¿Entrenadores duros?

Con este artículo Velimir Perasovic inicia su colaboración con ACB.COM. El jugador franquicia del Jabones Pardo Fuenlabrada nos delitará con vivencias, anécdotas, opiniones y comentarios sobre su dilatada y exitosa carrera deportiva. Hablará de todo y de todos. Escribirá sobre la mítica Jugoplástica, la selección yugoslava y croata y de la ACB, sus clubes y sus personajes. Que os guste... y opinéis

DUSKO IVANOVIC en su época de jugador en Split (Amplia la imagen)

Fuenlabrada, 8 Ene 2002.- Desde hace varias temporadas no dejo de escuchar comentarios sobre los entrenadores. Opiniones sobre su extremada dureza en los entrenamientos y partidos o lo difícil e insoportable que resulta trabajar con algunos de ellos. He oído, en no pocas ocasiones, que éste o aquel jugador abandona el club en el que trabaja por, perdonadme la expresión, “no aguantar más tiempo a ese cabrón que me está amargando la vida”.

Efectivamente, ese tipo de técnicos existen. Es verdad. No lo voy a negar. Es más, a dos de esos insoportables y despreciables entrenadores los conozco a las mil maravillas: Bozidar Maljkovic y Dusko Ivanovic. Al primero le tuve como técnico durante cuatro años y con el segundo compartí vestuario durante tres. Tiempo suficiente para saber cómo son y cómo trabajan.

Tengo que reconocer que con “Boza” lo pasé realmente mal. Mal no, peor. No sé en cuantas ocasiones me fui a la cama maldiciéndole, pensando “este cabezón tiene algo contra mí”. Esa era la idea que más tiempo pululaba por mi cabeza, aunque otras como “este tío no me agunta y va a por mí” o “es una persona muy injusta” también tenían un huequito especial en ella. 


Corrían los años 88, 89 y 90, años que, me sabe mal decirlo porque yo era uno de sus jugadores, fueron gloriosos para la Jugoplástica, el equipo que dirigía el odioso Maljkovic.

En aquellos años la Liga yugoslava la jugaban otros grandes equipos, de mayor calidad según algunos especialistas que la Jugoplastica, como el Partizán o la Cibona. La plantilla del conjunto de Belgrado estaba compuesta, entre otros, por Divac, Djordjevic, Danilovic, Paspalj, Obradovic, sí, Zeljko Obradovic, el que luego fuera campeón de la Copa de Europa con el Real Madrid, etc.


En la Cibona de Zagreb: Knego, Cvjeticanin y los hermanos Petrovic, Alexander y Drazen... Y completando la terna de grandes aspirantes, el Zadar, con Stojan Vrankovic y Arijan Komazec como jugadores más importantes. Ganar el título de la Liga yugoslava era todo un reto, un objetivo casi imposible. Bien, pues el cabezón de Maljkovic la ganó ¡cuatro veces seguidas!. También se proclamó campeón de la Copa yugoslava en dos ocasiones y ¡tres veces, tres! la Copa de Europa. ¿Cómo pudo lograr semejante palmarés la Jugoplástica? ¿Donde estuvo el secreto para que Malkjovic llevase a un equipo a disfrutar de tantos momentos de gloria?

Ha pasado mucho tiempo desde entonces y cada vez tengo más claro que el único secreto para ganar aquella complicada Liga yugoslava o ser el mejor equipo de Europa durante varios seguidos fue el trabajo. La Jugoplástica fue el mejor equipo porque fue el más disciplinado y el más entrenado. La dureza de los entrenamientos fue tal que también hoy en día me pregunto como pudimos aguantarlos.

Dusco Ivanovic fue uno de los sufridores de aquel castigo diario. Por aquel entonces, era uno de los jugadores veteranos. Pero sólo de edad. Dusko entrenaba más que ningún otro jugador. No más, mucho más. Odiaba las sesiones de pesas, pero correr... No he visto a ningún jugador cuidar su fondo físico como a él. Era un ejemplo de trabajo, de sacrificio cuando lo más fácil era acomodarse y ampararse en la condición de jugador que apuraba sus últimos minutos de baloncesto.

Hoy Dusko Ivanovic entrena al TAU Cerámica. Y por eso no me sorprende en absoluto que el TAU juegue tan duro y tan serio como lo hace en todos sus partidos. No hay tregua para el equipo vitoriano. Si gana de 10, te quiere ganar de 15. Y si te gana de 30, busca hacerlo por 40. Así era Dusko como jugador y así lo es como entrenador. Una máquina.

Recuerdo que muchos entrenadores de fútbol acudían a ver los entrenamientos de la Jugoplastica. Todavía tengo pesadillas de lo mucho que sufrí. Boza no nos daba un minuto de aliento. Quería demostrar a sus colegas del fútbol todo su repertorio y nosotros sólo queríamos matarle. Sólo rezábamos porque no aparecieran por nuestra cancha los dichosos “misters”. Incluso se lo llegamos a pedir directamente. Pero no había manera. Volvían y nosotros volvíamos a sufrir.

Sufrí mucho, pero, hoy por hoy, todo lo veo con otros ojos. Todos los jugadores de aquel equipo, de aquella maravillosa Jugoplástica, han hecho grandes carreras en el baloncesto. Porque, ¿alguien puede negar que Kukoc, Radja, Tabak, Savic, Naumoski o Ivanovic no son estrellas de este deporte? Todos ellos, incluido yo mismo, hemos ganado títulos, popularidad, fama y dinero, mucho dinero. Ellos, para mi desgracia, más que yo. ¿Fueron aquellos entrenamientos tan duros? ¿Son en realidad tan cabrones esos entrenadores? ¿Podemos quejarnos y poner a parir a personas que nos conceden títulos, dinero y gloria?

Velimir Perasovic

EX JUGADOR DEL BASKONIA 1992-93/1996-97

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