Guía para la confección de la monografía

exigible por la Cátedra

 

Por Enrique J. Aramburu, Ll Ab

 

Esta guía es el fruto de la experiencia y útil para la presentación de trabajos a imprenta o artículos a las principales revistas científicas; se trata de pautas aceptadas por una gran cantidad de investigadores. Su seguimiento facilita la lectura y comprensión de los trabajos que son sometidos a la corrección del profesor, a la atención del crítico y al escrutinio del comité que juzga si los admite o no para publicación.

Se exponen aquí las pautas principales para referencia de los alumnos en la realización del trabajo monográfico que solicitará la Cátedra. Junto con las pautas a las que se atendrán para la confección del trabajo (que por otra parte son las convenciones más usuales en el campo de la literatura científica y son útiles para la presentación de trabajos a imprenta) se sugiere por otro lado un plan de trabajo que puede orientar al alumno en la estructura que desee darle a su monografía, sin perjuicio de que elija otra estructura (como la del ensayo, por ejemplo) que sea también adecuada a la índole de la presentación que se quiere hacer del mismo.

¿Qué es una monografía? Podríamos decir que se trata de un "Documento de extensión variable elaborado sobre un tema determinado desde una perspectiva que respeta las convenciones de la disciplina que se trata y siguiendo en lo posible los pasos de la actividad científica."

Como ha dicho alguna vez en clase el profesor Dr. Carpio, no olvidemos que "el mejor ejercicio para pensar con rigor consiste, justamente, en escribir." Sólo que no hay que confundir monografía y tesis. Tesis quiere decir `posición´; el que escribe asume una postura, toma una actitud. La monografía, en cambio, es más humilde, se trata de un "escrito sobre una sola cosa" y esa cosa es el tema. Por ejemplo, lo que un autor dice, no lo que dice el autor de la monografía.

Resumir, aclarar o desarrollar: eso es lo que propiamente se llama monografía. Pero no se trata de hacer una presentación de citas textuales; la cita debe confirmar o sustentar lo dicho. Luego hay que explicar con palabras propias lo que el autor considerado explica o quiere transmitir.

No será por tanto, la monografía una recopilación de lo escrito, sino que se pretende que sea en esencia un trabajo de análisis que puede ser que

a) agregue algo a lo ya escrito,

b) llene un vacío no considerado en la bibliografía,

c) argumente la postura contraria de la que surja de otros comentarios o

d) aplique un enfoque ya publicado a una nueva situación.

 

La elección del tema

Es quizás el paso más difícil a dar; pues una vez elegido, casi se puede decir que todo es cuestión de poner en acto lo que ya está en potencia. Queda hacer el plan que seguiremos y luego cumplirlo. Pero hay algunas pautas que es muy conveniente seguir en el criterio que se utilice para elegir el tema.

La primera sería no elegir un tema demasiado abarcativo ("El derecho norteamericano", p. ej.). Cuanto más delimitado sea el objeto al que nos dedicaremos, mejor circunscripta estará la bibliografía y más concretas serán las cuestiones que se nos presenten a resolver; por ende, mayores las posibilidades de conseguirlo.

El tema debe ser realista en función de la bibliografía disponible realmente al alcance del interesado; a la vez por ubicación física y por limitaciones en la complejidad o en el idioma en que viene dada. Sería inútil (por lo menos para la mayoría de nosotros) que tuviésemos a mano en la biblioteca de la Facultad todas las fuentes; pero que estuviesen en ruso.

Aunque parezca obvio para algunos o novedoso para otros, el tema debe interesar y agradar al autor: no se trata de cumplir un castigo sino de hacer un trabajo, y no son antagónicos los términos trabajo e interesante.

La monografía debería analizar un tópico, desarrollo o caso internacional que puede sacarse de los artículos publicados en revistas de derecho o, inclusive, de los artículos periodísticos que reflejan la realidad. Hay una cantidad de temas interesantes en el Derecho Internacional. Una vez que se ha encontrado algo que interesa, debe leerse la bibliografía relativa a ese tema.

Finalmente, el autor debe estar en condiciones de dominar la metodología propia del tema a tratar. Sería también inútil que se quisiera hacer un trabajo sobre la vigencia actual de las instituciones del derecho indiano si no se conocen técnicas elementales de trabajo de campo en ciencias sociales.

 

El plan de trabajo

Los pasos a seguir, según indica la lógica, para hacer una monografía sobre un tema ya elegido, son: primero hacer la investigación preliminar y confeccionar la bibliografía que sobre el asunto exista. Luego de hecha ésta, dividirla entre la que está disponible para el que realiza la monografía y la que no, es decir, tomar conciencia de los libros que puedo alcanzar y de los que no puedo.

El tercer paso sería, en base a esos condicionamientos, diseñar el plan de trabajo que se seguirá de ahí en más. El cuarto paso es seguir ese plan para llevar a buen fin la confección de la monografía. Finalmente, en quinto lugar, escribirla.

Normalmente, las monografías se organizan de acuerdo con un criterio que va de mayor a menor (o, si se quiere, de general a específico) y con una conclusión, o recopilación de conclusiones, si las encontradas son varias. Por lo general, una monografía se divide en capítulos que analizan los subtemas; en tanto que un trabajo para publicar en una revista, como es más unitario, tiene las divisiones no tan marcadas. De estos parágrafos se enuncia el tema con un subtítulo que los separa.

Este es el plan de trabajo que se propone quien hace la monografía para tratar el tema que se dedicará a estudiar. En nuestro caso es el primer trabajo práctico a entregar por los alumnos.

Aunque ningún plan es perfecto (y por lo tanto su seguimiento debe contemplar el apartarse de él cuando no se adecue a lo que se pretende que solucione), una buena planificación permite trabajar con mayor rapidez evitando desviaciones, impide perder de vista la unidad que la monografía exige y sirve para una mejor comunicación con quienes supervisan la monografía o están dispuestos a dar una mano en su confección (o hacen ambas cosas a la vez).

El plan debe ser una guía (como su nombre indica) para el trabajo que vamos a desarrollar, de modo que es importante tenerlo bien presente desde el momento mismo en que nos ponemos a trabajar. Un plan bien diseñado y seguido con cuidado, hace que el trabajo que uno emprende rinda mucho más de lo que rendiría el buscar las cosas sin seguir un hilo conductor. Básicamente, el plan de monografía es la estructura que hayamos elegido darle a nuestro trabajo. A ella debe agregársele antes un pequeño párrafo que establezca: 1.la cuestión principal, 2.la importancia que le asignamos al tema, 3.las hipótesis desde las que se parte. Luego, la bibliografía que se piensa utilizar.

Los trabajos prácticos que se deberán entregar son dos: 1.el plan, hecho como se indica más abajo y 2.la propia monografía, siguiendo las normas que también se dan más abajo.

 

La estructura de la monografía

El trabajo que estamos considerando, debería consistir en un análisis legal; por lo que la sustancia del mismo, es decir su estructura, podría ser, salvo que se juzgue otra como más adecuada por la temática o por el método, algo dividido en tres partes formales, con una introducción, que debe conseguir captar la atención del lector, indicar la tesis y delinear la organización del trabajo. El cuerpo debe presentar capítulos que a su vez estarán divididos en secciones si es necesario, en los cuales lo más importante sea el análisis legal, que es distinto de la información histórica o de fondo. Por último, el capítulo final, un resumen de los puntos principales e indicación de la importancia de los hallazgos o conclusiones parciales.

De acuerdo con lo que venimos diciendo, la estructura debe responder a la lógica de lo que se quiere decir sobre el tema que estamos tratando; por lo que puede haber variantes en la estructura propuesta más arriba. Una variante, si se quiere más apta para una tesis, sería organizar el trabajo presentando cuatro núcleos o partes; aunque no es necesario, por supuesto, que estas partes coincidan con los capítulos.

El primer núcleo, la definición de la cuestión principal sobre la que se va a trabajar y el planteamiento, si corresponde, de la hipótesis que se quiere demostrar.

El segundo núcleo de la monografía podría ser la especificación de las hipótesis de trabajo, ya que en el caso que existan, es importante que se las tenga en cuenta como tales herramientas.

La tercera parte consistiría en la presentación de las evidencias que comprueban esas hipótesis y el análisis de las mismas. Ésta es la parte más enjundiosa del trabajo.

Finalmente, siempre debe haber una recapitulación de los principales pasos que nos llevan a la o las conclusiones con la enumeración clara de las mismas.

En lo que sigue aceptaremos sin embargo que nuestro trabajo se divide en capítulos y que es de un nivel introductorio; por lo que se justifica que se sitúen temas, personajes, obra de autores, etc. como parte del trabajo. Si fuera un artículo para una revista, donde se presume un público ya conocedor del tema, no es necesario ese detalle y sólo vale la pena enunciar lo que consideremos necesario para refrescar los conocimientos del lector.

De modo que el primer capítulo podría ser una introducción en el tema; el segundo capítulo, la situación del mismo; el tercero, la determinación de los objetivos y análisis de los mismos, el cuarto, la demostración de los argumentos utilizados, con sus pro y sus contra y las conclusiones particulares del tema.

El quinto, las conclusiones generales y la inserción de las conclusiones que sugiera el tema específico dentro de aquellas conclusiones generales.

Finalmente, los anexos que sean necesarios; entre ellos, uno con la normativa completa que se ha citado en el cuerpo principal de la monografía, otro podría contener la jurisprudencia, es decir los casos tal como se presentan en las publicaciones. Por úlitmo, la bibliografía consultada, que no es un anexo por su carácter específico.

 

Extensión y tiempo

La extensión de la monografía no es fija. En el caso de las escolares se suele asignar un número mínimo de hojas para que los alumnos no se sientan tentados de escribir menos que el mínimo revelador de un cierto esfuerzo y preocupación sobre el tema. En general, la extensión viene dada por éste y por lo que queremos decir de él; con variaciones que son condicionadas por la bibliografía existente, la disponible, etc.

El tiempo en que debe ser hecha es variable y depende también de otros factores; pero más directamente de la voluntad del autor (o su falta de ella). En este caso hay un plazo cierto de entrega, sin contemplarse su prórroga. En consecuencia, la buena administración de aquél por parte del alumno redundará en su exclusivo beneficio. A la vez, el contemplar en la planificación que todos los días no son iguales para ponerse a trabajar y que todo tema se amplía, hacen al mejor método de trabajo.

Estas normas como queda dicho son el fruto de la experiencia y útiles para la presentación de trabajos a imprenta o artículos a las principales revistas científicas; por ende, aceptadas por una gran cantidad de investigadores. Interpretamos que seguirlas más que una obligación es una ayuda para su eficaz realización.

 

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