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RC
- Detrás de esta investigación histórica, Baccino sigue siendo un escritor
que, según declaró alguna vez, considera que los libros no se hacen como los
niños, sino que se construyen como las pirámides, al decir de Flaubert.
NB - Exactamente, la frase no es mía.
RC - ¿Cómo se levantó esta pirámide? Supimos con qué
elementos, dónde se ubicaron, pero había que hacer un libro atractivo, que
escribía no un periodista ni un investigador sino un literato.
NB - Exactamente. Dentro de las limitaciones en el sentido del rigor histórico
que me había impuesto y que era necesario, había que hacerlo lo más atractivo
posible, entretenido. El primer y único valor de un libro, si tuviera que
elegir, es que sea entretenido. Ya lo sabía Cervantes, y Joyce se quejaba
de que había recibido todo tipo de elogios por su libro Ulises menos que era
entretenido, con toda razón porque no es nada entretenido.
RC - No lo es.
NB - Pero bueno, el lector juzgará si realmente logré que fuese ágil, entretenido.
Yo me fui abriendo, utilicé el personaje como eje para retratar también su
clase, su mundo, el mundo de la época en los países del Plata, en Europa antes
de la Primera Guerra Mundial. Allí está por ejemplo la historia de la fortuna
de los Anchorena, que se podría utilizar un poco como paradigma de lo que
ha ocurrido en otros países. Y todos los vínculos con...
RC - ... con el poder político.
NB - ... con el poder político y con los grandes cazadores de indios. Argentina
estaba prácticamente reducida a Buenos Aires hasta que Juan Manuel de Rosas,
llamado "el mayordomo de los Anchorena", y primo de los Anchorena, comenzó
a hacer sus primeras campañas. Allí en el libro están las líneas que le mandan
los Anchorena diciéndole que haga correr el rumor de que los indios están
alzados para ver si pueden comprar...
RC - ... y abaratar.
NB - Claro, las tierras y el ganado baratos. Y luego, detrás de las campañas
del general Roca en la conquista del desierto ya definitiva, también se cotizaba
en la Bolsa la legua de tierra que el general Roca iba a conquistar y así
financiaba sus campañas. El general Roca, que por otra parte es el creador
de la Argentina moderna. Un personaje muy rico también, como es notorio.
RC - Como les decía, yo devoré este libro. Lo terminé
de leer hoy prácticamente de madrugada. No solamente porque tenía esta nota
por delante, sino porque, insisto, me resultó tan atractivo y entretenido
como para que no fuera ningún sacrificio. Les cuento a mis oyentes que el
primer gancho está en el primer capítulo. Creo que es en el primer capítulo
en que Baccino ubica el lugar, en Argentina, desde donde salía la expedición
del globo aerostático que este hombre que era un audaz y un deportista se
plantea, primero con un técnico francés. Se estaba llenando el globo con un
gas que no era apropiado -al francés se le deben haber parado los pelos- en
una improvisación del momento: la compañía de gas no estaba poniendo helio
ni hidrógeno sino gas común.
Nb - Sí.
RC - Este hombre sabía que se iban a caer.
NB - Exacto.
RC - A último momento desiste. Toda una historia de
idiosincrasia que nos es perfectamente reconocible.
NB - Sí.
RC - Y que termina nada menos que con Jorge Newbery.
NB - Claro, porque Jorge Newbery, como ingeniero, era el director, el gerente
de La Sportiva, que era la compañía del gas de Buenos Aires en ese momento.
RC - Pero que no estaba en el proyecto.
NB - Que no estaba en el proyecto, que sale corriendo de su oficina, se saca
el sombrero y se sube a la barquilla con Aarón y hacen el primer vuelo sobre
el Río de la Plata.
RC - Un vuelo que además termina como supimos, casi
trágicamente, con derivaciones increíbles para los dos. Porque es maravilloso
que determina para Anchorena su instalación en nuestro país...
NB - Uno echa raíces ahí...
RC - Y para el ingeniero Newbery el inicio de su carrera.
NB - El otro echa alas, inicia una carrera y se convierte en el pionero y
en el héroe.
RC - Cuyo nombre lleva Aeroparque en Buenos Aires.
NB - Claro, y que después lo lleva a una muerte muy temprana y muy trágica.
RC - En accidente.
MB - En un accidente aéreo, mientras que Aarón vivió hasta el año '65, construyendo
ese rincón.
RC - No poca influencia debe haber tenido ese otro precioso
personaje que aparece por detrás, Mercedes Castellanos, que es también todo
un símbolo de una mujer viuda, con una cantidad de hijos, con una poderosa
fortuna y que lleva adelante toda una organización de ese clan familiar.
NB - Sí. Yo sospecho que en grandes tramos de lo que consideramos generalmente
como patriarcado ha habido grandes matriarcados. Esta sin duda era una matrona
con un poder total sobre sus hijos y sobre su inmensa fortuna, porque cuando
murió su esposo, Nicolás Anchorena, dejó sólo en la provincia de Buenos Aires
400.000 hectáreas. Sólo en la provincia de Buenos Aires, ni hablar del resto.
RC - Y cifras de cabezas de ganado también abrumadoras.
NB - Ella fue la que construyó por ejemplo dos palacios, uno de ellos para
sus hijos, que es la actual Cancillería argentina y el otro casi pegado -donde
hoy está el edificio de la IBM, que se destruyó en los años '60- para su hija,
casada con Enrique Rodríguez Larreta, el dramaturgo uruguayo. Esta, que era
Dama de la Rosa, Condesa Pontificia y no sé cuántas cosas más, era una mujer
de un carácter y de un temple terrible, que fue la que, cuando Aarón ya tenía
unos 30 años, poco menos que lo obligó a sentar cabeza. Y ese fue el origen
del vuelo, porque él dijo: "Muy bien, yo voy a hacer mi último vuelo y desde
el aire voy a elegir las tierras".
RC - Y definitivamente las eligió al caer desde el aire.
NB - Sí.
RC - Vuelvo a desviarme, justamente porque el tema resulta
apasionante, hablando de la estructura. Un primer capítulo entonces que comienza
en el momento en que sale el viaje y termina cuando el globo se pierde en
el aire. Y ahí suspendemos el relato. El siguiente capítulo ya refiere la
historia, desde el nacimiento, y de ahí en más el libro va alternando esa
historia que comienza en el globo y termina con la muerte de Aarón, referida
exactamente a su vida en San Juan, con los datos históricos más ajenos a esa
realidad. Esta es una estructura pensada.
NB - Sí, por supuesto. Yo creo que cuando un libro está publicado todo debe
considerarse deliberado. Es una de las pautas más estrictas de la filología
moderna. Pero además está hecha con la mentalidad, con los criterios, con
las estrategias de un novelista.
RC - Un novelista que, para mí, se nota más como tal,
como literato, justamente en los capítulos que se refieren a Anchorena en
Uruguay, desde su salida y su instalación, como más libre. ¿Puede haber sido
intencional?
NB - Tú te referís a los capítulos desde que llega y se instala.
RC - No, desde que sale de Buenos Aires y se cae en
el globo, los capítulos -los impares serían- parecería que en toda su concepción,
la forma en que describen la situación, son como más libres. NB
- Lo que pasa es que la libertad, para un escritor que cultiva el género histórico,
o en este caso la biografía, está justamente en aquellas lagunas, en aquellos
silencios de la historia, que uno puede llenar con verosimilitud, con seriedad,
con rigor intelectual pero que le dejan el margen. Cuando aparece la documentación
es que se recorta el margen de libertad, que es lo que hace al escritor, que
le permite desarrollar su propio lenguaje, y se tiene que replegar.
RC - Entre el Anchorena que se intuyó de antemano y
el que luego efectivamente descubren los documentos, ¿cuál es la distancia?
NB - Hay una enorme similitud. Yo tengo un canon para tratar de darme cuenta
si un libro está más o menos logrado, si debo publicarlo o no. En esta profesión
tan solitaria y tan difícil, donde uno no tiene a quién preguntarle realmente,
porque ya se sabe...
RC - En particular Baccino no muestra los manuscritos
a nadie...
NB - A nadie. Pero además es muy difícil. Cada uno tiene su estética. A veces
te cruzás con sentimientos... un poco no del todo puros o generosos. Es difícil.
Y yo tengo un canon. Si el proyecto que yo imagino, que sueño, que concibo
y el resultado se parecen, es probable que el libro sea aceptable. Si no se
parecen, entonces ahí hay algún problema. A veces lo puedo detectar y solucionar,
a veces no y no lo publico. Yo tengo mucha obra no publicada. Tengo libros
terminados desde los 20 años. Y publiqué "Maluco" casi con 40.
RC - "Maluco" era justamente, usted declaró alguna vez,
el ejemplo de esa coincidencia.
NB - Sí. "Maluco", que yo siento totalmente ajeno ya, todavía me asombra,
por lo que se parece al proyecto.
RC - ¿Qué quiere decir eso?
NB - Quiere decir que uno echa a andar el libro, comienza a tener estas entrevistas,
a hablar de él, a explicarlo, por las universidades...
RC - ¿Lo va perdiendo?
NB - No es que lo vaya perdiendo. Yo creo que se quiere perder. Un libro es
un tema, con mayúscula, es una obsesión del escritor, que agota cuando lo
termina, si lo termina con buena fortuna. También es una época del escritor.
Uno va cambiando mucho. Günter Grass decía: "el problema de la novela es que
el escritor cambia a veces más rápido que la novela que está escribiendo".
Las estéticas cambian, la percepción del mundo. Yo soy un hombre muy inquieto
en ese sentido, de tratar de percibir cuál es la sensibilidad estética de
la gente; no para tener éxito, que no lo busco, porque ya estoy bastante baqueano
y sé que detrás de lo que puede parecer éxito lo que hay no son más que fracasos,
muchos y muchos fracasos en lo que puede llegar al éxito, pero no el éxito
directamente.
RC - Salvo para Anchorena.
NB - Creo que la literatura es comunicación, no es expresión. La expresión
deja afuera al lector. Y para comunicarme tengo que saber por dónde está pasando
la estética moderna. Me gusta ser un hombre de mi tiempo. Vivo muy inquieto.
En este momento, en estos mismos momentos y años estoy pasando por una suerte
de crisis estética. Mi literatura va a cambiar mucho. Aunque mis libros no
se parecen nada entre sí, todavía se van a parecer menos los próximos.
RC - ¿Cuál es la novela que va a representar a Napoleón
Baccino tal cual es hoy?
NB - En este momento en que estamos hablando es una novela que todavía no
he escrito, que confío que va a ser mi mejor novela.
RC - La que siempre se está por escribir.
NB - La que siempre se está por escribir, la que quiero escribir, pero se
va a ver dentro de unos cuantos años, a medida que yo madure esa estética
en la que se apoya, madure el proyecto, escriba la novela, llegue al público.
Hay un desfasaje siempre.
RC - Entonces ¿a cuál corresponde esta que está por
salir o por terminar?
NB - Esta que está por salir -no me gustaría hacer de mí mismo etapas, como
si se tratara de un manual de literatura, hacerme mi propio manual- es una
novela de amor y de aventuras, que en el fondo me parece que es la única novela
que puede existir. Y son varios personajes, muy fascinantes todos ellos.
RC - ¿Con un marco histórico también?
NB - También. Son varios personajes que desde distintas partes de América,
por lo menos de buena parte de América del Sur, convergen en busca de un Artigas
senil, en su largo, extraño y misterioso exilio en el Paraguay. No sabemos
nada tampoco de ese Artigas. Y allí corro con una gran ventaja.
RC - Ahí se puede imaginar.
NB - Me consta que no hay nada para averiguar.
RC - ¿Tiene título ese libro?
NB - No, es muy difícil ponerle título a un libro que tiene, no diría como
personaje, sino como una sombra, como un referente que está atrás. No quiero
anticipar el final. Pero realmente esos encuentros no se producen exactamente
como estaban previstos.
RC
- ¿Y tiene idea de cuándo puede llegar a aparecer ese nuevo libro suyo?
NB - También he aprendido que lo que hacen los escritores españoles de publicar
un libro por año es funesto, para la literatura, para su literatura, para
su calidad, y para el hombre que hay detrás del escritor.
RC - Con eso me está diciendo que no sale este año.
NB - No. De ninguna manera. Tengo derecho a descansar, a vivir otras cosas
que me importan mucho y otras que me importan más que la literatura.
RC - ¿No me diga? ¡Pero me lo larga cuando ya no tenemos más tiempo! En grandes
titulares: ¿cuáles son las cosas que le importan más que la literatura?
NB - Los afectos.
Cortesia
http://www.espectador.com,
25
de junio de 1998
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