Texto
íntegro de su intervención ante el Papa en el Sínodo de Obispos
para Europa (1,999)
La
humanidad está pasando de una mentalidad rural a una mentalidad
urbana. Nos encontramos ante un cambio de época. Parece que el
Señor en el Apocalipsis había ya profetizado lo que está
sucediendo, cuando presenta a la gran prostituta,
sentada sobre una bestia, que da de beber de la copa de sus
prostituciones a todas las naciones de la tierra. Y el Apocalipsis
continúa: "Y la mujer que has visto sentada sobre la bestia es
la gran ciudad" (Ap. 17,18).
He aquí la ciudad inmensa, la misma
multiétnica, multireligiosa,
que sumerge al hombre en el secularismo y en el anonimato, como bien
ha subrayado el Papa a los obispos de Ontario: el hombre de la gran
ciudad está caracterizado por el desarraigo y por el anonimato que
lo hacen desembocar en la "cultura de la iniquidad":
fraudes alimenticios, mafias, corrupción, política, homicidios,
violaciones a mujeres y niños, eutanasia, abortos, manipulaciones
genéticas, etc.
En el mismo discurso, el Papa, lleno de valor profético, ha
dirigido a los obispos estas palabras: "No debemos permitir que
el anonimato de las grandes ciudades invada nuestras asambleas
eucarísticas"; y ha invitado a hacer de la parroquia una
comunidad de pequeñas comunidades.
Y el Apocalipsis continúa: "Salid de Babilonia, pueblo mío,
no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen sus
plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo".He
aquí la obra de la Iglesia: salir de la gran ciudad para entrar en
la Jerusalén celeste. Pero, ¿Cómo?: volviendo al primer modelo
apostólico, como ha dicho el Papa en el VI Simposio de las
Conferencias Episcopales de Europa.
Nueva Evangelización a través del anuncio del Kerigma hecho por
los apóstoles itinerantes sin bolsa y sin alforja, que abra en las
diócesis y en las parroquias la fuente bautismal, mediante un
camino de iniciación cristiana, que ayude a los hombres a salir de
Babilonia para ser ciudadanos del cielo. Ya lo están haciendo
muchas realidades eclesiales. Como el Camino Neocatecumenal que abre
las parroquias una iniciación cristiana post-bautismal, de tipo
catecumenal, vivida en pequeñas comunidades, que refuerza la fe de
aquellos que están cerca y llama a la fe a los alejados.Nosotros
hemos visto —durante treinta años de experiencia y en más de
cien naciones- la urgencia de que las estructuras de la Iglesia se
renueven; como la
parroquia, que, ante la "aldea global" de
McLuhan, puede
transformarse en una "aldea celeste", con una nueva
estética: un catecumenium, con espacios modernos para el culto y
para la vida de las pequeñas comunidades, un modelo social
más
humano, capaz de abrir espacios para una nueva cultura.
En esta "aldea celeste", creativa, como un nuevo concepto
de parroquia, hemos contemplado la reconstrucción de familias,
millares de vocaciones, que han posibilitado a los obispos elegir 17
seminarios diocesanos "Redemptoris Mater" en Europa y 40
en el mundo.
Sin embargo, pienso que todo esto no es suficiente. Ante el peligro
de la apostasía de Europa, ante la catástrofe del pecado contra la
luz… quisiéramos hacer una propuesta concreta, teniendo presente
el Gran Jubileo del 2000: que se
constituya una pontificia comisión para la realización de la nueva
evangelización, según el espíritu del Concilio Vaticano II, a fin
de promover el anuncio del Kerygma y la iniciación cristiana de
adultos.
Esta comisión, en nombre de Pedro, podría implicar a toda la
Iglesia —diócesis, religiosos, religiosas, movimientos, nuevas
realidades eclesiales, etc.- en la preparación de los misioneros
del Jubileo que, enviados por Pedro a las diócesis
ayuden a los párrocos a hacer en las parroquias el anuncio del
Kerygma, que llama a la conversión y a instaurar caminos de
iniciación cristiana, donde se redescubren las riquezas del
Bautismo.
¡Es necesario que San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán,
San Ignacio de Loyola… recorran de nuevo los caminos de Europa,
anunciando a los hombres la gran noticia de que la muerte ha sido
vencida por Cristo para todos, con el
acontecimiento de la vida eterna en el corazón de los hombres!.
El Camino Neocatecumenal —reconocida por el Santo Padre como
"un itinerario de formación católica, válido para la
sociedad y para los tiempos de hoy", y que está presentando la
Santa Sede los estatutos como iniciación cristiana que se
ofrece a las diócesis y a las parroquias— se pone a disposición
del Santo Padre y de la eventual Comisión Pontificia para la Nueva
Evangelización.
Kiko
Argüello,
Iniciador del Camino Neocatecumenal.