El análisis de la implicación, es para nosotros un trabajo genealógico; es un trabajo de historización de nuestro modo de inscripción en el tejido institucional. Es una trabajo en el que haremos historia de nuestro posicionamiento, pero no será aquella historia fundada en los hechos positivos que, enlazados causalmente, se erigen cual antecesores del estado instituido actual. Es, por el contrario, un trabajo deconstrucivo de nuestra posición; es un trabajo en el cual, lo que nos interesa es cómo fue posible aquello que hoy se nos presenta reificado, naturalizado, obvio, inevitable, etc. Es un trabajo en el cual y a partir del cual, "aprenderemos" a convivir con la angustia y la agonía que su presencia encarna; es un trabajo trágico.

         Para ir finalizando, les expresamos otro motivo por el cual nos resulta poco feliz pensar el acercamiento a la institución en términos de un diagnóstico. Esto es así desde un comienzo, ya que no nos resulta feliz pensar en un supuesto acercamiento a la institución, ya que la institución en particular, Lo institucional, etc, forman, como ya vimos, un tejido, en el cual los límites son esponjosos, difusos y hasta les diría, virtuales. Los límites que demarcan un adentro-afuera son parte de las territorializaciones que Lo institucional opera sobre el tejido. Nosotros por estar implicados, inscritos, escritos, en el tejido institucional, no estamos por fuera de cualquier institución en particular, sino de un modo por entero virtual.

         El diagnóstico supone esa exterioridad- interioridad.

         Las relaciones con la institución, nuestras relaciones con la institución no son biunívocas, son múltiples hasta lo inasible.
(continuación de la crónica 6 (06/10/2003)
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