HABLAR SIN DECIR PALABRAS
Perdóname, mi bien: no tengo fuerza
para poder decirte cara a cara
que te amo con locura, ciegamente,
con un amor que me atraviesa el alma;
tu imagen me acompaña por el día,
de noche me ilumina tu mirada
y en mi delirio sueño que me quieres
y sufro al despertar cada mañana;
quiero reír pero el dolor lo impide,
quiero llorar y hasta me faltan lágrimas,
quiero olvidarte y de pensarlo sólo
un nudo se me forma en la garganta;
nunca podrás saber lo que te quiero
porque para expresarlo no hay palabras,
mas aunque no lo diga con los labios
te lo repetiré con la mirada.
Tú irás por un camino y yo por otro,
jamás nos unirá ningún mañana
por ser éste un amor más que imposible:
te conocí muy tarde: ¡fue una lástima!
Septiembre 1987
ANIVERSARIO
Mucho tiempo ha pasado desde el día
que tu vida y la mía se encontraron:
¿quién nos iba a decir aquel entonces
que iba a ser hoy feliz aniversario?
Son tantos años ya, que de las bodas
de plata, cielo mío, cerca estamos,
mas, ¿qué importan las canas en las sienes
y que el paso del tiempo haya dejado
su ineludible huella en nuestras frentes?
Nada, mi amor: nada debe importarnos
si estamos siempre el uno junto al otro
cumpliendo el juramento sacrosanto...
Tenemos, además, tres lindas rosas,
fruto del puro amor cristalizado,
y que a la par que crecen nos recuerdan
con su ilusión, la juventud de antaño...
y quiero repetirte— aunque lo sabes
de tanto yo decírtelo a diario—
que cuanto más te miro más te quiero
y más que nunca estoy enamorado.
Octubre 1991
NOCHEBUENA
Vuelvo otra vez a ser el pregonero
del mensaje de paz y de alegría
con que vengo a premiar en este día
la buena voluntad del mundo entero;
bajo la luz de la esperanza quiero
de una vez desterrar la hipocresía
y que la caridad sea nuestra guía
para encontrar el rumbo verdadero.
Ganarle a la injusticia la partida
y hundir en el abismo más profundo
la sierpe vil que en la maldad anida;
vivir con la ilusión cada segundo
de esperar del milagro de la vida
que una lluvia de amor inunde el mundo.
Diciembre 1991
DIÁLOGO CON DIOS
Si alguna vez con Dios pudiese hablar,
sin pensarlo un instante, le diría:
¿por qué, Señor, si nos creaste iguales
hay tantas diferencias en la vida?
¿Por qué mientras algunos se enriquecen
—haciendo alarde así de su codicia—
hay otros cuya única esperanza
es encontrar sustento cada día?
¿Por qué no nos amamos como hermanos
según nos enseñó la Santa Biblia?
¿Por qué tanta violencia y tanta guerra?
¿En dónde está la Tierra Prometida?
¡Cámbianos, tú, Señor: puedes hacerlo!
¡No nos dejes vivir con tanta ruina!
Que tus hijos al fin, sólo te imploran
llegar a ser igual que tú querías.
Diciembre 2002
NO PUDO SER...
Sentados bajo un árbol junto al río
tus manos suavemente acaricié,
y preso de un amor indefinible
a tus ojos miré,
y en el tronco de un roble centenario
tu nombre junto al mío yo grabé,
y un ¡te quiero mi amor! casi al oído
después te susurré;
y creía que amor tan inefable
nada sería capaz de deshacer
mas ¡ay del infeliz que piense que algo
eterno puede ser!
Y hoy al volver a tan celeste sitio
en donde tan feliz fuera una vez
lloro al pensar por qué un amor tan grande
pudo ser... ¡y no fue!
Enero 2003
Marzo 2003
GOLONDRINA... ¡DÍSELO!
Golondrina de negros colores
que en el alba tu vuelo levantas:
si no es mucho el favor que te pido,
¡llévale este mensaje a mi amada!
Dile tú que por ella no vivo,
que su imagen a mí me acompaña,
que sin ella de pena yo muero
y es su amor mi caudal de esperanza;
pero nunca le digas que viste
su camino regar con mis lágrimas,
ni que estuve postrado de hinojos
dando besos donde ella pisaba...
Eso no se lo digas: ¡no quiero
que ella vuelva tan sólo por lástima!
Abril 2003
LOCURA
¿En dónde habrán quedado las palabras
de amor que me dijiste aquella tarde?
¿Qué guardas del recuerdo de aquel beso
que en la boca te di bajo los árboles?
¡Cuánta desilusión hay en mi vida
desde que tú aquel día te alejaste!
Hoy vago en las tinieblas del olvido
sin querer aceptar ni cuenta darme
que lo que en mí fue amor, para ti sólo
fue una ilusión que se apagó en el aire...
Y en estrellada noche de verano
sueño que en un jardín estás mirándome,
y en mi delirio veo que tus párpados
se cierran con los míos al besarte,
y cuando ya mi enamorado espíritu
vuelve a sentir la vida al contemplarte,
despierto de repente, y con locura
miro a mi alrededor... ¡y allí no hay nadie!
Mayo 2003