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Palacio
Paz
El
Círculo Militar ocupó desde el año 1923 y hasta la
decisión de su demolición en 1937 lo que fuera
el Palacio Leloir, ubicado en Florida Nº 770; esta determinación
obedecía a la necesidad de construir un nuevo edificio, más
amplio y adaptable a las necesidades de esta institución. Pero
casi de inmediato surgió la posibilidad de adquirir el Palacio
Paz que había sido ofrecido en venta al presidente del Círculo
Militar, General don Bautista Molina.
Así
lo hizo saber el mismo presidente durante una reunión de la Comisión
Directiva realizada en el Balneario del Círculo Militar en Olivos
el día 31 de enero de 1938, quien antes de pasar a tratar los asuntos
del día informaba que "había un asunto que lo tenía
entusiasmado, que es la posibilidad de que el Círculo podía
llegar a quedarse con el soberbio palacio de los Paz" con frente
a la calle Santa Fe, Charcas y Maipú; añadía que
esta construcción "era un verdadero monumento señorial
y que había posibilidades de comprarlo por una suma mucho menor
de lo que en realidad costaba...".
Agregaba
el General Molina que "el palacio Paz era soberbio, amplio y que
fuera de la construcción contaba con amplio terreno lateral que
podía venderse para sufragar parte de los gastos de la compra".
El Palacio Paz era un verdadero monumento arquitectónico que "convendría
salvar de la destrucción para orgullo de la ciudad de Buenos Aires",
que varias personas habían visitado el Palacio Paz, entre las que
se destacaba el doctor Artayeta, presidente del Círculo de Armas,
y algunos ingenieros, y que todos los que lo vieron coincidían
en "lo monumental y grandioso del edificio" y además
que "la suma que solicitaba su dueña era un regalo".
En
1906 comenzó a levantarse el segundo, el palacio Paz Anchorena,
también en Plaza San Martín, cuando Aarón Anchorena
se casó con Zelmira Paz.
Terminado en 1908 costó 4.500.000 pesos. Proyectado en Francia
por el arquitecto Sortais e inspirado en el palacio del Louvre, los detalles
interiores de boisserie tallada, pintada al laqué y oro son, entre
otros tantos similares, memorables.
En
los momentos de mayor apogeo, el palacio Paz Anchorena llegó a
tener sesenta personas para servir comidas de diez platos con sus consiguientes
vinos.
Iniciadas
las gestiones, en marzo de 1938, ante el señor presidente de la
Nación, doctor Roberto M. Ortiz y el señor ministro de Guerra,
General Carlos D. Márquez las mismas parecieron dar muy buen resultado.
El ingeniero Quinher, quien había estudiado a fondo el edificio
lo había calificado como una verdadera joya arquitectónica,
"un monumento verdaderamente señorial, único, como
ya no quedaba en Buenos Aires y que constituía un orgullo para
la ciudad".
Quinher agregó datos sobre la calidad de los materiales que se
habían empleado en su construcción, sobre todo los mármoles,
herrajes y las obras de arte que contenía su decoración,
añadiendo que, a su juicio, consideraba al Palacio Paz superior
al otro Palacio llamado de Anchorena, que ocupaba ya por entonces el Ministerio
de Relaciones Exteriores.
También hizo mención el ingeniero Quihner que se había
conversado con la propietaria señora Zelmira Paz de Anchorena,
la cual no solamente había rebajado mucho la suma que inicialmente
pretendiera, sino que "ella además estaba dispuesta a obsequiar
al Círculo Militar las alfombras y las arañas, así
como parte del mobiliario y vidriliano".
El General Molina confirmaba además, el decidido apoyo de las nuevas
autoridades de la Nación -el doctor Roberto M. Ortiz había
sucedido el 20 de febrero de 1938 al General Agustín P. Justo-
y su disposición para apoyar estas gestiones debido al alto significado
que para la Nación implicaba adquirir dicho inmueble.
Se indicó que con el mismo dinero destinado a construir el edificio
previsto en Florida Nº 770, se podría adquirir el Palacio
Paz, que contaba con 35 dormitorios y 18 baños, además de
varios salones y otras dependencias que lo hacían ideal para sede
de la institución; que de las conversaciones con su dueña
debía resaltarse su gesto de favorecer al Círculo Militar
rebajando el precio inicial a la suma de $2.750.000 m/n el cual era significativamente
semejante al monto asignado para la construcción proyectada en
Florida Nº 770 y aún otro -y sólido- argumento: si
se compraba el Palacio Paz el Círculo Militar dispondría
en no más de seis meses después de la operación,
de un edificio listo para el funcionamiento de la sede social, en tanto
que la construcción proyectada insumiría más de dos
años para ser llevaba a cabo.
El día 11 de junio de 1938 a través de una asamblea efectuada
en el mismo Palacio Paz, se decidió su compra y al día siguiente
se firmó entre el presidente del Círculo Militar General Bautista
Molina en representación de la institución por una parte, y
el señor Gainza Paz, con poder general y en representación de
doña Zelmira Paz de Anchorena propietaria de la finca, el boleto de
compra-venta, "ad referendum" del Poder Ejecutivo Nacional. El precio
de la compra fue de $2.750.000 m/n, pagaderos $450.000 m/n en el acto de firmarse
la escritura de venta, en efectivo. El saldo de $2.300.000 se pagaría
en efectivo o en títulos nacional, al precio de cotización de
bolsa del día de la entrega, debiendo abonarse este saldo antes de
los tres meses corridos desde la firma de la escritura. "Si el gobierno
de la Nación lo exigiera, estos títulos no podrán negociarse
en plaza en todo el corriente año, pero podrán darse en garantía
o venderse a los bancos".
Se dejaba constancia que "la compra incluye todo lo plantado, edificado
y adherido al suelo. La casa se entrega con todas sus instalaciones funcionando...".
El 23 de mayo de 1939 se declaró formalmente inaugurada la nueva sede
social del Círculo Militar en el Palacio Paz, ubicado en Santa Fe 750,
el cual desde esa época se denominaría con "el histórico
nombre del lugar donde se levanta": "Palacio Retiro".
Principal
preocupación de sus autoridades la constituía la habilitación
de un pabellón de deportes, inaugurándose el 1 de septiembre
de 1939 "con carácter provisorio" de una sala de esgrima
y ring de box; procurándose habilitar "dentro de un tiempo prudencial,
el pabellón deportivo, en el cual se instalarán con sobriedad
y amplitud los servicios generales de deportes, pileta de natación,
cancha de pelota, sala de esgrima, gimnasio, baños, peluquería,
salas de enfermería, masajistas, pedicuros, etcétera".
El 30 de mayo de 1941 se inauguró por el Pabellón de Deportes
provisto de modernas instalaciones. El acto de inauguración, de por
sí solemne y significativo, contó con la presencia de las más
altas autoridades nacionales, entre las que se contaron el Excelentísimo
señor vicepresidente de la Nación en ejercicio del Poder Ejecutivo,
doctor Ramón S. Castillo, el presidente del Honorable Senado, el ministro
de Guerra, General de Brigada Juan M. Tonazzi; el intendente de la Municipalidad
de la Capital Federal; Su Eminencia Reverendísima el Arzobispo de Buenos
Aires, doctor Santiago Luis Copello, ministros, senadores, autoridades navales
y militares, entre otras personalidades que firmaron el Acta de Inauguración,
además del presidente del Círculo Militar, General de Brigada
don Basilio B. Pertiné (Además, socio honorario de la institución
desde mayo de 1939) quien hizo entrega al vicepresidente de la Nación
en ejercicio del Poder Ejecutivo de una simbólica llave de oro, con
la cual se abrió la puerta principal del Pabellón de Deportes;
llave que luego le fue entregada en obsequio como recuerdo del acto. Otra
llave de similar composición le había sido entregada en ceremonia
privada al Excelentísimo señor presidente de la Nación,
doctor Roberto M. Ortiz. |
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