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AMIA: se quebró una testigo clave
Telleldín, según su esposa, entregó la Trafic a policías
La esposa de Carlos Telleldín, Ana Boragni, se quebró. Lloró,
y compungida por el recuerdo de las presiones que sufrió, reconoció
ante el tribunal a cargo del juicio por el atentado contra la AMIA que
mintió cuando dijo que la Trafic con que fue volado el edificio
fue vendida por su marido. En cambio, reveló que Telleldín
se la entregó a policías bonaerenses ocho días antes
del ataque, porque lo estaban extorsionando. Además reconoció
que uno de los efectivos que amenazaban a su esposo era el actualmente
detenido ex subcomisario Raúl Ibarra. Este oficial era la mano
derecha del ex comisario Juan José Ribelli, ex segundo jefe de
la Brigada de Investigaciones de Lanús, y el principal acusado
entre los ex policías responsabilizados como partícipes
necesarios del atentado del 18 de julio de 1994, que dejó 85 muertos.
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Este fue el punto culminante de las más de 16 horas de declaración
de la señora, testigo clave en el juicio, porque acompañó
a su esposo, un delincuente doblador de autos y vendedor de electrodomésticos
robados, cada vez que fue perseguido y atemorizado por policías
bonaerenses para que les pagara con dinero o con bienes a cambio de no
encarcelarlo por sus delitos.
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Este punto de inflexión en el juicio, que ya lleva más de
un año, respalda la acusación de los fiscales que estaban
exultantes: "Esto corrobora la hipótesis de que personal de
la Brigada de Lanús y de Vicente López, en forma conjunta,
retiraron la camioneta de la casa de Telleldín", dijo el fiscal
Alberto Nisman.
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La testigo, con sus cabellos rubios teñidos, un poco de colágeno
en los labios y la nariz afinada, que no lucía en 1994, comenzó
a declarar anteayer. Cerca de la medianoche esbozó lo que sería
su mayor revelación. Relató que el 10 de julio de 1994,
ocho días antes del atentado, se interesó en la Trafic que
estaba en venta. Dijo que tenía acento venezolano. Primero intentó
decir que había comprado la camioneta y que no recordaba haber
visto el dinero. Sin embargo, jaqueada por las preguntas del fiscal Nisman,
y las contradicciones que le marcó el presidente del tribunal Gerardo
Larrambebere, reconoció que, en realidad no hubo ninguna venta,
sino que su esposo le entregó la Trafic a un enviado de la policía
bonaerense que lo estaba extorsionando.
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Boragni ya había declarado en 1994 ante el Departamento Protección
del Orden Constitucional (POC) de la Policía Federal donde dijo
que vendieron la Trafic en 11.750 pesos. En 1995, repitió la historia
ante el juez federal Juan José Galeano, pero dijo que fueron 11.500
dólares. En 1996, nuevamente ante Galeano se desdijo y relató
que su esposo le había confesado que se vio obligado a entregar
la Trafic a la policía que lo estaba extorsionando.
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Ayer, Boragni abundó en detalles sobre esta última versión.
A una pregunta de Pablo Yacobbi, abogado de Memoria Activa, completada
por Larrambebere, comenzó el relato. Entre sollozos recordó
cómo un agente del Mossad la interrogó a ella y a sus hijos
durante una semana en su casa a fines de julio de 1994. Luego, relató
cómo el ex capitán Héctor Vergés, acusado
de violaciones de derechos humanos durante la última dictadura,
la siguió presionando y la amenazó. "No confiaba en
nadie. Daba versiones diferentes", dijo entre lágrimas. Ya
sin salida, Larrambebere insistió y ella admitió: "Mentí
en la parte en que digo que lo de la camioneta fue una venta" y ratificó
que se la dio a la policía que los extorsionaba.
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Amenazas y presiones
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Nerviosa, bebió un vaso de agua, se masajeó el cuello contracturado
y siguió, relatando las amenazas y presiones que sufrió
desde que su marido se entregó a la SIDE el 27 de julio de 1994,
cuando lo ubicaron por el número de motor de la Trafic hallado
entre los escombros.
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Relató que cuando su marido estaba preso, en 1995, seguía
administrando una agencia de acompañantes, como solía hacer
Telleldín, que llegó a tener 17 prostíbulos y privados.
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Un día, un cliente solicitó sus servicios sexuales, pero
insistió en que fuera prestado por ella en persona. Cuando ya todo
había terminado y se estaba cambiando frente al espejo, su cliente
le advirtió: "Decile a Telleldín que tiene una deuda
pendiente y que se olvide de los nombres que aún tiene que dar".
Asustada, le contó luego esta escena a su marido, quien le dijo
que el mensaje era de la Brigada de Lanús, a cargo de Ribelli.
Telleldín se asustó más que ella y le explicó
que aún les debía dinero a los policías que lo habían
detenido por vender autos mellizos.
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El entusiasmo entre los querellantes y la fiscalía se completó
cuando, anteanoche, Boragni ratificó su declaración de 1996
ante Galeano en la que reconoció en una fotografía como
a uno de los hombres que llamaron a la puerta de su casa el 10 de julio
de 1994, cuando estaba en venta la Trafic. Esa foto, que llevaba el número
seis pertenecía a Ibarra. Telleldín ya lo había identificado,
pero en un trámite irregular, anulado por la Cámara Federal.
Telleldín dijo que "todos teníamos que identificar"
esa foto, con lo que este testimonio quedó, al menos, en duda.
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Luego relató cómo fue llevada en 1994 al POC esposada en
un auto, entre un agente de la SIDE y otro del FBI y acusó al ahora
comisario de Asuntos Internos José Antonio Portaluri de haberla
recibido al grito de "acá viene la prostituta" y luego
de amenazarla para que hablara. "Hay una p... así de grande
y así de gorda y es para tu c...", le dijo, con la intención
de amedrentarla. Pero ella, en esa oportunidad, también mintió.
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Por Hernán Cappiello,
La Nacion, Jueves 17 de Octubre de 2002
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