Editorial

Desaparece el Stadium Venecia (II)

14 de enero de 2003

Hace unos días publiqué la Editorial "Desaparece el Stadium Venecia". Hoy después con un viejo amigo y compañero he decidido retomar el tema y seguir un poco más. El tema lo merece.

La desaparición de un club siempre es motivo de tristeza, pero al menos en este caso la desaparición no conllevará el olvido; puedo asegurar que el Venecia estará en la mente de muchos ajedrecistas y que quedará constancia escrita de su existencia. Quizás ese sea el único consuelo.

He decidido rescatar un par de fragmentos de mi libro que escribí a modo de recordatorio y de agradecimiento. Ahora servirán de despedida.

 

Mis primeros pasos

(Otro fragmento)

Mi primer contacto con el ajedrez fue extraño, supongo que tanto como en el de la mayoría de los ajedrecistas.

 En mi caso fue mi madre la que me enseñó las leyes de juego y el movimiento de las piezas, llegando incluso a comprarme un libro de iniciación.

 Pero no sería hasta el verano de 1990 cuando me enganchara: por aquel entonces era socio del Stadium Venecia, un club deportivo a las afueras de la ciudad, y durante el verano, al caer la tarde, se solían hacer unas simultáneas bajo la sombra de los árboles de la entrada.

Hasta allí nos llegamos un día mi hermano y yo, y por eso de la curiosidad probamos suerte. La sorpresa vino cuando, contra todo pronóstico, y sin hacer trampas, aguantamos mucho. Creo que ese primer día no llegamos a ganar, pero sí en alguno de los días siguientes.

Al final terminamos llegándonos a la sección y participando en los torneos de rápidas.

 El mayor aliciente que tenía aquel Venecia de principios de los 90 era el ambiente que se creaba. Eran días de verano y el día parecía alargarse para permitir todo tipo de actividades: jugar al baloncesto, fútbol, unos partidos de ping-pong, un baño cada vez que el calor apretaba en exceso y cómo no también maratonianas sesiones de partidas rápidas.

 También recuerdo con agrado los torneos veraniegos que se hacían, y todavía perduran, entre Helios, Olivar y Venecia. Sin duda eran días de fiesta y ajedrez.

 El verano fue largo y dio para mucho, pero sobre todo para crear muy buen ambiente dentro de la sección.

Por un lado estaban las juventudes deportivas, ya que siempre estábamos que si jugando a fútbol, baloncesto, ping-pong, Cristian Glaría, David Granados, Antonio Campos, Antonio Heredia, Miriam Monreal, Oscar Itúrbide, Víctor Gonzalvo, Javi y Raúl García... Y por otro el club de los veteranos personas mayores y algún que otro jubilado que disfrutaban jugando sus partiditas y que alegraban con sus comentarios las tardes de verano.

Un abrazo para todos ellos.

 

Y por fin, tras poco más de dos años jugando obtuve mi primer triunfo en un torneo, al ganar el social del Stadium Venecia.

De este torneo guardo muy buenos recuerdos, por un lado porque me permitieron jugarlo aun siendo que ya había fichado por el Casablanca. Por otro porque como ya he dicho fue el primer torneo que gané y finalmente por el precioso trofeo que me entregaron, que es uno de los más bonitos que he visto y que guardo con más cariño que ningún otro.

 

 

 

Ahora releyendo esto y, dado el momento, me doy cuenta que falta gente, gente sin la que la sección hubiera desaparecido mucho antes: Miguel Angel Chena, Juan José Peirona, Gregorio Fernández, Angel Lostao, César Lasanta y otros tantos rostros amigos, anónimos ahora por culpa del paso de los años. 

Todos ellos éramos, somos y seremos ¡EL VENECIA!

 

 

               


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