Es extraordinaria la obra
que Alfonso Rumazo González ha realizado como biógrafo de Francisco
de Miranda, Simón Bolívar, José de San Martín, Antonio José de
Sucre, Manuela Sáenz, Daniel O'Leary y de José Martí, por las
dimensiones continentales de la empresa y la maestría para
interpretar la personalidad y explicar la obra de quienes son las
figuras fundamentales en la creación del mundo hispanoamericano de
repúblicas, acontecimiento mayor de nuestra historia.
La
explicación de su maestría como biógrafo tiene sus bases en su
cultura humanística, en el conocimiento de las conflictivas
realidades que conforman el mundo de 'nuestra América' y su perpetua
inquietud intelectual que lo mantiene inmerso en el conocimiento de
los grandes cambios sociales, científicos y políticos. Su diálogo
recorre con el más seguro dominio la distancia que se extiende entre
el tiempo colonial y los pactos de la integración económica.
A sus noventa años, el tiempo intelectual del maestro Rumazo
González, sus métodos de investigación son los de ahora, conservando
buena memoria de los que utilizó medio siglo atrás. Después de la
singular empresa de acompañar a Simón Bolívar y a José de San Martín
en el repaso de la ruta de sus obras, ha regresado al oficio de
novelista, que había abandonado cuando se dedicó a reconstruir vidas
que por su excepcional destino son otras tantas novelas.
A
bordo de 'Jonás-18' parte del aeropuerto 'Simón Bolívar' de
Maiquetía rumbo a Lisboa, más de un centenar de pasajeros que se
mezcla en los asientos de la nave, la mayoría latinoamericanos con
europeos y asiáticos que regresan del permanente descubrimiento y
conquista de que somos objeto.
A miles de kilómetros sobre
la tierra, la ocasional asamblea, amenazadas sus vidas por el
estallido de una bomba ocupan su tiempo y espantan el miedo
colectivo contando los pasos de sus vidas, revelan sus sueños,
publican sus secretos, adornan sus odios, explican sus fracasos. El
egoísmo del uno y la entrega del otro a la lucha guerrillera separa
dos hermanos. El griego Séfaris discute con el sirio Daccuch las
fabulosas ganancias que obtendrán en los nuevos negocios que han de
establecer a su regreso. Wanda Palacios analiza el tiempo perdido en
un romance que consideró eterno. Mientras Arthur Joule, el inglés,
se crispa y casi estalla ante la pareja de mulatos que en los
puestos vecinos se hartan, con olvido de las reglas elementales de
vida en sociedad. El profesor alemán Wilhelm Schultz reconstruye su
descubrimiento del maravilloso paisaje merideño, Virginia Klinger
nada oculta de su vida sin censuras, y el desfile continúa y cada
quien dice su verdad como confesión de sus pecados, una vez
liberados de los convencionalismos terrenos y ante la amenaza de
bomba que los puede convertir en polvo celestial.
Rumazo
González mueve el mundo de sus personajes con la maestría que le
permite convertirlos en símbolos, en la encarnación de pasiones
eternas, de conflictos actuales y de esfinges ante interrogaciones
que jamás tendrán respuesta. Es la hora del eterno contraste, de la
verdad y la mentira, es el mundo de la confusión deliberada, la
huida de la justicia. El autor considera que justicia es mala
palabra para quienes integran el mundo que convoca en sus páginas,
lejos de la tierra y amenazados en sus vidas. Están cercanos a la
muerte y sin embargo engañan y se engañan para huir de la 'justicia,
la mala palabra'.
'Justicia, la mala palabra' por su
condición de alegoría múltiple, confesión en alta voz y revelación
de secretos del mundo latinoamericano debe llamar la atención de
lectores y críticos. A la capacidad del autor por captar y reflejar
el discurso de cada personaje-pasajero une su maestría para manejar
los secretos del idioma.
Novelista y biógrafo, periodista y
maestro de juventudes, Alfonso Rumazo González con 'Justicia, la
mala palabra' confirma su permanente alto valor en el mundo de las
letras hispanoamericanas.
Caracas, noviembre de 1996
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