Entonces, la razón es el modo de organizar y legitimar las significaciones de la modernidad, pero a condición de que consideremos a la razón también ella como una significación moderna central. Central en tanto eje que direccionaliza los dispositivos de poder que atraviesan las narrativas teóricas modernas en especial los saberes que piensan lo humano como lo Humano. Central, en tanto recompone lo idéntico y lo diferente en lógicas binaristas. Centro que irradia las líneas molares de lo social, como facultad de gobierno de sí y de los otros (por eso Weber, la racionalidad moderna que organiza los medios para alcanzar los fines).

        Entonces conjunto de atributos que a partir de la razón construyen las identidades modernas como LO HUMANO, entonces ¿cómo se piensan las diferencias? Se piensan desde estas identidades modernas como negativo de lo IDENTICO, desde la razón, desde la salud, desde la ley. En el orden de la otredad, lo diferente es desjerarquizado, anormalizado, victimizado, patologizado (neurosis modernas de las subjetividades, neurotizaciones modernas de los dispositivos modernos de ordenamiento social, psicologización de condiciones sociales, desigualdades edípicas y no sociales, victimización de los desiguales en manos de aparatos de reproducción social, construcción de completudes sostenidas en el yo, señalamiento de la falta, construcción de la falta, edipización de lo creativo, de lo novedoso) Proceso de reterritorilización de esa masa caótica de diferencia que construyen la urbe del individuo moderno, soledades del individuo moderno que construyen individuaciones existenciales en los intersticios de un mapa biográfico de una masa exultante de hipercefalías.

        Estas significaciones se encarnan y animan instituciones modernas, que aseguran la libertad y seguridad de las identidades, son las instituciones de encierro, escuelas, fábricas, manicomios, familia... pero también en la universalidad racional de los esencialismos modernos, las categorías del pensar: hombre, mujer, niños, adolescentes... que cierran, clausuran las diferencia en las identidades que promueven.
        Instituciones modernas que nos llegan en sus formas formalizadas que se intensifican en el individualismo o en las demandas de participación a condición de ser protagonistas, de ser quienes rediman el género desde las posiciones radicales... adoración de los gritos poca argumentación... pedantería de los personalismos, subjetivación posmoderna, que cultiva la personalidad como protagonista de las nuevas modelizaciones. Marcas de una época que nos arrastra en la indiferencia de lo diverso individual, particularización de las demandas (Ernesto Laclau) con puntos de inconvergencia, consenso en la dicotomía, imposibilidad del consenso en la diferencia. Nuevas formas de silenciar lo diverso, de acallar la singularidad que brota en gritos silenciosos, subjetividades que estallan, o mejor, que son estalladas desde afuera, desde adentro... capturas múltiples, sutiles, necesidad de nuevas resistencias.

        Jorge nos decía que las instituciones no se estatizan por poderes externos en los tiempos que corren, es cierto vivimos en una época de aperturas plenas pero tal vez nos atrevamos a considerar un vacío de sentido que desaniman las dinámicas institucionales. Lo instituido, formas y figuras que organizan ese universo de significaciones, que buscan perpetuarse desde los dispositivos de poder, encuentran en estos tiempos modos que estrategizan su incuestionabilidad en mecanismos sutiles que invisibilizan la latencia de lo instituyente como capacidad creadora, por eso creemos que Castoriadis nos dice que toda forma instituida implica en su asimilación una pertenencia que nos reconoce en el ‘nosotros’, brindando cierta equilibración libidinal en nuestra psique (economía libidinal que impide el desestructuramiento de nuestras subjetividades, adentrarse al abismo es abismar ese flujo incesante de producción, socialización de los flujos, ruptura de la mónada psíquica construcción de un adentro – afuera en tensión, darse un ‘para sí’ autonomía individual-social – tensión, flujo que es liberado en lo social y por lo social posibilidad de autolimitarse ante los otros, o mejor aún, en donde la autolimitación sea inmanente al punto que su posibilidad de reconocerse sea irreconocible, Félix Guattari).

        Las instituciones no sólo se estatizan, sino que también son estatizadas por las sujetos que las componen, no se trata de demonizar a las instituciones ni poner su imposición por fuera de ellas, se trata de pensar de qué modo las subjetividades se inscriben en un tejido institucional cuyas líneas entretejen un devenir y determinan una subjetivación particular. Instituciones y subjetividades produciendo, reproduciendo, creando en un contexto socio-histórico que las atraviesan; instituciones que se vacían de sentido en muchos casos no por falta de creación sino por exceso de creación individual, por desborde de diversidad (no porque los desbordes sean negativos) que no se anudan a una producción colectiva en una inscripción institucional, que carecen de modos constitutivos de enunciación colectiva. Imposibilidad de consenso sin violentamiento de lo diverso por las individualidades protagónicas, ejercicio de violencias simbólicas que consensúan acríticamente, declamaciones a-deliberativas, imposición por posición subjetiva que se cristaliza el nuevo culto yoico de las personalidades, inconformismo generalizado en el conformismo individualista y conformismo generalizado en el inconformismo individualista.

        Entonces lo que tenemos son individualidades que producen, reproducen y crean pero que no se enlazan con otras subjetividades en este movimiento de creación, lógica exponencial de participación, compromiso y creación que deviene exigencia superyoica despedazando los cuerpos, desintegrando las subjetividades, que reproducen el orden de un sistema cuyas señalizaciones son los referentes que recomponen el tablero posmoderno de las declaraciones de muerte ( Dios, el Hombre, etc) donde las fichas de diversos tableros no se encuentran en un juego nuevo que apuesta al cambio conjunto cuyo proyecto es, siempre, el acotamiento de la distancia en la consecución de sociedades autónomas. Ilusoria autonomía de los individuos que exacerba los individualismos en un único juego de apuestas donde la competencia es la única regla.
        Intentamos que la creación no se nos vuelva una demanda absolutista de liberación subjetiva que construiría las condiciones de posibilidad de una caza de brujas de lo que repite el orden. Creación radical o creación ilusoria reproductivista, nuevos maniqueísmos, nuevas herramientas instrumentalizadas para que algunos se autoricen la palabra que discierne, que clasifica, que juzga, nuevas obediencias, nuevos héroes de cristal.
        Nos preguntábamos con Jorge cuál es el acontecer posmoderno de las instituciones educativas, podemos pensar que en toda institución imaginación – imaginario radical supone una radicalización colectiva que construye nuevos modos de individuación, de subjetivación, donde los sujetos se anuden deseantemente, se impliquen transversalmente, es decir con Deleuze una máquina deseante que pro- mueva disrupciones, que resquebrajen los instituidos no para destituirlos absolutamente, a veces sí, cuando componen la punta de lanza de las injusticias sociales, sino para su replanteamiento teniendo como horizonte la autonomía social-individual, que no sólo es darse las leyes, sino producirlas colectivamente de modo que la pregunta por el yo carezca de importancia.

        Dejamos por hoy aquí...
      
(versión reformada para los seminaristas en red)
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