El
Conde Duque, de Madrid, expone reconstrucciones culturales
El barroco universal se define en siete momentos, sin obras de arte
Por
Fernando samaniego
El País
09/11/04 España
El
Centro Cultural Conde Duque, del Ayuntamiento de Madrid (Conde Duque,
11, www.munimadrid.es/condeduque, hasta el 30 de enero), presenta
una exposición sin objetos artísticos. El proyecto
es de Pedro Aullón de Haro, catedrático de Teoría
de la Literatura de la Universidad de Alicante, que presenta un
"barroco universal" en siete reconstrucciones culturales
capaces de unir teoría, contemplación y experiencia.
"La
idea era hacer una exposición sin objetos de arte",
declara Pedro Aullón de Haro, que ya en el mismo Conde Duque
realizó la exposición El signo y el espacio a base
de ideogramas sobre las paredes. Ahora ocupa todos los espacios
de la sala de bóvedas con la exposición Barroco: teoría,
contemplación, experiencia, que comienza en el mismo patio
con la entrada a través de un laberinto transparente.
"Los
objetos artísticos son magníficos y forman nuestro
patrimonio; muchos están en el Prado y hay que verlos en
el museo. Ahora hay que hacer otras cosas, construcciones o interpretaciones,
como esta ideación cultural sobre el barroco", declara
Aullón de Haro, investigador y comisario
de
la muestra, con Javier Chirinos como director artístico.
"La exposición reconcilia el lado material y espiritual
del hombre. Ideamos el barroco y se puede ver como una reflexión
o con la mirada limpia de un niño. Ya decía Hegel
que el arte era una cosa del pasado. El Prado es nuestro pasado
y ahora tenemos que interpretar y crear nuevas expresiones".
El
laberinto es el primero de los siete momentos en que se divide la
exposición, una consecuencia de la investigación de
los últimos cinco años que aparece en la monografía-catálogo
(editorial Verbum), con artículos de 42 especialistas en
1.275 páginas. Una de las claves del barroco es el movimiento
de la línea, descubierto en la prehistoria con la línea
ondulada que crea la "línea de belleza", como aparece
en la silueta de cuerpo de mujer acéfala y en un retablo
rupestre de animales, con alguna relación con la caligrafía
china. La cultura histórica del barroco, entre los siglos
XVI y XVIII, se encuentra en la biblioteca antigua y moderna, un
espacio para el "encuentro con los hombres de genio",
como Cervantes, Velázquez, Rembrandt, Góngora, Calderón,
Bernini, Rubens, Ribera.
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El
vacío
El alma trágica se expresa en el Laocoonte, visto desde una
grúa con fotografías desde todos los lados, incluida
la espalda. Aullón de Haro cree que la gran cuestión
es Asia-Europa y lo plantea en El Escorial como un mandala, con "la
voluntad del Estado en la política occidental y la búsqueda
de uno mismo". En
otro momento se entra por un lateral de la reconstrucción
de Las meninas para ver el interior del cuadro y descubrir la disposición
de los personajes y lo que pinta el artista en la tela. "Desde
niños siempre hemos soñado con entrar dentro del cuadro.
Es una abstracción, con los personajes de esculturas de alambres,
con una planimetría de la obra. La gran cuestión del
barroco es el vacío y Velázquez quiere olvidarse del
vacío y del abismo, y para ello llena de elementos toda la
composición". Añade que se suele identificar
el barroco con una acumulación de cosas, para no caer en
el abismo.
El
final se plantea con una mezcla del mundo histórico y actual,
con la naturaleza y el artificio. El visitante sube a la popa de
un barco para recorrer el Orinoco a través de la selva de
Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier, y ver el teatro filmado
de la pieza Horror Vacui, de Miguel Romero Esteo, con "mundos
dentro de otros mundos". |