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DAVID OROZCO LUCANI (Venezuela)
orozco_lucani@hotmail.com CIERTAS OBRAS ( Compilación de Cantares y Epístolas) Los derechos de todas la obras a continuación están reservados a su autor MI PRIMER POEMA (a mis doce años) El eco que acompañaba mi melancolía, cada noche y cada día eternos, dentro de mi propia desesperación, respondió las preguntas por las cuales se sentía una respuesta tardía a la pérdida funesta de un amigo. ASESINO BESO Como extraño los días pasados, aquellos que de alegría estaban repletos, los mismos que fluyeron ante mis ojos cerrados y hoy con ojos desorbitados los anhelo. Recuerdas... Como me hablabas de tus amores gastados. Recuerdo... Como te hablaba de mi dios y mis rezos. Y como todo hoy se ha acabado por un asesino beso. Después del infortuito suceso, tu boca se lleno de mentiras, yo me sumergí en ensueños de ira y hasta mis ojos te parecían obscenos. Nuestra amistad se marchito a manos de aquel mal tremendo y yo termine derrotado y ambos salimos huyendo. No quiero volver al camino andado, aunque mis pies añoran el amado terreno y aunque mis palabras suenen algo necias y yo parezca poco cuerdo; no me arrepiento de aquel asesino beso. Caracas, 23 de Octubre del año 1998 Del amor a Julia Poggioli CANTO AL AÑO JULIANO Hoy yació extinto el año juliano, del expirar del último de sus alientos nació un nuevo año, abundo la algarabía y la fiesta iniciadas en el ocaso y ahora reina el silencio del sueño en las calles donde reinara el caos. Yo te rapté de los aposentos de Morfeo, simplemente para amarrarte en un abrazo, sacie mi sed de amor y deseos los breves instantes que estuve entre tus brazos; hoy estuve entre lo bello, hoy estuve en tu regazo. No ansió oro ni trofeos, e ideales de ambición que en mi fueron férreos ante tu esplendor se tornan laxos ¿De las flechas de Eros, fui victima acaso? -Hoy que estuve entre lo bello, hoy que estuve entre tus brazos. No sé si estuve entre tus uvas, pero fuiste tu, la primera de las mías, al menos poseo beneficios de duda aunque albergo maleficios de agonía. Hoy al umbral del año viejo, al póstumo sonar del campanazo, yo estuve entre lo bello, yo estuve en tu regazo. Caracas, madrugada del 1 de enero del naciente 1999 ¿FUE AMOR O NO LO FUE? No sé si te ame, ese verbo salió tan rápido de mi boca, cuando al anochecer con ansias locas ante tus palabras, como un loco, yo te desee. No lo sé, fuiste fulgor demasiado intenso; una nube de vapor disipada al viento, no mas que una premura, no es amor aquello que procura un delirio que capricho fue Eso fue, un dolor ávido y cruento, un llanto, una pasión, que me hizo vocear lamentos pero amor, no fue. ¿Y si lo fue? El amor de mi vida o quizás el de la tuya, entonces esta despedida será nuestra sepultura Eso jamás lo sabrás, eso jamás lo sabré, si fue amor o no lo fue. Roma, 28 de diciembre del 2000. De mis días al lado de Dios A mi Padre, El General Moises Orozco. Epístola de un Solado desde su Frente PADRE: Qué recios son los lazos que a ti me atan y al intento de separarnos, estos más fuertes se vuelven y poderosamente nos enlazan. Son la cuerda, tejida en hilos de amor y de nostalgia, compuesta de finas hebras, poblada en abundancia. Que al aplicarle fuerza de tiro haciéndose sólida se tensa, y así se funden sus hilos en mixtura, en una única amalgama. Como de acero, una barra que la añoranza su orillo aguza, volviéndola cruel espada; Que mientras vierto estas letras ¡atraviesa mi alma! Fueras tu junto, de Dios, la gracia instrumento que a la vida me despertara, soy carne de tu carne, aunque mi complexión no sea, el fiel reflejo de tu estampa. Siento en mis brazos el fluír de tu sangre como ríos de lava, que al estrecharnos en cada abrazo arriban a tu mar de llamas. He erigido la certeza que me hallo de mas cerca, mas allá de la distancia, unidos en la pureza, encontrados en mi plegaria, aunque mi corazón débil y traidor este credo aun no abraza. Tu amor me debilita tu recuerdo me da fuerza en mí, sólo el deseo de ser aquello que eras: el noble soldado el brazo guerrero. Tú en las filas de la tierra y yo en las filas del cielo. Hermano David Orozco Novicio Legionario de Cristo. Noviciado Santa Maria de la Montana, 4 de Noviembre del año 2001. Monterrey, México. A mi hermano en sangre Aarón Orozco TU BARCA Y YO... Eres tu barca y yo... Largo cabo que en la distancia te sujeta largo en las aguas se sumerge y no adviertes su presencia. Fuerte y apretado en su tejer, el agua no le penetra, sin así lograr pudrir; siquiera una de sus hebras. Los demás cabos cortos, al puerto, tensos, te condenan y al bambolear de las olas; las olas, les revientan. Soy yo... La perenne amarra. Que a la ausencia de todas te salva de las mareas; fiel en tormentas y tifones a naufragios y derivas, no te deja. Eres tu barca y yo... Luz de faro, que orienta tu navegar entre tinieblas cuando las luces de las lámparas ante la brisa, se hacen trémulas. Soy yo... El faro que en la lejanía no contemplas, que en tus días de sol radiante, olvidas y no recuerdas Soy yo... La Pesada ancla, ultimo auxilio al romper de las velas. Vuelve tus ojos a las hojas de tus bitácoras. Los muchos cabos reventados, Las muchas anclas a la mar perdidas, Las muchas lámparas que su luz desmayan, al arreciar tormentas, al caer los días. En esos días de tempestad arreciar de tinieblas, de brisas y de bravo mar Solo la arrumada ancla, el faro olvidado, y la colgante amarra; están a tu lado. Monterrey, 11 de Noviembre del año 2001 Destinatario Original- José A. Pulido* A mi salida del seminario, a los pocos días de llegar a los EU Inspirado por una mirada al mundo después de muchas, tantas, lunas de claustro. EPISTOLA AL LAGARTO (Una Lóbrega Misiva) *Lagarto: (apelativo) Aquí no todo se figura tan idílico como se esboza, apenas sobrevivo, sumergido en este exilio que refugia de afrontar realidad oscura que me acosa. A veces pienso consumar mi vida, en un salto, en una vertiginosa sensación de vacío, en una ultima caída, un tirar aguerrido de gatillo, la ultima mueca del barato artista. Quien posa su cuerpo y verbo a monedas míseras. Vivo a vastos y temerarios pasos, con el valor al que licor de las pasiones convida, pateando a la vida cuando ella en su intento seduce, a hundirse en ella en embestidas, a sus encantos de glandes, paladares y vaginas. La vida es una amante que besa, puñal escondido entre sus mangas, esperando inquieto a mi espalda, momento… de cerrados los ojos, de labios entreabiertos; para hundirse en un pinchazo soñoliento, de dormirse bajo tierra. El amor aquí es una ficción, una justificación de sexo, el enamorarse es un sueño. y temprano o tarde habrá que despertarse. Los lechos de las camas se ofrecen fríos, las sabanas húmedas en fluidos; así se adolece de hambre, se vive muerto. Y se torna fría la sangre. Un gemido abruptamente se silencia, y se pierde mientras vuela al aire, clama el precio de un cuerpo y seca los mares, saltan moribundos peces en montañas de sales. Las mentes duermen arrulladas en cantares, libros gritan, mudos, en alaridos desgarrantes; pantallas hipnotizan en ignorancia, y ríen en carcajada y estruendo de sus males. Las complexiones se posan vergonzosamente desnudas, bañadas en lujos y vanidades, envueltas en sedas que acarician en lujurias, desbordadas en alhajas de vulgo rebosante. Armas reclaman sangre, se yagan los cuerpos en enfermedades, uniformes son vestidos por cerdos que en cadáveres gustan de revolcarse, juventudes se atontan con música estridente gozosas de embriagarse en bares, pólenes anestesian conciencias por narices aspirantes. Así se estremece ciudad que muere, retante a limites, a zancadas de excesos, a abismo osa precipitarse. Servus In Corde Iesu. Legionari in eternum, David Orozco. Washington DC, 4 de Mayo del año 2002. CARTA A MANUELA A Diana "Manuela" Bisquerra Gil Querida Manuela: A las más tempranas horas, la luz de esta mañana me halló despierto, colmado de tus ganas, pensativamente tendido al suelo, boca arriba y mirando al techo; que se muestra monótono y pálido, y que en su palidez te intento ha dibujar, lo hago más interesante entonces, aunque aun no logro descifrar esa peculiar combinación de tus líneas que me fascina y me golpea, desde aquel primer día en que te vi. Aunque algo tarde me di cuenta y más tarde aún, en mi altivez soberbia, lo reconocí. Qué remota y loca se me hace la idea de amarte, tan familiar como ajena, acotando el estar separados por miles de crueles kilómetros, yo exiliado de tu tierra y tu prohibida de venir a esta y con ello a mí, es una condena de paciencia, pesada y férrea como una cadena que el destino nos forjó y nos obligó a vestir. En ciertas noches te estrecho tan cerca, con mis brazos colmados de fuerza, más de lo que pude en la única noche de nuestros abrazos, donde se vistieron nuestros cuerpos mutuamente en su desnudez, y que atesoro en la bóveda más segura de todo aquello recuerde y que recordare. A veces te pienso tanto que te desgasto, acabo por convertirte en arenas que se escurren de mis manos, te podría confesar ahora si te amo, aunque creo que lo sabes aun mejor de lo que lo podría yo escribir, guardo la convicción que un día abrirás de nuevo tu puerta y yo estaré de nuevo parado frente a ella y frente a ti, no importa cuantos años sucedan y no pido siquiera que aguardes, sé que dios me depara aquella enorme gracia de morir junto a ti, de gastar tantas noches enteras de privarnos el sueño y hacernos vivir. Otros días pasan tan sublimes que siquiera te advierto, creo que es oportuno confesar que la mano de otra mujer sujeto y que sí, en mi soledad comparto mi cama en su lecho, pero no mi corazón, o no al menos como lo hice contigo. Pero es la única forma de sobrevivir aquella enfermedad crónica de la que empecé adolecer el día en que te deje tras mi hombro, sin palabra de despedida, para venir hasta aquí. Cada carta que te empuño descubro cuán grande eres y que pequeño me haces. Mis letras enaltecidas se apocan tanto al no lograr conquistarte. No importa, hay que saber cuando se vence, cuando se es vencido y por ello perdonarse. Cuanto desearía que el tiempo me diera la gracia de dejar de quererte o tal vez consumar el imposible que se me hace olvidarte, de poder mirarte sin querer hacerte: hogar de mis besos o destino de mi cartas, mi océano, mi templo y mi morada, donde cada día navego, donde duermo cada noche y donde rezo, en las tardes más santas. Tuyo, David Ciudad de Fairfax, 27 de Junio del año 2002. CUANDO NO APARECES Los días en que no apareces son a veces... tan vagos y vacíos, carentes de tus risas y gracias, desbordantes de nostalgia, de horas pesadas y minutos lentos, escasos de aires, abundantes en sentimientos, de curso soñoliento y también alucinante, de agonías delirantes y tristes pensamientos. De puño inquieto, de ojos cerrados y de labios entreabiertos, de latidos de corazón y de pecho, de manos al rostro, de la luna colgarse, de pensarte... tal vez demasiado, de demasiado añorarte; de desearme a tu lado y a mi lado soñarte. Los días en que no apareces soy una imagen sin reflejo, soy un hombre al espejo, cansado de mirarse, que buscando y buscando no acaba de encontrase. En los días en que no apareces son arduos los silencios, vuelan estos, mudos por el aire, se tornan sordos mis oídos y me hacen recordarte, en las visiones de días más sencillos donde gastaba mis horas en mirarte. Los días en que no apareces me hacen amarte, sentir que te necesito, sentir que te quiero tanto o más que antes, sentir que sigues lejos como de estarlo jamás dejaste, sentir que eres un sueño y que debo despertarme. Arlington, 18 de abril del 2002 David J Orozco Lucani - Natural de Venezuela, formado bajo la instrucción Franciscana, inicia sus estudios de derecho en la Universidad Catolica Andres Bello- Caracas (1998) , la cual, abandona al ingresar a la vida religiosa como Novicio de la Legión de Cristo- Monterrey (2001), la que pasado un año, también abandona en el discernimiento de otra vocación. Actualmente reside en Virginia U.S. y cursa estudios en la Universidad George Mason. Poeta de oficio de instrucción informal, breve incursión en teatro y proyectos musicales lo han hecho acreedor de ciertos reconocimientos. Un naciente escritor a sus 21 años de edad. Arriba |