HISTORIA DE BARRANCABERMEJA

 

 

Barrancabermeja, un museo y una historia

 

Fuente. Ecopetrol.

 

Barrancabermeja, la capital petrolera de Colombia, a pesar de ser una ciudad tan nueva en la creación administrativa, se pierde en los comienzos del descubrimiento y la conquista de nuestro país.

 

Su devenir histórico se inicia con el arribo del "Caballero de El Dorado", el licenciado y justicia mayor capitán don Gonzalo Jiménez De Quesada cuando acampó a su vera en 1536 y quedó su nombre estampado entre los descubridores. Por Latora de Barrancas pasaron las huestes españolas en busca del Templo del Sol enchapado en láminas de oro.

 

Mi ilustre colega el historiador socorrano doctor Horacio Rodriguez Plata en su libro La Inmigración Alemana al Estado Soberano de Santander en el Siglo XIX, trae una cita de don Gonzalo FernAndez de Oviedo y Valdés, de su Historia General V Natural de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano, que dice: "Dos de los compañieros de Quesada testificaron que una jornada delante del pueblo de Latora hay una fuente de betún que es un pozo y que hierve y corre fuera de la tierra, y esta entrando por la montaña, al pie de la sierra, y es grande cantidad y espeso licor. Y los indios tráenlo a sus casas y úntanse con ese betún porque le hallan bueno para quitar el cansancio y fortalecer las piernas: y de ese licor negro y de olor de pez y peor, sírvense de ello los cristianos para brear sus bergantines".

 

Posteriormente uno de los grandes precursores de nuestra independencia, el gallardo y un tanto enamorado don Pedro Fermín de Vargas, natural de Cepitá, advirtió la importancia y la necesidad de la explotación comercial de esta "brea o chapote", para "preservar los barcos de la broma".

 

Después, el consagrado en La Otra Raya del Tigre, Geo Von Lengerke, envíó a Berlín, Alemania, las primeras muestras de petróleo y de asfalto obtenidas en el sitio de Infantas.

 

Luego don José Joaquin Bohórquez, empleado en los caminos que construyó Lengerke, de Zapatoca a Puerto Santander, descubrió los yacimientos de Barrancabermeja, que se los apropió el señor De Mares y fueron el inicio de nuestra gran Empresa Colombiana de Petróleos, Ecopetrol.

 

Por Barranca salieron las quinas de Manuel Cortissoz y de Lengerke, el mismo que en 1878 no encontraba "ni a peso de oro jornaleros ni arrieros que quisieran trabajar ni conducir arrias por aquel camino, de Bucaramanga a Puerto Santander, por temor a ser sacrificados por las flechas de los salvajes", descendientes del cacique Pipatón.

 

Barrancabermeja y su puerto son sitios que asientan a cuantos hasta ellos llegan. De diversos lugares de nuestra geografia y del exterior confluye gente como si allí estuviera la tierra prometida. El forastero se vuelve "barranqueño", enamorado cual más de su río, de su calor, de sus ocres, de sus ciénagas y de sus leyendas ...

 

Hasta Barrancabermeja llegó en 1977 un joven profesional de la psicología, nacido en Convención, Norte de Santander, en 1947, a prestar sus servicios al Distrito de El Centro. Instalado como funcionario de la Empresa Colombiana de Petróleos, Ecopetrol, en el Departamento de Relaciones Industriales, al margen de sus ocupaciones habituales y dentro de esa ya tradicional atracción del terrufio, decidió acometer dos iniciativas, una personal y otra de equipo, para expresar en esta forma su querencia por Barranca.

 

Un buen día, después de una alegre tertulia en casa de Gerardo Beltrán, el gerente, y al amparo y efervescencia de unos "Superiores", el psicólogo Miguel Angel Santiago Reyes expuso la idea de crear el Museo Nacional del Petróleo que recibió de inmediato su apoyo.

 

Esto que a los ojos de algunos pareció utópico, es en la actualidad una patriótica realización. Para ello integró Miguel Angel Santiago un equipo conformado por el ingeniero electricista Samuel Schneider, subgerente administrativo de El Centro; Samuel Galls, ingeniero electricista; Hernando Solano, ingeniero industrial; Martin Amaris, ingeniero civil; Fernando Becerra, ingeniero de petróleos y Gilberto Prada, ingeniero mecánico.

 

En junio de 1983 el presidente de Ecopetrol, ingeniero y miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Historia, doctor Rodolfo Segovia Salas, visitó las instalaciones de El Centro y escuchó la propuesta de la creación del Museo del Petróleo hecha por el psicólogo Miguel Ángel Santiago Reyes.

 

De inmediato le ofreció todo su respaldo. En los tres meses siguientes se adelantaron los estudios y autorizaciones necesarios para iniciar las obras que se acometieron en septiembre de 1983. En trece meses de entusiasta labor y con el respaldo del nuevo gerente de El Centro, Francisco Chona, se construyó el museo y se reunieron los elementos y objetos necesarios para proceder a su inauguración, que se cumplió el 24 de octubre de 1984 con motivo del Primer Congreso Colombiano de Petróleo.

 

El 15 de febrero de 1985 tuvimos el honor de visitarlo oficialmente, como presidente de la Academia de Historia de Santander, acompañado por numerosos académicos. Entonces recorrimos las modernas y muy bien dispuestas instalaciones del Museo Nacional del Petróleo, único en el país, segundo de esta especialidad en el mundo, después del de Houston, en Texas, EE. UU., y primero en Latinoamérica.

 

Ocupaba entonces la dirección de este centro de historia y de cultura la señorita Elizabeth Harker Villamizar. Días después recibimos la trágica noticia del asesinato de ingeniero Samuel Schneider Uribe, uno de los entusiastas colaboradores y cuyo nombre perpet6a actualmente el museo.

 

Al cumplir su primer año de funcionamiento, volvimos al Museo del Petróleo "Samuel Schneider Uribe" a participar en los actos culturales que con tal fin se desarrollaron y entonces tuvimos oportunidad de dialogar más a espacio sobre la otra faceta y proyecto del doctor Miguel Angel Santiago Reyes, ya iniciada con un excelente trabajo de investigación leído ante la Academia de Historia de Santander, en la propia ciudad de Barrancabermeja el 15 de febrero de 1985.

 

El distinguido funcionario quiso adentrarse en el proceso del descubrimiento, desarrollo y primeras asociaciones relacionadas con el hallazgo y explotación del petróleo en los bosques de La Colorada y el Opón, encendido en esa concentración apasionante que produce la búsqueda histórica. Con el mismo fervor que puso don José Joaquín Bohórquez en la indagación "sobre la maravillosa sustancia por él descubierta", Miguel Ángel Santiago Reyes inició el rastreo y pesquisa de datos, y documentos que le pudieran ser útiles para esta historia que estaba sin escribir.

 

Por sus manos pasaron los trabajos monográficos de ese gran patriarca rovirense y uno de los epónimos ciudadanos de Barranca, don Simón F. Galvis; del periodista y militar don Martiniano Valbuena; del médico, historiador y revolucionario Gonzalo Buenahora, quien al referirse al puerto petrolero afirma: "Aqui no hay más tradición que la del trabajo, ni más nobleza que la del más antiguo.

 

En Barrancabermeja vale el que, sin perder el honor, ha sabido conseguir dinero. Por eso obreros y señores se confunden. Todos llevan su camisa inmaculadamente blanca. La única diferencia posible sería la del talento. Y es que la vida como la cultural en Barrancabermeja es natural".

 

También hojeó esa excelente y bellísima revista literaria Pipatón, que a partir de noviembre de 1940 hasta diciembre de 1945 dirigiera en Barranca don Gustavo Gómez Mejía, escritor, periodista e historiador nato, sincero amigo del progreso y de sus amigos, quien le prestó valiosos servicios a la cultura santandereana y dió lustre a la Presidencia de la Academia de Historia de Santander.

 

Luego de acopiar declaraciones, testimonies y tradiciones se dedicó a los legajos documentales para entregarnos, después de cuidadosas acotaciones, este ensayo sobre los precedentes de nuestra Empresa Colombiana de Petróleos, una de las entidades que permiten reafirmar el orgullo de sentirnos colombianos.

 

Quienes hemos cumplido el proverbio chino de "sembrar un Arbol, tener un hijo y escribir un libro", sabemos muy bien cómo es de grato entregar para la posteridad páginas impresas, nacidas de un ideal y conformadas por la verdad.

 

También en esa ciudad de sol, de río, de petróleo y de ilusiones, brillaron Los Saturnales, una agrupación de intelectuales, filósofos, músicos, poetas, periodistas, historiadores, profesionales, comerciantes, industrial y políticos cuyo denominador común era su amor por Barranca.

 

Fuente. Empresa Colombiana de Petróleos – ECOPETROL  

 

 

 

 

 

 

 

 

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