Mi
primer contacto con el ajedrez fue extraño, supongo que tanto como en el
de la mayoría de los ajedrecistas.
En
mi caso fue mi madre la que me enseñó las leyes de juego y el movimiento
de las piezas, llegando incluso a comprarme un libro de iniciación.
Pero
no sería hasta el verano de 1990 cuando me enganchara: por aquel
entonces era socio del Stadium Venecia, un club deportivo a las
afueras de la ciudad, y durante el verano, al caer la tarde, se solían
hacer unas simultáneas bajo la sombra de los árboles de la entrada.
Hasta
allí nos llegamos un día mi hermano y yo, y por eso de la curiosidad
probamos suerte. La sorpresa vino cuando, contra todo pronóstico, y sin
hacer trampas, aguantamos mucho. Creo que ese primer día no llegamos a
ganar, pero sí en alguno de los días siguientes.
Al
final terminamos llegándonos a la sección y participando en los torneos
de rápidas.
El
mayor aliciente que tenía aquel Venecia de principios de los 90 era el
ambiente que se creaba. Eran días de verano y el día parecía alargarse
para permitir todo tipo de actividades: jugar al baloncesto, fútbol, unos
partidos de ping-pong, un baño cada vez que el calor apretaba en exceso y
cómo no también maratonianas sesiones de partidas rápidas.
También recuerdo con agrado los torneos
veraniegos que se hacían, y todavía perduran, entre Helios, Olivar y
Venecia. Sin duda eran días de fiesta y ajedrez.
El
verano fue largo y dio para mucho, pero sobre todo para crear muy buen
ambiente dentro de la sección.
Por
un lado estaban las juventudes deportivas, ya que siempre estábamos
que si jugando a fútbol, baloncesto, ping-pong, Cristian Glaría, David
Granados, Antonio Campos, Antonio Heredia, Miriam Monreal, Oscar Itúrbide,
Víctor Gonzalvo, Javi y Raúl García... Y por otro el club de los veteranos
personas mayores y algún que otro jubilado que disfrutaban jugando sus
partiditas y que alegraban con sus comentarios las tardes de verano.
Un abrazo para todos ellos.
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Y por fin, tras
poco más de dos años jugando obtuve mi primer triunfo en un torneo, al
ganar el social del Stadium
Venecia.
De este torneo guardo muy buenos recuerdos, por un
lado porque me permitieron jugarlo aun siendo que ya había fichado por el
Casablanca. Por otro porque como ya he dicho fue el primer torneo que gané
y finalmente por el precioso trofeo que me entregaron, que es uno de los más
bonitos que he visto y que guardo con más cariño que ningún otro.
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