Por Margarita Barretto
© Equipo NAyA naya@filo.uba.ar - 1996-2000
El concepto de identidad ha cambiado al cabo de los
siglos, así como la forma en que las ciencias ven al sujeto portador de la
misma. El sentido tradicional de identidad presupone unidad, homogeneidad
interna, y, en algunos casos, la existencia de un "yo" igual y
estable al cabo de los años
Para la óptica post moderna, el sujeto posee
múltiples identidades que coexisten y se manifiestan en función de factores
diversos, externos a él o internos. El sujeto es parte integrante de una
sociedad, en gran medida determinado, moldeado por esta y por su historia y,
además, por su inconsciente. Por ello, no tiene un comportamiento ni una
postura siempre iguales a lo largo de su vida ni en todas las circunstancias.
"la identidad ...es transformada continuamente
de acuerdo a las maneras en que somos representados y tratados en los sistemas
culturales que nos rodean" (Hall, 1995:12) Al mismo tiempo, se considera
que toda formación de identidad implica el reconocimiento de la diferencia y se
realiza por oposición a ella.
Las instituciones que tienen la responsabilidad de
transmitir la historia de una determinada sociedad, tienen, por lo tanto, una
gran importancia en la formación de la identidad del individuo, o sea, decirle
de donde viene, mostrarle sus raíces, sus iguales y sus desiguales. Esto
servirá para que el individuo no solo sepa quien es, sino para que, sabiéndolo,
se instrumentalice para construir su futuro.
Dentro de este marco de ideas, algunos museos vienen
jugando, desde la década de 1970, un papel importantísimo en la creación o
recuperación de identidades locales, nacionales o regionales, mostrando la
unión en la diversidad cultural en la que están insertos. Siguieron la
filosofía expresada por Georges Henri Rivière, para quien los museos debían ser
"una institución al servicio de la sociedad que adquiere, conserva,
comunica y expone con la finalidad de aumentar el saber, salvaguardar el patrimonio,
la educación y la cultura, bienes representativos de la naturaleza y del
hombre" ^u(el subrayado es nuestro)
Los trabajos más famosos son los del ecomuseo de Le
Creusot (rancia) y del museo vecinal de Anacostia (Estados Unidos) en los
cuales se intentó contribuir a la formación de la ciudadanía, en el primero a
través de la acción comunitaria y en el segundo del rescate de la cultura
popular.
Le Creusot abarca un área de 500 kilómetros
cuadrados, donde viven 150 personas, algunas en propiedades rurales y otras en
los pueblos de Le Creusot y Montceau-les-Mines.
Dentro, todo, hasta los árboles eran patrimonio y la
gran innovación era que los habitantes gerenciaban el museo de forma
comunitaria. Durante los ocho años de duración de la experiencia (hasta 1986)
fue palco de una acción museológica totalmente innovadora. El personal del
museo consistía en técnicos, investigadores y animadores culturales que vivían
dentro de la comunidad e interactuaban con ella. Los habitantes, por su parte,
eran sujeto y objeto de las investigaciones y daban su opinión sobre los
programas que el museo debía desarrollar.
El museo de Anacostia se abrió en 1967 en un
distrito negro de Washington. Su origen fue una exposición para conscientizar a
la población sobre el peligro que representaban las ratas y como exterminarlas.
Actualmente su trabajo continúa asentado sobre las necesidades de la comunidad
local. El trabajo de los científicos recibe el complemento de los habitantes,
sean niños, estudiantes, trabajadores o minorías. Funciona en un viejo depósito
y no tiene acervo própio. Las actividades se realizan de acuerdo a las
necesidades de la comunidad, talleres de música étnica, artes plásticas, etc y
se realizan exposiciones para tratar temas de interés elegidos por la
comunidad.
En el tercer mundo también hubo trabajos marcantes
en este aspecto, como los realizados por el Museo Nacional de Niger, en Niamey,
y el museo comunidad de Chordelej, en Ecuador.
Los trabajos de estos museos pueden ser inscriptos
dentro de la educación permanente, en el concepto aportado por Pierre Furter,
de una educación destinada a favorecer el desarrollo cultural de las personas
para que puedan reinsertarse y reinterpretar permanentemente su sociedad y
jugar en ella un rol protagónico.
El Museo Nacional de Niger fue un museo al aire
libre construído de acuerdo a los moldes de Skansen, en Suecia, (considerado
paradigma de este tipo de museo), reconstruyendo casas de diversas partes del
país con la intervención directa de los artesanos de cada región. Fue concebido
en 1958 y se cree que Varine Bohan se inspiró en él para sus trabajos en Le
Creusot. Estaba orientado a propiciar que los africanos tomasen conciencia de
su pasado y conocieran la inmensa diversidad cultural de su país. Se propuso
hacer un trabajo de educación continuada, fuera de los esquemas escolares. La
idea era hacer con que los jóvenes no olvidasen lo que aprendían y que
recibieran una formación más amplia que les permitiese utilizar sus manos para
trabajos prácticos. El museo les enseñó técnicas tradicionales tales como la
cerámica o la construcción de casas de tapia, a cultivar verduras y frutas,
criar gallinas, así como nociones de mecánica. De esta forma los jóvenes
reciclaban los conocimientos anteriormente adquiridos y adquirían otros nuevos
e instrumentales. Al mismo tiempo recuperó leyendas utilizando la historia oral
y mantuvo vivas canciones tradicionales. Realizó también un trabajo pionero con
desempleados y discapacitados que antes eran mendigos, a los que consiguió
reinsertar en la economía a través de la confección y venta de artesanías.
El Museo-Comunidad de Chordelej pudo ser analizado a
través de los relatos de un intelectual del equipo idealizador y de un miembro
de la comunidad que pasó a ser agente cultural. De acuerdo con el primero, el
Museo Comunidad surgió a partir de la premisa de que la educación contemporánea
debe ser humanística, crítica, flexible, identificada con la cultura y
permanente, porque, dado el ritmo acelerado de los cambios, no es posible más
vivir del saber acumulado en la escuela, sino que es necesario reciclarse
permanentemente; aprender a aprender. Dentro de esta filosofía, el museo se
propuso ser el depositario de la memoria de la comunidad y el revitalizador de
sus valores.
Estaba instalado en una casa común adaptada, como
forma de valorizar la arquitectura local. Guardaba las piezas arqueológicas de
la región y las obras de artesanos muertos y vivos. Los últimos, realizaban
talleres en los cuales cambiaban ideas entre sí y con técnicos y tenían un
grupo de discípulos que serían los continuadores de su oficio. El museo
permitió la reformulación de las relaciones entre artesanos y comerciantes, a
través de una acción conscientizadora en la cual se trabajaron los conceptos de
subdesarrollo y dependencia.
El museo educaba al artesano dándole la oportunidad
de fortalecer y renovar sus conocimientos y a la comunidad recuperando en ella
la memoria de su pueblo, revalorizada. En esta labor educativa, recuperaba,
sobre todo, la identidad de un pueblo antes sometido. Los resultados del
trabajo realizado quedaron muy bien evidenciados en las palabras de un
campesino artesano que pasó, después de un tiempo, a ser agente cultural.
"Los primeros pasos fueron el darme confianza,
hacerme ver que soy útil y capaz;... me dí cuenta que podía pensar en ayudar a
los demás...Y lo que es más, comencé a conocer quienes somos y quienes debemos
ser, para rescatar los valores propios de un pueblo lleno de tradición e
historia" (Jara:1985:17)
Otro trabajo digno de mención también sucedió en
Ecuador, en el Museo del Banco Central (Quito). Después de años de
investigación arqueológica, arquitectónica e histórica, en 1969 se abría un
museo que mostraba 2000 años de historia del país, de una forma pluralista,
donde estaban representados tanto el indio como el español, nos solo en las
exposiciones, sino dentro del personal. Por primera vez en el país se
contrataba en un museo una guía indígena, que hablaba quechua, lo que permitió
que todas las comunidades visitasen las exposiciones y se sintieran igualmente
en casa. Decía su director que, de esa forma "se afirmaba nuestro ser
mestizo, simbiosis biológica y originalidad espiritual, nuevo ser y nueva
raza"(Crespo Toral, 1985:66)
Las experiencias relatadas no nos deben dar la falsa
impresión de que todos los museos son centros de educación popular o de
conscientización cívica. Gran parte de los museos aún continúa contando la
historia escrita por los vencedores y mostrando las riquezas de príncipes y
duques. Lo relatado apenas demuestra que los museos tienen el potencial para
ejercer una acción educativa que lleve a la mejor comprensión de la identidad,
que puede traer, como consecuencia, una mejor calidad de vida para diferentes
sectores de la sociedad, basada en la tolerancia y en el intercambio.
BIBLIOGRAFIA
BARRETTO, Margarita.- Análise da Utilidade Social
dos Museus de Campinas, Disertación de Maestría defendida el 11 de agosto de
1993, FE/Unicamp/Br.
BRANDC3O, Carlos R.- Educaçao popular, S.P.,
Brasiliense, 1984.
CABRERA JARA, R.- El museo-comunidad de Chordeleg,
in Alternativas de Educación para grupos culturalmente diferenciados, Cuenca.
(Ecuador). OEA, 1985, Tomo III: 13-21 CRESPO TORAL, Hernán.- Museos:
Arqueología, arquitectura y estética, in Alternativas de Educación para grupos
culturalmente diferenciados, Cuenca. (Ecuador). OEA, 1985, Tomo III: 61-70
FURTER, Pierre.- Educaçao permanente e desenvolvimento cultural, Petrópilis,
Vozes, 1974.
HALL, S.- A Questúo da identidade cultural, IFCH/Unicamp,
Textos Didáticos, No 18, Dezembro 1995. GIRAUDY, D. e BOUILLET, H.- O museu e a
vida, Fund. Pró-Memória, Inst. Nal. Do Livro, UFMG, Belo Horizonte,. 1990.
HUDSON, Kenneth.- The dream and the reality, in Museums Journal, April 1992,
27-32.
TOUCET, Pablo.- Um museu original a céu aberto, in O
Correio da Unesco, ano 3, n. 4, Abril 1975.
--------------------------------------------------------------------------------
© Equipo NAyA naya@filo.uba.ar - 1996-2000
Estudio de Museología Rosario...http://emuseoros.wm.com.ar
...un sitio especializado en museología....visítenos...