(Un extracto)
Nueva York, 5 de abril de 1997 ... Al término de 15 años mi
valoración ha sido sumamente positiva y subrayo lo que vosotros habéis dicho
ayer. Primero: yo creo que en
la pastoral
de hoy es fundamental dar importancia al ministerio de la Palabra.
Nosotros somos maestros en la fe. Consecuentemente todos los que lo enseñan
hacen en virtud de su bautismo; obviamente en cambio, en su diócesis el obispo
es lo que es llamado, él como maestro de la fe, sucesor de los apóstoles, a
conducir y orientar este mismo ministerio de la palabra y a delegarlo a muchas
personas. Gracias a Dios, hoy, por los presidentes de asamblea, los animador de comunidad,
allí son muchas formas distinguidas en los que se entrena este ministerio en América. Millares de hombres y mujeres. Y además una admirable cantidad de catequistas
que siempre hemos tenido y que son los que han salvado la fe en este continente. Por mí este, de conocer la Palabra, de proclamarla y celebrarla es fundamental. Según: he visto en el Camino un
serio proceso de conversión y catequesis. Creo que son cosas que están
íntimamente unidas. Repito, habiendo visto las experiencias anteriores, no
descuido la importancia, por ejemplo, de la misma Renovación, lo conozco bien y
he participado a un infinito número de reuniones nacionales e internacionales,
reconoce que el mundo de hoy también necesita esta dimensión carismática de
aprender a gustar lo que es el valor del ruego; en cambio, quizás, este en un
entorno no suficientemente fundado, catequizado, puede comportar el peligro de
cierta emotividad... soy consciente de ello. Y os digo también que estoy
empujando a las personas que han estado más detenidamente en el movimiento del
Renovación Carismática, visto que han optado por este, a formar comunidad de
inspiración carismática, para ver son capaces. Tenemos bastante ya de ello bastante a San Domingo y algunos en un proceso de fe
serio. Además la he vistodignidad
del liturgia. También yo vivo mucho la liturgia y me gusta celebrarla
y veo que ella gente está tratando de tratar este apunto con mucha seriedad. No
decimos nada delreconstitución de la familia,la
abertura a la vida, es algo que me edifica muchísimo, es un desafío
delante del mundo que no entiende este, se cogen juego de ellos y tienen que
aceptar de no ser comprendidos y, a veces, hasta desechados también de algunos
sectores del clero. Luego otra cosa que he visto:separación
das bienes y generosidad. Hasta que la conversión no llega a la
cartera, yo personalmente ella dudo mucho de. Siempre he dicho que la conversión
parte de la cabeza - ideas das - pasa por el corazón y tiene que llegar al
final a la cartera. Hasta que este no se la averigua puede dudar que hay una auténtica conversión. Y por fin en la parroquia dónde
el Camino está presente se percibe un estilo de vida, de sencillez, de alegría,
de obediencia, de fidelidad a la Iglesia. Y el fruto último por el que
devolvemos gracias a Dios todo es ella floración de vocaciones
qué realmente nos edifica todo. En otras palabras mi valoración
es éste. Yo creo que al final contestamos a todas las observaciones que han
sido hechas. Yo he hablado mucho, también siendo presidente del CELAM. De México al
Patagonia, en éste
últimos años, antes de la Conferencia de San Domingo, ha tenido contactos con
muchísima gente. Creo que tenemos que estar atentos, con nuestro carisma de
obispos, para ver cómo ayudar esta realidad y muchos otras que puedan surgir. Personalmente yo les digo a los
curas: buscáis de no crear dificultad, de no cerrar puertas; no, abrimos las
puertas, hablamos con todo. Estoy pastoralmente muy abierto, estoy con la
Renovación Carismática, puedo un día entero pasar con el Camino
Neocatecumenale, paso otro con los Cursillos, o sea creo que se tiene que tener
una actitud suficientemente positiva de frente a todo eso y éste le permite al
pastor de entrar en un diálogo constructivo con todas las fuerzas de su
Iglesia... |