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Juanma Jiménez R. MIRAD CÓMO TRANSMUTO Acaso las palabras puedan servir de enlace. De puente que cruzaste en la debacle obtusa. Entre el pecho y la espalda hay un punto innombrable, flexión de extremidades, donde yace la culpa. Factoría de remedios, la calma se deshace. El ojo vulnerable y agónico suda. Travestí del deseo, rechazaste la carne. Refúgiate en mi nave si tu mar se derrumba. No en vano la nostalgia empuñará su sable impúdico. El cazador cazado se defiende sin armas. Y sufriremos juntos. Calamidades juntos. Trenzando nuestro escudo con las manos rizadas. Entre tantas mentiras, una verdad viciada: el amor de los hombres, disfraz de su estulticia. Minucias. Minimeces. Nimiedades. Migajas. Animales feroces tras la presa elegida. Los árboles de un bosque denuncian su desidia. Asidos a la tierra, visten su faz desnuda. Sostienen en sus ramas el peso de la vida. Exiliados del mar, hacia el cielo se encumbran. Talados ya sus troncos, podada su vigilia. Cercenada una historia de decenios de lucha. Batallas olvidadas por la feroz jauría. Urgente de encontrar sin saber lo que busca. La humanidad de bruces contra el muro invisible. Ofuscada en la noria girante de su bruma. Niebla de estupideces del orgullo invencible. Botín, funesta gloria tras la contienda absurda. Aglutinar salvaje de la demencia suma. Puedes rogar clemencia atragantado de sangre. Abajo los pulgares. La guadaña no escucha. Segada la inocencia, hora de funerales. ¿Cuántos más?, ¿cuánta infamia rasgando la paciencia? De atar, pirados, idos, locos hartos de estar. Súbito voltear de las conciencias. Rehúso de mi indigencia, ahora quiero volar. Es serio cumplir años y sentirse de piedra. Nos han mentido tanto. Traicionado. Basta ya de lamentos. Abrid paso a mi histeria. Soy el corcel del viento que se agita encrespado. EL TIEMPO Fuimos, y somos, aún somos niños en un estado de permanente abismo. Y somos sangre, sangre de otros. Recuerdos. Polvo entre nuestros dedos. De otros seremos. Vínculos rotos. Viajeros de unos a otros que amemos. Necios devotos. Desconocidos. Rostros de gente que ya se ha ido. Instrumento de cuerda, un alma tiembla. Una ebriedad de luces se desliza al crepúsculo. Y en la orilla del mundo: la realidad y sus fronteras. Un día más, más de todo, otro número. Más sueños para el que sueña, una luciérnaga. Una burbuja en el ciénago esconde un trozo de cielo. Y en el nudo de un pañuelo se ahorca el llanto de una pena. Un llanto más, más vacío, dolor mudo intenso. Cruento sufrir en vela. Hipnosis de lamentos. Hiel, triste ungüento, pus. Ocre pasar del tiempo, fiel. Miel, fin de un cuento, tú. Dorado cemento, piel. Opacidad suave. Sien y ojos llenos de vejez. Limosna, calor del sur. Mendigo de sentimientos, él. Se agotaron sus momentos. Y se diluyó su ser. ****** Juan Manuel Jiménez Rivero. breakbit5@hotmail.com Edad: 24 años. Lugar de nacimiento y residencia: Granada. Ocupación: estudiante de la licenciatura en Cc. Ambientales. Soy un pequeño aficcionado a la lectura -especialmente me atrae la poesía contemporánea- y escritor ocasional de versos, (aunque ¨la poesía se escribe cuando ella quiere¨, J. Hierro), además de un cinéfilo adicto al denominado cine de autor -entre mis preferencias: Julio Medem, J. y E. Cohen, Paul Auster, Stanley Kubrick, etc.-, y sobre todo soy un amante de la música en su variante más cercana al ruido; tengo una acusada debilidad por los sonidos electrónicos y, por último, mi mayor perdición es dedicar todo el tiempo que me dejo -si no me reprimiera me olvidaría incluso de comer- a componer música electrónica. En definitiva, un amante del arte y artista frustrado -por el inconveniente de no poder permitirme vivir de ello-.  Arriba |