Amigos del Bonsai
Formación de un bonsai a partir de un árbol de vivero

He elegido un Buxus sempervirens para realizar el típico trabajo de formación de un bonsai a partir de un ejemplar de vivero. Probablemente no sea la especie más adecuada ya que su madera es muy dura y resulta bastante difícil colocar las ramas de más de medio centímetro de grosor en la posición adecuada, pero es una especie que puede encontrarse fácilmente en los viveros (por lo menos en España) ya que se utiliza para borduras de jardines y suele recortarse todos los años, lo que hace que su ramificación sea válida para este tipo de trabajos.
En el ejemplar inicial, lo único que puede verse es su base, compuesta por un tronco doble. El resto, una copa esférica que ha sido formada a base de podas de contorno, pero podríamos encontrarnos con plantas de la misma especie recortadas en forma espiral, o de ardilla o de .... a saber. Es una especie que se presta a ello, aunque hacer un bonsai es completamente distinto, como iremos viendo en los siguientes pasos.
Realizo una pequeña limpieza en las ramas bajas, eliminando algunas que crecen muy juntas, ramitas pequeñas que han nacido del tronco el último año, algunas que nacen en posiciones opuestas en el tronco....para, viendo la base, buscar la vista frontal del futuro bonsai de cara a su trasplante a bandeja.
Lo trasplanto a bandeja de bonsai usando, en este caso, una bandeja más profunda de lo normal ya que este es su primer trasplante y no quiero que la poda de raíces sea demasiado drástica. Este tipo de trabajos suele hacerse en la misma maceta, pero mi pretensión es que éste sea un poco especial para que pueda comprobarse la diferencia entre lo que puede parecer un bonsai y lo que debe ser. Para muchas personas (vendedores de bonsai incluidos), lo que se ve en la foto sería un bonsai.
Aunque no lo parezca han pasado 15 días desde la foto anterior porque, tras un trasplante, hay que observar la reacción del arbolito. Este, por suerte (o porque realicé bien el trasplante), ni se ha inmutado y sigue presentando el mismo aspecto sano que tenía, por lo que me dedico a aclarar la zona baja del árbol eliminando las ramas que estorban (que aprovecho para hacer esquejes) y alambrar las ramas que me interesan para situarlas en posición horizontal. Como podéis ver a la derecha, ya he llenado un plato de restos de la poda y tengo los esquejes en un bote con agua, y sólo acabo de empezar.
Sigo recortando ramas (siempre de abajo a arriba) siguiendo los troncos principales, eliminando aquellas que son paralelas a ramas anteriores más bajas, quitando una de cada dos ramas opuestas, situando las ramas horizontalmente y eliminando en éstas todas las ramas secundarias que crecen verticalmente hacia arriba o hacia abajo y una de cada dos opuestas.
Ya estoy terminando la primera fase del trabajo, he llegado a la parte superior del árbol y, como puede verse a la derecha ya he llenado otro plato de hojas y ramitas. Quedan a la vista los troncos, todas las ramas principales y alguna secundaria. Ahora paso a la segunda fase.
El árbol ya empieza a tener aspecto de bonsai. Vuelvo a recorrerlo todo, de abajo a arriba, colocando las ramas secundarias y aclarándolas una a una, aunque no demasiado porque no es la época más adecuada (si fuese primavera recortaría más). También recorto las puntas demasiado largas para dotar al nuevo bonsai de un contorno definido y equilibrado.
Y este es el resultado final. Un bonsai (yo todavía lo considero prebonsai) listo para ser exhibido ante familiares y amigos. Todavía queda mucho por hacer, pero ahora el que manda es el árbol.