El verso con métrica y rima

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    EDUARDO GONZÁLEZ SUÁREZ  

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 comentarios a su obra

DIRECTORIO DE ESTE AUTOR

su obra

     

        SU OBRA    

    En esta página encontrarás las siguientes poesías:

ESPERANZA

Aún estoy esperando con el ansia de un loco
que llames a mi puerta. Ya soy como las aguas
de un río caudaloso, que corren incesantes
buscando algo que ignoran y mueren en el mar.

Arrastro lo que encuentro, quiero lavar el lodo
y ensucio mi vestido claro cual luz del alba.
¿No llamas a mi puerta? Es lo más importante,
y si tú no me ayudas, me perderé en el mar.




BECQUERIANA

I

Cantan las aves,
ríe la primavera,
reluce el sol
dorando la cosecha,
mientras las flores
perfuman la alameda.
Todo sonríe.
Es la ilusión que llega.

Llora el otoño,
los pájaros no cantan,
silban los aires
y cruje la hojarasca.
La madreselva
pierde sus flores blancas.
Triste es la vida
cuando la ilusión falta.

II

Busco en los aires una armonía,
busco en las olas tenue rumor,
busco el perfume de la ambrosía,
busco el amor.

No es en el agua mansa del río,
ni en el rojizo fulgor del sol,
ni en el invierno de helado frío,
do está el amor.

Río llorando por la ilusión;
mientras espero con mi dolor
veo que sangra mi corazón
buscando amor.

Aljófar blando de perlería,
blancos capullos, lirios en flor,
en los rosales del alma mía
duerme el amor.

Despierta, sueño de enamorados,
oye piadoso mi triste voz,
que entre los trigos de los sembrados
te espero yo.

III

Me clavaste a la cruz
y sorbiste la sangre de mis venas,
y como al buen Jesús
con vinagre y con hiel lavas mis penas.

Y sigues en la vida
sonriendo con burla junto a mí,
sin reparar la herida
que de tu mismo brazo recibí.

Llora sólo un momento,
que las lágrimas puras de tu llanto
hacen que el sufrimiento
se transforme en alegre y suave canto.

IV

Música gris de la vida,
tarde de sol otoñal,
y las cuerdas de mi alma
vibran la canción de amar.

Música gris de mi espíritu
recuerdo de vano amor,
dolorido me desangro
al compás de la canción.

Quiero gozar de la vida
música gris otoñal,
las flores de los almendros
dicen la canción de amar.



V

Mi amor no fue de un día, tú lo sabes.
¿Has olvidado acaso el primer beso,
producto juvenil de la ilusión,
que cubrió de rubor tu rostro entero?
Dios, envuelto en azul, nos sonreía,
y reía la luna el embeleso.
Era un mundo muy grande y silencioso,
y en él tan sólo estaban nuestros cuerpos.
¿Es posible que ya no quede rastro
en ti de la ilusión de aquel momento?
Aún tengo la esperanza de que vuelvas
a mi lado prendida en el recuerdo.

VI

¿No crees que mi alma está deshecha?
¿Aún no sabes que voy por el camino
tenazmente empujado a mi destino
y manando la sangre por la brecha?

¿No lo crees, verdad? Tú no lo sientes.
No padeces las penas de este infierno
que tú creaste en mí. Tu amor tan tierno
solamente es verdad mientras lo mientes.

Mas a pesar de toda esa amargura,
de esa infinita angustia por amar
tu belleza que se ha de marchitar,
en mi alma tu recuerdo aún perdura.

VII

Llevo dentro del alma una herida,
roja mancha de sangre y de fuego,
y las gotas que mana esa fuente
son engendros del odio que siento.
Está helada la sangre en mis venas,
se han helado también mis recuerdos,
y, aún altiva la frente, camino
con el alma en jirones, deshecho.
Yo no tengo quien luche conmigo,
no conozco el amor verdadero,
moriré abandonado de todos
y el olvido será mi recuerdo.
Vieja torre de mi alma, vestida
con ropajes de hiedra y de invierno,
marchitados están tus rosales
y tus árboles secos y viejos.

VIII

Pasaste sonriendo en tu belleza,
clavando tus pupilas en mi alma
y vertiendo el veneno de tus ojos
gota a gota como la hiel amarga.
Y fuerza es confesarte que te quiero
y que ansío abrasarme en esas llamas.
Ojos dulces de amor y de veneno,
ojos verdes de lánguida mirada,
miradme con cariño un solo instante,
abrasad de una vez ya mis entrañas.
No me dejéis sumido en las tinieblas,
alumbrad el camino de mi alma,
que si vuestro mirar es mi tormento,
la dicha de mi amor es la esperanza.



IX

Recordar es vivir
la alegría y la pena,
los dolores del cuerpo,
el amor, la tristeza,
y las luchas del alma
que camina en la tierra
con recuerdos de un día
por caminos de piedra.
En las aguas del río
las nubes se refrescan,
y en un mundo de ensueños
relucen las estrellas
como aros de brillantes
que alumbran a la tierra.
Y todo son recuerdos
que llenan la existencia.

Recordar es vivir,
es amor, es tristeza,
es la lucha del cuerpo
por caminos de piedra
con el alma en las sombras
estrujadas y quietas.



X

Ha nacido un clavel en la espesura
con colores de vida y esperanza.
Ha nacido entre zarza y madreselva
bañado por el sol de la mañana.
Es el canto de un cuerpo y un espíritu,
la savia de una vida derramada
en la tierra y las piedras del camino,
y el brote nuevo que llena de pujanza
la vida toda de un mundo que el recuerdo
ha dejado escapar por la ventana.
Ha nacido un clavel en la espesura
y otra vez se vislumbra en lontananza
nueva vida de paz, mágicos sueños,
y mientras llora el cuerpo, ríe el alma.




   
ENCUENTRO

Aquella lucecita de tus ojos
que robaron las olas de cristal
en las tardes ardientes de la playa,
¿en qué mar estará?

Sólo tengo una triste caracola
que me trae el murmullo de la mar,
y una concha de nácar con tu nombre,
pero ¿tú dónde estás?

Y me abrazo a las olas cada día,
y te busco en la arena sin cesar,
y le pregunto al sol cada mañana:
¿sabes tú dónde está?

Aquella lucecita de tus ojos,
concha, arena, coral,
dímelo, caracola solitaria,
¿ en qué mar estará?




PASIÓN

Me goteaba el alma entre la queja
de aquella soledad humedecida.
¡Qué sola soledad la de mi vida
tras los barrotes fieros de mi reja!

Y en el audaz empeño de mi vieja
miserable ansiedad rota y dolida,
se desangraba mi alma retorcida
por el furor de la pasión añeja.

¿Qué Dios me torturó tan fieramente?
¿Quién anegó mi queja en podredumbre
y me arrojó traidor sobre la lumbre

convirtiendo mi cuerpo en brasa ardiente?
Aún me gotea el alma retorcida
tras los barrotes fieros de mi vida.




           
RECUERDO [1]

Murió la vida con la luz del día,
quedé prendido en tu pupila azul,
y el rictus de tu boca era agonía
de un corazón ardiente ahora sin luz.

La rueda del molino rizaría
las aguas cantarinas como un tul,
el sauce duerme en la ribera fría
y en la cita tan sólo faltas tú.

El tiempo está de charla con la noche,
los poetas le cantan a la luna,
el mundo duerme, y la brisa trae una

ilusión y el perfume de la aurora.
Estoy rememorando en esta hora
tus brazos en mi cuello como un broche.




   
A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido.
Y se quedarán los pájaros cantando...
(Juan Ramón Jiménez «Segunda antología»)



Malva y plata de estrella en el camino
donde guardas tu huella de ansia errante,
viajero inmortal de tu constante
aventura al encuentro del Destino.

Árbol, pájaro y luz en el divino
empeño de tu numen delirante
rodearon de gloria triunfante
tu barba y tu bordón de peregrino.

Te fuiste y no estás solo. En el azul
escuchamos un himno a tu memoria,
y hay un brillo perenne de tu gloria

colgado en las estrellas como un tul.
A la luz indecisa de un lucero
aún cabalgas a lomos de Platero.




    
PRIMAVERA

Muere la tarde en malvas abrasada
junto a la cinta verde-azul del río.
Huele a estrellas bañándose en el río
a la luz cenital de la alborada.

La anatomía cruel de la enramada
esconde un inocente pío-pío,
y la noche, amparándose en el frío,
abandona su manto avergonzada.

Hay un brillo indeciso en la pradera
que el sol convierte en oro con el día.
Se oye un tenue rumor de alguna fuente,

y en cuatro mariposas del presente,
vestida con ropajes de armonía,
aparece otra vez la Primavera.




PINTORA
                    (A Maruchi Ripoll)

Tornase luz la noche en tus colores,
asoma un ansia de esperanza cruel,
y en estilete vuelves tu pincel
con el que matas todos tus dolores.

Retorcidos olivos por ardores
de olvidadas ausencias junto a él,
se escapan de tus ojos al papel
y los espinos pintas sin las flores.

Maruchi, cuando naces en la tela,
eres como una inmensa caracola
ansiosa de decirnos lo que anhela.

En cada pincelada resucitas
la música de tu alma siempre sola
repleta de sorpresas infinitas.




   ROMANCE DE OTOÑO

Han cortado la rama al almendro
y flotando se va por el río.
Se volvieron de plata las aguas
con reflejos de lunas en rito,
y en las noches azules de cielo
se apagaba el pregón de los grillos.
Las cigarras mataron su canto
con el último sol del estío,
y en los brazos del viejo cerezo
ha lanzado la savia un gemido
por la piel arrugada y maltrecha
donde roza el columpio del niño.
Muere el sol en la tarde de malva
con el cielo quemado de brillos,
salpicada de estrellas dormidas
y luceros con trajes de frío.
El otoño cabalga en las hojas,
y en la rama de un sauce amarillo
gira loco al compás de los vientos
el recuerdo de un nido vacío.




VIDA

Una rosa muy roja
y otra muy blanca
simbolizan la vida
de nuestras almas.
Cuando la blanca ríe,
la roja sangra.




OLVIDO

Las rosas de mi jardín
son todas rojas y blancas.
Se entristecen por la noche
y lloran por la mañana.
Y al tocarlas con la mano
dejan en ella sus lágrimas
como si fuera el pañuelo
del amigo que las ama.
El corazón es la rosa
que cuando ha de llorar sangra,
y las gotas de ese llanto
son por todos olvidadas.




   LAMENTO

Luces esplendorosas de verano,
Imágenes vestidas de colores,
Vaga ilusión del pensamiento humano,
Inmensurable y bello, pero vano,
Ahogad para siempre mis dolores.



CANCIÓN DE ÁLBUM

En un cielo oscuro y frío
brilla para mí una estrella,
con dos ojos como faros
y dos labios como fresas
grandes y rojas, muy rojas,
bellas, puras y muy frescas.
Y sueña cuando yo sueño,
y si velo también vela,
y cuando brilla la luna
la busco entre las estrellas
y la distingo entre todas
por su tamaño y belleza.
Ríe y me guiña sus ojos
cuando suspiro por ella,
y en el susurro del viento
su canción de amor me llega:

No llores por los pesares,
que son igual que la tierra.
Si los riegas dan su fruto,
si no los riegas se secan.
Asómate a la ventana,
mira siempre a las estrellas
cómo te llaman de noche
para que vayas con ellas.

La luna se ríe, ríe...,
los luceros se embelesan,
la luna te está diciendo:
¡Sueña mucho, pero vela!
En el medio de la noche
está brillando mi estrella.




MADRIGAL

No me mires de ese modo,
que me destrozas el alma.
Mírame suave, muy quedo,
como las luces del alba.
Mírame siempre sin pena,
mírame siempre a la cara,
y oculta luego ese brillo
de tus ojos cuando hay lágrimas.
Querida, ríe si quieres,
búrlate de mis palabras,
pero... mírame otra vez,
vuelve a mirarme a la cara.




 CANTARES DEL SOLITARIO

Corro por entre bosques y espesuras
buscando un corazón,
y al darme cuenta de que vivo solo,
grito en silencio: El mundo es ilusión.

Quiero vivir riendo embriagado
y sufro sin cesar,
y si me mira un corazón amigo
oculto mi dolor con un cantar.

De una gota de sangre de mi herida
ha brotado una flor,
y aspirando el perfume de sus pétalos
pienso en mi corazón: Es mi dolor.

Vivir riendo mientras llora el alma
es sublime vivir.
Para teñir de oro nuestra existencia
hemos de sonreír.




DESILUSIÓN

Porque cual rosa temprana
sonríes siempre a mi amor,
llevo tus ojos clavados
dentro de mi corazón.

Y porque son tus miradas
como los rayos del sol,
al calor que ellos despiden
brota en mi alma la ilusión.

Es mi vida un mar inmenso
de alegría y de pasión,
y llevo trozos de estrellas
hincados en mi dolor.




      RECUERDO [2]

Errando por el mundo
van mis recuerdos,
desnudos como el alma
que les dio aliento,
y olvidados de todos
como los muertos
cuando van de camino
al cementerio.
No tienen quien les quiera,
quien, en su fuego,
los caliente tan sólo
por un momento.
Han nacido muy pobres
y piensan ellos
que tampoco los quiere
quien es su dueño.
Sois trozos de mi vida,
sois lo que tengo,
y aunque pocos y solos
sois mis recuerdos.




ECO DEL ALMA

Cántame una canción,
duerme en tu seno
la lucha retorcida de mi alma.
No te vayas, espérame un momento,
pues quiero embriagarme
con las ansias que siento
de morderte las carnes,
de quemarme en tu fuego,
para después amarte,
desearte de nuevo
y odiarte intensamente
con odio verdadero.
¿Me escuchas un instante?
No es un lamento.
Es placer, es un ansia,
es lo mismo que un eco,
repetido mil veces
siempre a lo lejos,
y que viene a buscarme
en las alas del viento.
Cántame una canción.
Como el deseo
vivo esperando en ti,
lucho, pero no muero.
Y de cada combate
salgo con bríos nuevos
de morderte las carnes
y amarte, para luego
querer odiar tu vida,
tus encantos, tu cuerpo.
Pero siempre me vences
y a desearte vuelvo.




CIPRÉS

Ciprés enhiesto, altivo, solitario,
que proyectas tu sombra siempre inerte
en la morada fría de la muerte
donde duerme la greda de mi osario.

¿Quién puso tu raíz en mi vestuario
de arcilla roja, clavado de tal suerte,
que tu figura eternamente fuerte
cele el hito final de mi calvario?

¡Oh!, cruel dedo ante Dios acusador
y enterrador perenne de ambiciones,
impávido testigo del dolor,

que escarbas en la tumba las pasiones,
odio tu soledad y tu terror
por vivir entre muertas ilusiones.

 

NANA DE BELÉN

Duerme, mi Niño,
que llamo al coco.
Duerme, cariño,
tan sólo un poco.

El Niño pide la luna
para dejar de llorar.
María mece la cuna
y le canta otro cantar.

Duerme, mi Niño,
que viene el coco.
Anda, cariño,
duerme otro poco.

La Virgen le da una estrella
al Niño para jugar.
El Niño duerme sobre ella
y ha comenzado a soñar.

Duerme, mi Niño,
que marchó el coco.
Duerme, cariño,
duérmete un poco.

La estrella invita a la luna
a bajar hasta el portal.
El Niño ríe en la cuna
con su boca de coral.

Duerme, mi Niño,
que viene el coco.
Anda, cariño,
duerme... otro poco.


CASCABELERA

A la vera, vera
del Portal de Dios,
a la vera, vera
que llegó el amor.

Ríe la palmera,
canta el ruiseñor,
a la vera, vera
del Portal de Dios.

¡Si el Niño nos diera
la luz de su amor,
a la vera, vera
del Portal de Dios,

nueva primavera,
nueva luz del Sol,
a la vera, vera
del Portal de Amor!

A la vera, vera
del Portal de Dios,
a la vera, vera
que llegó el Amor.

VARIACIONES DEL PORTAL

El Niño juega en la cuna
con un lucero de plata,
y tiene luz en los ojos
robada de la mañana.

La luna baja de noche
a calentarse al Portal,
y lleva al Niño sonrisas
hechas de espuma de mar.

Y el Niño le da las gracias
y ha dejado de reír,
porque la luna le dice
que ya es hora de dormir.



SOLEARES DEL PORTAL

Arenas y castañuelas,
el Niño duerme en la cuna
mientras se mueve la luna
al son de las cantinelas.

María teje collares,
y el olor a hierbabuena
anuncia en la Nochebuena
canciones de soleares.

Flor y luz de Navidad,
dulce calor y alegría.
El Niño ríe y María
canta su felicidad.



CANCIÓN DE CUNA

¡Qué pena tengo de mí
por los sueños que he alumbrado!
Aunque tejidos con fe,
la pasión los ha matado.

Por eso al atardecer
me asomo a ver el ocaso
y lloro porque se van
otra vez como han llegado.

Caracola del recuerdo
que avivas mi fantasía,
en la cresta de las olas
llévate la ilusión mía.

 

 


AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001