CRÓNICAS
CUBANAS.
EN UN ANIVERSARIO HISTÓRICO CON EL MTC
Queridos
lectores, cada 10 de octubre es festivo en Cuba porque
celebramos el inicio en 1868 de las guerras de independencia
y de la liberación de los negros esclavos, que entonces
eran tratados con saña y maldad sin
tener en cuenta su condición de ser hijos de Dios. Una
terrible división en la sociedad cuyas fracturas y
consecuencias llegan aún hasta nuestros días.
En
estos aniversarios ha sido una costumbre del Movimiento de
Trabajadores Cristianos en la Archidiócesis de La Habana de
conmemorarlos con una jornada de reflexión, mística y
espiritualidad.
Hubo
dos lugares de conmemoración a la vez y yo asistí al que
se realizó en la Parroquia de Jesús, María y José, uno
de los viejos templos habaneros cuyo archivo parroquial data
del año 1773, y que da nombre a la populosa barriada de Jesús
María poblada mayoritariamente por obreros y personas de
las capas sociales habaneras más humildes. La
parroquia está a cargo de la Congregación
de Hijos de la Caridad, cuyos sacerdotes tienen un carisma
determinado con el mundo del trabajo.
En aquel recinto,
junto con el Párroco los participantes formamos un conjunto
de muy especial significación obrera ya
desde la Eucaristía en la que comulgamos con marcado
fervor. Fue la primera actividad y allí se respiró un
ambiente de trabajo, de mística encarnada y de fraternidad
con los pobres de la tierra. Después hubo dos conferencias,
una sobre Espiritualidad Cristiana y el
Plan Pastoral impartida por el padre Martirián Marbán Párroco
de Jesús, María José y Responsable de los Hijos de la
Caridad en Cuba; y la otra por el teólogo
laico militante del MTC Dimas Cecilio Castellanos Martí,
sobre que la Evangelización colonial en condiciones de
esclavitud no fue real evangelización.
En
estas circunstancias de nuevo se hizo presente el tema ¿Espiritualidad
en una sociedad sin clases? planteado por el
Padre Alberto García s.j en la Hoja Vida Cristiana, que he
estado comentando en mis dos últimas Crónicas. El asunto
tiene que ver con la dramática oportunidad en que
transcurren los acontecimientos que estamos atravesando en
la Cuba de hoy, así como con la necesidad de actuar
para que la esperanza perdida sea recuperada para bien de la
nación, de nuestros hijos y nietos.
El
padre Martirián, en su homilía nos habló
de lo leído por Jesús en el libro del profeta Isaías:
“El Espíritu del Señor sobre mí porque me ha ungido
para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha llamado a
proclamar la liberación de los cautivos y la vista a los
ciegos, para dar la libertad a los oprimidos…Esta
escritura … se ha cumplido hoy”
(Lucas 4, 18 al 19,21); y en su disertación nos dijo
que el Espíritu de Jesús es un dinamismo, un movimiento
para ver la vida con los ojos del Espíritu. Mientras que
Dimas Castellanos, en su alegato nos expresó que no hay
evangelización posible si da legitimización a
la esclavitud y que su bisabuela fue una esclava cuya
descendencia se mezcló con españoles.
En
su opinión el rechazo de muchos sectores negros a la
Evangelización de hoy, está aún influido por aquella
esclavitud de entonces que se refleja entre otras cosas, en
la necesidad de la Iglesia “inculturarse”
y de practicar “una
permanente conversión hacia una actitud
más dialogante, más respetuosa, más capaz de
manejar
las preguntas que plantea la espiritualidad popular”,
según escribió el padre Alberto García s.j. Así las
cosas.
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