LOS PRIMEROS VALES LOCALES DE POZOBLANCO

Los problemas, la falta de medios y de personal, los refugiados, el desorden... van en aumento. El poder municipal casi desaparece y es ocupado por otras instituciones de reciente creación, los Comités. Y es precisamente en estos momentos, cuando para solucionar los problemas de la población, dichos comités empiezan a emitir los primeros vales locales. Este es el testimonio de Emiliano Mascaraque Castillo – militante de Izquierda Republicana, Teniente de Alcalde del Consejo Municipal de Pozoblanco y posteriormente comandante del Batallón Pedroches -, tomado de su obra, publicada recientemente, “Memorias de un miliciano”, donde se detallan el origen y la necesidad de emitir los primeros vales locales, a partir del mes de agosto de 1936: 

Ante la multitud de problemas de diversa índole que se nos echaron encima, a los que no podíamos dar solución ni aún multiplicándonos los concejales, hubo quien nos aconsejó que, como en otros pueblos, se constituyeran comisiones en las que, junto con nosotros, entraran otros responsables de los distintos partidos políticos. Así se hizo, nominándolos comités. Yo fui designado para presidir el de Abastos. Otros se titularon de Guerra, Incautaciones, etc., cada uno de ellos tenia una misión especifica.  
La tarea principal de mi comité fue facilitar comida a los vecinos y refugiados de otros pueblos, que carecían de ella. Se montó un comedor al que acudía todo el que tenia necesidad, obligándonos ante la enorme concurrencia a exigirles se presentaran con anticipación para saber las raciones que había que preparar. Estas consistían en un rancho caliente de garbanzos, patatas, fideos, judías, arroz, etc., con abundante carne de cerdo y cordero o ternera. Para proporcionarnos estos alimentos, ante la falta de dinero legal, extendimos vales que venían siendo aceptados por el comercio, igual que otros que hicimos imprimir con diversos valores que se entregaban a los trabajadores con hijos pequeños para que adquirieran lo necesario, condimentándolo ellos en los domicilios en que sé habían refugiado.


Uno de los vales firmado por Emiliano Mascaraque en 1936 

Al irse normalizando la situación paulatinamente, apreciamos que era mejor el último sistema. Con los vales podían adquirir todo lo que necesitaran.  
A todos los que llegaban huidos del campo enemigo, como a sus mujeres e hijos si eran casados y habían llegado con prole, se les proporcionaba comida asignándole a los hombres algún trabajo si no se colocaban por su cuenta o ingresaban en las milicias.  
Pena, al par que satisfacción por poder paliar sus necesidades, daba ver aquellas gentes, venidas en gran parte huyendo del resto de nuestra provincia y de la de Sevilla, entre tímidas y como exigiendo aquella colación, llenando habitaciones y espacios libres de la mansión llamada de Don Pedro, en una de las esquinas de la Avenida de la República en la que nos habíamos instalado.  
En aquellos primeros días, a los del pueblo también se les facilitaba ración, en lo tocante a la carne, que era lo más apetecido por ellos, y que condimentaban en sus domicilios. Para muchos, aquellos fueron días felices. Se comía sin medida. Su felicidad estribaba en satisfacer el apetito crónico que padecían. Después se hicieron vales racionando lo esencial, el pan y la carne, según los miembros que constituían la familia.  
Gracias a las donaciones que se nos hicieron en efectivo y a la posterior incautación de las cuentas del personal cuyo paradero era oficialmente desconocido, cada noche canjeábamos aquellos vales por dinero legal en el mismo comité de Abastos, ya que algunos comerciantes los aceptaban a regañadientes.

Debió de ser eficaz el sistema y total la recogida y destrucción de los vales, pues de los mismos avalados con la firma del tesorero del comité y la mía no ha aparecido ninguno posteriormente. Recuerdo que les hicimos poner una nota, para evitar posibles veleidades de falsificaciones en que se hacía constar que no eran validos los que carecían de determinada contraseña, conocida tan sólo por los firmantes, y que naturalmente no existía.  
                    Otro organismo que se creó en el pueblo, para el cultivo de las tierras abandonadas, fue el llamado Consejo  de Administración, al cual se enviaba a los hombres útiles que por su edad no podían ir al frente salvo que lo hicieran como voluntarios, suprimiéndose los vales si no obedecían. El que quisiera comer tenía que trabajar y ganarse el sustento para él y su familia, sí la tenía. La eficacia de esta oficina agraria puede juzgarse por el hecho de que a pesar de que el pueblo y su término fue frente durante toda la guerra, los dueños encontraron aumentados sus útiles de labranza y su ganado, y sus tierras en pleno rendimiento e indudablemente mejor cultivadas que cuando las dejaron. Y conste que durante el último año de la guerra, a cuantas familias quedaron en el pueblo se les facilitó gratuitamente un cerdo cebado para la matanza. Entonces lo celebraron acaso por vez primera muchas modestas economías.    
Hasta aquí el testimonio de E. Mascaraque que demuestra que los primeros vales de los Comités no se realizaron, en principio, por falta de moneda fraccionaria, sino más bien por la escasez de dinero que tenían y, sobre todo para poder abastecer en sus distintas necesidades a la multitud de refugiados, que procedentes de otras provincias de Andalucía, llegaban huyendo del avance nacionalista hasta la comarca de Los Pedroches. También cita de pasada la colectividad de Pozoblanco y su buen funcionamiento, aunque desde luego, no llegó a emitir sus propios vales de uso interno. Tiene razón el viejo amigo de nuestro padre y también nuestro – ambos fallecidos hace ya diez años -, al escribir que hasta ahora no ha aparecido ninguno de los vales que él firmó. Después de muchos años de búsqueda, solamente ha aparecido en el Archivo Municipal un vale factura municipal – no es un vale local- donde aparece su firma como alcalde accidental, y que mostramos en esta página en su memoria.

Analicemos ahora unas cuantas instituciones que emitieron sus vales locales en otras regiones de España, y que en los cuadros anteriores, aparecen rara vez o no consta y casi siempre con interrogación, señal de que tal vez pudieran o no llegar a emitirse. Dejaremos para más adelante los más abundantes y conocidos, y de los que se tiene más o menos documentación. Desgraciadamente, en algunos casos solamente podemos mostrar fotocopias de los vales y documentos, debido a que los originales están en los Archivos Municipales y sobre todo en otras colecciones privadas. Con el tiempo podremos corregir, con fotografías, este detalle.



Vale 25 Cts
Frente Popular-firmado
Pozoblanco

 


Vale 25 Cts
Frente Popular-firmado
Pozoblanco

 


Antonio Márquez
Alcalde. Firma vales
Pozoblanco

 


Emiliano Mascaraque
Concejal y Capitán Bon. "Pedroches"

Pozoblanco




Vale por gaseosas para el Tribunal Popular de Jaén que actuó en Pozoblanco

 



Vale del Ayuntamiento
Pozoblanco 1936

 



Vale del Ayuntamiento
Pozoblanco 1396

 



Vale del Ayuntamiento
Pozoblanco 1396

 



Vale Economato Municipal
Pozoblanco 1396

 


Vale del Comité de Trabajo
Pozoblanco 1396


Vale del Ayuntamiento
Pozoblanco 1396


Vale del Ayuntamiento
Pozoblanco 1396


Vale del Ayuntamiento
Pozoblanco 1396


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