de su casa. Se dice que Dios ha prometido sanidad, y es cierto. Dios ha prometido que vendrá un día futuro en donde el cojo saltará, el sordo oirá, el ciego verá, el mudo hablará y todo malformación congénita será erradicada (Cf. Is. 35:5-6; 65:23). Lo raro es que, si se cree que la sanidad definitiva es para hoy, en las "campañas de sanidad" ningún “mongolito”, retrasado, o loco es sanado de su mal. No hemos visto todavía a un lisiado regresar a su casa caminando con sus dos pies ni a nadie estrenando mano. No he mirado a ningún ciego real salir sin su bastón de una "campaña de sanación". ¡Qué raro!

Nos preguntamos, ¿Quiere Dios que todos seamos sanados hoy? ¿Es la fe garantía de una sanidad divina inmediata? ¿Estar enfermo es sinónimo de vivir en pecado, de estar endemoniado o de estar faltos de fe? Al escudriñar la Biblia encontramos algunas verdades que responden nuestras interrogantes. Las enfermedades son parte normal del proceso de muerte que acontece tanto a justos como a pecadores. En Romanos 5:12 dice que "así como el pecado entró en el mundo por medio de un solo hombre y la muerte (thanatos, en griego) por medio del pecado, así también la muerte (thanatos) pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" (paréntesis míos). Es de notar que el término thanatos, se refiere a proceso de muerte, camino de muerte, destinado a muerte paulatina por los males periféricos.[14] En Génesis 3:19, una de las consecuencias del pecado es la muerte física, que vendría mediante un proceso de sufrimiento, fatiga, dolor y de envejecimiento. También las enfermedades son parte de todo este proceso de muerte natural que Dios fijó.

Dios puede sanar a todos los enfermos, pero no siempre quiere sanarlos a todos. Dios determina quien será sanado, no la fe del que ora, ni la fe del enfermo. ¿Qué dice Jesús sobre esto? Cuenta que "había muchos leprosos en Israel en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino el sirio Naamán" (Lc. 4:27). Al ver 2 Reyes 5:4-14 notamos que Naamán fue furioso y refunfuñando a zambullirse al Jordán, ¡No iba con nada de fe! Por su lado, el apóstol Juan nos relata que cuando Jesús fue al estanque de Betesda yacían allí una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua para meterse y ser sanados (Jn. 5:2-4). Para sorpresa del lector, Jesús, sin preguntarle a un paralítico si tenía fe para ser sanado, le dijo: "¿Quieres ser sano? [...] Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante, aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo" (Juan 5:5, 6 8-9). ¡El esperaba que Jesús lo metiera al estanque! (Juan 5:7).

En conclusión vemos que:

1) Las enfermedades entraron por el pecado adámico; 2) Las enfermedades no siempre vienen por castigo de Dios, por mala conducta; 3) Dios no se ha comprometido a sanar a todos los enfermos ya;[15] 4) Debemos orar con fe por los enfermos y esperar en la voluntad de Dios; 5) Vendrá un día en que Dios erradicará por completo todas las enfermedades cuando seamos glorificados.

Poder para sacar demonios

Llega el momento de enfrentar frontalmente a Satanás y a todo espíritu inmundo. Con su "gran autoridad" el "poderoso predicador" empieza a sacar todo tipo demonios por doquier, espíritus de sueño, de borrachera, de fornicación, de pereza, de desánimo, de enemistad, de drogadicción y otros más; "liberando" aun a hermanos en la fe.

Al final se anuncia que se saldrá a conquistar territorialmente una ciudad mediante la exclamación de palabras poderosas. En el reporte se da gloria a Dios porque todos los espíritus que oprimen y destruyen al hombre han sido "echados fuera". Muchos dan testimonio de haber visto a un borracho dejar el licor, otros las drogas y así sucesivamente. Lo extraño es que nunca se ve liberado a ningún rico poseído por los "demonios" de la riqueza y del poder que están oprimiendo, explotando y destruyendo, no a un individuo, sino a todo un conjunto de países en "vías de subdesarrollo". El teólogo evangélico latinoamericano Emilio A. Núñez nos advierte: "los casos de posesión demoníaca que tanto atraen la atención de la gente, existen también en nuestro tiempo; pero no debemos olvidar que Satanás puede adueñarse de la mente para EJERCER ALLÍ DE MANERA SUTIL SU IMPERIO, sin causar manifestaciones de orden físico en el proceso" (énfasis mío).[16] El teólogo protestante alemán Jürgen Moltmann sugiere que en las estructuras sociales hay rasgos de posesión demoníaca al escribir: "En la dimensión económica existe el laberinto diabólico de la pobreza. Se compone de hambre, enfermedad, mortandad temprana y es provocado por la explotación y el dominio de clases. Hay círculos diabólicos de pobreza en sociedades determinadas así como también entre naciones desarrolladas industrialmente y los países agrarios atrasados, o sea, en las antiguas colonias".[17] Tampoco se ha visto sacarle los demonios de guerra o de tráfico de armas a los gobernantes de las grandes potencias y organizaciones mundiales, ni a los que dirigen las guerrillas, militares e insurgentes, en los países que buscan su liberación por los artefactos de fuego. Bien dice Moltmann: "No menos peligroso es el "círculo diabólico regulador" de la carrera internacional de armamentos".[18] No, pero estos "poderosos exorcistas" con sólo ver enfermo, cansado, afligido, triste o desalentado a un hermano en Cristo, en quien mora el Espíritu de Dios, ya lo van acusando de endemoniado. Y a los poderosos de este mundo que son títeres de Satanás para expandir su imperio de maldad y destrucción ni siquiera se les exhorta con la verdad el evangelio; por el contrario en algunos casos hasta se les condecora.

Bíblicamente, se debe tener mucha sabiduría al tratar asuntos de posesión demoníaca. Que haya gente endemoniada y que los creyentes pueden interceder para que Dios libere a una persona poseída, no lo vamos a negar. Pero es cuestionable que el cristiano tenga una lucha frontal de tú a tú con el Diablo al punto de insultarlo, tirarle puntapiés, etc. (Cf. Judas 8-10). Núñez opina: "es tan engañador el maligno que puede inducirnos a pensar que nosotros mismos somos capaces de reprenderlo y derrotarlo [...] O bien puede acomplejarnos al extremo de que no le ofrezcamos resistencia en el poder de Dios".[19] Además Dios nos llama a crecer en el conocimiento de su carácter y voluntad perfecta; pero no que conozcamos las profundidades de Satanás. Basta lo que está escrito en la Biblia. Por otro lado, no es bíblico que un hermano en Cristo sea poseído por un espíritu demoníaco. "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros" (1 Corintios 3:16), "¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y que comunión la luz con las tinieblas?" (2 Corintios 6:14). No es posible que un demonio entre en la casa del Espíritu Santo. Como ya vimos anteriormente, tampoco es correcto atribuir un demonio a cada enfermedad.

Otras "manifestaciones del Espíritu"

Han aparecido otras "manifestaciones del espíritu" como vomitar, imitar animales, rellenar muelas, sacar aceite de las manos, tirar agua que se convierte en oro al rociarse por el aire, etc. Obviamente no tienen ninguna argumentación bíblica. Pero muchas de estas cosas fascinantes sí han estado presentes en actos de hechicería, magia, ocultismo, espiritismo e hipnotismo en las culturas ancestrales, tanto en el oriente del mundo como en la vieja América precolombina.

Los fenómenos extáticos con las características antes descritas han tenido un denominador común en las religiones más antiguas llamado "noción de manía"[20]. En los antiguos pueblos, la idea de manía era la de un poder espiritual invisible que reside en hombres y cosas que permite controlar las fuerzas de la naturaleza y se transmitía por contacto o a distancia, a la manera de un fluido o emanación; estaba presente extraordinariamente en magos, jefes de tribus y en ciertos objetos especiales. Por ejemplo según los griegos, Hipnos (dios mitológico del sueño) transmitía poderes para hacer dormir (hipnosis). James Frazer en su obra La Rama Dorada dice que la concepción de manía se ha encontrado en lo que algunas tribus arcaicas han llamado wakanda (Dakota y Sioux en Norte América), atua (nativos de Islas Marquesas), hasina (nativos de Madagascar), mangur (nativos de Queensland), vudú (espiritismo en Haití importado de África), brahmán (en la mayoría de religiones de la India).

Conclusión

En resumen "el movimiento de la fe" en general refleja:

Un menosprecio implícito de las Escrituras. No niegan explícitamente la autoridad de la Biblia, pero sí con sus actitudes sensacionalistas. Se ponen los sentimientos y la experiencia por encima de la Palabra de Dios. La Biblia no es predicada expositivamente en los cultos o campañas de este movimiento, si a caso se usan algunos textos por pretexto.

Un irrespeto evidente al Espíritu Santo. A la tercera persona de la Trinidad se le grita, se le exige y se le ordena obedecer a la voz del arrogante predicador. Antes los siervos de Dios se sometían a la voluntad del Espíritu Santo; hoy estos falsos ministros quieren que el Espíritu Santo se les someta a ellos. Se le menciona como agente embriagador al decir: "embriaguémonos del Espíritu", cuando en Efesios 5:18 vemos que lo opuesto a la embriaguez que produce el vino es el control sobrio por la llenura del Espíritu. Es intolerable vulgarizar así al Espíritu de Dios (Hch. 5: 1-11).

Una manipulación masiva fundamentada en el sensacionalismo. Los líderes del "movimiento de la fe" ofrecen milagros, sanidades extraordinarias a cambio de unos cuantos dólares. Lo que dan son "show" ensayados con gente contratada anticipadamente. De vez en cuando sugestionan a algún enfermo haciéndolo creer que va sano por fe, pero a los días, el rehabilitado se da cuenta que sigue padeciendo de la misma enfermedad. El Señor Jesús nos advierte "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero que por dentro son lobos rapaces" (Mateo 7:15). Pablo añade: "Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos disfrazados como apóstoles de Cristo. Y no es de maravillarse, porque Satanás mismo se disfraza como ángel de luz" (2 Corintios 11: 13-14).

A esto contribuyen los problemas psicológicos de gente esquizofrénica que ha sido influenciada por un ambiente (no cultura) hedonista, materialista y sensualista. Quieren que por arte de magia se les arreglen sus problemas financieros o de salud, sin sufrir, ni disciplinarse, ni esforzarse, ni responsabilizarse en sus deberes. Y los falsos profetas ganan más incautos.

Una tendencia al sincretismo de la nueva era. En esta época posmoderna nos encontramos con una tendencia a destruir los valores heredados que definen la identidad moral, cultural o religiosa de cualquier grupo de personas (Fukuyama). Hablando claro, parece que el "movimiento de la fe" nos quiere llevar a un menosprecio de las tradiciones evangélicas históricas que abrieron brecha en toda América. La tendencia es a mezclar el servicio a Dios con prácticas de religiones orientales y de sectas oculistas. De hecho lo que el "movimiento de la fe" llama "nuevas manifestaciones del espíritu" en realidad no son tan nuevas. Las mismas prácticas las tenían ya hace cientos de años varias religiones orientales; las mismas han estado presentes en los grupos católicos de renovación carismática desde su fundación en 1966. Lo que convierte al "movimiento de la fe" en un grupo sin identidad clara y de doctrina flotante, sin fundamento sólido.

Ausencia del contenido evangélico neotestamentario en la predicación. Ellos predican un evangelio de sanación masiva o de cualquier otra cosa. En sus "cruzadas evangelísticas" nunca se llama al pecador al arrepentimiento y a la conversión a Dios (Cf. Hch. 3:19). Es que, aunque dicen predicar a Cristo, no predican el evangelio de Jesús de Nazaret, su muerte substituta, su resurrección victoriosa y su ascensión gloriosa (1 Corintios 15:3-8; Hechos 7). Pablo no esconde su asombro al ver a los que seguían la voz de "otros evangelios" al escribir: "Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aun nosotros mismos o un ángel del cielo, os anunciara un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio al que recibisteis, sea anatema" (énfasis mío) (Gálatas 1:6-9).

Un desorden en el culto a un Dios de orden. En sus cultos predomina la improvisación, la arrogancia del predicador, el bullicio, los brincos incontrolables, el miedo y la esquizofrenia. En la mayoría de los casos, las mujeres que caen tumbadas por el "espíritu" muestran el color de su ropa interior y un poco más. Pablo nos exhorta: "[...] hágase todo decentemente y con orden" (1 Corintios 14:40).

Obstaculización de la labor evangelística. Sus prácticas han venido a ser uno de los obstáculos para la evangelización. Mucha gente engañada ya no quiere saber nada de Dios. Otros llegan a las iglesias evangélicas buscando sanidad o buenas finanzas, pero de Jesús no quieren saber nada. Algunos han descubierto los fraudes de los famosos "predicadores" y desacreditan a todo el universo evangélico por los medios masivos de información.

Raíces en la influencia de grupos religiosos sectarios y orientales. Estos buscan y promueven la “autorrealización”, distorsionando la dependencia humana en la providencia divina a tal grado que B. Hinn dice que pedir a Dios "si es tu voluntad has [...]", es un estorbo para las maravillas y prodigios. En el concepto bíblico de la fe cristiana, Jesús nos exhorta a que al orar pidamos ante todo "[...] hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:10).

Un menosprecio a la formación académica y capacitación formal. Se presume que el "espíritu" es el que preside toda improvisación. Lo más grave es el uso de pasajes bíblicos fuera de su contexto y de su estilo literario específico, para respaldar sus prácticas y argumentos. Por ejemplo, se argumenta que la doble unción es un concepto tomado de la doble porción de espíritu que Elías dejó a Eliseo, y otros semejantes.[21] De hecho condenan a quienes se quieren capacitar para servir fielmente al Señor y no caer en los errores que ellos cometen. Se ha oído decir abundantemente que quienes asisten a una institución de formación bíblica, teológica o ministerial, están perdiendo su tiempo. Pero parece que eso es sólo una manifestación de pereza intelectual y sectarismo, quizá por temor a que salgan a luz los errores que perpetran sin ningún estorbo.

No hay duda que estamos en los tiempos finales. Pablo escribió: "[...] en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando espíritus engañadores y a doctrinas de demonios [...]" (1 Timoteo 4:1).

Hermanos, con toda franqueza, ¡Cuidado con el movimiento de la fe!

Lic. Saúl Gálvez

NOTAS

[1] También llamado "Avivamiento de Toronto", "Borrachera Espiritual", "La Bendición de Toronto", "Movimientos de Fe", "Despertar del Espíritu" y otros. En este ensayo se utilizará sólo el nombre "Movimiento de la Fe".

[2] Se omite aquí las discusión sobre el don de lenguas y otros "dones viejos" que han estado entre los pentecostales tradicionales, nuestro mayor interés en este ensayo es evaluar los "nuevos dones".

[3] Confesamos creer que Dios habla hoy especialmente por la Biblia. Estamos en desacuerdo con la idea neortodoxa que dice que la Biblia no es Palabra de Dios, aunque la contiene; que la Palabra de Dios desciende como rema en la predicación o en la lectura. No creemos que haya dimensiones espirituales especiales de revelación de la Palabra de Dios.

[4] Claro que esto no quita que andemos sobriamente sonrientes (Fil. 4:4). En la Biblia se presenta el regocijo en Cristo como un contentamiento (virtud) por el control que Él tiene de nuestras vidas, pero no como un don espiritual.

[5] El concepto de "unción transmitida" no es bíblico; en occidente se introdujo por el dogma Católico Romano de la "sucesión apostólica" reiterado en el Concilio Vaticano II, en la Constitución Dogmática "Lumen Gentiun" I, 18, 27. Para un estudio más a fondo y sencillo ver, Francisco Lacuaeva, Curso de Formación Teológica Evangélica, Tomo VIII: Catolicismo Romano. Clíe (1989), p.p. 34-49.

[6] Sermón pronunciado el 7 de abril de 1991, citado por J. Holowaty, Vientos de Apostasía, (S.E., 1993), p. 48.

[7] Idem.

[8] David Wallace, "Mesías". Diccionario de Teología. Editado por Everett Harrison, TELL. (1988), p. 339.

[9] Cf. Schnackenburg, Comentario de Juan. En este libro el autor sugiere que decir "Jesús es el Cristo" o decirle "Cristo" a Jesús de Nazaret es la confesión de fe de los discípulos que le siguieron. Es convertirse a Jesús reconociéndolo como el Hijo de David escatológico prometido en el AT.

[10] Harvey J. S. Blaney. 1 Epístola de Juan, tomo 10 de Comentario Bíblico Beacon CNP (1992), p.p. 385-386.

[11] Estas frases fueron inventadas por Oral Roberts y hoy se usan por muchos predicadores para que sieguen a ciento por uno. En El Salvador se hacen maratones financieros casi semanalmente en el canal 25 con estas expresiones.

[12] Cf. 2 Corintios 8:9 en donde se hace pobre por amor a nosotros para hacernos partícipes primeramente de las riquezas del cielo.

[13] En su libro Vientos de Apostasía, p.p. 45-46, el pastor bautista J. Holowaty ofrece casos documentados de personas que fueron contratadas para actuar de "sanadas" por el millonario "evangelista" W. Grant en EUA, desenmascarados por el periodista Randi Kertz en dos ediciones de la revista humanista Free Inquiri de 1986.

[14] W. Schmithals, "Muerte", Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol. III, Ed. L.Coenen y otros, Ed. Sígueme, (1993), p.p.113-122.

[15] El gran profeta Eliseo murió enfermo (2 R 13:14). El apóstol Pablo padecía de una enfermedad de la vista (2 Corintios 12:7-10; Gál 4:13-15); Timoteo padecía de una enfermedad estomacal (2 Timote 5:23); Pablo dejó enfermo a Trófimo (2 Timoteo 4:20).

[16] Emilio Antonio Núñez, Hacia una Misionología Evangélica Latinoamericana. Ed. UNILIT y COMIBAN (1997), p. 64.

[17] J. Moltmann, El Dios Crucificado. Ed. Sígueme, Salamanca (1977). P. 456.

[18] Ibíd., p. 457.

[19] E.A. Núñez. Hacia una Misionología [...] p. 64.

[20] J. Schattenmann y L. Coenen "Éxtasis" Diccionario Teológico del Nuevo Testamento Vol. II, Editores varios, p.p. 155-157.

[21] John Gray dice que: "Cuando Eliseo pide doble porción del espíritu de Eliseo no buscaba aventajar a su maestro, sino recibir la porción (herencia) doble, basado en la ley hebrea (Dt. 21:17) que era la porción del hijo mayor. Elías quiso ser reconocido y provisto como el sucesor verdadero de Elías". (J. Gray I & II Kings. Published by the Westminster Press, [Trad. libre] 1974, p. 475). William Sanford sugiere que afirmar "que Eliseo tuviera doble de los dones del Espíritu que tuvo Elías [...] es falso a la luz de las Escrituras [...] La idea de este pasaje está tomada de Dt. 21:17 donde se señala que la doble porción es la parte del primogénito o del heredero. Eliseo pide se le reconozca como el primer discípulo de Elías o su heredero en relación con los otros hijos de los profetas. Elías reconoce que no está en su potestad de otorgar esto, pero que Dios puede concederlo si es su voluntad." (Nuevo Comentario Bíblico. Varios editores, CBP, 1986, p. 270).