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Profesionales y amigos

Oh, Dios, llena mi alma de amor por mi arte y por todas las criaturas. Que no admita que la sed de ganancia y el afán de gloria me influencien en el ejercicio de mi arte, porque los enemigos de la verdad y del amor de los hombre podrían fácilmente hacerme abusar y apartarme de hacer bien a tus hijos.

Sostén la fuerza de mi corazón para que esté siempre pronto a servir al pobre y al rico, al amigo y al enemigo, al bueno y al malo. Haz que no vea en el hombre más que al que sufre.

Que mi espíritu se mantenga claro en el lecho del enfermo, que no se distraiga por cualquier pensamiento extraño, para que tenga presente todo lo que la experiencia y la ciencia le enseñaron; porque grandes y sublimes son los progresos de la ciencia que tienen como finalidad conservar la salud de todas las criaturas.

Haz que mis pacientes tengan confianza en mí y en mi arte y que sigan mis consejos y prescripciones.

Aleja del lecho de mis pacientes a los charlatanes, al ejercicio de parientes que dan mil consejos y a aquellos que saben siempre todo; porque es una injerencia peligrosa que, por vanidad, hacen malograr las mejores intenciones y lleva muchas veces a la muerte.

Si los ignorantes me censuran y escarnecen, otórgame que el amor de mi arte, como una coraza, me torne invulnerable, para que pueda perseverar en la verdad sin atender al prestigio, al renombre y a la edad de mis detractores.

Otórgame, Dios mío, la indulgencia y la paciencia necesaria al lado de los pacientes apasionados o groseros.

Haz que sea moderado en todo, pero insaciable en mi amor por la ciencia.

Aparta de mí la idea de que lo puedo todo.

Dame la fuerza, la voluntad y la ocasión para ampliar cada vez más mis conocimientos.

Que pueda hoy descubrir en mi saber cosas que ayer no sospechaba, porque el arte es grande, pero el espíritu del hombre puede avanzar siempre más adelante.

Maimónides (1135-1204), filósofo, matemático y físico judío, nacido en Córdoba, España. También conocido como Rabí Mosheh ben Maimon o, por las iniciales de su nombre, Rambam. La fama que gozó como médico, fue igual a la que disfrutó como filósofo y autoridad de la ley judía; y escribió sobre astronomía, lógica y matemáticas. Después de  la conquista de Córdoba en 1148 por los almohades, que impusieron las leyes del islam tanto a cristianos como a judíos, la familia de Maimónides decidió ir al  exilio. Después de varios años de errar, se estableció en Egipto, donde Maimónides llegó a ser rabino principal de El Cairo y médico de Saladino I, sultán de Egipto y Siria.
Su contribución a la evolución del judaísmo le produjo el sobrenombre de segundo Moisés. El Mishneh Torah, fue su gran obra, dentro de la legislación judía; la escribió en hebreo, durante los años 1170-1180, que ocupó 14 libros, que continuó modificando hasta su muerte. Formuló, además, los Trece artículos de fe, uno de los diversos credos a los que numerosos judíos ortodoxos aún se adhieren. 
Se reconoce como el filósofo judío más importante de la edad media. En Guía de perplejos, escrita en árabe (c. 1190), intentó armonizar la fe y la razón, conciliando los dogmas del judaísmo rabínico con el racionalismo de la filosofía de Aristóteles en su versión árabe, que incluye elementos de neoplatonismo. Esta obra tuvo una gran influencia en filósofos cristianos como santo Tomás de Aquino y san Alberto Magno; en ella, considera la naturaleza de Dios y la creación, el libre albedrío y el problema del bien y del mal. La utilización de un método alegórico, aplicable a la interpretación bíblica, que minimizaba el antropomorfismo, fue condenada durante varios siglos por muchos rabinos ortodoxos; pero las cuestiones conflictivas de su pensamiento han perdido relevancia en la época moderna.