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Palacio
Paz |
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La colosal residencia que hoy alberga el Circulo
Militar; diseñada por Louis Sortais, hijo predilecto de la Ecole
des Beaux Arts, de Paris, y ganador del Grand Prix de Rome, puede ser
considerada la mas importante residencia urbana del Academicismo frances
del periodo
El
modelo que inspiro el palacio de la plaza San Martin no es otro que
el Castillo de Chantilly, propiedad de la familia de Orleans. Tambien
tomo prestada una fachada del Louvre y el espiritu del Palacio del Eliseo,
en sintonia con las supuestas aspiraciones presidenciales de Paz.
La
coherente saga culmina con el monumento familiar en el Cementerio de
la Recoleta, concebido por otro Gran Prix de Rome, el escultor frances
Jules Coutan |
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El
gran hall del Palacio Paz diseñado por el frances Louis Sortais
En
1938, la suma que solicitaba su dueña -Zelmira Paz de Anchorena- por
esta esplendida y acaso la residencia privada mas grande del pais "era
un regalo" segun el presidente del Circulo Militar: $2.750.000 m/n, incluyendo
inmensos salones, 35 dormitorios, 18 baños y, en atencion a tales posibles
compradores, muebles, alfombras y arañas
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"El
Palacio Paz Anchorena, comenzado en 1906 y terminado en 1908, costó 4,5 millones
de pesos. Fue proyectado en Francia por el arquitecto Louis Sortais, inspirado
en el palacio del Louvre. Las escalinatas y pisos de acceso son de mármol y
los escalones de piedra 'lunel'. En el gran hall de entrada con cuatro columnas
de mármol Vert d'Etours se encuentran una estatua de mármol de Carrara, representando
la Vendimia, de Raoul Larché, y otras dos, denominadas Cipolino Griego y Los
faunos, obras de Herrault.
Hay
un salón Luis XV del tercer período con motivos ornamentales inspirados en
la naturaleza, y cortinados de damasco. En el gran salón de baile, las paredes
están revestidas de boisserie tallada, pintada al laqué y oro, y así el tercer
y cuarto salones, donde al estilo de una época se unen los muebles tallados,
la ornamentación artística, las suntuosas arañas, las estufas decoradas.
En
el comedor de honor hay una araña de hierro forjado y dorado, una mesa Renacimiento,
muebles de nogal tallados en la masa por Pecheaux, y una chimenea de nogal
tallado.
En
su momento de apogeo, el palacio Paz Anchorena llegó a tener sesenta personas
para servir comidas de diez platos con sus respectivos vinos. En sus salones,
según ironizaba el viajero George Clemenceau en 'Notas de viaje por la América
del Sud', podían caber la corte de Jerjes o la del Rey Sol."
Juan
José Sebreli, "La saga de los Anchorena", Editorial Sudamericana 1985.
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