En la actualidad es bastante numeroso el grupo de aficionados al Bonsai, aunque todavía son muchas las preguntas que se hacen las personas que quieren iniciarse en este mundo.

Para crear un bonsai, además de requerirse los conocimientos básicos de jardinería, hace falta imprimirle un carácter especial conjugando la técnica, el arte y la filosofía, hasta conseguir, no una planta en maceta, sino una reproducción en miniatura de un árbol majestuoso con el que estableceremos una relación cotidiana y afectiva.

Una vez conseguido un bonsai, veremos que va cambiando con el paso del tiempo, de forma que no se puede considerar nunca como una obra terminada, sino, al contrario que el resto de las artes, irá evolucionando, unas veces, de acuerdo a los patrones que le marquemos y otras, por sí mismo, como respuesta a las  alteraciones del medio ambiente, el paso de los años, etc., por lo que será nuestro compañero en el tiempo e incluso podrá superar nuestra propia existencia.

Como puede verse en esta introducción, el mundo del bonsai está cargado de filosofía, concretamente filosofía oriental, lo que ha hecho que se tuviera una imagen imprecisa de este mundo, con creencias erróneas, como pensar que sólo se podían cultivar determinadas especies, que debían ser árboles especiales (aún hoy hay quien vende semillas de bonsai), o que sólo se pueden considerar bonsai los árboles de avanzada edad. Muchas personas, al presentarles mis bonsai, preguntan asombradas ¿los haces tú? ..., como si fuera la labor de un mago. Cuando les explico que un peral nació de la semilla de una pera que me comí, que planté una ramita de olivo, arraigó y le fui dando forma con el tiempo, surge la siguiente pregunta, entonces, ¿yo también puedo hacerlos?.

Estas páginas, pretenden dar los conocimientos técnicos necesarios para obtener buenos bonsai, es decir, así como en pintura hay que aprender a mezclar colores, aplicar determinados grosores de pincel, dar sensaciones de luz y profundidad, aprenderemos las técnicas que produzcan un árbol sano, a elegir la bandeja adecuada para su presentación, a reducir el tamaño de las hojas si es necesario, a cuidarlo y moldearlo de acuerdo a unos principios básicos que den un aspecto equilibrado, un gran árbol, pero el resultado final, depende de cada uno (ni todos somos Picasso ni pretendemos serlo), y en algunos casos de la propia naturaleza del árbol que, como ser vivo, evolucionará a su antojo, perdiendo ramas que nosotros consideramos imprescindibles o brotando profusamente don menos falta nos hace. La filosofía, los que os iniciéis en este mundo, la iréis adquiriendo por vosotros mismos, según vayáis viendo como las semillas o esquejes que plantasteis van convirtiéndose en preciosos arbolitos.


 Qué es un Bonsai

Literalmente, bonsai, significa árbol en maceta, lo que podría hacer pensar que cualquier árbol que plantemos en una maceta pasa automáticamente a ser un bonsai. Esto equivaldría a pensar que un cuadro son unos brochazos dados sobre un lienzo o que una ópera son personas cantando una canción.

Hay una serie de normas que nos permiten distinguir lo que es bonsai de lo que no lo es. Un bonsai, para empezar, no debe tener un tamaño demasiado grande, generalmente deben ser inferiores a un metro de altura; debe tener un tronco que vaya disminuyendo en grosor progresivamente, siendo lo más grueso posible en su base (lo que le confiere aspecto de edad y robustez) y no debe terminar con un corte brusco (típico de los ‘bonsai’ producidos en masa), sino presentar una terminación natural; las ramas deben ir decreciendo progresivamente, tanto en grosor como en longitud, a lo largo del tronco, siendo las ramas bajas más gruesas y largas y las altas más finas y cortas, lo que hace ver su desarrollo a lo largo del tiempo, y no deben presentar cicatrices de cortes de más de medio cm. de grosor; las hojas deben mantener una distribución regular en el árbol y su tamaño no debe ser demasiado grande, para que puedan dar sensación de espesura; la maceta o bandeja no debe ser ni demasiado pequeña pues le daría un aspecto grotesco, ni demasiado grande que le conferiría aspecto de payaso con zapatones.

Además de estas normas generales (que no siempre tienen por qué ser rígidas) hay otras muchas normas de estilo que aprenderemos a respetar a través de las técnicas de cuidados y modelados del bonsai.