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        Gerencia.- 
      Cuando el líder comunica. 
      MSN  Miércoles, 5 de Junio de 
      2002
       
      
       
        
        
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            Fuente:  cornejoonline.com
              
            Me preguntan en innumerables ocasiones cómo prepararse para 
            llegar a ser un excelente orador. Yo 
            sostengo que lo que verdaderamente persuade es la convicción. 
            El secreto del líder, entonces, es nunca transmitir 
            nada de lo que él mismo no está plenamente convencido. 
  La fe 
            en nuestras convicciones nos lleva a darle a nuestras palabras la 
            fuerza que requieren. La pasión, que a nosotros mismos inspira, se 
            transmite involuntariamente a los demás. 
  La pasión auténtica 
            no se puede simular; quien escucha, fácilmente puede distinguir 
            entre un discurso falso y otro genuino. El líder manipulador podrá, 
            durante algún tiempo, engañar a sus seguidores, pero el propio 
            tiempo se encargará de desbaratar a los ídolos de barro, pues sus 
            acciones demostrarán en la práctica la incoherencia de su mensaje. 
            
  El líder, en primer lugar, somete a su propia reflexión las 
            ideas que desea hacer realidad, se convence a sí mismo, se autovende 
            su proyecto, y de ahí parte, de hecho, su convicción, la 
            credibilidad que él mismo tiene en sus planes. Una vez fija la idea 
            en su mente, su fe la transmite a su corazón y con la templanza que 
            le da éste, se mueve su voluntad. Así, la fuerza de su ideología se 
            transforma en la pasión de sus palabras. 
  Las palabras 
            mueven, el ejemplo arrastra. El primer 
            ejemplo que debe mostrar un líder a sus seguidores es la pasión en 
            su mensaje, su lenguaje verbal y corporal deben reflejar la fuerza y 
            el significado que para él tienen sus propios planteamientos. 
            Partimos del principio de que las obras no las hacen 
            los líderes, sino los seguidores; el primero tiene la visión, el 
            sueño a realizar y es sólo a través de la colaboración de los demás 
            que se convierten en realidad. 
  De hecho, al promover sus 
            ideas, promueve también una conspiración. Etimológicamente, 
            conspiración significa reunión de individuos que respiran en 
            conjunto lo mismo, no busca competencia entre sus seguidores, sino 
            cooperación de todos para lograr el ideal. La razón ha rebasado por 
            mucho el mundo de las emociones; el lado izquierdo del cerebro con 
            su lógica lineal ha dominado en la práctica el lado derecho del 
            cerebro con sus sueños y absurdos. 
  Tenemos que restablecer 
            el equilibrio, pues tanto la razón como la imaginación han sido los 
            ingredientes básicos que han detonado el progreso, la tecnología y, 
            por supuesto, un anhelo de justicia y plenitud para el ser humano. 
            
  El líder debe provocar en su 
            mensaje la reflexión -lado izquierdo-, sustentando 
            la necesidad de realizar su plan, sensibilizar a su auditorio de 
            la importancia y de la urgencia del mismo. Tiene que partir 
            invariablemente de una realidad y por qué se tiene que modificar 
            ésta. Además, aportar la información 
            indispensable que demuestre la viabilidad del 
            proyecto, de que sí se puede lograr. 
  Debe también 
            complementar su discurso tocando las 
            partes más sensibles -lado derecho-, que produzcan 
            el compromiso y la incondicionalidad de sus seguidores; despertar emociones tales que 
            cada uno sienta un privilegio formar parte del proyecto moviendo su 
            voluntad de querer pertenecer a la alianza que se está planteando y 
            decidan así unirse al pacto propuesto por su líder, para lograrlo. 
            
  Ralph Waldo Emerson, en su obra La confianza en sí mismo, 
            afirma que: "El verdadero genio dice lo que está en tu corazón, por 
            eso está en el corazón de todo el mundo, pero tal vez pocos o 
            ninguno se hayan atrevido a decirlo"; así, el líder es quien ha 
            decodificado el sentir de los demás y se atreve a verbalizarlo. 
            
  El secreto de los líderes de excelencia en la comunicación 
            es haber descubierto que sus mensajes deben ser auténticos, que 
            ellos deben ser los primeros convencidos de sus ideas y que éstas 
            deben ser planteadas de tal manera que provoquen la reflexión, el 
            análisis, produzcan compromiso y sentimientos de entusiasmo y 
            optimismo, envían su mensaje para que envuelvan íntegramente a la 
            persona, y lo más importante, invitan a la acción inmediata. 
            
  El secreto para lograr un discurso de éxito consiste en no 
            olvidar que: la convicción convence y la 
            acción es el aval más sólido de las palabras. 
             
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