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   Ensayo


APOYARNOS EN EL CAMBIO

Segunda Parte

Extracto del seminario "Procesos de cambio",

Escuela de Psicología de la U. Católica de Chile.

M. Isidora Mena



Cuando procesos difíciles son evaluados sólo por los resultados parece injusto, aunque la mirada de resultados es desafiante y focaliza en lo que por una u otra causa es más débil.

El cambio es respecto de una práctica con la cual se está cómodo, pues los seres humanos nos tendemos a adaptar a las situaciones que vivimos, alcanzando un equilibrio aun en situaciones que desde afuera se ven muy incómodas.

Las culturas son sistemas de valores, creencias, un procedimiento simbólico, un lenguaje, un sistema de prácticas sociales compartidas. Pero también, un estado de ánimo, desde el cual ciertas acciones nos parecen posibles, o imposibles, generando una cierta disposición a la acción.

Para salir de nuestra ceguera, o de la condición de "transparencia" de nuestra cultura y de nuestra perspectiva personal, necesitamos situaciones de quiebre, o que otro, desde otra cultura o perspectiva, nos pregunte acerca de lo que desde fuera no resulta ni obvio, ni invisible: ¿por qué tiene que hacerlo así?

Tres temas se abordan en esta exposición:

  • Organización: En circunstancias de que para cambiar la cultura escolar actual se requiere de una gran acción de coordinaciones de muy diversos grupos y estamentos, lo que se observa en la realidad de estos liceos es una casi nula organización: no funcionan los grupos directivos, que operan con gran desconfianza entre ellos mismos y muy poca legitimación del profesorado. Tampoco hay organización docente, y las instancias de reunión colectiva están jerárquicamente ordenadas por los directivos. Son conversaciones "formales", sin intercambios genuinos y confiados. No hay coordinación por departamentos, tampoco por niveles, por proyectos. No existe en ninguno de los tres liceos un tipo de organización operativa de centros de alumnos ni de apoderados (solo formales).

Se advierten, además, grandes obstáculos para la coordinación y representación, dados fundamentalmente por dificultades comunicativas severas, e historias de autoritarismo y maltratos mutuos. No hay coordinación efectiva con las instancias ministeriales (Deprov) ni con las municipales. La relación es jerárquica y autoritaria -formal, además- jamás de pares, pese a ser todos autoridades de sus respectivas organizaciones y ser parte del "sistema educativo".

  • Resistencias: Los investigadores proponen interpretar muchos gestos, que se suelen dar frente a intervenciones de cambio, como gestos de "resistencia", que cabe "escuchar" y comprender en sus lógicas. No tomar apuntes en las reuniones, cambiar frecuentemente el foco de las mismas, cierto tipo de conflictos y quejas, descalificaciones a quienquiera promover una acción que implique cambio, etc. son algunos de estos gestos. Cabría estudiar cuánto y cuándo, estas resistencias se deben al "modo" de la intervención, al objeto de la intervención; cuánto y cuándo son desplazamientos de un disgusto con la propia situación laboral, la reforma, el gobierno; son una defensa para no ilusionarse en una nueva esperanza, o una resistencia genuina y normal al cambio. La atención y sabia comprensión de las resistencias son propuestas por la literatura de cambio como un punto central, para conducir los procesos de cambio.

  • Redes y alianzas: Siendo cada liceo parte de un sistema, en el que interactúa directamente con el municipio como sostenedor y con el Departamento Provincial como Mineduc, se muestra tanto la difícil relación existente en estos tres liceos focalizados con sus respectivos "apoyos", como las enormes posibilidades que se dieron cuando se lograron establecer alianzas verdaderas. Se propone la imperiosa necesidad de considerar a las escuelas y liceos como unidades de un sistema, y no islas. Tanto más cuando hay evidencias que muestran que los liceos y escuelas con éxito han logrado alianzas con organizaciones aledañas, ya sean comunales, ministeriales, de la comunidad (referencia a investigación Uniceff, publicada como "Cada escuela es un barco", 1999).

2. Tensiones pendientes y convivivientes

Trinidad Larraín, profesora y magister en Educación, propone, en primer lugar, la necesidad de encargarse de la existencia de estas tensiones y hacerlas visibles. El Ministerio, en su esfuerzo por apoyar la reforma de las escuelas, y el P 900, de prestar especial atención a las escuelas con más dificultad en lograr buenos promedios en el Simce, tienen una perspectiva privilegiada para ver, no solo los avances, sino también las dificultades. Es propio de un Ministerio afectado por la reforma reflexionar sobre sí mismo, sus tensiones, sus procesos de cambio. En segundo lugar se plantea la necesidad de distinguir entre aquellas tensiones que siempre cohabitarán en el sistema educativo y que hemos de aprender a considerarlas y abordarlas, y aquellas que se dan por descuidos o asuntos pendientes, que debemos más bien resolverlas. Sin pretender acabar un análisis de las tensiones, lo que espera esta exposición es exponer aquellas que aparecen, para ponerles atención:

  • Competitividad/equidad, como dos metas que cohabitan con aceptación de todos, en gran tensión, quizá contradicción.

  • Descentralización/centralismo, dos realidades que conviven, quizá necesariamente y para siempre, obligando atender la proporción que debe tener cada una.

  • Control de procesos/control de resultados. Cuando procesos difíciles son evaluados sólo por los resultados parece injusto, aunque la mirada de resultados es desafiante y focaliza en lo que por una u otra causa es más débil. Nuevamente parece necesario complementar.

  • Libertad de enseñanza/derecho a la educación. Tanto más en tensión cuanto más pobreza, desorganización de la comunidad, cuanto más débil la capacidad supervisora y evaluadora.

  • Valores/asistencialidad/conocimientos y contenidos.¿Cómo compatibilizar la fuerza de unos en contra de los otros, logrando integrar las dimensiones en su justa medida? ¿Cómo no reproducir sectores de pobreza con una escuela asistencialista y normativo-valórica, mientras los colegios pagados llenan de contenido?¿ Cómo incorporar valores al conocimiento y tener criterio para medidadas de asistencia, que no atenten contra la exigencia de calidad educativa para los más necesitados de ella?

  • Rol de funcionario/rol de apóstol. En la tensión entre una demanda funcionaria y burocrática y una apostólica y misionera, se debate la urgencia de profesionalismo del profesor en la reforma educativa.

  • Capacitación y perfeccionamiento/valor de la experiencia compartida. ¿Cuánto conocimiento hay adentro para ser compartido, antes de buscar afuera? ¿Cuánto conocimiento que viene de afuera puede ayudar a valorar y desarrollar el conocimiento interno?

  • Administración vertical/autogestión. Tensiones de dos culturas de gestión que conviven contrapuestas.

  • Desconfianza familia-escuela / trabajo colaborativo familia-escuela. Dos resultados de alternativas pedagógicas opuestas, que desafían su pronta resolución.

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3. No pisar los brotes ni esperar el crecimiento en tierras secas

El taller tenía dos supuestos éticos: que lo que vemos es una perspectiva y no la realidad, y que un cambio cultural tiene expresiones sutiles en un comienzo, que es bueno aprender a reconocer, tanto para no pisar los inicios incipientes de delicados procesos, como para no esperar con ingenuidad que aparezcan flores donde no hay más que tierra seca.

 

El cambio educativo: un proceso institucional y personal

Roberto Barocio, psicólogo y académico de la Universidad Autónoma de México, expresó: "Cuarenta años de investigaciones respecto del proceso de cambio en diversos países, han conseguido conocimientos que cabe analizar y tener en perspectiva".

Agregó que:

  • Los cambios educativos como los que implican las reformas imponen a las personas e instituciones construcción de nuevos significados y transformación de las propias prácticas habituales. Ambas demandas son procesos de largo aliento, que se logran en el mismo cambio, en la medida en que se reflexiona acerca de las nuevas prácticas y los nuevos significados. El cambio es producto de una "praxis", que se requiere apoyar, mediar durante todo el largo proceso.

* El cambio es respecto de una práctica con la cual se está cómodo, pues los seres humanos nos tendemos a adaptar a las situaciones que vivimos, alcanzando un equilibrio aun en situaciones que desde afuera se ven muy incómodas. Esto significa que un proceso de cambio conlleva dejar atrás formas de acción, de pensamiento y de relación, además de aprender otras nuevas.

  • El foco del cambio debe darse en la alteración de la vivencia de las personas. Es respecto de las experiencias que se construyen significados, al examinarlas y evaluarlas. Apoyar un proceso de cambio entonces significa involucrarse en un proceso de influencias compartidas, con una acción conjunta en la definición y solución de los problemas, evaluación permanente, reflexión de resultados y de la experiencia.

  • La investigación ha mostrado que son varios los fenómenos que afectan los procesos de cambio, que además interactúan entre ellos, logrando un panorama de gran complejidad. (Fullan describe 16 principales factores que interactúan entre sí). Es esta complejidad la que hace difícil un planeamiento exhaustivo y prediseñado en todos sus detalles. Es necesario entonces:

-un planeamiento de diseño abierto (planeación evolutiva);

-un diseño que implique mantener un apoyo permanente al largo proceso de cambio:

    • para la constante tarea de construir significados compartidos, que se van construyendo en el proceso de interacción y de experimentación de las nuevas prácticas;

    • para recoger información como modo de feedback permanente del proceso;

    • enfatizando en la reestructuración y cambios profundos de modos habituales (culturales), más que en innovaciones formales.

-una conducción que induzca la participación con poder y responsabilidad de una mayoría creciente;

-políticas y estrategias de desarrollo personal de aquellos que apoyan el proceso, por lo crucial del rol que les toca.

  • Parte de las dificultades en el cambio de educación, es que la cultura escolar tradicional que nos afecta a todos, considera una situación laboral/organizacional del maestro, que tiende a ser contraria a la cualidad del trabajo que debe realizar.

En circunstancias que el tipo de trabajo de un profesor implica:

-gran cantidad de intercambios diarios;

-multidimensión y simultaneidad de su quehacer;

-necesidad de adaptación a situaciones siempre cambiantes;

-necesidad de involucrarse personalmente con los alumnos para lograr aprendizajes efectivos.

La organización laboral propone:

-un enfoque de corto plazo que tiñe la cultura escolar (apagar incendios);

-el aislamiento de los profesores entre ellos y respecto de otros adultos;

-un desgaste enorme de energías que no tiene instancias de recuperación;

-pocas oportunidades de reflexión sobre lo que hace.

  • El cambio en la cultura escolar se refleja en:

-el ambiente de aprendizaje;

-organización de actividades diarias;

-manera de pensar acerca de la enseñanza y del aprendizaje;

-implementación de procesos de desarrollo profesional continuo;

-formas de evaluar;

-relación con los padres de familia;

-formas de conducción de la comunidad escolar.

¿Dónde habita el cambio cultural?

La sicóloga Sonia Bralic, expone la dimensión sicológica del cambio cultural.

1. ¿A qué llamamos "cultura"?

  • Las culturas son sistemas de valores, creencias, un procedimiento simbólico, un lenguaje, un sistema de prácticas sociales compartidas. Pero también, un estado de ánimo, desde el cual ciertas acciones nos parecen posibles, o imposibles, generando una cierta disposición a la acción.

  • Las culturas son gestas con historia aprendidas y desarrolladas en el tiempo.

  • Pero ¿dónde habita la cultura? ¿Dónde me encuentro con ella para invitarla al cambio? No en los reglamentos, sin duda. Una posibilidad es verla habitando en cada uno de nosotros. Entonces, somos nosotros los sujetos del cambio, nuestros sistemas de valores, nuestros estados de ánimo. El cambio cultural pasa por el cambio personal.

2. Obstáculos para el cambio

  • La propia cultura lleva tanto tiempo conviviendo con nosotros, que se nos hace invisible. Eso es parte de lo que hace difícil un cambio cultural ¿qué cambiamos si no lo vemos? No logramos poner el dedo sobre aquello que queremos cambiar.

  • Nos resultan invisibles nuestros anteojos, nuestros ojos, nuestra mirada, nuestra perspectiva. No estamos conscientes de que vemos desde un particular punto de vista, el nuestro. Si reconocemos que vemos desde allí, desde una peculiar y personal atalaya, nos abrimos a que las cosas pueden ser de otra manera, miradas desde otro mirador.

  • Hay fuertes falencias afectivas ligadas al "modo en que las cosas se hacen" (y por lo tanto, a "lo que no se hace"), hasta el punto de que a veces esos "modos de hacer" se asimilan a "lo correcto" o "lo bueno", implicando juicios ya no sólo sobre "lo que se acostumbra", sino sobre la "ética" del hacer.

  • La propia cultura, que se conoce en lo bueno y en lo malo, otorga seguridad: "más vale diablo conocido que santo por conocer". Mientras que la cultura que viene, la nueva cultura, es sólo una posibilidad, promesa para algunos, amenaza para otros. El cambio cultural exige renuncia a antiguos supuestos y desapego de certezas; desprendernos de lo que ha constituido nuestro piso y nos ha servido de identidad por tantos años, para abrirnos a lo desconocido.

  • El cambio suele avanzar por "sectores de aprendizaje": en el discurso, en los valores y creencias, en las emociones, en las prácticas, todos componentes del cambio, que es en verdad aprendizaje. Si no hay suficiente alineamiento entre estos distintos "sectores" durante el proceso, si el aprendizaje ocurre sólo en uno de ellos, en breve plazo tendemos a caer en antiguos hábitos.

  • El cambio toma mucho tiempo, tiempo de avances y retrocesos, tiempo largo, lleno de desafíos, errores, fracasos, heridas al ego. El proceso de cambio tiene ascensos a la cumbre, descansos en mesetas o planicies, y descensos nuevamente; no es siempre "excitante", por períodos es aburrido y doloroso.

3. Facilitadores del cambio

  • Para salir de nuestra ceguera, o de la condición de "transparencia" de nuestra cultura y de nuestra perspectiva personal, necesitamos situaciones de quiebre, o que otro, desde otra cultura o perspectiva, nos pregunte acerca de lo que desde fuera no resulta ni obvio, ni invisible: ¿por qué tiene que hacerlo así?

  • Para cambiar, como para aprender, hay que reconocer que tenemos un problema o una pregunta frente a nosotros, algo que no sabemos resolver por nosotros mismos. Debemos hacer una declaración de ignorancia y acceder a un mediador a quien confiero autoridad y le otorgo confianza para que me lance, me oriente y me apoye en el viaje del descubrimiento, del aprendizaje y del cambio, aportándome nuevas miradas y posibilidades.

  • Para evitar desmayar o renunciar durante los períodos más difíciles o áridos del proceso, es preciso aprender a pedir ayuda y a participar en las redes que están generando y manteniendo el cambio; apoyarnos.

  • Para que el aprendizaje y el cambio se instalen y se queden con nosotros, es fundamental comprometer los distintos "sectores de aprendizaje": el discurso y las ideas, pero también las emociones, abriéndonos a la curiosidad y al asombro.

  • Finalmente, para aprender se requiere tiempo, perseverancia y ejercitación: no sólo aprender a ser pianista exige práctica continua y largos años de formación. El cambio, para que se haga cultura, ha de "corporalizarse" a través de la práctica recurrente, hasta que el nuevo aprendizaje se automatice y se haga nuevamente invisible y transparente.

En el seminario se explicitan el interés de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica por mantener un espacio para acompañarnos en el proceso de cambio educativo en el que todos, en distintos roles, estamos involucrados personal y profesionalmente.

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