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La
pena del payador
(Vals criollo) 1930
La
tarde, en el poniente, su poncho recogia,
peinando entre sus flecos un copo de arrebol.
Y el hilo de la noche, que en ancas se venia, bordaba en seda negra los petalos
del sol.
llorosos los yuyales, doblandose al pampero, y el viejo'e la carreta, picando
al buey sobon,
atracase a la ferrea rejilla del pulpero,
haciendo, para el viaje, su gaucha provision
Balando
las ovejas, se agrupa la majada,
tirando pa las casas en busca del corral.
Y el tero centinela, soldado de avanzada,
vigila que el indiaje no arree un animal.
Calandrias y zorzales de pechos escarlatas
se ven en la espesura del monte vivaquear,
colgando de las ramas los palios de sus flautas
cual musicos cansados que vienen a nochear.
De
pronto, alla, a lo lejos, al tranco acompasado,
se ve asomar a un flete bordeando el cañadon;
y, en el, un gaucho triste, de negro arrebujado,
con porte de hombre, ¡nervio, audacia y corazon!
Facon de plata al cinto, trabuco amartillado,
espuelas nazarenas, sombrero echao pa'atras,
alla va Santos Vega, jinete en su tostado,
¡pensando que la vida, para el, esta de mas!
Quien
sabe que honda pena lo abisma al peregrino,
Centauro de las Pampas, invict payador,
que en vano las acacias y sauces del camino
se inclinan para verle sonreir en su dolor.
Mas dicen los que saben de amores escondidos
y al gaucho le conocen su indomito valor,
que solo son culpables dos ojos renegridos
de aquella tristeza que aflige al trovador
Letra
de Eduardo Escariz Mendez, musica de Jose y Luis Servidio. Fue llevado al
disco por Carlos Gardel, con sus guitarristas Aguilar, Barbieri y Riverol,
en junio de 1930
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