"Miremos hacia adelante veinte o
treinta
años. ¿Espera alguien que los próximos
veinte
años sean menos turbulentos que
los últimos veinte? Dados
los cambios
que se esperan en tecnología,
biología,
medicina, valores sociales, demografía,
en el
medio ambiente y en las relaciones
internacionales, ¿cómo
será el mundo
que va a tener la humanidad ante si?
P.
Senge
La administración eficiente del cambio es la
competencia de mayor exigencia requerida a las personas que
ocupan cargos en los niveles estratégicos organizacionales,
para garantizar el éxito de dicha empresa, ¿Por qué la mayor
exigencia requerida? ¿Y cuál es el éxito esperado por las
organizaciones? Sin lugar a dudas estas interrogantes
anteriores son muy amplias y que difícilmente se pueden
suministrar respuestas simples; o mejor, un sin número de
respuestas sin ninguna receta de decidir cuál es la correcta o
la incorrecta. El método para seleccionar las posibles
respuestas correctas a esas preguntas debe ser materia de sumo
interés para los directores de compañías. Uno de los factores
importantes de la creciente orientación en el cambio y las
normativas de cómo administrarlo recomienda que el cambio es
de alguna forma un "hecho nuevo" que presenta para los líderes
un gran reto sin precedentes. Es debido a la naturaleza de las
organizaciones que ellas se transforman con el tiempo y por lo
tanto sus líderes, por identificación, tienen que
necesariamente aprender a gerenciar el cambio en forma
exitosa. El cambio es y siempre ha sido un proceso continuo.
Bajo estas características se puede reafirmar un elemento muy
importante del cambio: ¡No es nuevo! Siempre lo hemos tenido y
así continuará siendo! En consecuencia, para "aprender a
aprender" a gerenciarlo eficientemente, puede servir de apoyo
una evaluación muy breve de los conocimientos que se han
aprendido en el pasado y los del presente y la vivencia del
cambio que por lo menos ampliará la comprensión de la
naturaleza del mismo propiamente dicha. Por las
características mencionadas este fenómeno siempre ha influido
en la especie, los individuos y las organizaciones. Entonces,
no hay la menor duda que las consecuencias del cambio que se
está viviendo en el ámbito mundial continuará en ascenso.
En el mundo organizacional lo normal es el
cambio que seguirá teniendo una gran influencia en las
estructuras sociales, trayendo como consecuencia una
redefinición de los estilos actitudinales por parte de todos
los miembros de la estructura informal, y en los niveles:
estratégicos, operativos y tácticos también debe proceder un
cambio de estilo con la finalidad de implantar un proceso de
sensibilización permanente para estimular una conciencia de
flexibilidad de los trabajadores, orientado a reducir el
efecto de los cambios que en algunos casos son traumatizantes.
Bajo estas perspectivas los líderes deben aprender a
administrar la técnica novedosa de la inteligencia emocional,
la cual en su esencia es la fuente primaria de la energía
humana, la autenticidad, aspiración y empuje que activan los
valores y propósitos en la vida y los transforman de cosas en
que se piensan en cosas en que se viven. Al darle uso a esta
innovadora herramienta, los trabajadores actúan basados en sus
auténticas emociones y de racionalidad, para tratar de
optimizar la productividad, evitando de esta forma el rechazo
y por supuesto mejorando substancialmente el clima laboral de
la organización.
Los líderes organizacionales exitosos deben
también aprender a utilizar el campo de fuerza de Kurt Lewing,
tratando de minimizar el rechazo al cambio y tratar de
establecer un equilibrio entre las fuerzas vigorizantes y
restrictivas del mismo. Debido a que no existe ninguna receta
acerca de la curva del aprendizaje organizacional de este
fenómeno, es necesario que no se pierda de vista que la
ocurrencia de cualquiera de ellos, siempre debe producir
beneficios. Sin lugar a dudas que cada proceso de cambio
cierra e inicia un nuevo espacio de oportunidad.
Existen diferentes tipos y formas de cambio:
cambios completos e incompletos; cambios totales y parciales;
cambios planeados u obligados; cambios rápidos o lentos y por
supuesto cambio en las personas y en las estructuras.
La estructura organizacional puede concebirse
como una descripción de deberes y responsabilidades dentro de
una empresa, por medio de unidades organizacionales que se
planifican y coordinan entre ellas, para que se cumplan los
objetivos organizacionales definidos y la estrategia para
lograrlos. Es decir, esta última señala el camino a recorrer
para garantizar la consecución de los objetivos para reafirmar
el camino más expedito que debe seguir la empresa.
Los niveles estratégicos deben ser orientados hacia cuatro
tipos de cambio dentro de las organizaciones, para garantizar
el establecimiento de las ventajas estratégicas. Dichos tipos
de cambio pueden agruparse de la siguiente manera: a)
productos y servicios; b) estrategias y estructura; c) gente y
cultura y d) tecnología. Estos cuatro tipos de cambio pueden
servir de apoyo competitivo tendente a alcanzar una ventaja
competitiva en el proceso de globalización. Cada una de las
empresas ha desarrollado una arquitectura muy particular en
cada uno de los tipos mencionados anteriormente, los cuales
pueden enfocarse para lograr un impacto máximo en los mercados
seleccionados por la respectiva empresa. Como se ha
manifestado, hoy se hace hincapié en la necesidad del cambio
radical, a causa del entorno turbulento e impredecible de la
actualidad.