La Vieja Izquierda,
Entre Fetiches, Ilusiones y Espejismos

Jorge Alberto Bojalil Soto*

Un fantasma recorre a la vieja izquierda en sus diversas agrupaciones: el fantasma de la agonía, de la burocracia, de los fetiches, de las falsas ilusiones y del oportunismo. Izquierda a tono con la modernización neoliberal de múltiples emblemas y de distintas agrupaciones que va tras el voto útil para sacar al PRI de Los Pinos, hecho que se le revierte como bumerang. O la izquierda que no se define ante las elecciones de la burguesía; o la vieja izquierda que prefiere transformaciones cupulares en donde se pacta hasta con el PRI, que busca el botín de las prerrogativas corruptoras, que sustenta aparatos parasitarios que buscan autoperpetuarse negociando con la derecha y legitimándola, izquierda que solapa el ofrecimiento de franquicias electoreras a quienes las puedan pagar, que dilapida esfuerzos de los militantes de base que se encuentran con mayor claridad en los múltiples frentes de lucha, izquierda sólo de nombre y de membretes que desplaza a sus militantes -ellos si de izquierda-, y los cambia por burócratas; con políticas que desprecian y tiran al drenaje, a los mártires de cientos de resistencias populares. Esta Izquierda que se vende y usufructúa con los movimientos populares y que es entrecruzada, atravesada y parapetada por sus múltiples contradicciones.

Izquierda aparente con militantes que se aparecen cada ciclo electoral, llevando a la tragedia a miles de militantes honestos a quienes devoran los que privilegian puestos por encima de las movilizaciones, de la autonomía y de la gestión democrática popular. Ella, que se apodera de espacios de quienes si les importa la lucha y los transmuta por chambas, izquierda que no está en los sindicatos, ni con ellos, ni tampoco en las calles. "Progresistas" con nulos o reducidos compromisos respecto a Chiapas y a la educación pública (con excepción de muchos militantes de base que se ven maniatados ante la carencia de congruencia) ya que ello le quita tiempo a las intrigas de la corte y a la colocación dentro del sistema; aparatos que no se mueven respecto a la defensa contra las privatizaciones, carencia de congruencia, despolitización, inmovilismo y colaboración de clases que desorientan en momentos decisivos de la lucha. En síntesis, abandono y corrimiento de fines y principios programáticos y estratégicos en aras de perpetuar el club de los partidos estatales que bien premia a sus fieles seguidores. Vieja izquierda que avala el consenso de Washington dando paso sin chistar a una salvaje concentración y acumulación de capital en la iracunda y perversa carrera del capital financiero internacional. Vieja izquierda de espejismos que buscó y encontró su crisis.

Mientras la miseria se acumula a lo largo del país, al tiempo que las transnacionales avanzan megafusionándose centralizando y concentrando riqueza, mientras los mundos de la salud, educación, electricidad, energía y laboral se someten al acoso del imperio de las finanzas; mientras el campo, colonos, mujeres, minorías y la juventud se abandonan a su suerte y se fragmentan las posibilidades de lucha y de propuesta en las fábricas, en el ejido y en la ciudad, en ese mismo lapso en que el PAN capitalista neoliberal viene al rejuego de recomponer y recambiar al aparato y al sistema dentro de acuerdos de cúpulas que se aprovecharon de la insurrección electoral popular, existe una vieja izquierda e "izquierdistas" que tímida y en su profunda crisis, le tienden puentes y caravanas a la derecha pripanista en aras del viejo panfleto de "oposición responsable" de añeja raigambre y cuña blanquiazul que busca gobernabilidad inmediatista para la burguesía, puentes que los aíslan del plantearse la lucha por la legitimidad y por las aspiraciones populares en las batallas históricas de largo plazo. Mientras el poder del capital, como una pesada lápida de exclusión y de miseria, reina sobre la mayoría, sobre los trabajadores y las clases subalternas, existen formaciones sociopolíticas que ocupan el lugar de la izquierda en un sitio que les interesa sólo para el lucro. Con acciones dignas de la crónica de una muerte anunciada, afortunadamente esta izquierda aparente se desgarra en sus miserias y en su estirpe.

El fetichismo que esta izquierda hace de lo electorero, dándole propiedades que no tiene para transformar la realidad y que traslada al sistema y al parlamentarismo acotado dentro de un régimen bonapartista que se camufla ahora con caudillos de sangre azul que gobiernan, al igual que siempre, con y para amigos dentro del capitalismo de los compadres, estilo los Roberto Hernández, amigo por conveniencia al igual de Zedillo que de Fox para presentes y futuros rescates de su banca. Esta izquierda que no imagina nuevas rutas que la saquen de la comodidad del presupuesto ya que la mueven de la foto, entrampada en los oleajes de sus mares del espejismo que proyecta, que la pintan como moderna y que en realidad solo demuestran su obsolescencia y caducidad; izquierda sin disciplina militante, con casi ausencia de formación política, que educa en los privilegios y la burocratización e iluminismos, que aborrece a sus mejores cuadros y dilapida la energía de sus bases. Esta izquierda que sigue sin aprender las lecciones y, al más puro estilo de las mañas tradicionales, usa pretextos y tácticas similares a las priístas después del 2 de julio y sin debatir intensamente y con todos lo sustancial, saca conclusiones equivocadas y, por lo tanto, no puede entender la realidad, ni su realidad. Se trata de una izquierda que pisotea la utopía.

Recuperar la historia y la esperanza, retomar los movimientos y tradiciones da avanzada, que empezaron hace mucho y revalorar a los militantes y luchadores de izquierda armándolos con el análisis y la iniciativa; superar lo contestatario, discutir profundamente el significado del hartazgo popular contra el PRI y el hecho histórico de su caída, entender desde la izquierda ¿por qué el PAN?. Retomar la dinámica, la dialéctica, analizar al marxismo sin el fardo de la suciedad suplantadora y burocrática estalinista y sin iluminismos ni doctrinismos nos permitirá comprender en su cabal dimensión la complejidad de la situación abierta el 2 de julio y aprehender y saber que desde allí y desde las debilidades de la clase capitalista y de la irrupción de electricistas, de mujeres que luchan contra el oscurantismo de las leyes antiaborto panistas, desde las resistencias a la modificación a la Ley Federal del Trabajo y respecto al IVA y el RENAVE y que lucharan contra todos los tributos por venir, que el nuevo Bonaparte foxista impondrá para quitar carga al capital y gravar al consumo. Reflexionar que desde la articulación de las luchas de los indígenas con los demás movimientos y desde las batallas de los trabajadores contra la burocracia y el corporativismo sindical, batallas que hay que apoyar y promover, e igualmente actualizarse desde las luchas de los consumidores ante el escándalo del deterioro de su nivel de vida; todo ello es para la izquierda la oportunidad que puede reconstruir una salida autónoma, que inaugure un proceso de gestión y control popular sobre el Estado, la política y la vida, que sea fuente de iniciativas que la redimensionen.

Olvidar la colaboración de clases, no confiar mínimamente en Fox, nuevo jinete de recambio que monta el mismo viejo caballo de un régimen que desde el 82 sólo busca reciclar, afinar y maquillar sus métodos, artificios y los fines de una camarilla que, aunque ahora reciclada, es la misma. Ello implica no fiarse en lo absoluto de los señores del capital, verdaderos ejecutantes del tinglado, amigos de Fox y de priístas, financieros que aprovechan la nueva refacción del mismo régimen y del arraigo de las instituciones octagenarias que mantienen su fuerza ajustándose al nuevo amo. Todo ello nos impone no imitar ni reproducir las prácticas del sistema y si plantearnos la construcción de una salida popular que renueve las etapas del proceso que inaugure sin inventar falsas salidas, que se tenga confianza y que sepa que la lucha por el paraíso cuesta, no se regala y que ante ello no se claudica ni se precipita con falsas salidas.

¿O prefieren los militantes combativos y honestos de la izquierda morir dignamente en la esclerosis de sus aparatos burocráticos en donde la segura victoria para los oportunistas enterradores de la izquierda aparente la consuman con mortajas jugosas y usufructuarias?. La salida, compañer@s y camaradas, ya no es por allí.

* Militante de la Liga de Unidad Socialista
alberjorg@yahoo.com


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