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Turismo

Ruinas de Tehuacan

En 1882, los capitanes de artillería franceses conde Fernando de Montessus de Ballore y Alberto Touflet trataron de hacer un reconocimiento y estudio de las mencionadas ruinas, pero tuvieron que desistir de su propósito, asevera el primero de los citados, ante la actitud hostil de los indígenas de Tecoluca.

Don Guillermo J. Dawson, en su "Geografía Elemental de la República del Salvador (París, 1890, p.54), anota: "A corta distancia al Nor-este de Tecoluca existen las importantes ruinas de la antigua ciudad de Tehuacán, dignas de ser estudiadas y protegidas por los recuerdos históricos (arqueológicos) que sin duda encierran y por sus curiosos jeroglíficos que con el tiempo se pueden descifrar".
No obstante, el primer estudio serio y la primera descripción útil de la metrópoli tehuacaneca, lo realizó en abril de 1892 el Dr. Darío González, de quien son los siguientes conceptos: "Nosotros hemos hecho últimamente un estudio detenido de estas importantes y monumentales ruinas.
Tuve la fortuna (en abril próximo pasado) de ser ayudado en mis investigaciones por el ilustrado doctor don Nicolás Angulo, propietario de las tierras donde se encuentran las ruinas, y de encontrar el terreno descombrado de la arboleda y malezas, que antes las cubrían y ocultaban.

Las ruinas de Tehuacán están situadas hacia la falda E. del volcán de San Vicente, con ligera inclinación al S. El volcán está a los 13º 39'latitud N, y a lo 88º 48' 30" longitud O. del meridiano de Greenwich. Distan de las casas de la hacienda, que quedan a la parte baja al SE. cerca del camino que conduce de Tecoluca a San Vicente, como unos 500 metros.

Ocupan una extensión como de 3 Kilómetros cuadrados hasta los contornos extremos, donde todavía se perciben algunos vestigios de población. La parte central donde estuvo el asiento principal de la ciudad que hoy está cultivado, y que llaman valle del León de Piedra (nombre dado al lugar por haberse encontrado hace pocos años la escultura de un jaguar), tendrá como un kilómetro y medio cuadrado, bajo forma rectangular, y tiene por límites: al N. la Barranca del Río Frío, al O. la Quebrada Honda, al S. la Barranca llamada de La Cayetana y al E. una colina que domina los edificios de la hacienda. La altura media de todo el valle es de 640 metros sobre el nivel del mar. Por la barranca del Río Frío corre un riachuelo y hay allí unas cavernas que están obstruidas y que suponen se prolongaban bajo el asiento de la antigua ciudad.

Digamos ahora cómo está dispuesto el local y cuáles son los principales ornamentos que contiene.
De O a E, y procediendo de lo alto de un loma, forma el terreno una pendiente o plano de suave inclinación que se extiende hasta cerca del camino mencionado. Este plano se compone de una serie de terraplenes artificiales, de forma rectangular, más extensos de N a S que de O a E. Están escalonados y separados unos de otros, siempre en dirección N.S., por murallas bajas de piedra, que dan a todo, el aspecto general de inmensas graderías.
Hay diez o doce líneas de murallas o fortificaciones, quedando la primera, que limita en el más extenso de los terraplenes, en la parte superior de la loma, aproximándose a Quebrada Honda y las últimas, menos bien conservadas y definidas, se avanzan hasta cerca del camino real. Estas murallas son de piedra y tierra, no escaseando la piedra canteada. Hay varios puntos y para pasar de uno a otro terraplen hay entradas de empedrados bien hechos y conservados. Las murallas se enlazan entre sí en sus extremos y constituyen especies de reductos.

En el centro de los terraplenes se observan varias áreas rectangulares, bien orientadas, circunscritas por líneas de piedra labrada y de otras escogidas a propósito, que seguramente son los cimientos se los grandes palacios o edificios que pertenecieron a los señores principales. El más notable y mejor conservado es el que se encuentra en uno de los terraplenes centrales y que los campesinos llaman La Iglesia, porque creen que son los restos de un templo. Su extensión de N. a S. es de 60 metros y de E. a O. de 35 metros. Está convertido hoy día en un pequeño cementerio de la aldehuela de León de Piedra."









 

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