Allen Iverson es un jugadores especial. No tiene la sonrisa de LeBron ni el aúrea de Kobe; no logra mates como T-Mac o 'Vinsanity'; no domina un partido como Shaq o Duncan. Pero problemente, a la hora de hablar de carisma, Iverson es uno de los principales. Y cuando su juego es lo que se debate, entonces nadie duda de que es un jugador genial.
Pero en el día en el que Iverson aterrizó en la liga de la mano de los Sixers -numero uno en el draft de 1996-, la NBA no estaba preparada para su llegada. Su carácter polémico y su pasado le condenaron al continuo escrutionio por parte de la liga de todos y cada uno de sus movimientos. ''Me he pasado ocho años de mi carrera profesional con la sensación de tener que demostrar, en cada partido y casi en cada jugada, que puedo estar al mejor nivel, que pertenezco a esta liga'', decía Iverson. ''Si me preguntas si alguna vez he sentido que todas las miradas estaban sobre mí, esperando que metiera la pata, te diré que es algo con lo que he convivido cada día. Cuando apenas era un rookie, la gente ya esperaba que jugase como alguien con 8 o 10 años de experiencia. Eso es algo con lo que he convivido a diario''. El mérito de este jugador de 1,83 es, y ha sido, realmente enorme. Su camino hasta el estrellato no ha podido estar más repleto de obstáculos. Algunos puestos por el mismo jugador, otros por, gente de su propio entorno. E incluso muchas de esas trabas fueron colocadas por gente externa a su círculo que veía en él un peligro para el sistema establecido. Su espíritu indomable a menudo le ha jugado malas pasadas -problemas personales, rechazo de algunos sectores sociales, cárcel...- pero ante todo le ha hecho superarse a sí mismo y lograr un nivel tan sólo al alcance de un corazón tan grande como el suyo o de una mente tan clara y genial como la suya.
Allen Iverson acaba de ganar su cuarto título como mejor anotador del campeonato. Sin embargo, tras una liga regular no demasiado brillante, su equipo fue apeado de los playoffs por la vía rápida (4-1 ante Detroit) sin dar nunca la sensación de poder poner en problemas a los campeones del año pasado. Iverson ha sido siempre un ganador y caer año tras año en primera ronda o ni siquiera entrar en Playoffs es algo que empieza a convertire en una situación insostenible para él. AI quiere un anillo y hará todo lo que este en su mano para ganarlo. ''Tengo casi 30 años, he ganado cuatro títulos como máximo anotador, un premio MVP de la temporada, dos MVP del All Star... ya es hora de empezar a recolectar títulos colectivos'', decía Iverson. ''Yo ya he pasado la época en la que piensas en premios individuales -porque todos piensan en ellos-. Me acerco al final de mi carrera y mi objetivo es ganar el campeonato. Si es en Philadelphia, mejor. Eso ya lo he manifestado muchas veces''. Pero Iverson está dispuesto a ir. No lo dice abiertamente, pero ya ha reunido varias veces con el presidente del equipo, Billy King, para indicarle que no esta dispuesto a liderar más proyectos de reconstrucción. El equipo tiene que salir todos los años como candidato al título. Eso o el jugador forzará un traspaso.
Los 'avioso' de Iverson surtieron su efecto esta misma temporada. La directiva sabía que el equipo era demasiado débil para enfrentarse a las grandes potencias del Este (no digamos del Oeste) y decidió correr un enorme riesgo: Chris Webber. Otro gallo al gallinero, pensaron unos, un jugador casi acabado, dijeron otros. El experimento Webber no funcionó, al menos los resultados no fueron mucho mejores, pero dejaron un mensaje claro: la directiva de los Sixers está dispuesta a escuchar a su jugador franquicia para reforzar la plantilla. ''Hay gente que ha dicho que mi nivel este año ha sido de MVP, pero lo único que me ha importado es ganar partidos para mi equipo. No soporto perder y siempre haré todo lo posible para conseguir la victoria. No me asusta la responsabilidad, y si tengo que echarme encima al equipo, lo hago sin problemas''.
Hablando de temporada MVP, es cierto que durante la campaña, Allen Iverson estuvo en las quinielas para llevarse el premio. Al final lo ganó Steve Nash, pero para Iverson siempre hubo un favorito, ''Shaquille O'Neal. Yo siempre le votaría a él, cada año. Obviamete no tengo nada encontra de jugadores como Nash, LeBron, Duncan o Garnett. Son grandes y merecen toda la consideración, pero no hay otro como Shaq. Cuando esta´en pista es el jugador que más domina un partido. E incluso sin haber jugado un minuto ya había cambiado la mentalidad de los Heat. Shaq es Shaq. Es el mejor jugador de la liga con diferencia''. Precisamente este año, Allen Iverson cumplió con uno de sus objetivos personales: compatir equipo con 'Diesel Shaq'. Fue en el pasado All Star Game de Denver y además, Iverson se llevó el premio al mejor jugador. ''No hay nada como la sensación de estar en la pista al mismo tiempo que él y defendiendo la misma camiseta. Yo le tuve que sufrir en contra en las finales de 2001 y te aseguro que es una verdadera pesadilla'' ¿Podrían coincidar alguna vez juntos durante más de un partido (mismo equipo en la liga)? ''Quién sabe, es muy complicado. Él ha firmado por Miami y yo estoy en Philadelphia y no parece quenuestros caminos vaya a coincidir. Pero nunca se debe decir nunca''. Allen Iverson no es una persona que se haya prodigado en mostrar admiración por otro jugador. Siempre ha hablado bien de Magic Johnson o Michael Jordan y queda claro que su preferido en la actualidad es Shaq. Pero también tiene palabras de elogo hacia el jugador en el que todos piensan a la hora de buscar el candidato ideal para liderar la liga en el futuro. ''Creo que no hay una perspectiva real de la carga psicológica que tiene que soportar LeBron James. Como icono de esta liga, se va a encontrar múltiples zancadillas que pondrán en peligro su carrera, pero tiene potencial suficiente para superarlas todas. Lo más impresionante que tiene es poder aguantar toda esa presión con tan sólo 20 años.
Allen Iverson y LeBro James cimentaron una amistad especial el pasado verano durante la concentración del equipo olípico estadounidense. Ambos sufrieron la decepción del tercer puesto, pero ganaron un amigo en la liga. Ahora, las dos estrellas hablan con bastante regularidad por teléfono y Iverson, que parece conocer bien al jugador franquicia de los Cavaliers, avisa, ''LeBron es un ganador como yo y siempre buscará jugar e un equipo con opciones. Lleva dos años sin meterse en los Playoffs y no creo que aguante mucho ese tipo de situaciónes''. Hay que recordar que LeBron tiene un año más de contrato con Cleveland más otro si el equipo ejecuta su opción. Los de Ohio tendrán que moverse para dotar a LeBron de un equipo ganador si no quieren perderle. Algo parecido a lo que ocurre en Philadelphia con Iverson...
Queda claro que Iverson es el gran heredero del trono anotador que dejó vacante Michael Jordan. Cedió los dos últimos ante Tracy McGrady y uno ante Shaq, pero en condiciones normales, nadie anota como Iverson. Sin embargo, el jugador, sigue tratando de mejorar su juego -''es la única forma de sobrevivir en la liga. Si no mejoras todos los años, te devoran'', dice-, piensa en otros logros para los próximos años. ''Tengo el objetivo de personal de liderar la liga en asistencias. Sería una gran sorpresa, ya lo sé, porque todo el mundo piensa en un tiro cuando yo recibo. Pero si se dan las circunstancias idóneas, es algo que no descarto. Si un año yo termino líder en pases y no me meto entre los diez mejores en puntos, igual quiere decir que el equipo tiene potencial como para luchar hasta el mes de junio (Finales)''.
La truculenta vida de Iverson, su infancia complicada, su experiencia en las calles, incluso su etapa en la cárcel, no hace más que acrecentar su leyenda. Durante muchos ñaos fue considerado el 'bad boy' por excelencia de la liga, se le negó incluso un premio MVP anterior al que ganó en 2001, pero todo eso ya ha cambiado, Iverson ahora es una voz respetada en la NBA y, aunque le costará mucho -si logra- entrar en el Hall of Fame, la liga 'pagaría' por tener siempre un jugador como Iverson en activo. ''Me ha costado mucho llegar hasta aquó, mucho más que a otros. Por eso siempre digo que si Dios te da una segunda oportunidad en tu vida, hay que saber aprovecharla''.
Por todo esto, Allen Iverson es un tipo distinto y también por ello siempre será recordado como uno de los más grandes de la NBA a finales de los 90 y a comienzos del nuevo milenio. Es el anotador más prolífico de la liga, el penetrador más eléctrico, probablemente uno de los más geniales. Y sólo tiene una cosa en la mente cada noche cuanda salta a la pista: ''podemos ganar o perder, pero no quiero que ni un sólo de los aficionados que pagan su entrada marchen del partido decepcionados por no haber visto al mejor Iverson''. Un tipo realmente genial e imprescindible.